Salí del elevador y observé la puerta de la habitación que estaba entreabierta, sólo habían dos puertas en el pasillo, lo cuál me hizo imaginar el tamaño de las habitaciones.
Intentaba encontrar la forma de poder escapar, mi mente buscaba cualquier posible opción, no podría bajar por el elevador ya que seguro abajo habría guardias de Jason e intentar pedir ayuda a quien estuviese en la habitación continua a la nuestra sería inútil gracias a la gran barrera del idioma.
Mi mente decía "corre", pero mi cuerpo estaba reaccionando a la posible idea de tener sexo con Jason, la combinación de ambas me hizo reaccionar de la forma más estúpida, quedarme parada en shock temblando como un pequeño animal indefenso frente a la puerta de la habitación.
-¿Entras o follamos en el pasillo?-Se recargó en el marco de la puerta con los brazos cruzados y observé cómo toda la ropa que cubría la parte superior de su cuerpo había desaparecido.
Inconscientemente dirigí mi mirada a la puerta continúa pensando en que si gritaba tal vez alguien me notaría, podría escapar y ayudar a mis padres a salir bien librados de todo esto.
-Ni siquiera lo pienses.-Dijo como si estuviera leyendo mi mente.-He alquilado ambas habitaciones para que nadie nos interrumpa.-Se acercó peligrosamente a mí haciéndome retroceder y dejándome acorralada entre él y la pared.-Grita todo lo que quieras, nadie podrá escucharte.-Susurró en mi oído y me estremecí.
-Estoy cansada, quiero dormir.-Logré articular con la voz temblorosa.
-Oh, ¿Realmente estás cansada?-Recargó su cuerpo contra el mío y sentí como su miembro estaba duro contra mi vientre.-Pero si duermes, ¿Quién me ayudara a bajar esto?-Colocó mi mano sobre el bulto que sobresalía de su pantalón y suspiré pesadamente, odiaba la influencia que tenía sobre mí.
-Tienes dos manos McCann.-Lo observé directo a los ojos, intentando no caer ante sus encantos y fingiendo que la situación no me parecía caliente en absoluto.
-Pero, ¿Para que quiero mis manos si puedo tener tu caliente y dulce boca dándome placer? Además, jamás me la has chupado.-Me enrojecí completamente y una sonrisa torcida iluminó su rostro.
Sólo una vez había echo un oral, el chico fue muy brusco y terminé con la quijada lastimada y completamente asqueada, desde ese día evitaba a toda costa tener que complacer a alguien de esa manera.
-No lo haré.-Lo reté con la mirada.
Jaló mi cabello fuertemente y grité de dolor, se alejó un poco de la pared e hizo presión sobre mis hombros para que mis piernas cedieran y quedara arrodillada frente a él.
Lo observé desde mi nueva posición y parecía imponente, guapísimo, un maldito dios griego parado frente a mí por una gran erección escondida bajo su pantalón.
-No te preocupes, te guiaré para que lo hagas bien.-Paso su lengua por el labio inferior y me estremecí.
-Sé hacerlo McCann, no eres el primero.-Sonreí maliciosamente y observé su mueca de desagrado.
-Solo lo has hecho una vez y me encargué de que el imbécil que disfrutó de tu dulce boca no te volviera a buscar.-Me quedé sin palabras y Jason comenzó a reír de repente.
Aprovechó que estaba distraída y me cargó en sus brazos para que entráramos a la habitación.
-Me encantas.-Mordió el lóbulo de mi oreja y gire los ojos, típicas palabras de un chico que te quiere follar.
Teníamos una espectacular vista a la Plaza Roja desde la habitación, Jason me bajó de sus brazos y me quedé paralizada observando la maravilla frente a mí, sostuvo mi cintura fuertemente y por un momento pude olvidar todo.
Había leído muchas veces acerca de la Plaza Roja, pero mi inexplicable temor a Rusia me había hecho olvidarme completamente de la posibilidad de visitarla.
-Impresionante, ¿Cierto?-Dijo Jason y regrese a la realidad.
Volteó mi cuerpo para que quedara frente a él y me besó delicadamente, levantó un poco mi blusa y acarició mi cintura mientras sentía la presión de su cuerpo sobre mí.
-Arrodíllate.-Mordió mi labio ligeramente y lo observé directamente a los ojos.
-No me obligues a hacerlo.-Supliqué, pero su rostro inexpresivo me respondió, no me libraría de esto.
Me arrodillé frente a él y una sonrisa torcida iluminó su rostro, era demasiado atractivo y podría estar en la portada de cualquier revista si eso quisiera.
