La magia de un deseo [ChanBae...

由 riabyun

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Park ChanYeol y Byun BaekHyun tienen un pasado. Uno al que este último no quiere volver, mientras que el meno... 更多

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Epílogo

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由 riabyun



El sueño era poderoso, y más cuando se duerme tarde la noche anterior. Fue entonces que BaekHyun supo que le iba a pesar un poco despojarse de su cama. Bueno, tal vez mucho, porque cuando abrió uno de sus ojos sólo para apagar la alarma se dio cuenta de que su mente se estaba esforzando por percibir que ya era hora de levantarse.


Cabe admitir que BaekHyun se sintió un tanto abrumado esa mañana. Ya que cuando despertó debido a su ruidosa alarma, se dio cuenta de que apenas había conseguido dormir unas escasas tres horas todo porque tenía que revisar con sumo detalle cada uno de los exámenes de sus alumnos, sólo para poder proporcionarles sus respectivas calificaciones cuanto antes y no atrasarse en el programa.


Así que estirando su cuerpo, y bostezando por última vez, hecho a un lado las frescas sabanas que lo acogieron durante esa noche. Caminó hasta el cuarto de baño, abrió el grifo, y se deshizo de sus ropas.


Al poco tiempo ya estaba en ropa interior frente a su guardarropa, seleccionando un par de pantalones de vestir y una camisa a juego. Abrochó los últimos botones de su camisa color crema, se dio un último vistazo al espejo de su habitación. Se dirigió hacia su escritorio a un lado de la puerta corrediza que daba al balcón, y observó las diferentes carpetas que contenían los exámenes de álgebra que revisó la noche anterior. Los apiló, y los acomodo en su maletín. Viró hacia la cama, y comenzó a acomodarla.


Antes de ponerse los zapatos, escucho un par de pisadas fuera de la habitación, y seguido de eso el sonido de una puerta contigua abrirse. Y sólo eso bastó, para comenzar la extraordinaria rutina de todas sus mañanas.


Fuera de su desvelo, el día tenía buena pinta.


¿Quién diría que hace apenas unos años, BaekHyun no tenía ni siquiera donde dormir debido a un suceso importante? Si, ni siquiera él podía comprenderlo. Pero lo había logrado.


Era viernes. Y BaekHyun agradecía que una semana más de trabajo estuviera a punto de terminar, para darle paso al fin de semana. Ya que justo en ese fin, para ser exactos el domingo, sería un día muy movido para él.


De hecho, aún tenía que conseguir varias cosas que necesitaría para dicho día. Pero tal vez podía conseguirlas después, o se encargaría de que alguien más lo hiciera.


BaekHyun, se encontraba aseado y listo. Estaba por empezar su jornada como profesor en la Universidad de Seúl. La cual era considerada una de las más prestigiosas en Asía, y en la región.


Hace aproximadamente tres años comenzó a laborar en dicha institución. Y bueno, para estar atravesando la etapa de los veinte casi treinta, a sus veintisiete años seguía conservando aquel dulce atractivo que lo acompañaba desde muy joven.


Sus alumnas, sin duda alguna eran todo un caso. No era de extrañarse que todas aquellas jóvenes de entre dieciocho y veintitrés años lo llenarán de obsequios, pequeños detalles e incluso cartas que a BaekHyun de cierta manera agradecía. Ya que entendía que era el único profesor del cuerpo docente que aún seguía en sus veinte,conservaba su perfecta dentadura y sobre todo su cabello.


Aunque al mismo tiempo sabía poner límites por la manera en que sus alumnas lo veían. Ya que muchas de las cartas y obsequios contenían palabras como Profesor, usted es muy atractivo. ¿Saldría conmigo? ¡Me gusta! Para mi pareja ideal, entre otros mensajes escritos.


Por eso con el tiempo, decidió no aceptar más obsequios. No quería que sus alumnas comprometieran sus estudios, así como su trabajo siendo parte del cuerpo docente.


Así fue como se detuvieron los obsequios y cada detalle físico. Mas sin embargo, ellas hacían de las suyas, llevándole la típica manzana o respondiendo en clase de manera instantánea cada vez que lanzaba un cuestionamiento matemático, sólo con el fin de obtener la atención del Profesor Byun. Y bueno, BaekHyun, de cierta manera agradecía esa atención, ya que no sólo le servía a ellas, si no a los chicos de su clase para afianzar ciertos detalles de la materia.


