Mundo manga 2: Guerrero Espír...

By AlbaLasas

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Joan ama a Seiya más que a nada en el mundo, pero un mal que acecha hace que nuestra protagonista comience a... More

Mundo manga 2: Guerrero Espíritu
Una gira más
Una nueva investigación
Una Miss
Una prueba que pasar
Sigo siendo yo
Sentimientos y un periodista
Coincidencias... de otros mundos
Escondidas
Un nuevo alumno
Si volviera a verle
La verdad a Trunks
Luchar
Algo inolvidable
Atrapados en el pliegue
La salida
Sueños extraños
La decisión
Por esa promesa
Y La vida continúa.

Al descubierto... tengo que huir

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By AlbaLasas

-           Trunks - le llamó, éste se giró.- ¿podemos hablar un momento?

-           Claro.- le respondió acercándose.

-           Entra, en mi habitación no hay cámaras.

Trunks le siguió singular.

-           ¿De qué quieres hablar?

-           Es algo serio, sé que te va a parecer una locura, pero... te juro que es cierto.

Le observó sorprendido.

-           ¿Qué es cierto?

-           Va a ver una batalla, - Vio como su amigo se quedaba mirándole atontado.- me lo dijo alguien, no sé quién era, bueno... dijo que era un espíritu; y que teníamos que prepararnos e intentar que no se abriera una puerta.

-           ¿Una puerta?- Le miró sorprendido.- Anna... dijo algo también de una puerta.- Seiya le miró alerta.- Espera un segundo, ¿no será algo coincidente y lo soñaste?

-           Anna es Joan, ¿verdad?

-           ¿Tú crees?- le preguntó tratando de hacerle dudar.

-           Sí, lo creo, reacciona igual, responde igual... – suspiró dándole la espalda.- He leído el poema que escribió miles de veces, no encuentro el momento de hablar con ella, sé que... Joan nunca me dirá nada si yo no lo hago, fue culpa mía.

Trunks sonrió sereno.

-           Me alegra que te hayas dado cuenta.- Seiya se giró para verle.- Y perdóname.

-           ¿Por qué?

-           Porque ayer... – suspiró.- estuve a punto de besarla.

-           ¿Lo hiciste?- le preguntó asombrado.

-           No, ella me retiró.- le miró fijamente.- Se acordó de ti de repente. Tienes que volver con ella, esa chica te necesita tanto como tú la necesitas.

Seiya le miró angustiado.

-           No es tan fácil, pero sí, debo hacer que vuelva conmigo.

-           Tu voz no suena muy alegre.- le dijo percatándose.- ¿Qué pasa?

Le miró unos instantes en silencio.

-           Prométeme una cosa, es importante, sobre todo, si la quieres todavía. Porque la quieres, ¿No es así?

-           Seiya... – le llamó levantándose nervioso.- no sé a qué viene esto.

-           Sencillamente, contéstame.- le dijo mirándole serio.

-           Sí, - agachó la cabeza.- la quiero.

Seiya sonrió tímido sentándose, aguantando la tristeza que le invadía.

-           Entonces, prométeme que la cuidarás cuando yo no esté.

-           ¡¿Qué has dicho?!- exclamó alucinado mirándole, se puso frente a él.- Seiya, ¿no estarás pensando en ninguna tontería? – éste no respondió.- Maldición, ¿qué has querido decir con eso? Acaso vas a romper... definitivamente.

-           No, - le dijo frío sin mirarle.- sino que... he presenciado mi muerte.- le observó, sonrió leve.- Mi destino.

Trunks le miró estupefacto.

-           Es una de tus bromas.

-           No es ninguna broma, Trunks.- le dijo incorporándose.- Será así, debe ser así.

-           ¿Por qué? No será que eres muy pesimista, Seiya, piénsalo, ella... te quiere mucho...

Frunció el ceño.

-           Lo sé, pero no puedo hacer nada por evitarlo, ocurrirá de una forma u otra.- le miró serio.- No digas nada de esto, y menos a ella.

-           Seiya, si eso sucede, se sentirá destrozada.

Seiya guardó silencio.

Se acercó a su amigo, puso una mano en su hombro.

-           Aún no sabemos si eso sucederá, es posible que... sea un sueño.

-           Di más bien, una pesadilla.- suspiró algo más calmado

-           (Seiya...)- le nombró sobrecogido para sí observándole.

El resto del día había transcurrido sin ninguna novedad. Todo parecía haberse calmado. Me miré en el reflejo del espejo del baño tras refrescarme la cara; no podía quitarme de la cabeza ese castillo que Mar me había enseñado con su libro, era idéntico, totalmente idéntico… un escalofrío me recorrió.

Apoyé ambas manos en el lavabo cerrando los ojos al darme cuenta de algo que había olvidado: El vidente. Los abrí volviendo a mirarme seria. ¿Y si fuera verdad que iba a acabar con el mundo? Seguramente no sería queriendo, pero en mi visión veía una puerta, o de alguna manera, recorría siempre ese castillo y llegaba a una puerta que me pedía con urgencia que la abriera. ¿Y si lo hiciera? ¿Acabaría con el mundo de verdad?

