Famoso por Accidente (un fic...

By YukkiSixxx

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Un chico inglés con una vida sedentaria, tranquila, trabajo de medio tiempo, próximo a graduarse, de pocas pa... More

Prólogo
London
Japan
TOKIO
Reconquistarlo
¿Por qué?
Suficiente
Descubrir
Secreto
La realidad
Uno contigo
Lo prometo
¿Why?
Hermano
Cambios
Trato
One, Two, Three
Ceder
Salvación
Conocerte [FINAL]
Final perfecto [EPÍLOGO]
REITA

Takanori

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By YukkiSixxx

—Yo creo que, si subimos esta parte un tono más, sonaría excelente. —comentó Takanori señalando una parte de la tablatura.

Se encontraban los cinco sentados en el comedor de la casa del vocalista, habían quedado de reunirse para afinar los últimos detalles de las melodías antes de comenzar a grabar.

—Vaya Takayuki, nunca te había visto tan interesado en algo...— comentó Yutaka mientras lo observaba fijamente.

El pequeño se ponía muy nervioso cada vez que el líder hacía comentarios de ese tipo, sentía como si lo hubieran descubierto.

—Como si el enano cascarrabias hubiera desaparecido. — se burló Aoi.

—Como si de otra persona se tratase...— volvió a hablar el líder. Takanori sudaba frio, tragó saliva sólo para poder responder

—Una nueva faceta mía, chicos...— dijo con una sonrisa.

—¿Ya podemos continuar? Realmente estoy cansado. — se quejó Yuu haciendo que todos volvieran a su trabajo.

El equipo de trabajo que era The GazettE estaba más en sintonía que nunca, como si todos fueran una misma cabeza, por lo cual avanzaban más rápido en su trabajo, todos ponían su granito de arena, a excepción de Akira.

El rubio había hecho de todo por llamar la atención de su amante los últimos tres días, pero parecía no estar dando resultado alguno, el pequeño estaba más ocupado viendo a sus compañeros hacer su trabajo y cantar, eso vaya que lo frustraba, y más lo hacía enojar el hecho de que Kouyou se quedara a dormir con él, prácticamente vivían juntos.

Terminó el día entre risas en la sala del lujoso departamento, a altas horas de la noche apenas se estaban despidiendo.

—Chicos, supongo que como terminamos esto, tenemos el resto de la semana libre...— comentó Kai antes de irse, haciendo que todos saltaran de alegría.

—¿Hablas enserio? — dudó Yuu incrédulo.

—Claro, mañana temprano entrego nuestros ajustes y ya está. — comentó con una sonrisa.

—¿Te había dicho alguna vez lo mucho que te amo? — dramatizó el azabache.

—No, y me gustaría que no lo dijeras. —rió Kai. —Supongo que nos vamos. —

—Nos vemos luego chicos— habló el pequeño rubio desde la cocina.

—Hasta pronto. — les sonrió cálidamente Shima. — Akira, creo que es hora de que te vayas. — habló dirigiéndose al sofá de la sala, donde, efectivamente se encontraba el rubio medio dormido.

—¿Y si me quiero quedar aquí? —preguntó burlesco. Su relación aun no era del todo buena, Kouyou seguía desconfiando de Akira, y este, no podía evitar sentirse celoso, a pesar de lo que el menor le había dicho.

—No lo creo, ahora largo. — el ambiente era bastante tenso, todos eran espectadores de esa pequeña riña.

—El que lo decide no eres tú amigo, sino él. — el rubio señaló al menor, que se encontraba sentado en la barra con un vaso de agua. Takanori se tensó, las miradas de todos pedían una explicación, o por lo menos que dijera algo.

—Eh...yo, bueno...— balbuceó el pequeño.

—Olvidalo, me largo, no tengo por qué soportar a este labios de pato. — dicho eso, salió por la puerta a toda prisa. Los demás miraron el marco de la puerta perplejos, como si eso fuera a darles alguna explicación.

Los otros dos chicos se fueron dejando sólo a los ingleses en el recinto, ambos estaban cansados, eso de estar en una banda era algo difícil, pero valía la pena.

En silencio se prepararon para dormir, Shima limpió un poco la casa mientras Takanori se daba una ducha, cuando el pequeño hubo terminado fue turno del mayor.

Takanori jugó un poco con el pequeño Chihuahua hasta que sintió sus parpados pesados, se recostó en la cama mirando hacia la enorme ventana que abarcaba una pared de la habitación.

