*DULCE*
El viaje había sido cansado, eterno y una completa porquería. No podía creer que terminamos rumbo a una casa en la playa del maldito Ruben. Sentía que cada parte de mi lo odiaba, sentía nauseas, al escucharlos divertirse en todo el maldito viaje.
No había un minuto en el que ellos no rieran o no bromearan, volteaba de manera disimulada, para encontrarme a Anahí con la cabeza recostada en las piernas de este idiota. Él le acariciaba el cabello mientras que ella jugaba con uno de los dedos del chico.
Me sentía morir a cada segundo, a cada minuto, ¿como iba a soportar está situación en estás semanas?. Mi corazón se rompía un poco más al escuchar como Anahí reía feliz en sus brazos. Mi rabia y mis celos me estaban ganando la partida.
Habíamos viajado durante toda la madrugada, Maite estaba dormida en los brazos de Poncho al igual que él, y Ucker se mantenía despierto jugando con su celular. Anahí y el imbécil ya se habían dormido mientras yo mordía mis labios para no llorar.
-Te duele, ¿no?- la voz de Ucker me hizo despertar de mis pensamientos.
-¿Qué?- sonreí ya que no había entendido lo que él había dicho.
-Que te duele, verla con él.
-Claro, que no- lo negué y lo miré- ¿Por qué me dolería?.
El comienza a reír y sacude mi cabello.
-Te conozco, Dul, llevó rato observándote y ni cuenta te das, por estar pendiente de lo que hace Anahí con Ruben.
Suspiré profundo y volví a negar con la cabeza.
-Dulce, todo esto en un principio me pareció horrible, una pesadilla, pero... durante el viaje en está camioneta me he tomado el tiempo para rectificar. Me duele en el alma no poder hacer que me ames... me a tocado perder, así que a pesar de que esa idiota me traicionó- sonríe y la señala- Es mi mejor amiga al igual que May, al igual que tú... y por eso me siento en la obligación de decirte que si no actúas, ese hombre con cara de galán de cine se quedará con Anahí, y te lo digo yo que no te puedo tener porque siempre hay alguien en el medio... cuándo reacciones puede ser demasiado tarde.
-¡Cállate!- alcé la voz comenzando a molestarme. Odiaba las palabras de Ucker, pero eran ciertas, odiaba encontrarme en este estado de mierda dónde realmente lo único que quiero hacer es sacar a Anahí de los brazos de ese tipo, y traerla a los míos, para que se quede aquí para siempre junto a mi.
-¡Hermoso!- gritó el chófer, los gritos de Chris también se hicieron presentes, así que me di cuenta que ya habíamos llegado al maldito lugar.
-¡RBD, hemos llegado, wuuuu!- Chris se volteo en su asiento para observarnos a todos, quiénes nos despabilabamos uno por uno.
-¿Ya llegamos?- una somnolienta pero hermosa Anahí había despertado, la miré y me encontré sonriendo como estúpida. Volteé a mirar a Ucker, quién me miraba como diciendo "se bien que la amas".
-Ya llegamos, guapa- le responde el idiota.
Chris, bajó del auto con sus malditos gritos que ya me estaban volviendo loca, después bajo May, Poncho, Ucker, Rubén, y seguido de esté Anahí, quién fue sujetada de la cintura por él y la bajo del auto elevándola.
Respiré he inhale tratando de contener mis ganas de llorar. Una lágrima salió de uno de mis ojos, la cuál seque de manera instantánea más que molesta.
Me puse de pie, cuándo asomé la cabeza afuera para salir, Ruben me extendió la mano para ayudarme pero lo ignoré, bajando de un salto.
Las estrellas, como todo el mundo sabe, emiten luz propia. Es una luz tan intensa que no puedes mirarla fijamente, es una luz que atraviesa la oscuridad y la destruye. Es una luz que enamora porque no depende de nada ni de nadie, porque es libre, porque es y será así esté donde esté. Pero tienen un problema se mantienen en combustión y se destruyen a si mismas, y aunque me gustaría pensar lo contrario lo único eterno es la oscuridad. Por eso son tan bellas, tan únicas, raras, frágiles, pero inolvidables.