-          ¡Oh, demonios! ¡Como si no tuviera suficiente con todo!- repliqué mientras cogía la toalla y me secaba.

Si llamaba a Macx… no, mejor llamar directamente a la cárcel en donde estaba encerrado el vidente, debía preguntarle y quedarme sin dudas. Suspiré cansada, si al menos supiera qué me pasaba, estaría más tranquila… y si Seiya estuviera conmigo, podría contarle todo y sentirme segura. Sacudí la cabeza, no era el momento, además, él se había enamorado de Anna.

Salí del baño haciéndome una coleta alta sin miramientos. Me puse mi camiseta blanca y unos vaqueros de media pierna, de tela fina que no daban mucho calor, pues el día se había presentado caluroso; até el pañuelo a mi cintura, pues el pantalón no tenía cinturón sino un pañuelo, me puse unas manoletinas blancas de tela y decidí salir a pasear un rato; si seguía aquí en la habitación dándole vueltas a todo, me volvería loca.

Tomé el móvil y la llave. Busqué las cámaras de seguridad con sigilo, pues sabía que Cody estaría observando todo movimiento.

Deslicé la pantalla para desbloquear el teléfono y busqué en la agenda el número que me interesaba mientras me dirigía al ascensor y montaba para ir a la salida.

Una vez fuera del aparato, marqué el número caminando hacia la terraza del hotel, eran las siete y media de la tarde, el sol calentaba algo menos, podía tomar un batido de chocolate para relajarme en cuanto consultara lo que quería.

Los tonos se oyeron, pronto alguien descolgó al otro lado.

-          Cárcel de alta seguridad de Ciudad Satán, ¿en qué puedo servirle?

-          Buenas, soy la agente Salas, mi número es 32458. – esperé unos segundos para que lo comprobara.- Necesito hablar con un preso urgentemente.

-          Agente… teniente…- habló, ¿acaso ya estaba registrada como tal? No me había enterado.

-          Dígame su nombre, por favor.- le pedí.

Suspiraron al otro lado.

-          Soy Terry, señorita.- me dijo.- el agente Delay, Terry.

-          Encantada, señor Delay.- le dije.- ¿Puede hacer lo que le pido? Estoy en una investigación y necesito hablar con un preso en especial. Con el vidente.

Hubo un rato de silencio antes de contestar.

-          Teniente, el vidente la estaba esperando, - parecía sorprendido.- ¿acaso había quedado con él? Lleva toda la mañana diciendo que usted le llamaría.

Mi boca se abrió por el asombro. Me estaba esperando, ¿cómo sabía que le llamaría?

-          ¿Teniente Salas?

-          Sí… estoy aquí; póngame con él, por favor.- le dije reaccionando.

-          Espere un momento, debo pasar la llamada adentro. Tardará unos minutos mientras le sacan.

-          De acuerdo.

Pusieron una música de espera que no escuché tan pensativa como estaba. Macx siempre me había dicho que no creyera en las locuras que decía el vidente, pero entonces… ¿cómo explicaba esto? Lo mejor era aclarar mis dudas.

-          Hola, teniente.- oí decir al otro lado a una voz ya conocida.

-          Hola, vidente.- respondí.- Me han dicho que estabas esperando a que llamara.

-          Por supuesto, acaba de darse cuenta de que no le mentía, ¿no es así?

-          Lo cierto que hay muchas cosas que no comprendo, por eso es esta llamada.- aspiré aire antes de soltar mi pregunta.- ¿Qué es esa puerta que abriré?

-          No debe abrirla.- dijo serio.- Si quieres evitar lo que te dije, no debes hacerlo. Lástima que no pude matarla para que no cometa este delito, porque si lo hace, acabará con todos los mundos que conoce.

¡Cielos! ¿Cómo sabía este hombre tantas cosas?

-          No quiero abrirla.- le afirme.- De hecho, aun la veo en sueños.

-          Lo sé, sé que la ve y la llama. Debe negarse.

-          Pero quiero saber qué es lo que hay detrás. ¿Usted lo sabe?

No hubo contestación, al menos, no rápida. Esperé impaciente, vi que el camarero de la terraza se estaba acercando. Le señalé en el menú lo que quería y se marchó.

-          Es un espíritu.- oí decirle.

-          ¿Un espíritu, maligno?

-          Sí.- pareció meditar.- Tendrás que despertar para enfrentarte a él.

-          ¿Enfrentarme? ¿Es acaso el tipo que estamos buscando en esta investigación?- asimilé que debía saberlo todo.

-          No, quién buscáis es solo la raíz del problema, si abres la puerta… - oí un suspiro.- sé que eres una buena chica, agente Salas.- y pareció sonreír.- Puede que por una vez me equivoque. Si todos vivimos, haré mi declaración ante usted. Gracias por llamar.

-          ¡Espere…!- miré el teléfono aún aturdida por toda la conversación.