—Yo no tengo labios de pato ¿o sí? — preguntó Shima haciendo aparición en la alcoba.

—Tus labios son...peculiares, eso es todo. — sonrió el menor.

—Ehh.... ¿gracias? — dudó Shima.

Takanori estaba muerto, no pudo mantener más la conversación ya que pronto cayó dormido.

Al dia siguiente el pequeño se despertó bastante tarde, buscó a su amigo por todo el departamento y lo único que encontró fue una nota:

"Taka, salí a comprar algunas cosas, dejé desayuno en la nevera.

—Shima"

Al vocalista no le sorprendió que en la nevera sólo hubiera pizza congelada, con resignación tomó dos trozos y los puso en el microondas mientras encendía la televisión y se servía un jugo, cayó en cuenta de que eso es lo que hacía en casa de su madre, lo cual indicaba que ya se estaba acostumbrando a vivir en ese lugar, a ver la televisión en japonés, a saludar al portero cada vez que salía a comprar algo para la despensa, como si esa fuera su vida, pero no lo era.

Ese pensamiento lo descompuso un poco, ya que le gustaba la ciudad -aunque no conocía ni la mitad de ella- y ya se había encariñado con sus compañeros.

Ensimismado se sentó en la barra a comer su improvisado desayuno mientras veía la televisión, aun le era difícil entender la mayoría de las palabras, pero poco a poco mejoraba.

Salió de su burbuja cuando el timbre sonó, desganado fue a abrir, pensando que sería Shima o la vecina de enfrente, grande fue su sorpresa cuando al abrir la perta no había ni un rostro conocido, era un hombre, de mediana edad, tal vez unos cuarenta años, con una vestimenta casual y una mochila colgada al hombro, dicho hombre soltó una sonrisa de su perfecta dentadura al ver al menor, abrió los brazos y el rubio lo miró desconcertado.

—¿No le das un abrazo a tu viejo padre? — preguntó aquel hombre.

¿Padre? ¿Había escuchado bien? ¿Este hombre era el padre de Takayuki?

El menor reaccionó de mero impulso, dándole un abrazo al señor.

—Ya te extrañaba, ¿por qué no habías ido a Kanagawa? ¡Te estuve esperando! — era un hombre bastante enérgico, dejó su mochila de lado y entró a la casa, con la mirada atenta del pequeño que seguía en la puerta. —¿Taka? ¿Todo bien? — el pequeño sólo asintió, estaba más nervioso que nunca, era su padre, probablemente la persona que más conoce en el mundo a Takayuki, si hacía algo mal, sería su fin. —Bueno... tomaré un poco de pizza, espero no te moleste. —

—No...claro que no, adelante... papá. —era probablemente la primera vez que Takanori decía esa palabra, y no iba dirigida a su verdadero padre.

El hombre y Takanori tuvieron una plática, sobre cómo iba todo en la empresa, y como iba la banda. El menor aun no podía desenvolverse del todo, seguía estando nervioso, a pesar de que aquel hombre inspiraba mucha confianza.

—Ahora platícame hijo ¿has visitado algún lugar bueno? Digo, con eso de que eres famoso...— rió el hombre.

—No soy famoso, pero te puedo decir que el otro día probé comida peruana en un restaurante, era deliciosa. —comentó el menor.

—Pues tendremos que ir pronto ¿okey? — el otro asintió. —Oye ¿por qué no me respondías las llamadas? ¿Pasó algo con tu teléfono? —

—Oh... no, bueno, sí, eso sólo que...— Takanori tenía en su mente una excusa perfecta, pero su cerebro era incapaz de traducirla al japonés. — es sólo que se me cayó a la taza del baño y ya no funciona. — soltó rápidamente en un perfecto inglés.

—Oh baya, ¿hablas inglés? Eso no lo sabía. — le siguió el señor Matsumoto también en inglés.

—Obvio que hablo inglés, es elemental para un artista...—

—Y además tienes ese pequeño acento, como si fueras inglés... si no te conociera pensaría que eres...— se detuvo a media frase. —Olvidalo, es una tontería. —

Al pequeño no le costó restarle importancia, pronto su padre lo invitó a salir a dar una vuelta por la ciudad, Takanori a regañadientes aceptó, no tenía elección, a decir verdad.

***

—¿Enserio? ¡Realmente no lo creo! — decía Takeshi Matsumoto entre risas.

—Te lo juro, se enojó tanto que destrozó su guitarra. — Takanori también reía.

