Lydia era una princesa, como las de los cuentos de hadas.
Confiaba totalmente sus secretos a Allison, una bella doncella, quien estaba totalmente enamorada de un caballero llamado Scott.
La verdad es que Scott no era un caballero de verdad, debía mentir para estar con el amor de su vida para siempre. Pero no fue así.
Scott tenía un amigo de confianza, su hermano de toda la vida. Este aburrido chico conservaba el apodo de Stiles, quien estaba locamente enamorado de la princesa Lydia. Debía estar enfermo si paraba de pensar en ella tan sólo un momento.
Pero él era un campesino y ella una princesa. Y al ver que su princesa ya tenía un príncipe propio, su corazón dolía, pero no la dejaba de amar. Jamás lo haría.