Enfrentarme a esa puerta que tenía un espíritu maligno, como no llamase a un cazafantasmas o algo así, no sé cómo demonios iba a hacerlo. Y encima, Michael Lisboa era la raíz del problema… eso quería decir, que él y la puerta dichosa estaban conectados. Me llevé las manos a la cabeza confusa sosteniéndola, miré al mar. Acababan de confirmarme que todo lo que veía en sueños era real, ¿pero qué era todo realmente? Al pensarlo nuevamente, me dije que quizás no me gustaría saberlo, porque en una de esas visiones, la angustia que me sobrecogía al coger a ese alguien… era desconsoladora.

-          Ah, Anna, estás aquí.- me volví para verle, le sonreí falsamente, no venía solo.- ¿Vas a tomar algo?

-          Hola Sathosi, sí, me apetecía un batido, ya lo he pedido.

-           Bueno, venía con mis amigos para tomar algo… y… espera, te los presentaré.- me habló alegre Sathosi.- Les he hablado mucho de ti, sobre todo a Suzu, sabrás que mi prima también es modelo.

Sonreí, iba a conocer a toda la tropa de “la familia crece”.

-           Sí, claro que lo sé, es guapísima.

Me devolvió la sonrisa.

-           ¡Eh, chicos, venid!- los llamó, estos se acercaron, me incorporé al descubrir a Miki y Yuu, y al lado, Mikel y Suzu.

-           ¡Menos mal! Pensaba que te habías olvidado de nosotros.- le dijo Yuu.

Sathosi sonrió.

-           Os presento a Anna, Miss Ciudad Satán.- Me presentó con su tono alegre.

-           Encantada.- contesté cortés.

-           Yo soy Miki.- me dijo la misma Miki.- Este es Yuu.

-           Hola.- me ofreció la mano.

La tomé a forma de saludo.

-           Yo soy Mikel.- dijo el chico rubio.- Y ella Suzu. ¿Eh? ¿Qué haces?- le replicó a la chica.

Suzu se había aproximado a mí empujándole a un lado.

-           ¿Sabes? Eres realmente guapa, seguro que ganarás.- me dijo con una entusiasta sonrisa.

Reí.

-           Gracias, pero no quiero ganar.

-           ¿Ah, no?- dijo decepcionada.

-           Pues vas lista, en todas partes hemos oído que eres una de las favoritas.- me dijo Yuu.

Miré a Sathosi interrogativa.

-           Eh... ¿queréis tomar algo?

-           ¿A ella no le importa?- preguntó Miki.

La miré sonriéndole.

-           Por supuesto que no, sentaos, yo he pedido un batido, ya viene por allí.- dije al ver al camarero. Cogí una silla para Miki, indicándole que se sentara a mi lado. Ella me miró sorprendida y cortada.- Tranquila, no soy un bicho que vaya a comerte.

Rió.

-           Primito, qué miss más rara la de este año. No aparente ser una modelo.

-           ¿Por qué lo dices Suzu?

-           Normalmente- le siguió Mikel.- son muy arrogantes y presumidas, se creen superiores a los demás...

Suzu le miró ofendida.

-           Espero que no lo digas por mí.- habló enfadada.

Los chicos rieron.

-           ¿Qué opinas Yuu? Estás muy callado.- le habló Sathosi al oído.

-           Me gustaría que fuera amiga nuestra, ¿qué te parece?, ha tomado a Miki a su lado sin decir nada.

-           Estupendo.- le contestó siguiendo mis pasos feliz.- Yo quiero otro batido igual… ¿de qué es, Anna?

Puse cara de disimulada.

-          Eh… bueno, no tengo una lista de alimentos de dieta a tomar así que, es de chocolate.

Sathosi rió con todos menos Suzu.

-          Deberías cuidarte, - me dijo seria.- puedes ser la ganadora, y te representa mi primito.

-          Tienes razón,- le hablé con cariño.- pero hoy es una excepción, necesito este chocolate si no quiero morir de nervios.

-          Ah… ¿es para relajarte?

-          Sí, su sabor me hace olvidarme un poco. ¿Quieres probar? Los hacen bastante buenos.

Ella sonrió por primera vez apaciblemente. Todos los demás miraban la escena de Suzu acercándose al batido para probarlo.

Me tragué mi suspiro, ahora debía concentrarme en este momento, pues era un momento de paz, y no iba a tenerlos muy seguidos después de todo lo que había escuchado; además, estaba segura de que no tardaría en volver a aparecer Michael Lisboa. Miré a la pandilla que conocía por mi mundo, y que eran tal como los conocía por él. Sonreí al ver la cara de satisfacción de Suzu.

-          Pediré otro igual.- dijo.

Se oyeron risas, Suzu las ignoró y se sentó a mi otro lado.

Cuando vinieron los pedidos, nos duraron una eternidad, pues hablábamos mucho y de todo. Miki estaba muy contenta, casi tanto como yo, pues tenía unas ganas inmensa de conocerla. Era exactamente igual a la de la tele de mi mundo, simpática a más, tierna...

-           ¿A qué instituto vais?- pregunté.

-           Está algo lejos del tuyo.- contestó Sathosi.

-           Me es lo mismo, pienso ir a ver a Miki jugar, - la miré.- siempre que me digas las reglas del tenis, no las sé, pero si tú juegas, intentaré aprenderlas. Me caes muy bien, me gustaría veros más.- les dije ya a todos.