Habían optado por ir al restaurante de comida peruana que había comentado el menor, al principio no se sentía para nada cómodo, pero poco a poco ese hombre se había ganado su confianza entre bromas y chistes ridículos, justo ahora le contaba la anécdota de cómo Kouyou había roto su guitarra por un berrinche.

—Tu amigo es muy extraño, ¿por qué nunca me habías contado de él? —

—Oh, emm... lo conozco desde hace poco papá, no había tenido tiempo de platicar contigo. —

—Parece que te llevas muy bien con él. — sonrió su padre mientras tomaba de su bebida.

—Como si fuera mi hermano. — el pequeño notó como el hombre frente a él se atragantaba con la bebida al escuchar eso. —¿Estás bien? — el otro asintió.

—Nunca te había escuchado decir eso a una persona que no fuera Akira, es todo. — Takanori se tensó nuevamente al escuchar su nombre, ¿el padre de Takayuki sabría de su relación? ¿Takayuki era abiertamente homosexual? — ¿Cómo vas con él? —

—Eh... yo... ¿a qué te refieres? — dudó el chico.

—A su relación obviamente, estás muy distraído hijo. — se mofó el otro. —¿Y bien? —

—Eh... yo...— ¿qué caso tenía ocultarle la verdad a ese hombre? Seguramente eso habría hecho Takayuki, o eso pensaba el pequeño. — Ya no somos pareja. — dijo firmemente.

—¿Enserio? ¿por qué? ¿qué fue lo que pasó? — preguntó curioso el hombre.

—Eh...eh... creíamos que era buena idea darnos un tiempo... eso todo. —dijo con nerviosismo Takanori.

—Que mal, me caía muy bien el chico. — dijo melancólico. — Pero supongo que terminaron en buenos términos. — el chico asintió. —Bien hijo, ya estuvimos toda la tarde aquí, tal vez no tengas que trabajar mañana, pero yo sí. ¿Nos vamos? — Takanori se sintió extraño el tener que despedirse de su "padre", toda la vida había deseado con tener un padre, o por lo menos saber que se siente tener uno, al igual que un hermano.

—C-claro. — dijo despacio. El chico estaba a punto de levantarse de la mesa pero el hombre lo tomó del brazo. — ¿Qué ocurre? —dudó.

—No hemos tomado la foto Takayuki. — el hombre sacó de su mochila una cámara instantánea. — Siempre que salimos tomamos una foto ¿recuerdas? —

—Oh, claro, lo olvidaba. — con nerviosismo se posicionó junto a su padre y rápidamente tomaron la foto, ésta se reveló, dejando ver a un nervioso Takanori con una pequeña sonrisa, idéntica a la de su padre, sonrió levemente, le gustaba la foto.

—Bien, hora de irnos. — anunció el hombre. — Esta foto va al álbum de recuerdos. —

—¿Te molesta si me quedo con ella? Quisiera conservarla. — Takeshi lo miró confundido, pero terminó por asentir. —Gracias papá. — sonrió el chico.

Sin más tomaron rumbo a donde el pequeño vivía, Al llegar a la puerta del edificio se despidió de su padre y éste le dijo que volvería para el concierto debut, prometiendo que no se lo perdería, aunque tuviera que faltar al trabajo.

El cuanto abrió la puerta del departamento fue recibido por un golpe en el brazo por parte de su amigo.

—¡¿Dónde coño estabas?! — gritó histérico Takashima. — ¡Te llamé más de cincuenta veces! ¡CINCUENTA! ¡Pensé que te había pasado algo! ¡Que te habían secuestrado! ¡Perdido por la ciudad! ¡Takanori! —

—Shima tranquilízate...— dijo algo asustado el menor.

—¡¿Dónde estabas?! — siguió con su dramatismo.

—Mi padre vino a visitarme y salí con él... eso es todo...— el chico abrió los ojos con asombro.

—¿Tu padre... el de Takayuki estuvo aquí? — el chico asintió. —¿Todo bien? — de nuevo asintió.

No le platicó mucho, ya que Shima tenía planes para esta noche.

***

—¿Aoi? ¿Te invitó a salir? — el pequeño estaba acostado en la cama mientras miraba a su amigo de un lado para otro.

—Hablar de guitarras...— rectificó el mayor.

—Oh claro...— se mofó Takanori. — Si fuera algo de guitarras no te esmerarías tanto en tu apariencia ¿o sí? — Era más que obvio que el chico de mechas rubias quería algo con el azabache, y parecía que Aoi también quería lo mismo.

