El secreto de la Chica Pente...

بواسطة Lulu_2017

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MDUP #2 [Sin editar] [Sin corregir] será editada y corregida solamente a el final de la obra. Si vas a decir... المزيد

Introducíon.
Dedicatoria.
Prólogo
Capitulo 1.| Ceo White.
Capítulo 2. | ¿Señorita violenta? o ¿señorita desequilibrada?
Capitulo 3. | Miranda Wang.
Capitulo 4. |Comportamiento y excusas aceptadas.
Capitulo 5 | No anules las reuniones.
Capítulo 5.1 | todas tus verdades, para mi fueron mentiras.
Capitulo 6.| Proyecto 2.0
Capítulo 7. | Un completo caos mental.
Capitulo 7.1 | Luna blanca pintada de algodón.
Capitulo 8.| Carlos, no te enamores.
Capitulo 9. | Japón + dos mujeres en problemas.
Capitulo 10. | Una situación poco coherente.
Capitulo 11.1 | Si Dios no me salva ¿quien lo hará?
Capitulo 12. | Me cansé, voy a dejar de esperar.
Capitulo 13.| Ternura Extrema parte 1.

Capitulo 11| creo que deseo protegerla.

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بواسطة Lulu_2017

La puerta de mi cuarto es abierta y dos manos acarician mi cabello.

Muevo mi cabeza, para que la sensación de fastidio desaparezca, estoy cansado y si fuese por mí no iría a la empresa hoy.

No llevo mucho que me acosté a dormir, pase grande parte de la noche trazando lienzos y detalles faciales en una hoja, Miranda a comenzado a atormentar mis pensamientos y su grande parecido con Ky, me atormenta.

—despierta Carlos.—una vocecita muy dulce resuena en mis oídos, sus manos trazan caricias en mi cabello que me parecen tan desconocidas pero al mismo tiempo placenteras.

No deseo que se detenga, mantengo mis ojos cerrados, aún estoy cansado y no se diferencia la realidad de lo ficticio. Pero no me importa siempre y cuando pueda sentir esa fragancia a caramelo a mi lado.

—levántate.— el peso de alguien cae a mi lado, el perfume a caramelo resalta con fervor.

Entre abro uno de mis ojos, solo para cerrarlos rápidamente, el sol está demasiado fuerte.

—no quiero.—murmuró con mi voz ronca por la falta de sueño.

Ríe para luego sentir sus dedos trazan caricias en mi nariz, luego se deslizan por mis cejas y por último en mis pestañas.

—tienes las pestañas tan largas.—susurra muy cerca de mi rostro, sé que es un sueño, pero Dios no quiero despertar nunca de el.—te extrañé.

Mi mano toma vida propia y rápidamente se enrosca en su cintura. Trazó pequeñas caricias, abriendo lentamente mis ojos.

Acuno con mis manos su rostro, es tan delgado comparado a mis recuerdos, su mirada brilla y una pequeña sonrisa de superioridad  aparece en sus labios. Su mano cubre la mía y caricias dulces son dejadas en ella.

—¿me extrañasteis?.—susurra esa niña que ha comenzado a invitar poco a poco mi mente.

Deslizó mi dedo por su labio inferior.

—te extrañe Miranda, lo hice.

Mi cuerpo es sacudido con violencia antes de que pueda darme cuenta mis ojos están grandemente abiertos y todo rastro de sueño a desaparecido por completo de mi rostro.

—¿que fue eso?.—murmuró tocando mi frente aturdido y desorientado.—¿ahora también me acosas en mis sueños?.—gruño malhumorado.

Suelto un bostezo dejando caer mi espalda sobre la cama. Quizás Adiel tenga razón y yo actúe de manera diferente con Miranda, ya que ella tiene ese leve parecido con ky. Algo no está bien conmigo.

Apoyo mi brazo en mi rostro.

—por favor vuelve, fue absurdo de mi parte decirte eso.—murmuró a la nada e inevitablemente mis ojos se van llenando de lagrima.—te quiero. Te lo suplico amor regresa, reviens a moi, por favor.—cubro mi rostro con la manta.—soy una pieza incompleta sin ti. Prometo remendar mis errores.

