Carpe Diem [Saga Carpe Diem 1...

By StrellaAlfa

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Samantha no es como todas las chicas. No es tímida, ni insegura, mucho menos ingenua o inmadura. No. Samanth... More

PRÓLOGO.
1. Aunque no quieras.
2. Ojos turquesa.
3. La Corona.
4. El mismo sitio.
5. Ganador.
6. Derek.
7. Advertencias en cerebros imbéciles.
8. Oportunidades que no se pueden desaprovechar.
9. La intimidación.
10. Desastre líquido.
11. Con la guardia baja.
12. La fiesta.
13. Provocando al diablo.
14. En italiano.
15. Juguemos un juego.
17. Identicos.
18. Dulces sueños.
19. Camila.
20. Secretos no tan Secretos.
21. Tratos.
22.
23. El Diablo también puede ser amable.
24. Cuando todo comenzó a salirse de sus manos.
25. Decisiones para después.
26. ¿El quién?
27. Más daño del esperado.
28. Pequeños errores que pueden costar demasiado.

16. Con el culo helado.

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By StrellaAlfa





Observo todo lo que me rodea tratando de tranquilizarme para que mi respiración vuelva a la normalidad, al mismo tiempo que trato de contener las lágrimas que comienzan a escocer en mis ojos. Otra vez, Otro sueño. Otra pesadilla. Otro recuerdo.

—¿Estás bien?

La vos de Derek me regresa a la realidad.

—¿Qué haces aquí? —le pregunto bruscamente.

—Bajé por algo de beber cuando te escuché gritar.

—¿Gritar?

—Sí —avanza un paso lentamente—. Estabas gritando... mientras dormías.

—¿Y cómo entraste?

—Solo abrí la puerta, no tenía seguro.

Algo malo pasa. Puedo sentir como los muros que me he empeñado en levantar y que tanto trabajo me ha costado sostener bien arriba comienzan a desmoronarse al mismo tiempo que el rastro de una lagrima amenaza con escapar y rodar solitaria para delatar que no soy tan fuerte como siempre digo ser. Tratando de no entrar en pánico arrojo las cobijas a un lado importándome una completa mierda que solo lleve la ropa interior y que Derek esté aquí de pie mirándome, que vea mi cuerpo es lo que menos me importa ahora, lo único que me interesa es salir de aquí antes de que me vea llorando. Eso sí que no lo soportaría... ni lo permitiría.

>>¿Pero qué haces?

Pregunta cuando comienzo a reunir mi ropa.

—¿No es obvio?

—Oye —se acerca y me toma por el brazo, deteniéndome—. Aguarda un poco, ¿por qué quieres irte?

Miro su mano alrededor de mi brazo esperando que mi cuerpo reaccione, porque siempre es aún peor después de una pesadilla, pero igual que siempre, no ocurre nada.

—¿Por qué no sucede contigo?

—¿Qué?

Niego con la cabeza intentando despejar la bruma de mi mente.

—Nada —me suelto de su agarre—. Solo no quiero estar aquí.

—Samantha, son las dos de la mañana, tan solo has dormido dos horas y también has estado bebiendo, no puedes marcharte así.

—No me hables como mi padre. He conducido estando en condiciones peores que esta —me siento en la cama y comienzo a enfundarme en mis vaqueros.

—Que estupidez. ¿Por qué estás actuando así? Solo fue un mal sueño.

Levanto la cabeza de golpe y lo miro ofendida.

—Disculpa, pero no sabes lo que he soñado, así que no quieras hacer parecer que me estoy victimizando —me levanto de la cama y me cierro los pantalones, después me pongo los botines y cojo la cazadora.

Avanzo hacia la puerta, pero Derek me cierra el paso.

>>Quítate —siseo.

—No. No voy a dejar que salgas en este estado. Estás más que alterada y eso nunca es bueno. Vale tienes razón, no sé qué es lo que has soñado, pero creo que puedo darme una idea —mi cuerpo se tensa en acción refleja s sus palabras—, y tuvo que haber sido realmente malo como para hacer que despertaras gritando —me escruta con la mirada—. ¿Quieres que lo hablemos?

No me esperaba eso. Pero su propuesta ayuda a que uno de los muros que se había venido abajo vuelva a levantarse.