—Cállate pequeño enano, Yuu es muy amigable...— de nuevo comentó frente al tocador.

—Sabes que no puedes mentirme a mi ¿verdad? — habló divertido el pequeño rubio.

—Bueno, sí, lo admito, desde que lo vi se me hizo la persona más sexy en todo el planeta, tiene unos ojos hermosos y unos labios carnosos, sin contar su cuerpo. — el pequeño juraría que a su amigo estaba a punto de caerle la baba de sólo imaginar a su compañero de cuerdas. — Y no tiene nada de malo querer distraerme un poco. —

—Me alegra que pases tiempo con alguien más. — dijo Takanori con toda sinceridad, realmente estaba feliz.

—Ya quiero que llegue la hora, no me dejarás mentir cuando te digo que es muy sexy. — dijo entusiasmado Kouyou.

—Tu y yo diferimos en cuanto al concepto de "sexy" y lo sabes. —

—Claro que no, tú estás clavado con Akira, lo defiendes por todo, solo con él ríes de chistes sin sentido, te pones nervioso ¿Y aun así te atreves a decir que diferimos? — se mofó Takashima.

—Yo no soy gay. — dijo serio el pequeño.

—Oh, claro, yo tampoco, sólo voy a salir con un amigo a hablar de guitarras. — dijo con sarcasmo. — Por favor Takanori, tu primer beso fue con un chico, y ahora te vez muy cómodo con él. —

—Que tú seas homosexual no significa que todo el mundo lo sea. — dijo ya un poco molesto.

—Ni tú te lo crees. — lo encaró. — Eres un jodido gay reprimido. —

—¡Vete a la mierda! — esa frase asombró al mayor, Takanori no era de decir cosas como "vete a la mierda" ni de decir malas palabras. Aun desconcertado no dio su brazo a torcer.

—Te enojas porque sabes que es cierto, ¿verdad? — el pequeño estuvo a punto de responderle cuando sonó el timbre. —¿Escuchas?, debe ser mi amigo—

—Lárgate a comer polla entonces...— esas cinco palabras, las había escuchado infinidad de veces, pero nunca le habían hecho daño hasta que su pequeño Takanori las dijo, con tanto veneno, como si lo odiara por ser lo que es, resignado tomó sus cosas y se fue, olvidando todo.

El pequeño tardó treinta segundos en darse cuenta de que lo que dijo era una estupidez, que era la persona más boba del mundo y que había hecho sentir mal a su mejor amigo, se sentía una escoria por haberlo tratado así, él sabía que su vida era difícil y se ponía muy sensible con el tema de su sexualidad, y aun así Takanori utilizó eso para atacarlo. No pudo pegar ojo en la siguiente hora, esperando que su amigo volviera, aunque sabía que no lo haría, no por el resto de la noche por lo menos.

El pequeño se resignó y cenó pizza enfrente del televisor. Pasadas las horas tocaron el timbre, eran casi las doce de la noche, saltó del sofá y abrió la puerta esperanzado a que fuera Shima.

—¿Akira? — dudó el menor.

—Hola...— saludó con una sonrisa de medio lado. — ¿puedo pasar? — preguntó, el pequeño salió de su transe dándole el pase, cerró la puerta y vio cómo su acompañante se quitaba la chaqueta de cuero que llevaba.

—¿Qué haces aquí? —

—Supe que Aoi invitó al labios de pato a salir, así que aproveché para pasar la noche contigo. — El pequeño notó que llevaba una bolsa en la mano y la dejaba sobre la barra. — A solas...— dijo en tono serio el rubio.

Takanori se tensó al escuchar eso, lo cual notó el rubio.

—Tranquilo, no haré nada extraño, lo prometo. Sólo quiero pasar el rato contigo. — se acercó a la bolsa que llevaba y sacó varias cajas de juegos de video. — Pasé a comprar algunas cosas y vi estos, sé que detestas los videojuegos, pero podemos probar cosas nuevas. — y soltó una sonrisa cálida al pequeño, éste se acercó y le arrebató las cajas de la mano.

—¿Bromeas? ¡Claro que quiero jugar! ¡Este juego aun no sale en Londres! — dijo feliz por tener entre sus manos un ejemplar de lo más nuevo de Gears Of War. Akira quedó anonadado, a su novio nunca le gustaron los videojuegos.

—¿Londres? ¿Qué tiene que ver Londres? — dudó el rubio. Takanori se rio una bofetada mentalmente.