No puedo dejar de pensar en la manera tosca y dolorosa como todo termino, fui cruel use palabras con la intención de herirla. Y lo hice; lo hice tan cruelmente que se que muy en el fondo a quien más le duele es a mi.

Me levanto de la cama y automáticamente mis rodillas tocan la dulce alfombra negra que decora mi cuarto.

Junto mis manos y me dispongo a presentarle el dia a Dios, y de paso también mis sentimientos confusos, que solo hacen que deseé desaparecer de la faz de la tierra. No entiendo en qué momento comenzó este desespero por proteger a Miranda, no es como si nos hubiésemos hecho amigos.

Pero desde Japón, supe que las cosas cambiarían para ambos, me comporté con ella, de la misma manera como lo hacía con Ky.

Sacudo mi cabeza, no debo pensar en esas cosas. Debo concentrarme y ocupar mi espíritu en mejores situaciones.

Un suspiro brota de mi boca antes de que comience a hablar.

—buenos días señor, hoy vengo hablarte...

***

Andreina 10:30 AM.

¿Late de manzanillas o café?.

Dejó caer mi mano sobre mi celular que vibra con fuerza. El mensaje de  Andrea resalta con fuerza. Una pequeña sonrisa se dibuja en mi rostro.

Carlos White 10:31 AM.

El café de la cafetería no es tan malo, déjame terminar algo aquí y vamos juntos.

Froto mi frente, trazando algunos diseños en mi tableta de trabajo.
Aunque soy el Ceo de la empresa, siempre saco un poco de tiempo para hacer algunos modelos, y llevo tiempo trabajando con este.

Es un vestido de matrimonio, llevo más de ocho años trabajando en el y espero que cuando todo esté terminado la persona que lo reciba este feliz.

Termino de trazar algunos adornos sutiles en el vestido y luego lo observó. Es espléndido, tiene mangas muy cortas  en encaje. Es ceñido en la cintura y su corte sirena lo hace lucir sexy pero refinado.

Elevó mis gafas, observó cada detalle en el dibujo. Este vestido luciría tan perfectamente en ella, es como si mi cerebro la hubiese dibujado aquí.

Apoyo mis manos sobre la tableta.

—Algún día cuando el tiempo sea bueno, espero poder verte con este vestido.—murmuró cerrando mis ojos fuertemente, un suspiro brota de mi boca.—regresa antes de que amarte se vuelva difícil.

Me pongo de pie, tomó mi celular y me dispongo a salir. Ina está recostada sobre su escritorio, ella está luciendo muy formal  está usando uno de mis modelos, uno que hice especialmente para ella. Es un sastre de color crema, con bordaras en encaje blanco, se amoldes a la perfección con su silueta, me sorprende ver que soy incapaz de quitar mi vista de ella.

Carraspeo y ella se sonroja.

—hoy te ves más bonita que antes Ina.—le sonrió, ella abanica su sonrojado rostro.—espero algún día, cuando el destino lo deseé encuentres un buen chico que te ame como eres.

Ella esboza una sonrisa incómoda.

—no creo en el destino.—responde en un tono firmé.

Pasó mi mano por sus hombros.

—yo tampoco.

Comenzamos a caminar hacia el elevador.

—¿entonces en qué crees?.

Presionó el botón para ir a la planta baja.

La observo.

—creo en la voluntad de Dios, es la única que es segura y nunca se equivoca.—le sonrió mostrándole todos mis bonitos dientes.—siempre he esperado en ella y espero que nunca se aparte de mi.

Pasa su mano por su camisa crema. Luego acomoda su cabello tras su oreja.

—algún día, espero probar de la voluntad de Dios.—dice sonriente, escuchamos el sonido que indica que hemos llegado a la planta baja.

Salimos de la caja metálica y comenzamos a caminar.

—una vez que comienzas a probar la gracia y misericordia de Dios, te es imposible regresar atrás. Sus bendiciones nunca traen tristeza.—comentó mientras vamos saludando y adentrándonos a la cafetería del establecimiento.—siempre le seré agradecido.

—es bueno saber eso señor.—comenta, suelta un suspiro tomando su tableta.—no quería tocar el tema aún pero debo hacerlo.

—¿cuál tema?.