BaekHyun tenía un trabajo estable, amaba lo que hacía y sus ingresos cada vez mejoraban. Se puede decir que después de tres años al fin tenía la tranquilidad que tanto quería, esa que anhelaba cuando inicio su travesía para obtener un empleo. Ya que en la mayoría de los empleos que aplicaba hace años, muchos lo reconocían, y no justamente por sus buenas aptitudes. Si no por el apellido que figuraba en su id*.


Su casa por otra parte, era un lugar acogedor. De alguna manera para él fue difícil la época en la que no tenía nada para sostenerse así mismo, y el hecho de encontrarse justo donde estaba lo hacía sentirse agradecido.


Tuvo la oportunidad de terminar la universidad tiempo después, pero antes de eso tuvo que hacer de mesero, lavaplatos, y chico de compañía.


Esto último no le gustaba, y no estaba del todo orgulloso, pero cuando tenía bajo su responsabilidad a otra personita, era imposible decirle "no" a las buenas oportunidades, permitiéndole obtener el suficiente ingreso económico para al menos contar con lo necesario.


Hoy en día estaba completamente agradecido con una buena persona que lo ayudo a conseguir dicho trabajo hace un tiempo. La Señora, Hye.


BaekHyun no sabe cómo fue posible que se hubiera encontrado a tan amable y acogedora persona, quien le tendió la mano a un completo desconocido, justo en el momento en el que decidió abandonar todo, buscar un nuevo comienzo y encontrar su bienestar físico y mental.


Gracias a la ayuda de aquella mujer que lo cuidaba y alentaba como el hijo que nunca tuvo, fue que consiguió su primer empleo.


La mujer de al menos unos cincuenta años, lo presentó a un hombre dueño de un local. Que al inicio se mostró extrañado y un poco confundido por la presencia de ambas personas, pero que con el pasar de los minutos y un intercambio de palabras, consiguió dicho empleo.


Así fue como BaekHyun se colocó como mesero en el Restaurante Moonlight, que gozaba del mejor servicio, y la comida más exclusiva.


¿Y cómo no serlo? Si aquel local era el más lujoso de Seúl.


Eran pasadas de las dos de la madrugada. El lugar estaba por cerrar, y el prácticamente estaba muerto de cansancio, pero aun así, trataba de terminar con sus tareas en tiempo y forma.


Fue así como su jefe "JunMyeon",quien intentando conocer un poco al recién empleado, termino enterándose de las situaciones difíciles por las que pasó aquel chico con solo veintidós años. Queriendo mostrarse como un jefe condescendiente decidió modificarle el horario de trabajo, ya que era consciente de lo que implicaba tener a un personita esperando en casa.


Así fue que unos días después le hizo saber que él tenía un familiar que era directivo de una de las universidades de Seúl. Que hablaría con él, y tal vez, sólo tal vez, podía conseguir un mejor futuro para él.


Así fue como probaron sus habilidades mediante un examen de ingreso. Claro para esto, BaekHyun estudio arduamente entre tiempos que le daba su jefe en el Moonlight y en lapsos en el pequeño departamento de la mujer que consideraba como su madre, mientras que ella veía por su único tesoro.


Al poco tiempo la misma universidad lo contactó. Y no sólo le hicieron saber que había sido aceptado, si no que le otorgarían una beca completa para terminar su último año de carrera. La cual no sólo le ayudaría a no perecer por ropa, y alimentos, sino que lo impulsarían a tener una mejor calidad de vida.


Al pasar de los años se graduó, y tiempo después obtuvo su título de Ingeniería en Matemáticas Aplicadas. Porque para la universidad desde que recibieron sus resultados de ingreso, supieron que ese chico de veintidós de aquel entonces era un dotado de inteligencia para dar solución a cuestiones Matemáticas, y que definitivamente le pedirían formar parte del cuerpo académico de su alma mater*.


Y lo era más al darse cuenta de que tal vez sólo necesitó pasar por aquella imponente tormenta para estar en donde se encontraba en ese momento. Con una mujer que lo trataba como su propio hijo, y con pequeño gran tesoro. O mejor conocida como su bolita de energía.


Con sólo meses de haber egresado, ya formaba parte del cuerpo docente, brindándole estabilidad económica, y una excelente calidad de vida. Porque sí. Después de abandonar todo, y salir huyendo de la situación, se dio cuenta conforme pasaban los días, que se encontraba en estado. Dos meses y medio para ser exactos. Y si, BaekHyun estaba muy embarazado, antes de salir huyendo de aquel lugar que llego a pensar que era su hogar.


Estaba por salir de casa, así que tomo una rebana de pan, y un poco de jugo, tal vez eso bastaba por el momento para poder encaminar al pequeño torbellino de cabellos negros en uniforme escolar que corría de un lado a otro con su avioncito de juguete.