—No necesito tu lastima —trato de pasar por su lado, pero él vuelve a cerrarme el paso—. Derek, quítate.

—No es lastima, y de verdad me ofende que creas que yo podría sentir lastima por ti.

—Pues lastima es justo lo que estoy viendo en tu mirada.

—No es lastima, se llama preocupación.

Mierda. Eso es peor.

—Pues tampoco necesito que te preocupes por mí.

—Es increíble lo estúpida que puedes llegar a ser.

—¿Disculpa?

—Preocuparte no es algo que puedas elegir sentir o no. Simplemente se limita al hecho de que nos preocupamos por las personas que queremos y que apreciamos.

—¿Y quieres que crea que tú sientes algo por mí?

—¿Por qué no podría sentirlo?

—Tú mismo lo dijiste; jugamos con las personas. Si eres como yo, entonces no puedes sentir cosas como el amor.

—¿Quién ha dicho algo sobre esa mierda? ¿Qué no puedo simplemente preocuparme por una amiga?

—No.

—¿Por qué no?

Lo miro a los ojos.

—Porque yo no soy tu amiga.

Paso por su lado y no me detengo hasta salir del departamento. Luego conduzco directo a casa y paso las siguientes horas ejercitándome hasta que siento que todo mi cuerpo arde por el esfuerzo físico al que lo he sometido. Luego subo a mi alcoba, me doy una ducha, me arreglo y me marcho de casa antes de que las chicas lleguen.

Para cuando estaciono en la Corona ya pasan de las siete de la mañana y el cielo comienza a nublarse anunciando una pronta lluvia. No me detengo demasiado, solo hago una rápida parada por el departamento que tengo en este lugar para buscar una bolsa con polvo blanco de primera calidad, y antes de volver a salir, inhalo una línea para poder soportar los estragos de los días que llevo sin dormir bien. Luego regreso a mi auto y conduzco directo hacia la universidad.

Estaciono la camioneta en el mismo lugar de siempre y escondo la cocaína en uno de los compartimientos que tiene el auto en su interior. Bajo de ella y el viento sopla con fuerza haciendo que yo maldiga no haber traído otra cosa que la simple sudadera que llevo puesta, le pongo seguro a las puertas y camino hacia la cafetería para buscar algo de comer antes de mi clase de estadística inferencial aplicada.

—¡Sam!

Reconozco la voz de Beatriz gritándome. Y cuando me giro la encuentro caminando casi a mi lado.

—Hola —la saludo de mal humor mientras sigo caminando.

—Joder, entonces sí era cierto.

—¿Qué era cierto?

—Que no dormiste bien. Derek nos dijo que no pudiste dormir y que te marchaste temprano.

<<Maldito imbécil>>

—Sí, me marché antes —observo a mi amiga y me doy cuenta de que lleva la misma ropa que traía puesta el día anterior—. Y por lo visto ustedes ni siquiera se pasaron por la casa.

—¿Bromeas? Por poco y no venimos a clases.

—¿Y por qué vinieron si no tenían ganas?

—Llegó una rubia al departamento y Derek necesitaba la casa sola para ellos —se encoje de hombros—. Igual tenía que venir para entregar mi proyecto.

—Ah.

Así que Camila regresó antes por su respuesta. Entiendo.

—Sí, ¿nos vemos más tarde?

—Claro.

Triz sonríe y se adelanta unos pasos y es entonces cuando noto una mancha roja en su pantalón blanco.

—¡Triz! —le grito para que se detenga al mismo tiempo que me saco la sudadera.

—¿Qué pasa?

Pregunta girándose a mirarme, pero yo ya estoy colocándole mi sudadera alrededor de su cadera.

—Estás manchada.

Ella frunce el ceño.

—¿Qué?

—Que te ha venido la regla y tienes el pantalón manchado.

Entonces ella palidece.

—No puede ser, yo... —se queda callada, supongo que tratando de sacar las cuentas en su cabeza.

Termino de ajustarle mi sudadera y luego la miro.

—¿Te olvidaste de la fecha?

—No, me ha venido antes. Me tocaba en dos semanas —me dice con los ojos enrojecidos.

Suspiro y, muy a mi pesar, le tiendo las llaves de mi camioneta.