A su al rededor encontraras los planetas, que necesitan de su luz para subsistir. Son incapaces de generarla por si mismos. Así que se aferran a la primera que les de algo de esa luz tan única.
Luego están los satélites, desechos de lo que algún día fueron, tan pequeños y desesperados que se llegan a aferrar a cuerpos sin luz. Y ahí se quedan atrapados en un ciclo creciente y menguante, condenados a que lo más memorable que les pueda ocurrir sea un eclipse.
Por último, se encuentran los agujeros negros, elementos peligrosos, que se alimentan de materia ajena. Cualquier materia les va bien, si alguna vez estás atrapado en uno de ellos puede ser tú final.
Sea como sea, yo no sé si soy estrella, planeta o agujero negro.
-Dulce, no seas grosera con Ruben- Maite me regañó negando con la cabeza.
No respondí a esto, sólo le sonreí y decidí alegrar mi día. Corrí hasta dónde estaba Chris y me le coloqué en la espalda para que me cargara.
Una vez nos instalamos en la enorme casa, nos vestimos con nuestra ropa de playa y nos fuimos a disfrutar del día.
Había un pequeño mini bar al aire libre, dónde nos servíamos cervezas cada tanto. Chris y May estaban en el mar. Poncho, estaba con su nuevo amor conversando, Rubén, mientras Anahí acomodaba las sillas plegables que se encontraban de bajo de una palmera gigante.
-¡Ruben, Poncho, están listas!- les grita ella, extendiendo una manta frente a las sillas, dónde tomó asiento sirviendo vino en una copa.
Me acerqué a pasos lentos y me senté en una de las sillas comenzando a beber mi cerveza.
-Dulce, ¿quieres platicar?- me pregunta Poncho ya que no lo habíamos hecho desde que terminamos.
-No- respondí completamente indiferente observando como Anahí y Ruben se miraban con complicidad, más las malditas sonrisas coquetas por parte de Anahí.
Ellos reían, sonreían, se acariciaban y todo frente a mis narices, ¿tan fácil se está olvidando de mi?. Una vez más me puse de pie molesta, me dirigí al mini bar y esta vez me serví vodka, llevé la bebida a mi boca y la trague de inmediato, fruncí el ceño por el sabor, pero me serví otro.
-Dulce, no vayas a quedar ebria- Ucker se acercó con una cerveza en su mano- Si quieres yo te puedo ayudar a que ella se ponga celosa, ya sabes tú y yo...
-¡No, Ucker!- le grité sintiendo un hueco en el corazón cuándo a lo lejos observe como se besaban como si fueran una pareja real- Sácame de aquí- le dije comenzando a llorar sin darme cuenta- No puedo verla con él, no lo soporto... me duele, Ucker.
-Y a mi me duele verte así por ella, si tú la hubieras elegido... no estaría en esté momento con él, si no contigo y Poncho y yo estaríamos maldiciendo en silencio.
-Tú razonamiento no me ayuda- le dije colocando mis manos en la cabeza, sin quitar mis ojos de ellos quienes no dejaban de besarse- Por favor, Ucker, sácame de aquí...
Estaba llorando, las lágrimas se escapaban de mis ojos, como una cascada, no podía parar de llorar. ¿Qué me estaba pasando?, nunca me había sentido como hoy, muriendo del dolor de ver a alguien que amas en los brazos de otra persona. Y no es hasta este momento en que me doy cuenta, y lo acepto con todas sus letras, "estoy jodidamente enamorada de Anahí", la amo tanto que estoy muriendo al sentirla perdida, lejos, al sentir que su corazón ya no es mío.
Ya no me volvería a sentir normal, ya que esta Dulce, ama con intensidad a una mujer que perdió toda la fe en mi. La antigua Dulce, ni siquiera se hubiera inmutado ante la escena, pero hoy siento que estoy derrumbandome, junto a los besos y caricias que ellos se dan.
La dejé ir por mi confusión, una parte de mi quiere caminar a ellos y alejar a Anahí de él, pero otra parte de mi o mejor dicho la mayoría, no quiere ir a buscarla, frenarla para que no siga con él y decirle que la amo. Esa parte de mi quiere quedarse aquí bebiendo. Me siento terrible, me siento triste. Ucker me abraza y hace que mi dolor crezca más,.