—Un dato curioso, aun no sale en Londres...— sonrió, quizá demás.

—Muy bien pequeño, ¿te parece si jugamos entonces? — el otro asintió entusiasmado.

Al parecer Takayuki tenía un Xbox, pero nunca lo utilizó, argumentando que no le gusta jugar cosas frikis. Akira había traído un sinfín de comida chatarra, la cual venía perfecto con la ocasión.

Mínimo jugaron tres horas entre risas y enojos por lo que ocurría en la pantalla.

—No sabía que fueras tan bueno. Me impresionas cada día más enano. —

—La práctica, ya sabes...— se encontraban en los sillones mirando una película de acción, Taka tenía en su regazo a el pequeño cachorro de Chihuahua, mientras que Akira lo miraba con atención, tenía los ojos color miel, muchas pecas en la zona de su nariz y sus labios eran realmente rosas, esos detalles nunca los había notado ya que Takayuki siempre usaba maquillaje, o impedía que lo viera sin él. Lo vio bostezar varias veces mientras sus ojos se cerraban poco a poco.

—¿Tienes sueño? — preguntó el rubio.

—Un poco. — miró el reloj, eran casi las cuatro de la madrugada. —Me daré una ducha. — se puso de pie y caminó al baño para luego cerrar la puerta. Akira se dispuso a limpiar el desastre para luego irse a recostar a la cama, pocos minutos después apareció Takanori, con una bata cubriendo su desnudez y una toalla en la mano secando su cabello. Se sobresaltó al verlo ahí acostado.

—Lo... lo siento, no sabía que estabas aquí...— se disculpó el menor. Dispuesto a irse.

—Taka, te he visto desnudo muchas veces, no tienes nada que esconderme. — dijo Akira desde la cama. El menor sacó un pijama del armario y de nuevo se dispuso a irse. —Cámbiate aquí...—

—Date la vuelta entonces...— dijo firme el pequeño.

—¿Hablas enserio? — el otro asintió, el rubio resignado se dio la vuelta, pudo escuchar los pasos acelerados del menor por el cuarto, le frustraba no poder verlo.

—Ya puedes volear. — Al hacerlo se encontró con un pijama de lo más infantil, una camisa térmica blanca con un cohete en el centro y un pantalón negro con puntitos. No pudo evitar reír.

—Deja de burlarte. — le lanzó una almohada.

—Me gusta, es algo que usaría mi primito, pero eso me hace recordar que tienes dieciocho y yo tengo veintiuno, aun no eres legal. —Akira se levantó y rebuscó en el gran armario hasta sacar un pijama. Takanori y su amigo habían acoplado un cajón vacío para meter sus pertenencias, por lo cual el pequeño desconocía que hubiera ropa de dos personas en el armario.

Akira comenzó a desvestirse frente al pequeño, Algo le decía que no lo viera, pero no podía dejar de hacerlo. Para cuando el rubio hubo terminado de vestirse Takanori ya estaba rojo como un tomate.

El rubio se lanzó a la cama y el pequeño sólo agarró una almohada y disponía a irse, pero Akira lo tomó del brazo bruscamente.

—¿A dónde vas? — preguntó algo frustrado.

—A... Al sofá...— dijo en un hilo de voz.

—Quédate aquí... conmigo. — Takanori no creía esa una buena idea considerando la relación que se supone tienen él y Takayuki.

—Preferiría no hacerlo. —dijo intentando zafarse.

—¿Por qué? ¿Te doy miedo? Te juro que no haré nada. — aseguró el rubio.

—No es eso... es sólo que Shima...—

—¿Shima? ¿Estás pensando en él? Seguramente a él si lo dejas dormir contigo ¿por qué soy yo diferente? — dijo ya con la voz pintada de enojo.

—Es mi mejor amigo...—

—No te atrevas a decir que él es tu mejor amigo cuando yo te conozco desde que estamos en pañales, ¡te lo prohíbo! — ahora sí había hecho enojar a Akira, el vocalista estaba muerto de miedo. —¿Por qué? ¿Por qué eres tan cruel conmigo? Prometiste que siempre seríamos mejores amigos Taka. —

—Yo... yo...— No tuvo tiempo de reaccionar, ya se encontraba tirado en la cama boca arriba, con el rubio sobre él. —Akira...— Eso fue suficiente como para que el rubio se acercara y metiera las manos por debajo de la camiseta del menor, éste se tensó al sentir el frío contacto intentado alejarse, pero todo era en vano, estaba atrapado, sentía que el contacto le cortaba la piel, no le gustaba esa sensación.