Se despidió de la Señora Hye, y le pidió a su hijo despedirse también. La mujer bajo sólo un poco y el niño de apenas de cuatro años le planto un beso en la mejilla, sólo para salir corriendo delante de su papi para ir al colegio en la nave espacial.


BaekHyun no terminaba de sorprenderse de la imaginación y lo realmente inteligente que era su bebé en ocasiones, y de alguna manera le sorprendía el hecho de que su pequeño de cuatro añitos, al ser tan chiquito tuviera ya una severa afición a los avioncitos de juguete, y todo lo que involucraba volar. Es normal, BaekHyunnie, después pasará a los camioncitos. Así son los niños Eso le decía la Señora Hye. Aunque BaekHyun sabía que aquella parte de la brillante personalidad y afición de su bebé se debía a quien considero su precioso hogar un tiempo. Si no es que su único y verdadero hogar. Y eso, de alguna manera lo torturaba.


"–Mira, Baek ¿Te gusta? –le mostró un bosquejo de un avión a mini-escala– Algún día lo diseñaré, y podemos ir a probarlo juntos. –El castaño conecto sus miradas, y supo por el brillo que destilaban de aquellos ojos oscuros que esa era una promesa".






🎂






La campanilla retumbo en el salón de clases, capturando la atención del profesor y de todo el cuerpo estudiantil de primer año. Finalmente la clase se dio por terminada y él se encontraba feliz de saber que era la hora del almuerzo, aunque sus alumnos no se veían tan felices de haber recibido los resultados de sus exámenes.


Pensó en la remota idea de pasar a dejar su maletín a la sala de profesores, pero después de considerarlo, quiso aprovechar al máximo el tiempo del almuerzo. Así que paso la correa del maletín sobre su pecho, y se encamino a la cafetería.


Esa mañana estaba a muy buen tiempo, pero todo se complicó cuando llego a las puertas de la escuela de su bebé. Todo debido a que descubrió a su pequeño jugando con una baratija metálica, y amenazaba con meterla en su boquita por simple diversión y preocupación para BaekHyun. Así que tuvo que bajar del auto y dirigirse a él, sólo para quitarle aquel objeto con cuidado. Entre risas y besos en la mejilla del pequeño, logro quitársela. La profesora, tomó la mano de su niño, y con un beso en su cabecita y un diviértete, inspecciono la baratija con la que casi se le sale el corazón. Bufó ingenuo, y con el amargo pensamiento de haber pensado que la había perdido, fue que se dio cuenta de que no se trataba de una baratija cualquiera. Si no que era su sortija de matrimonio.


Tentando aquel pequeño articulo al interior de sus pantalones, se abrió camino a la cafetería.


Como era de esperarse, había una larga fila hasta llegar al mostrador donde se servían los alimentos, así que se dispuso a hacer fila. Sin embargo antes de cualquier cosa, algunas de sus alumnas entre vocecitas chillonas le ofrecían sus lugares más al frente en la fila.


El sin duda no iba a aceptar, no era correcto hacer aquello. Es decir, agradecía de cierta manera su amabilidad, pero no lo haría. No hasta que una de sus alumnas prácticamente lo arrastro un par de lugares más al frente, notando los ceños fruncidos del cuerpo estudiantil varonil. BaekHyun sonrió un poco nervioso por los actos de las estudiantes, mientras que ellas morían a su costado por la sonrisa que les había proporcionado. La cual el mismo catalogaba como nerviosa y chueca. Pero parecía provocar una diferente impresión en sus alumnas.


Cuando por fin estuvo frente al mostrador de alimentos, se percató de que la cocinera le sirvió porciones un tanto exageradas. Este miro a la mujer y le sonrió un tanto avergonzado por la atención innecesaria. Pero antes de sacar su billetera, la mujer se negó, y acompañado de un guiño le dijo un:corre por cuenta de la escuela. El terminó agradeciendo con una venia al igual que a sus alumnas que lo seguían muy de cerca.


Alzando la vista estuvo tratando de buscar un lugar donde sentarse. Ya que se suponía que la cafetería era solo para estudiantes, no para profesores. Por eso existía la tan bien conocida y famosa "oficina de maestros". No tenía mucho tiempo para buscar un lugar ya que aún tenía mucho que organizar para la pequeña fiesta de cumpleaños del domingo por la tarde para su hijo. Faltaban cosas que comprar, y comida que preparar, así que más que decidido empezó a girarse sobre sus talones para apresurarse en llegar a la oficina de docentes, donde muy probablemente estaban ya disfrutando de sus alimentos.