Con el pulso tembloroso desabroché su pantalón, me sentía intimidada por él y porque me sentía observada, estábamos frente a las grandes ventanas de la habitación y sólo un pequeño balcón nos separaba de la vista de cualquier persona que se encontrara en la Plaza Roja, aunque estábamos a una buena altura cualquier con buena visión podría descubrirnos.
Intenté levantarme pero Jason me detuvo y negó con la cabeza, él quería esto.
Bajé su pantalón y observé su gran erección a través de sus bóxers, me estremecí y comencé a recordar todo lo que había leído o visto acerca de cómo hacer un "blowjob".
Jamás metas los dientes.
Comienza lamiendo la punta.
No soples.
Usa la boca y las manos.
Me armé de valor y bajé sus bóxers, su miembro salió disparado y comencé a temblar aún más, estaba asustada y nerviosa, ¿Si lo arruinaba? Seguro me golpearía.
-Tómalo delicadamente con las manos y comienza a masturbarme.-Dijo con la voz ronca y asentí.
Lo obedecí y comencé a subir y bajar mis manos por toda su longitud, mi respiración comenzó a ser irregular y escuché como Jason gemía en voz baja.
Sin esperar sus órdenes, metí su miembro en mi boca y al sacarlo rocé la lengua lentamente con la punta, las venas se marcaban notablemente y al observar la cara de McCann noté como apretaba la mandíbula y estaba completamente rojo, se veía malditamente caliente.
Metí lo más que pude de su pene en mi boca y comencé a meterlo y sacarlo procurando hacer succión sin que mis dientes lo tocaran.
Sentí las manos de Jason en mi cabeza y comenzó a follarme por la boca, él controlaba los movimientos y yo sólo intentaba no dar arcadas, era grande y al empujar su miembro casi hasta mi garganta me hacía sentir que me ahogaba.
Ya que no podía meterlo todo en mi boca, el resto comencé a masajearlo con mis manos y creo que lo estaba haciendo bien porque Jason comenzó a gemir fuertemente.
Algunas lagrimas cayeron por mis mejillas por la fuerza que estaba aplicando y el dolor de mi mandíbula.
-¡Joder!-Gritó fuertemente.
Lo observé con los ojos llenos de lágrimas y su expresión hizo que una punzada recorriera mi entrepierna, las venas en su abdomen y cuello estaban más marcadas que nunca, sus abdominales brillando por el sudor, tenía el ceño fruncido y su labio estaba siendo torturado por sus dientes, era incluso mejor que la vista a la Plaza Roja.
Lo saqué un poco y di algunos besos por toda su longitud, después chupe un poco la punta y masajee sus testiculos, ver porno me había servido.
-Puta mierda.-Gimió y me sentí por un momento con el poder sobre él, aunque sabía que la única controlada era yo.
Comencé a meterlo y sacarlo rápidamente, empujó mi cabeza y jaló fuertemente mi cabello, gemí de dolor y Jason gimió de placer al sentir la vibración de mis gemidos por su cuerpo.
Sentí como se endureció aún más y se corrió haciendo que me tragara casi todo, un poco de su semen se desbordó de mi boca y al sacarlo un poco más cayó en mis pechos.
Me dolían las rodillas, la quijada, el orgullo y a pesar de todo me sentía caliente.
Me levantó del suelo, me aventó contra la cama y comenzó a rasgar mi ropa como si fuera un maldito animal.
-Yo me la quito.-Fue todo lo que pude decir cuando llegó a la ropa interior, no necesitaba que me lastimara más.
Asintió y me observo mientras me deshacía de las bragas y el sostén.
Se colocó lentamente sobre mí y sentí su miembro que estaba sorprendentemente duro de nuevo.
-No me cansaré de hacerte mía.-Gimió mientras besaba mis pezones y cerré los ojos fuertemente al sentir mi feminidad húmeda.
Comenzó a penetrarme lentamente y un sentimiento de tristeza me invadió completamente, ¿Realmente era tan frágil?
Tal vez McCann tenía razón siempre que me insultaba, era una puta, no valía nada, estaba aquí sólo porque él lo quería y en cualquier momento podría matarme, no sólo a mí... también a mis padres.
Comencé a llorar sin poder controlarme y Jason paró con las embestidas, salió de mí y tan solo se quedó callado.
Odiaba la forma en que podía controlarme tan fácilmente, me odiaba a mí misma por ser tan jodidamente débil y odiaba estar en esta situación.
-Duerme, comenzaremos el día en un par de horas.-Habló Jason y cubrió mi cuerpo con la sabana de la cama.
Y pensar que eso tan solo era el inicio...
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