Las lágrimas quemaban en mi rostro y ya me costaba respirar. Sentía como mis ojos se hinchaban. ¡Maldita sea!, ¡¿por qué no puedo aceptar esto?!.
Me llevé ambas manos a mi rostro y comienzo a llorar más, cuándo Ucker se separó de mi. Un perfume familiar llega a mi nariz. Maite, estaba frente a mi acariciando mi cabeza, cuándo alzo la mirada, ahí la veo observándome.
-May...- sonreí asintiendo con la cabeza, dándole a entender que por fin comprendí que estoy perdidamente enamorada de, Anahí- ¿Sabes que haré?- Maite niega con la cabeza- Le pediré perdón a Poncho y me casaré con él.
-¡¿Qué?!- gritaron al unisono Ucker y Maite.
-Las dejaré a solas- dijo Ucker molesto y se fue maldiciendo.
-Dul, tú no lo amas a él, tú amas a Anahí.
-No...
-Aunque lo niegues, sabes la verdad... no lo puedes tapar.
-¿Estás de su lado?.
-Las apoyo a las dos, pero tú no estás feliz, ¿crees que me gusta verte así?.
-Seré feliz junto a Poncho- Maite hace una mueca y niega con la cabeza- Lo amaré como se merece. Anahí sólo ha sido un error en mi vida- en cuánto digo esto se que estoy mintiendo, pero estoy demasiado molesta, y triste.
-Dices eso porque estás enojada- quiero decir algo pero Maite me interrumpe- Sólo espero que no sea demasiado tarde.
-¿Demasiado tarde para que?.
-Para que vayas detrás de tú verdadera felicidad, el día que te des cuenta que junto a Poncho no está- suspira cerrando los ojos- Él tampoco merece que lo utilices, si necesitas algo estaré en la habitación que me asignaron, piensa lo que te dije.
Dicho esto Maite, se retira algo molesta conmigo.
Había decidido seguir el consejo de Maite, no volvería con Poncho, después de todo tiene razón no tengo porque hacerlo pagar algo que él no debe.
Había pasado durante la tarde en el mar con Ucker. Él me llevó a divertirme con las olas, para que no estuviera al pendiente de Anahí y de Ruben.
Había funcionado, pero cuándo anocheció y salimos del mar para entrar a la casa, lo primero que vi fue a Anahí, siendo sujetada por los brazos fuertes de este, quién la elevaba haciéndola reír.
Ucker, me observó y negué con la cabeza para que se tranquilizara. Pasé por un lado de ellos y decidí ir a la habitación que nos habían asignado a Maite, Anahí y a mi. Para mi desgracia me tocaba compartir la habitación con ella, digo si no es que se pasa las vacaciones durmiendo con él.
Una vez en la habitación relajé mi cuerpo, comenzando a llorar una vez más. Esto en vez de vacaciones, estaban siendo una tortura para mi y la peor de todas.
Me acerqué a la ventana y comencé a mirar el lugar, realmente era hermoso, y hubiera sido un lindo viaje a no ser por lo que estoy viviendo. De pronto unas manos en mi cintura me hacen salir de mis pensamientos. Me giré y era ella.
-Odio estar peleada contigo- me dice notando mis lágrimas- Dul- eleva una de sus manos a mi rostro y seca mis lágrimas. Al sentir su tacto cerré los ojos, convencida que no era Anahí, si no una imagen producto de mi imaginación- No llores, ¿sí?- sus ojos me miraban con tristeza. Sentía una enorme rabia de que me mirara así, cuándo hace un momento estaba con ese imbécil.
-¡¿Qué te importa si lloro o no?!.
*ANAHÍ*
-¡Estoy harta de pelear contigo, trato de acercarme a ti y tú lo único que haces es gritarme!- estaba molesta con ella. Cada átomo de mi cuerpo se debilito, y se quebró al enterarme de que ella estaba llorando por mi causa. Pero siendo sincera no pensé que en serio le importaría.
Maite, en silencio y cuidadosamente me dijo que dejará de besarme con Ruben por todas partes ya que Dulce, estaba mal por eso. Y justo por ese motivo vine a buscarla, por que la amo y ni Ruben por más que me guste, me hará sentir lo contrario, si ella me diera una sola oportunidad, eso me basta y me sobra para que seamos felices.