Humedece sus labios, teclea su código sobre la tableta.—algunas empresas quitaron su apoyó.—chasqueo mi lengua y ella alza sus hombros.—perdimos el contrato para la temporada festival con la empresa Ospil Osmel CO. Ellos encontraron alguien que pudiera completar el concepto y los bocetos como ellos lo deseaba.

Alzó mis hombros, no era como si el concepto "lunas rojas" fuese mi favorito, di mi opinión en una junta y fui claro con ellos, soy capaz de doblarme a ciertas reglas pero siempre y cuando respeten mi trabajo como diseñador, quizás esté en la cabeza de esta empresa. Pero sigo siendo el mismo lunático que ama perderse en los dibujos.

Andreina continúa hablando, la escucho pero muy poco. Realmente no me interesa saber que perdimos dos contractos, lo importante para mí en este momento, es el lugar donde se dirigen mis ojos.

El silencio en el cual se sume la cafetería es aterradora, nadie hasta ahora me ha remarcado ya que todos están expectante a la escena.

Apoyo mi mano sobre el hombro de  Andreina para que deje de hablar de temas innecesarios.

A unos cuantos metros de nosotros, se encuentra Miranda su ropa está llena de comida y sopa es vertida sobre ella, no entiendo qué está pasando pero todos están de espectadores y nadie interviene.

—me debes respeto, eres solo una empleada más aquí.—escucho de repente a uno de los jefes de secciones del departamento de costureros. A el caso no lo conozco pero luce molesto.—si estás trabajando aquí es porque yo lo decidí, no creas que tu talento es perfecto, no eres nadie sin mi recomendación.

Nuevamente el vierte líquido pegajoso sobre ella, nadie dice nada. Ni menos Miranda. No entiendo que está pasando, ni porque la necesidad de humillarla delante de todo el mundo, entonces algo dentro de mí se detona y me siento más molesto que nunca.

Me adentro entre la multitud dando pequeños aplausos llamando la tensión de todos, Miranda mantiene su cabeza baja y aprieta con fuerza los bordes de su camisa.

—¿disfrutando del espectáculo?.—comentó firme, y me sorprende ver cómo todos jadean diciendo palabras de sorpresa.

Will aquel chico que lanzó sopa sobre Miranda me observa confuso. Yo nunca vengo aquí, siempre permanezco en mi oficina y casi no pasó tiempo con los demás empleados ya que no tengo tiempo.

—¿presidente White?.—comenta nervioso.—¿que hace aquí..?.

Ignoro por completo su pregunta. Extiendo mi mano hacia Miranda y ella rápidamente alza sus ojos encontrándose con mi mano extendida y mis ojos cargados de enojo.  Nadie tiene el derecho de ser humillado así.

Toda mi atención está centrada en ella.

—vamos señorita Wang, creo que merece un poco de descanso.—ahora mis ojos están centrados en Will, quien luce nervioso.—usted y yo arreglaremos este asunto más tarde.

Quito mi saco y lo paso por los hombros de Miranda cubriéndola lo más que puedo, su cabello huele a rancio ya que el idiota vertió bastante líquido sobre su cabeza.

Tomó su muñeca obligándola a ponerse sobre sus pies, ella parece sorprendía.  Y realmente no me importa que todos me miren atónitos, ya que rápidamente mis dedos se mueven entrelazando los suyos.

Y sus dedos se aferran a los míos con nerviosismo, y me sorprende querer protegerla más de lo que puedo protegerme a mí mismo.

La observo unos segundos más antes de decir:

—vamos, un cambio de ropa ahora no estaría mal.

No dice nada y se limita a seguirme, bajo la atenta mirada de todos en la cafetería.

***

—yo estoy acostumbra a esto, señor White no tenía porque intervenir.

Ruedo mis ojos, entregándole una de mis camisas, ella frunce el ceño pero aún así la toma. Agradezco el consejo que siempre Wynn me a dado para que mantenga ropa en mis cajones.

—¿acostumbrada a ser humillada?.—una risa carente de humor brota de mi boca.—la chica que estaba hay sentada escuchando insultos y siendo humillada, no se parece para nada a la chica de hace tres meses, aquella que golpeó mi cuerpo y también me abofeteó.