No fue entonces que enfoco la vista hacia un costado chocando con un par de alumnos mientras salía de la cafetería, que fue que escucho una risa alborotada. Una que llegaba a sus oídos, y hacía eco en su cabeza, como si de una mala broma se tratara.


Se detuvo por un segundo, y tocando la bandeja de comida bajo sus dedos, frunció el ceño, como si tratara de agudizar su audición, tal vez buscando el origen de aquella risa.


Se dio cuenta de la algarabía de un par de alumnas, que reconoció como de segundo año. Era extraño, tal vez demasiado. Porque nunca antes las había escuchado de esa forma con otro profesor que no fuera él. Y tal vez por eso último fue que presto atención a la personalidad que yacía parada de espaldas a él, en medio de aquel grupo de chicas.


Por su aspecto, dedujo que no era algún estudiante de intercambio.


De hecho era un sujeto alto, cabello negro, pantalones azul marino y camisa formal. Su buena pose al estar balanceando su peso en ambas piernas... Su vista volvió a plantarse sobre la nuca de aquella personalidad, y fue entonces que algo en su cabeza hizo clic.


Reconocía aquella pose, la manera de balancear ese peso, ese espalda... esa risa.


Ese no...


No, no, claro que no.


¿En qué estás pensando Byun BaekHyun? Se dijo con una sonrisita en los labios mientras negaba ante la absurda idea. Y así como había bajado la cabeza para tratar de deshacerse de aquel truco mental, la alzo solo para abrir sus ojos en sobre manera.


Su ritmo cardíaco de disparo. Su respiración comenzó a desestabilizarse. Su garganta se secó y los nervios comenzaron a apoderarse de él. ¿Acaso estaba experimentando un ataque de pánico? Bien, BaekHyun nunca lo sabría, pero estaba muy cerca de experimentarlo.


Parpadeo un par de veces apretujando la bandeja bajo sus dedos. Quería correr, huir, o mejor aún... Que se lo tragara la tierra. Pero en cambio, su cuerpo se sintió paralizado, justo cuando los orbes negras de aquel hombre que tan bien conocía se posaron sobre los suyos, segundos atrás cuando había desechado aquella tonta idea, y que justo ahora mantenía aquel contacto visual.


No sabe cómo, ni por qué, pero aquella mirada lo había hecho temblar, y convertirse en un manojo de nervios al mismo tiempo que un sentimiento de temor lo invadió. Ya que aquella sonrisa que supuso estuvo manteniendo en su rostro ya no estaba. Aquel rostro había tomado una expresión sombría, y en sus labios rosáceos reinaba una línea rígida, sin rastro de la diversión por la atención que recibía por parte de sus alumnas minutos antes.


BaekHyun, redirigió la vista por un momento cortando aquella conexión visual, sólo para volver a levantar la vista y enfrentarse a aquella mala broma del destino. Siendolos ojos del hombre frente a él, los que lo plantaron a la realidad. BaekHyun no sabía exactamente que estaba sucediendo. No sabía si gritar, o reír por lo que el destino le ponía frente a él. Aquel hombre que antes reía, ahora lo miraba tal vez con la misma expresión facial.


Los recuerdos de lo que habían sido en el pasado, y las razones por las cuales lo orillaron a alejarse de aquel hombre, de laguna manera lo ayudaron enfocarse en lo que realmente importaba. A pensar en su mayor prioridad.


Tratando de deshacerse de sus temores, optó por tomar un mejor porte carraspeando la voz. Él iba a seguir su camino. Aquel sujeto ya no tenía nada que ver con él, y no podía joderle de la misma manera como en el pasado. O al menos eso creía.


―BaekHyun.


Aquella voz ronca y de sentimiento profundo lo llamaba, provocando que se detuviera. En algún momento quiso, solo por un momento quiso creer que era una mala jugada, y que no lo estaba llamando. Pero no era así. Incluso si el atuendo formal del sujeto que estaba a sólo pasos de alcanzarlo lo llamaba, y lo miraba como si esperara una respuesta de su parte, lo hizo titubear por un momento.


Necesitó una segunda vez escucharlo decir su nombre para realmente constatar que se trataba de él.


El heredero de Industrias Park.


Fue hasta que vio la placa sobre su pecho que constato que era un miembro del cuerpo docente de la institución. Él había portado una cuando recién comenzaba a ser parte de los docentes, así que no había duda. Aquel hombre estaba justo frente a él, y aunque intento dar todo por sentado en su momento, justo ahora lo tenía a un escaso metro de distancia.


El alto lo miraba de una manera que no supo descifrar, y fue ahí cuando se dio cuenta de aquellos cuatro años intentando reconstruir su vida se habían ido directamente por el desagüe.