Al ver su rostro puedo comprobar que a estado llorando por horas, los ojos hinchados, rojos, eran señales de que estaba mal. Pero su orgullo el orgullo era más grande que ella, era una jodida experta ocultando sus emociones.
-Déjame sola- me dice y niego con la cabeza- ¡Lárgate con él!.
-No- respondí- Quiero escuchar lo que sientes por mi.
-¡No siento nada por ti!- me gritó empujándome un poco ya que la había sujetado de los brazos.
-¡Estás actuando como una adolescente!.
-Quiero que te vayas de aquí.
-No sin que me digas porque has estado llorando... dime lo que sientes por mi.
-¡Qué no siento nada!- me gritó está vez aún más fuerte que antes- ¡Déjame en paz!.
Quería averiguar si era cierto que no sentía nada por mi. Así que sin pensarlo dos veces, la tomé de los brazos y la pegué a mi comenzando a besarla a la fuerza, ya que ella daba resistencia, y me empujaba, junto a golpes en mis brazos que me hacían sonreír en medio de mi beso forzado.
-¡Suéltame, idiota!- me gritó saliendo de mi beso y golpeando mi mejilla. Llevé mi mano a dicha parte lastimada y sonreí. Masoquistamente la volví a besar de la misma manera, hasta que cedió a mis besos. Me tomó del rostro y comenzó a besarme con locura, así que empecé a soltarla de apoco, hasta que sólo la tenía abrazada.
-Te amo, Dul...- la besé una vez más sin esperar respuesta a cambio. Pero está vez ella me empujó a la cama, provocando que cayera acostada. Me levanté un poco recostando el peso de mi espalda en mis codos, hasta que ella se posó sobré mi besándome, acariciándome y adueñándose una vez más de mi.
Suspiré entre besos de deseo, jadeante por hacerla mía, nunca antes la había tenido así, o bueno sí, pero estaba ebria y no logro recordar nada. ¿Se pueden imaginar lo que estoy sintiendo al saberla tan mía?, después de años de estar amándola en silencio.
Dulce, se sentó en mi cintura, observándome por completo, acariciando con sus manos mis brazos hasta mi cuello y mejillas. Por mi parte levante mis manos y le quite la blusa dejándola solo con el sostén del bikini.
Sonreí ante la imagen y suspiré enamorada. Sin darme tiempo a más, ella llevó sus labios a mi cuello, probocandome una enorme satisfacción que me hizo gemir.
-Te amo...- y ahí estaba eso que tanto quería escuchar. Lo que tantas veces soñé, añore, estaba pasando justo ahora mismo. No entendía muy bien como se dieron las cosas pero lo único que sabía era que me amaba, o al menos lo está comenzando a hacer.
Mi felicidad por sus palabras fue tanta que la volteé quedando yo sobre ella, besándola y comenzando a hacerle el amor de a poco.
-¡Niñas!- Maite había entrado sin tocar. Habíamos olvidado por completo cerrar la puerta- ¡¿Qué carajo?!- gritó asustada.
Dulce y yo reaccionamos separándonos al instante. Yo miraba con los ojos abiertos a Maite, me encontraba muerta de la pena, ya que nos había encontrado en medio de una situación bastante embarazosa. Ya hasta le había quitado la parte de arriba del bikini a Dulce.
La observe y estaba roja como un tomate, tapándose con un almohadón. Maite nos miraba con la boca abierta y sin saber que decir.
Las tres estábamos en shock, no sabíamos como actuar.
-¡¿Qué son esos gritos?!- Ucker se escuchó junto a Poncho que decía, "sí... ¿qué son esos gritos?".
-¡Chicos, no entren!- Maite cerró la puerta y giró el seguro- ¡Maldición!, ¿no pudieron cerrar la puerta?.
De pronto ella comenzó a reír a carcajadas al igual que Dulce y yo. Las tres estábamos desmorecidas de la risa.
-Any, te dije que a platicar, pero bueno ya veo la manera en la que ustedes se entienden- frunce el ceño.
-Anda, May... veté, ya casí salimos, debo hablar con Dulce, y no será en la cama.
-Creo que sí, debemos hablar... gracias May- le dijo Dulce, sonriendo.