Ella balbucea antes de que sus mejillas se tornen completamente rojas. Río para luego tomar una toalla y ayudarla a secar su cabello, su cuerpo se tensa y deja de balbucea.

El simple gesto me hace recordar a Ky. Mis manos inconscientemente comienza a temblar y mi respiración se vuelve irregular.

—yo puedo hacerlo.—murmura tímidamente y extrañamente  voz hace que me sienta más tranquilo.—yo puedo hacerlo sola señor.

—está bien.—susurró muy bajito. Alejándome completamente de ella.

Estamos en mi oficina.
En el octavo piso para ser exacto. Le pedí el favor a mi secretaria que le comprara algo de ropa, creo que se venía muy mal que ella saliera de aquí vestida con algo mío.

Un carraspeo me hace salir de mis pensamientos.

Miranda está delante de mi extendiéndome la toalla. Su mirada está cargada de gratitud, me recuerda tanto a ese momento cuando Ky me pido que le secara el cabello. Sacudo mi cabeza alejando de mi mente ese recuerdo, pero no puedo. Cuando cierro y vuelvo abrir mis ojos, quien está delante de mi no es Miranda.  Si no mi princesa y todo espasmo de ansiedad se aleja de mi cuerpo y no soy consciente de nada, mi boca se abre y palabras que son destinada a ser dichas brotan de mi  garganta.

—perdóname.—digo sumido en el encanto de su mirada, esos ojos verdosos que amo como loco, me observa. Sacudo mi cabeza pero aún así ella sigue ahí.—te extrañe.

Mi labio tiembla y trato de retomar control de mi, sacudo mi cabeza varías veces, tantas que creo que mi cuello se romperá. Pero aún así sigo viendo Ky. A esa niña que no me deja respirar.

Que no me deja ir más allá. Que se  introdujo en mi corazón, vida y mente con fuerza. Unas manos son depositadas en mis hombros y me sacuden con fuerza.

Mi mirada  por fin se enfoca en el rostro que está delante de mi y una punzada de decepción me invade cuando notó que es Miranda, no se desde cuando estas emociones se han vuelto tan fuerte.

—¿está bien señor?.—pregunta sorprendida, y preocupada.

Y no se que pasa por mi cabeza, pero tiro de su cuerpo  haciendo que este choque contra mi, rápidamente  pasó mis brazos por su cintura. Ella se tensa pero no me importa. Ella me confunde, Ky me atormenta y no sé cómo salir de aquí, de todos estos sentimientos confusos y este deseo por mantener a está chica cerca de mi.

Ella se debate contra mi, para que la deje ir. Apoyo mi barbilla sobre el hueco de su cuello.

—solo por unos segundo.—suspiro cerrando mis ojos.—sólo quédate ahí, yo lo necesito.

Murmuró precavido, su cuerpo deja de moverse. Sus brazos caen a su costado. Su respiración es más calmada y la mía también. No sé cuántos segundos o minutos permanecemos así, antes de que me de cuenta, su mano acaricia mi espalda con calma.

—voy a permanecer así, hasta que usted considere que es necesario dejarme ir.— susurra incómoda.

Y me sorprende sentir en mi pecho esa tranquilidad que solo sentía cuando Ky me abrazaba.

Un pequeño suspiro brota de mi y mis manos dejan ir su cuerpo.

—gracias y lo siento.—digo alejándome de ella, esbozó una sonrisa extraña.—perdón por invadir tu espacio personal.

Pasa sus manos por su cabello.

—no se realmente porque usted se está comportando conmigo así.—dice de repente muy incomoda.—pero me hace sentir extraña señor, no me gusta ese trato que usted tiene hacia mi.

Abro mi boca para aclarar las cosas, pero rápidamente la cierro ya que Andreina entra con las bolsas en sus manos. Miranda me regala una mirada, para luego pedirle a mi secretaria que la acompañe.

Cuando ambas salen, apoyo mis manos sobre mi escritorio soltando un fuerte suspiro que resuena por toda  la oficina.

—me voy a volver loco.—murmuró frotando mi frente.—Dios que  me salvé, me estoy enloqueciendo con todos estos sentimientos extraño.

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