—Vete a casa y cámbiate la ropa, no puedes estar así.

—¿En serio?

Levanto más las llaves.

—Antes de que me arrepienta.

Ella las toma y luego me abraza.

—Gracias.

Camina a toda prisa hacia el auto y sube a él, luego la veo marcharse.

*

Me estoy congelando. ¡Maldita sea, me estoy congelando y la puta clase parece que nunca va a acabar!

—Bien chicos, eso sería todo por hoy. Recuerden hacer ejercicios para repasar lo visto en clase y que no tenga problemas en el examen parcial —todos comienzan a recoger sus pertenencias—. El examen es en dos semanas, no lo olviden.

Toda la clase abandona el aula mientras que yo lucho por hacer que mi cuerpo salga del entumecimiento.

—Sam, ¿estás loca mujer? Estamos a menos dos grados y tú vienes vestida como si la primavera acabara de llegar —me dice Milo de pie junto a mí.

—Cierra la boca imbécil. No vuelvo a hacerle un favor a nadie.

Me levanto y comienzo a caminar, aunque ni siquiera puedo sentir bien mis piernas. Cruzo mis manos sobre mi pecho en un podre intento por mantener calor.

—¿Qué tiene que ver eso con que no hayas traído un abrigo?

Le lanzo una mirada llena de odio a Emilio y continúo caminando, rogando porque Triz ya haya regresado con mi auto.

>>¡Oye espera!

—¡¿Qué?! —suelto molesta.

—Te dejo aquí linda. Me encontré con el amigo de Justin esta mañana antes de clase de estadística y dijo que quería tomar un café conmigo —sonríe conteniendo a duras penas su emoción—. Así que iré a buscarlo a su clase.

Ruedo los ojos.

—Ya lárgate, pony enamorado.

—Pasaré por alto tu mote solo porque estoy de muy buen humor.

Me apunta con el debo antes de despedirse de mí con dos besos.

Lo veo alejarse y después de un segundo continuo mi camino hacia el estacionamiento, en donde para mi desgracia no hay rastro de mi auto. Suspiro y atravieso el lugar caminando hacia el edificio de ciencias con la esperanza de que Triz esté ahí y solo haya estacionado mi camioneta en un lugar diferente, pero tras media hora de buscarla por todos lados no hay rastro de ella. Tomo mi móvil y le llamó al celular escuchando el primer relámpago atravesar el cielo, y como si mi mala suerte no fuera ya suficiente, la batería de mi móvil está por agotarse, solo le queda el 2% y Triz no contesta. Camino de regreso al estacionamiento del edificio de administración cuando las primeras gotas de lluvia comienzan a caer.

—Mierda.

Camino más rápido, tomo mi móvil y llamo a Adam, pero tampoco responde. Sin muchas alternativas decido que lo más inteligente que pedo hacer es buscar a Beka... pero no sé su horario de clases. Hago memoria, tratando de recordar si por casualidad llegué a ver su tira de materias, pero no es así. Quizás Triz esté con Dimitri... pero no tengo su número, ni el de Elliott, ni el de Derek. Así que llamó a Cam, pero tampoco atiende y su buzón me dice que está en clase y o puede contestar ahora. ¿Y ahora qué mierdas hago? La tela de mi blusa comienza a pegarse a mi piel con forme la lluvia va arreciando y el intenso viento que hace no ayuda en nada. Mechones de mi cabello comienzan a pegarse a mi cuello y a mis mejillas, me apresuro a buscar un lugar donde cubrirme de la lluvia, pero aún estoy lejos de la cafetería. Tomo de nuevo mi móvil para intentar llamar a Adam, pero la pantalla ya no enciende, genial. Ahora estoy varada en la universidad, sin auto, sin móvil y sin plata para un taxi porque me dejé la cartera en mi camioneta. ¿Lo único positivo? Que Triz tendrá que hacer sus maletas en cuanto llegue a casa.

Camino a paso lento hacia la cafetería porque de verdad que ya no siento mi cuerpo de lo entumida que estoy, hasta que la bocina de un auto me detiene y junto a mi aparca una costosa SUV.

—Por el mismo lucifer, ¡¿estás loca?!

Exclama Derekavanzando hacia mí. Y yo no podría estar más feliz de verlo.





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