―Necesitamos hablar ―masculló el alto una vez que dio dos pasos y lo sorprendió tomándolo del antebrazo.


BaekHyun estaba en parte molesto, por la manera tan casual en la que lo había llamado. Sabía que su mirada fija y sus fosas nasales abriéndose debido al enojo se lo hacían saber. ¿Cómo podía tomarse esa clase de libertades después de muchos años?Así que tomando todo el valor que tenía deslizo la mano que lo sostenía, desconcertando al otro quien ahora lo miraba con el ceño fruncido.


―No tengo nada de qué hablar con usted... Profesor Park ―aclaro BaekHyun, cuando sus ojos se posaron sobre la tarjeta de presentación en el pecho ajeno.


―Claro que tenemos que hablar.


El castaño intento ignorarlo, pero al ver la bandeja de alimentos, y la resistencia del otro cuando lo volvió a tomar del antebrazo supo que no sería nada fácil escapar. Al menos no de nuevo.


Desvió un poco la mirada para percatarse de como varias de sus alumnas y seguidoras estaban muy atentas a la situación. Así que decidió relajar cada musculo denso sobre su rostro y cuerpo, para poder encarar al hombre que intervenía como si nada no sólo en su hora del almuerzo, si no que en su espacio personal. En su vida.


―Le pido de la manera más atenta que me suelte. No me haga reportarlo con la junta directiva y el rector de esta universidad por dar espectáculos en su primer día, Profesor. ―ChanYeol frunció el entrecejo evidentemente desconcertado por las palabras y actitud del chico al que le pedía hablar. Fue entonces que una sonrisa ladina, y casi matadora,adorno el rostro del pelinegro, cautivando a BaekHyun y a sus espectadoras.


BaekHyun tembló por un momento al ver aquel gestó, pero intento ignorarlo. ChanYeol se acercó lo suficiente al bajito para susurrarle al oído.


―Necesitamos hablar, ahora.


El más bajo ya más que molesto por aquella maldita insistencia, intento zafarse provocando sólo que el pelinegro se volviese a acercar mucho más que antes.


–Hablas conmigo, ahora. O todo el mundo incluyendo al mismo rector sabrá que mi esposo también trabaja en la misma institución.


El aludido se congelo ante la simple idea de pensar en qué pasaría si se enteraban de aquel hecho, pero aún así debido al impulso se negó.


–ChanYeol, no tenemos nada de qué hablar –respondió en el mismo tono.


ChanYeol bufó, y BaekHyun se tensó al sentir su aliento chocar sobre su cuello. Lo siguiente logro desestabilizar al castaño tanto física como emocionalmente. Con un prominente forcejeo logro zafarse de las manos de ChanYeol, al mismo tiempo que tiraba que sus alimentos en el acto, sacando grititos ahogados no sólo de las jovencitas que los miraban muy de cerca, sino de todo el cuerpo estudiantil. Que ahora los miraban atentamente.


–¿Hablarás, o quieres que comience aquí, BaekHyun? –El nombrado lo miro ardiendo en cólera. Y por más que quería evitar aquello, no podía darse el lujo de arruinar la oportunidad de trabajo que le proveía de solvencia económica, y le daba todos los recursos, no sólo para mantener su hogar, si no a su pequeño niño de cuatro años.


–¿De qué quieres hablar? –turno de ChanYeol de bufar ante lo que estaba escuchando. BaekHyun sabía perfectamente de que quería hablar, pero se negaba a creer en esa posibilidad.


–Sabes de que... o más bien de quien, cariño –murmuro erizando su piel a niveles inimaginables.


BaekHyun entre abrió sus labios inmutado.


«El no, el no querría hablar de... No él ni siquiera...»Pensó.


–Tu... Tú quieres hablar de...

―Sí, BaekHyun. –Respondió– Sabes perfectamente de quien quiero hablar.–El aludido abrió los ojos sintiendo como su mundo se derrumbaba– Eres mi esposo, y quieras o no aún tengo derechos.


–Tu, tú no eres...


–No te engañes, BaekHyun. Que para una separación se necesitan ambas firmas. Sólo estaba la tuya, pero no la mía –Ahí fue cuando le hizo saber que por el tono empleado de la explicación, y la manera en que lo miraba, supo que no tenía escapatoria.


Todo debido a dos cosas.


Uno. ChanYeol aún era su esposo.


Dos. Tenían un hijo.






🎂


  "A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo".

Jean de La Fontaine. Escritor y poeta francés.



id* Identificación

Alma mater* Referencía a la universidad que te brindo el conocimiento.

words. 3824

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