14- Entré la espada y la pared

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A pesar de lo fastidioso y doloroso que había resultado todo el maldito día, a pesar de pasar viendo como se besaban en mis narices. Acepté hablar con ella, incluso cedí a sus besos a tal punto de casi acostarme con ella de nuevo, claro si Maite no hubiera interrumpido.

Esa mirada tan intensa que tiene Anahí, me está analizando en estos momentos. Se encuentra sentada a mi lado, esperando una respuesta de mi parte.

-Jamás, créeme que jamás pensé que tú podrías corresponder a mis sentimientos.

-Any, todo sucedió muy rápido- tomé su mano tratando que me comprendiera- Yo tenía una relación de años con Poncho, nunca me había abierto sentimentalmente con nadie más, para mi es choqueante, esto... osea, tú y May son mis mejores amigas, nunca te había visto de esta manera y ....

-Dul, no necesito que me digas eso, sólo quiero saber....

La miré de mala manera y negué con la cabeza

-Ya comencé a hablar, querías que me sincerara y eso estoy haciendo, ¿de acuerdo?- ella sonrío y asintió- El caso es que con un sólo beso me dejaste ver en ti a la mujer más hermosa de todas, con una caricia hiciste que creciera en mi el sentimiento más intenso... el más inigualable, para cuándo estábamos en aquel antro bailando yo ya estaba perdida- reí y ella también- Cuándo llegamos a casa, y me dijiste que me amabas, no hice más que sentir cientos de mariposas, y entregarme a ti como nunca antes... no lo había querido aceptar, porque no sé, quizás por miedo al rechazo, al ser juzgada, pero hoy al verte con ese idiota, no hice más que comprender que te amo, que me enamoré de ti, ¡me tienes en tus manos!.

Una vez había terminado de hablar y de sincerarme con Anahí, esta estaba completamente bañada en lágrimas. Tenía una mano secando sus lágrimas, mientras que con la otra me acariciaba a mi.

Me encontraba paralizada ante mis sentimientos, ante sus lágrimas y su forma de mirarme, debo decir que nunca antes me había mirando con tanto amor. Quizás ahora no tenga más nada que ocultar, y pueda demostrar cada uno de sus sentimientos por mi.

-Conozcamonos- le dije mientras la miraba a los ojos.

-¿Conozcamonos?- ella sonríe y toma mis manos- Ya nos conocemos, Dulce.

Sonreí y suspiré a la vez que acariciaba sus manos en las mías.

-Any, pero no te conozco en lo sentimental, osea me refiero a que sí, es cierto ya te conozco, pero como amiga, hermana, confidente... pero en el punto de una relación del estilo que sea, no te conozco aún...

-Entiendo, osea, ¿quieres que nos conozcamos así?- la sonrisa en el rostro de Anahí se iluminó como hace tiempo no lo hacía. No sabía cuánto iba a durar esto, pero en definitiva prefiero arriesgarme que entregársela a ese en bandeja de plata.

-Sí, así- reí un poco y ella se tornó roja, causando ternura en mi.

Se le notaba a leguas que no podía creerse lo que estaba pasando, sonreía y negaba con la cabeza mirando hacía los lados, quizás intimidada. Yo simplemente la miraba asintiendo y riendo un poco a causa de su reacción de incredulidad.

Entonces hice algo para impresionarla el doble. Me levante de la cama sonriendo, caminé hasta la puerta de la salida de la habitación y comencé a gritar como una loca.

-¡Maiteee!, ¡Chris!- grité una y otra vez sin tener resultados.

-¿Estás loca, Dul?- me preguntó ella burlándose de mi.

Una vez más comencé a lanzar gritos por todo el pasillo desde la puerta, hasta que una muy asustada Maite apareció junto a mí, con un muy sonriente Chris a su lado.

RBD... Una nueva historia de amor.Where stories live. Discover now