—Taka...— se acercó al cuello del vocalista y comenzó a jugar con su oreja, mientras que sus manos pellizcaban sus pezones.

Akira escuchaba con deleite los pequeños gemidos de su amado, cuantas veces no soñó con tenerlo así, y en tres años de relación nunca lo había logrado.

Por su parte, Takanori intentaba pensar en cualquier otra cosa que no fueran las manos de aquel chico sobre su pecho, pellizcando con demasiada fuerza sus sensibles pezones. Estaba muy asustado, más que la otra vez, sólo deseaba que Shima volviera y lo sacara de esta, como la otra vez, pero algo muy dentro de sí le decía que eso no pasaría, no esta vez. El pequeño golpeaba con sus manos la espalda de Akira, intentando que cediera un poco, pero era inútil.

—No quiero esto... por favor Akira...— dijo suplicante.

Haciendo caso omiso a las suplicas del pequeño, el bajista le sacó la camisa rápidamente y no tardó ni un segundo en recorrer el pecho del menor con la lengua. Takanori no podía evitar sentirse abrumado, estaba jodidamente asustado, pero esa lengua se sentía bien...

—Ah...ah... Akira. — soltaba entre gemidos. Ya era demasiado, volvió a caer en cuenta de que él pensaba en Takayuki, pensaba que estaba haciendo esto con Takayuki, él no era nadie, sólo un reflejo, no se merecía lo que le estaba pasando, o tal vez sí, por estar jugando al imitador, Akira saldría feliz de todo esto, y el pequeño se lamentaba, por haber aceptado todo, por haber peleado con su amigo, porque en este momento lo único que el pequeño tenía en claro es que esos tratos, los de un hombre, lo excitaban, y que probablemente no saldría virgen de esta.

Lloró, como en pequeño niño débil que es, lloró, porque no sabía que más hacer, porque quería de alguna forma liberar todos estos malestares apresados.

Sintió que el cuerpo encima suyo se alejaba, cuando se atrevió a ver a su opresor, encontró una cara descompuesta, una cara preocupada, y dolida.

Akira lo abrazó, susurrándole una disculpa, diciendo perdón cada tres segundos, acariciando su cabello mientras que el pequeño se aferraba a su cuello aun intentando callar su llanto, pero no podía.

Cuando al fin logró calmar el llanto Akira lo recostó sobre su pecho, y Takanori se aferró con fuerza a este.

—No quiero estar aquí... quiero irme a mi casa, con mi mamá... no me gusta estar aquí...— susurró el pequeño. Akira acariciaba su cabello.

—¿De qué hablas? Si esta es tu casa. — El vocalista se armó de valor para terminar con esta farsa, decirle toda la verdad e irse a su amado Londres, a donde es Takanori, no Takayuki.

—No lo entiendes, esta no es mi vida, y no soy quien tú crees, solamente soy...— se vio callado por los labios del rubio, en un roce, que poco a poco subió de nivel, y Takanori no hacía nada por detenerlo, estaba más ocupado en seguirle el paso a su acompañante.

—Te amo...— susurró Akira. — Y jamás haría algo para lastimarte, nunca...— Takanori olvidó todo, absolutamente todo y se dejó hacer, los besos del rubio eran embriagantes, y Akira sentía que rozaba el cielo cuando sentía esos labios contra los suyos, no los recordaba tan suaves y carnosos, pero le daba igual, los besos de Takanori eran tímidos, como pidiendo permiso, era de esperarse ya que nunca había besado antes, pero eso no lo sabía el bajista, lo atribuía a que seguía asustado, pero en el fondo deseaba que su Taka no dejara de darle esos besos, ya que se había vuelto fan de ellos.

Takanori desató el pedazo de tela con el que el rubio suele cubrirse la nariz, con la mirada atenta de éste.

—Taka...— el aludido volvió a sus labios ahora rozando su nariz con la de él, no sabía por qué lo hacía, seguramente mañana se arrepentiría, pero hoy, sólo quería disfrutar el momento, no como Takayuki, sino como Takanori.



Me tardé, i know, realmente lo siento, pero aquí estoy, con un capitulo de 4000 palabras, espero y les esté gustando esto, y dejen un comentario, aunque sea para decirme lo mala que soy como escritora, que me dedique a vender tamales o algo así.

Yukkiosixx

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