Lo cierto que esto era una oportunidad de oro, nunca había imaginado toparme con toda “la familia crece”.

Sonrieron sorprendidos.

-           Creo que a nosotros también nos gustará.- Me dijo Yuu, que se extrañó de repente.- Oye, ¿te pasa algo? ¿Anna?

-           (No, no...)- dije para mí mientras las imágenes recorrían mi cabeza sin dejarme ver otra cosa.

-           ¡Anna!.- oí a Sathosi. Le miré angustiada.- ¿Estás bien? Parecías haberte ido... a otro sitio.

Guardé silencio unos segundos, asimilé el dónde estaba.

-           Perdonarme, desde el incidente de ayer... no me encuentro muy bien.- contesté, traté de sonreírles, al parecer no era tan fácil.- Disculparme, voy a andar un poco.

-           ¿Quieres que vaya contigo?- me preguntó Miki.- Tienes mala cara.

-           Bueno, no me vendrá mal un poco de compañía.- le contesté calmándola.

-           ¡Eh, yo también voy!- exclamó Suzu incorporándose.

Los tres muchachos vieron cómo nos alejábamos hacia la playa.

-           Sathosi, - le llamó Yuu cuando estuvimos fuera de su vista.- ¿qué pasó ayer?

-           De acuerdo, - le dijo vencido.- te diré la verdad, pero ni una palabra a nadie, ¿entendido? – Miró a Mikel.

-           Entendido, entendido.- contestó éste.

-           Veréis... ella no es modelo en realidad, es... teniente, policía.

Sus amigos se sorprendieron.

-           ¿En serio?- Preguntó Mikel reaccionando.- ¿Cómo es posible? Es muy bonita para ello. Y nos dijiste que tenía 17 años.

-           Veréis...- comenzó suspirando.

-           ¿Adónde vas, Seiya?- le preguntó al ver que abría la puerta.

-           A buscarla, tengo que hablar con ella, ahora.- le contestó serio.

Trunks suspiró.

-           Te acompaño, luego os dejaré solos.- le habló saliendo de la habitación con él.

-           A propósito, Trunks,- cerró la puerta volviéndose hacia él.- ¿qué está investigando? ¿qué pasó ayer exactamente?

Le miró convencido.

-           Está bien, te lo diré: estamos investigando a un tipo que degolla chicas.

-           ¿Las degolla?- meditó unos segundos.- Creo haber oído hablar de un asesinato de una chica degollada, sí. Continúa.

-           Pues resulta que... para ello, debía infiltrarse en el concurso, puesto que la única pista que tenían era que la víctima fue una miss, bueno, en realidad, fueron varias.

-           ¿Han asesinado a más de una?- su amigo asintió serio.- Comprendo; y tú la ayudaste con el cambio de aspecto...

-           Porque me lo pidió,- le cortó.- estaba muy resentida contigo, de hecho, no iba a aceptar la misión sino la ayudaba.

-           No quería verme.- habló dolido agachando la cabeza.

-           ¿Por qué no se lo preguntas a ella?- le dijo.

Seiya le sonrió tímido.

-          ¿Sabes? De alguna manera, me alegro de que estés ayudándole.- le habló comenzando a andar hacia la salida por la piscina.- A veces temo por su trabajo. Un asesino degollador…

Trunks suspiró de nuevo.

-          En parte fue por eso por lo que decidí ayudar,- Seiya le miró de reojo, no le cabía duda, su amigo sentía algo por la misma chica que él.- esto parece peligroso. Ese tipo, el periodista, desapareció en el aire así como así.- pararon un momento mirándose.- No creo que sea un humano, al menos, no uno normal. Ella puede sentir su aura antes de verle, o eso fue lo que me dio a entender anoche antes de entrar al salón para la cena.- lo miró fijamente.- Hay algo raro, Seiya.- le dijo preocupado.- No sé qué es, pero parece que pierde el control de sí misma en segundos, como si su cabeza estuviera en otro lugar…

Seiya guardó silencio con él pensativo. Puso una mano en su hombro, Trunks le miró sorprendido al no esperárselo.

-          Vamos.- le dijo.

Reanudaron la marcha; salieron a la playa, algunas farolas comenzaban a encenderse.

-           Yaten, el camarero no tiene ningún historial e identificación alguna en el estado, mejor dicho, en nada del mundo.

Yaten miró a Cody serio.

-           ¿Estás seguro?

-           Totalmente, me he pasado la noche entera buscando información que nos pudiera guiar.- suspiró.- Ella insistió en hacerlo, pero quería que descansara.- Yaten le sonrió ante el detalle. Cody volvió a suspirar resignado.- Ha sido inútil.

Taikin observó a su compañero.

-           Esto me da mala espina.- le dijo Yaten.

-           A mí también,-comentó mirándole.- oí a Seiya hablar solo anoche, ¿tú sabes algo?

Cody los miró extrañado.

-           ¿No estaría soñando?- le contestó encogiéndose de hombros.

-           No lo creo. Esta mañana me comentó que le había hablado algo... un espíritu y que nos preparásemos para una batalla.- terminó de decirle con un semblante severo.

Miraron a Cody que reía irónico.

-           Vamos, muchachos, seguramente estaba sonámbulo.

-           Seiya no es sonámbulo, y ha acertado en varias ocasiones con esos “sueños”.- le dijo serio Yaten.- ¿Dónde está Anna?

-           No te preocupes, ha salido con Miki y Suzu a la playa, están paseando, unos guardias las siguen de cerca.- miró las cámaras para cerciorarse de que así era.

-           Anna está muy rara desde anoche.- habló Taikin pensativo.

-           Tranquilo,- le dijo Cody, agachó la cabeza suspirando una vez más.- Trunks me ha dicho que Seiya va a hablar con ella. En fin,- agachó la cabeza.- tuve mi oportunidad.- la levantó tomando aire.- Espero que vuelvan.

Taikin y Yaten le sonrieron.

-          Sí, nosotros también.- le dijo Yaten.

Mar abrió el libro pensativa.

-           (“No le he contado esto a nadie, Mar,- recordó mientras leía.- pero... sueño con esa puerta y siento que quiero abrirla y no debo, ¿qué será?”)- suspiró.- Vamos a ver... Guerrero espíritu,- leyó.- ¿Guerrero Espíritu? ¿Qué...?- volvió a leer.- Madre mía, es una guerrero histórica, reencarna sus poderes a otra chica venida de otro mundo. Estos poderes sólo aparecen cuando realmente acecha un peligro y se requiere su presencia.- Tragó saliva.- No puedo creerlo, Anna es... ¿Guerrero Espíritu? No... o ¿Sí? Pero... ella no tiene poderes... Bueno, ese sueño... no es muy normal, ¿no? Qué jaleo. Será mejor que la busque.- Se incorporó decidida y paró en seco.- Un momento,- se dijo volviendo a sentarse y abriendo el libro otra vez- ¿Quién es entonces ese tipo que me raptó?

-           Menudas olas.- dijo Suzu parando frente a la orilla.

Miré el cielo que se había oscurecido por nubarrones.

-           Tiene toda la pinta de tormenta.- siguió diciendo.

-           No digas eso, no me gustan los rayos.

Sonreí a Miki.

-           No te preocupes, Yuu no anda muy lejos.- ella se sonrojó. Miré el mar con Suzu y me puse alerta, fruncí el ceño al notarlo.- Escucharme bien.- las miré, ellas también lo hicieron.- Iros dentro del hotel ahora mismo.

-           ¿Por qué?- dijo Suzu con los brazos en jarra.- ¿Sabes? Eres muy extraña. No quiero irme.

La miré seria, no era momento de discutir, él estaba aproximándose, podía notarlo en cada respiro.

-           Por favor,- miré a Miki rogándole.- hacerlo, confiar en mí.

-           He dicho que no me muevo de aquí.- dijo Suzu testaruda.- Me gusta el mar embravecido y... – Suzu chilló.

Algo había cogido a la muchacha rápidamente, sin darme tiempo a hacer nada.

-           ¡Suzu!.- la llamó Miki aterrorizada.

-           ¡Miki, - la llamé.- quédate ahí, no te acerques!- le aconsejé poniéndome delante de ella. Miré fría a Michael.- Sabía que vendrías.

-           Je,- rió, rozó con el puñal el cuello de Suzu.- una nueva amiga, supongo, teniente.

-           ¿Teniente?- repitió entre confusa y atemorizada Suzu.

-           Sí,- le contestó Michael le habló mirándola unos segundos.- infiltrada para detenerme,- volvió su vista hacia mí de nuevo.- y sin saber que es a ella a quién quiero.

Suzu me miró sorprendida.

Retuve la mirada feroz de Michael, vigilando esa mano que amenazaba el cuello de mi nueva amiga.

-           ¡Teniente, hemos venido lo antes posible, pronto vendrán los refuerzos! – dijo un guardia que se acercó dándome un arma.

Vi que Cody había vigilado bien, Michael ya estaba rodeado de policías.

-           Suéltala, Michael, y nadie disparará.- le dije impasible.

-           Nadie lo hará.- dijo arañando el cuello levemente.

Suzu gimió.

-           ¡Suzu!- reconocí la voz de Sathosi.

Oí como los guardias le alejaban.

-           Abriré la puerta.- le hablé recordando las palabras del vidente, éste enemigo era la raíz de todo el problema.- Pero suéltala, ella no tiene nada que ver.

Todos miraban sorprendidos, pues no tenían ni idea de qué quería decir lo que había dicho.

Michael me estudió detenidamente.

-           Acércate.- me ordenó con una voz ronca.- Deja el arma donde pueda verla.

Tiré el arma a un lado alzando mis manos y sin perderle de vista.

-           ¡¿Qué dicen?!- exclamó furioso y asustado.- ¡No disparen! ¡Mantenerlo todo bajo control! ¡Voy enseguida!- cortó de golpe la comunicación del móvil.

-           ¿Qué sucede, Cody?- preguntó Taikin al verlo tan alterado.

Éste estaba tomando su arma y cargándola a toda velocidad permitida.

-           Anna va a entregarse para que suelten a Suzu. – les miró serio.- Ese periodista ha vuelto a aparecer. Lo siento, chicos, tengo trabajo que hacer. No se muevan de aquí.

-           Espera, vamos contigo.- le dijo Yaten alarmado.

-           ¡No!- exclamó Cody mirándoles seriamente.- No se pongan también en peligro.- Quédense aquí, por favor. Lograré traerla.

Cody salió del cuarto de cámaras corriendo dejando a los dos muchachos preocupados. Se miraron unos segundos y asintieron; era mejor seguirle.

-           ¿Puedes verla?- me preguntó.

Cerré los ojos soportando la visión y reteniendo la angustia que me invadía cada vez que sucedía.

-           Sí...- le dije controlando mi voz- suéltala, por favor.

-           ¿Cómo sé que no estás tendiéndome una trampa? Hay muchos policías alrededor, y sé bien que eres astuta.- sonrió.- Parece que tus poderes están despertando, Guerrero Es...

Le miré sorprendida sin dejar terminar la frase. “Tendrás que despertar”. Recordé sorprendida.

-           ¿Te has vuelto loco, Michael?- le miré fría.- No soy ninguna guerrero.

Él rió divertido, soltó a Suzu a sus pies dándole un empujón. Corrí hacia ella.

-           ¿Estás bien? ¿Te duele mucho?- le interrogué preocupada tomándola por los hombros.

-           Me escuece...- me dijo gimiendo.

Oí gritos de pronto. Levanté mi vista para ver como unos rayos habían caído del cielo dándoles a los guardas; comenzó a llover, el ambiente se volvió tenso, mientras sentía como mi rabia iba en aumento, busqué con la vista furiosa a Michael, que me miraba también con una escalofriante sonrisa.

-           ¡Mar, ahora no es el momento!- le gritó Cody.- Aparta.

-           ¡Espere, es que he descubierto...!- Cody salió corriendo sin escucharla.- Maldición… - se dijo, vio que alguien venía por detrás, recordó lo que le conté.- ¡Yaten, Taikin, por favor, escucharme al menos vosotros, sois sus amigos, y sabéis quién es!

Yaten y Taikin pararon extrañados antes sus palabras.

-           Anna, ¿te ha dicho que ella es…?- preguntó Yaten sorprendido.

-           Sí, porque yo también soy de su mundo.- le aclaró, no tenía tiempo.- Escucharme, por favor, es importante. Sé quiénes sois, creo que sois los únicos que podéis ayudarla.

-           ¿Qué has descubierto?- le preguntó Taikin serio al reparar en su nerviosismo.

Mar abrió el libro.

-           Anna me dijo que había visto esta puerta en sueños, ese tío, el camarero... es el guardián de la puerta  que se encuentra en ese pliegue del tiempo, aunque... no es exactamente eso... sino... el hijo de ese ser que está tras esa puerta.

-           Tranquilízate, Mar.- Le habló Taikin prestándole más atención.- Explícanos todo desde el principio.

Mar asintió.

Abrí los ojos confusa, Suzu estaba asustada y temblaba en mi regazo. Miré a mi alrededor, Cody no podía entrar en donde nos hallábamos porque Michael había levantado una oscura barrera.

-           Primero he de conseguir que despierte la guerrero que hay en ti.- me dijo.

Le miré seria.

-           Ya te he dicho que estás equivocado, soy una chica normal y corriente que últimamente tiene sueños extraños.

-           Con que sueños extraños,- rió irónico.- no, Anna, no son sueños, es el futuro. Uno de tus poderes que ha despertado.

Una fuerte visión hizo que dejara a Suzu de golpe y me llevara las manos a la cabeza. Vi el rostro de la persona que tenía en manos.

-           ¡No! – exclamé furiosa.- ¡No es verdad! ¡No!

Michael volvió a reír.

-           Luchemos y lo comprobarás por ti misma.- me dijo.

Y me cogió de la muñeca dolorida, chillé. Rió de nuevo escalofriante.

-           ¡Suéltame! ¡Estás equivocado!- le grité, apretó más mi mano, volví a chillar.

Se acercó a mi oído.

-           No lo estoy. Y si no haces algo ahora, te llevaré conmigo.- aguanté su gélido aliento, él miró a Suzu que lloraba observándonos.- O mejor aún, la mataré.- dijo soltándome y acercándose a ella mientras retenía algo en su mano.

-           ¡No te acerques a ella! – exclamé.- ¡No lo hagas!- dije situando mi mano derecha como si fuera a parar a alguien.

Pronuncié unas palabras que ni yo misma sabía que conocía, un fuerte viento empujó a Michael. Me aproximé a Suzu que me miraba entre sus sollozos sorprendida.

Michael se levantó victorioso.

-           ¿Lo ves? Es tu poder... – Rió de nuevo.- Y tus alas.

-           ¿A... alas?-  pregunté sorprendida levemente,- ¡No! - grité protegiendo a Suzu de su ataque.

Pero no pasaba nada.

-           ¿Anna... qué... qué está pasando?- oí decir a Suzu.

-           ¡Maldición! ¡Tenéis que aparecer ahora!- Me giré sorprendida.

Las starlights y Trunks estaban delante de nosotras, el campo de fuerza había sido destruido.

-           No saldrás vivo de aquí, Enelot, hijo del señor de la sombra.- Le dijo guerrero Curadora.

Enelot, rió cambiando de aspecto: Su rostro era blanco como la leche, sus ojos negros como el carbón, su pelo creció hasta la cintura rojo fuego. Sin embargo, sus ropas eran medievales: una larga capa, botas altas, pantalones anchos. Y en su cuerpo, lo único que no coincida con tal época, llevaba una especie de armadura.

-           Vosotros no podéis hacer nada contra mí. Deberíais saberlo ya que descubristeis mi verdadero nombre.

-           No lo hemos intentado- habló Trunks lanzándole una bola de fuego.

-           ¿Estáis bien?- Nos dijo guerrero Luchadora.

-           Sí.- respondí mirándola fijamente.

-           Salir de aquí, nosotros nos encargamos.

Me incorporé con Suzu alejándome de allí.

-           Anna,- me llamó la muchacha.- quizás sea cierto lo que dice, no abras esa puerta, no puede ser buena.

-           No lo haré, Suzu.- le dije con una sonrisa soltándola.- Quédate aquí, mira,- le hablé señalándole.- Sathosi y los demás te están esperando.

Me alejé de ella rápida, estaba claro que todo tenía que ver conmigo, no podía dejar las cosas así y que los chicos hicieran todo el trabajo.

-           ¡Anna!- me llamó al ver que iba hacia el campo de batalla.

-           ¡Imbéciles! – rió.- Ya os he dicho que no podéis hacer nada, tan sólo cosquillas.

Miraron serios a Enelot.

-           ¡Entonces...- dije yo apareciendo entre ellos.- termina de despertar en mí esos poderes!- le hablé firmemente.

Rió a carcajadas malicioso.

-           Anna, no deberías estar aquí.

-           No tengo miedo.- le dije a Trunks sin apartar la vista de mi enemigo e ignorando a guerrero Luchadora que me observaba enojada.

-           ¡Claro que lo haré!- bramó y apareció a un paso frente a mí, me tomó de la barbilla alzándome el rostro hacia él, mis amigos me miraron alertas e impotentes sin saber qué hacer.- Pero cuando abras la puerta no podrás matarme,- habló despacio.- de hecho,- me soltó suavemente.- no quiero que los tengas todos.- dijo serio.- Aún así, soy paciente, esperaré a que lo descubras sola, cuando tengas lo que necesito, vendré a por ti. – terminó de decir.

Oímos un estruendoso relámpago, aún llovía, Enelot había desaparecido.

Me dejé caer en el suelo vencida; podía notar como cada miembro de mi cuerpo había estado en tal tensión que ahora temblaba.

-           ¡Joan!- oí, le miré asombrada reaccionando lenta, sonreí leve.

-           Estoy bien...- dije bajando la cabeza para ocultar mis lágrimas que caían por mis mejillas confundiéndose con la lluvia. Me tapé el rostro.

El concurso se iba a suspender, las mises y representantes estaban nerviosos. Socram McIllne hizo una reunión comunitaria en el salón de actos para dar la noticia.

-           ... pero debéis saber que las revistas y demás prensas del corazón han elegido a tres favoritas, esas tres os podéis considerar como ganadoras de este año.- Hubo un pequeño murmullo, miré a Sathosi recordando algo, y sin querer, a Seiya, desvié rápida mi mirada.- En fin, me ha encantado conoceros. Buenas noches, y suerte para el próximo certamen. Gracias por venir.

Al menos, Socram podía respirar tranquilo, estaba fuera de peligro. Me saludó en un gesto que le devolví, y se marchó.

La gente comenzó a levantarse y hablar triste, algunos me señalaban, otros venían y preguntaban cómo estaba.

Contestaba cortésmente, al igual que Suzu y Mar. Y cuando pude escabullirme, salí de allí sigilosa. Miré mis manos horrorizada al recordar todo, apreté fuertemente mis puños exhalando un suspiro.

-           Espera.- Oí a mis espaldas. Paré mis pasos sabiendo quién era.- Joan...

-           ¿Desde cuándo lo sabes?- le pregunté sin volverme.

-           No estaba seguro, hasta que te besé.- contestó con sencillez.

Me giré para verle. Le acaricié despacio el rostro, su hermoso rostro.

-           Seiya... yo...

Él cogió mi mano y arrimó hacia sí tomándome de la cintura.

-           Vuelve conmigo, por favor, te necesito.

Le miré a punto de llorar. Rocé sus labios levemente, volví a mirarle; agaché la cabeza.

-           No puedo hacerlo.- me solté de sus brazos.- Lo siento.

Seiya me miraba sorprendido.

-           ¿Por qué?- logró decirme.- Me quieres, Joan, admítelo... te he dicho que... me arrepiento... que te necesito más que a nada. ¿Qué más debo hacer o decir para que vuelvas?

Me dejé caer en la pared del pasillo cansada, mordí mi labio.

-           Lo sé, sé cuánto me quieres,- levanté mi mirada hacia él, mi voz tembló.- lo peor es... que yo también te quiero, más de lo que creía...

-           ¿Entonces...? ¿Por qué, Joan?- me dijo sereno al notar mi estado.

Se aproximó lento, me atrapó entre la pared y sus brazos, me alzó el rostro, vio que lloraba.

-           ¿Qué pasa?- interrogó dulce.

-           No... no puedo volver contigo.- le hablé sacudiendo la cabeza, la agaché para no verle y le empujé suave para poder marcharme, pero él, no se hacía a un lado. Le miré, sentía tanto dolor que creí que iba a estallar.- Déjame irme... por favor...- acercó sus labios a los míos.- por favor... Seiya... – no pude evitarlo, sus besos eran para mí una perdición, cerré los ojos para recibirlo.

Aquella terrible imagen volvió a acudir a mi mente, le abracé con fuerza y miedo, no quería perderle. Me separé de él lenta dejándome caer un momento sobre él.

Seiya apoyó su barbilla en mi hombro, echó mi pelo hacia atrás acariciándolo entre sus dedos suavemente.

-           Joan... tus besos dicen lo contrario.

-           Es posible.- le hablé tomando aliento, secándome el rostro y renovando mis fuerzas.- No te he mentido cuando te he dicho que te quiero.- le dije mientras me apartaba de él que me observó extrañado.- Pero por tu bien, no debo volver contigo.

Salí de su círculo alejándome, me giré un instante. Seiya se había quedado como helado.

-           Perdóname.- le dije corriendo hacia mi habitación.

Seiya movió la cabeza serio para ver mi últimos pasos reaccionando por mi frase. Apretó los puños.

-           (No sé a qué ha venido esto… - golpeó la pared cerrando los ojos mientras saboreaba aún aquél beso.- Sea como sea, debo permanecer a tu lado, Joan... – los abrió.-sea como sea.)- se dijo impotente.

¿Nunca iba a parar de llorar? Con tan sólo pensar en lo que había visto a causa del tal Enelot... volvía a la revancha, ¿tantas lágrimas tenía?

Miré la pastilla para volver a mi aspecto normal que Trunks me había dejado sobre la mesilla. La cogí sorbiendo y me la tomé.

Pensé claramente la situación: Enelot esperaría a que saliera de mí aquellos poderes que él creía que yo tenía, cuando despertara lo que él deseaba me llevaría para abrir la puerta de su padre, sin embargo... ¿cómo iba a descubrir esas habilidades?, ¿de qué manera? Si no despertaban, ¿evitaría todo lo que había visto?

-           Anna,- miré la puerta que se abrió, era Mar.- ¿cómo estás?

-           Mal.- le contesté.- ¿Y tú? ¿Cómo descubriste que era Enelot?- le pregunté curiosa.

-           Por mi libro.- dijo mientras me miraba asombrada.- Oye... tu aspecto... tus ojos... están cambiando de color.

Sonreí leve.

-           Sí, es normal, acabo de tomar algo para volver a ser yo.

-           Ah, bueno.- dijo tranquilizándose.- Seiya estaba hablando con Taikin, Yaten y Trunks.- me observó de reojo, me giré dándole la espalda mirando por la ventana.- Les decía que no has querido volver con él. ¿Es cierto?- Tomé aire mordiendo mi labio inferior.- Anna...

-           Ya… puedes llamarme por mi nombre.- le hablé sin mirarla.

-           De acuerdo, Joan – suspiró.- le amas, ¿por qué no has vuelto con él?

-           Porque debo alejarlo de mí.- le contesté rápidamente.

-           ¿Alejarlo de ti?- repitió extrañada.- No tiene sentido, le quieres mucho, en tu voz se nota, Joan.

La miré seria.

-           Tengo mis motivos, he de alejarme de él, como sea...- dije firme.

-           Joan, no creo que tengas que hacerlo, corres más peligro que nunca, sólo él y esos amigos tuyos pueden ayudarte…

-           ¿Seguro que has leído bien esa información que sacaste del libro? – Le corté. Ella me miró sorprendida.- Nadie puede hacer nada contra él, solo yo. ¿Y cómo lo haré? Ni siquiera sé nada de poderes de guerreros que no sean los que he visto por la tele como tú. ¿Cómo sé que tengo, cómo puedo saber utilizarlos en caso de que sea cierto?

-           Joan... Tranquilízate.- me habló preocupada acercándose a mi lado, me abrazó.- Si quieres alejarte de él, tendrás que hacerlo de todos.

-           Lo sé.- le dije agradecida por su abrazo, me dejé apoyar en su hombro.- Mar...

La miré retirándome.

-           ¿Qué?- me contestó.

-           ¿Podrías ayudarme?

Ella me miró en silencio unos instantes.

-           ¿Estás segura de lo que vas a hacer?- Asentí. Suspiró de nuevo.- Esta bien, cuéntame tus planes.

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