—¿¡USASTE PROTECCIÓN!?
En eso momento toda la sangre de mi cuerpo se heló. En vez de glóbulos rojos tenía cubos de hielo recorriéndome las venas.
—¿Lauren? —No podía reaccionar. ¿¡CÓMO PODÍA SER TAN IMBÉCIL!?—. ¿Lauren sigues ahí? —Mierda, pero qué hice—. Lauren... —Hubo una pequeña pausa tras la línea—. Lauren porfavor dime que usaste protección...
—Yo... Bueno-
—No, no es cierto.
—Es que todo fue tan repentino y yo-
—No puede ser... —Mani me interrumpió y respiró tan fuerte que sentí que me aspiraría por el teléfono—. ¡¡PITO CALIENTE TENÍAS QUE SER LAUREN MICHELLE!!
—¡Pero es que te juro que-
—¡NADA!, ¿¡Cómo si quiera se te pasó algo así!?
—¿¡Qué voy a hacer!? —Pregunté con desesperación. Mani había ligrado realmente asustarme.
—¡¡PUES MAMÁ!!
—¿¡QUÉ!?, ¡¡NO!! ¡DIGO A HACER, NO A SER!
—¡PUES ESQUE... —Normani se detuvo—. Espera, tengo una idea...
Y empezó a hablar. Normani y yo hablamos dos horas más buscando una solución. Había sido una charla realmente agotadora, me habló de pañales, de leche —y no de la mía—, de biberones, de familia, de píldoras, de condones, ¡DE ABORTOS, DE CUMBIA, DE TODO!
Mi cerebro iba a explotar en cualquier momento... Pero esa había sido la parte negativa. La parte positiva era una situación muy vergonzosa y había una muuuy pequeña posibilidad de que funcionara, pero si era como lo pensábamos... Entonces se arreglaría todo.
Mi estómago se removió de nervios de tan solo pensarlo. Tendría que hablar sobre sexualidad con mi mamá.
Tomé todo el dinero que había juntado en los últimos 4 meses y me monté en la bicicleta que Carlos había olvidado. Pasé todo el día buscando de tienda en tienda algo que le pudiese gustar, pero simplemente nada era suficiente para mi cubana preciosa. Quería darle algo significativo, algo... No sé, algo que la hiciera sonreír cuando lo tuviera en sus manos y luego me abrazara y me dijera que me ama.
Caminaba por mi última opción, sosteniendo mi bicicleta mientras veía las vitrinas por fuera. Mis ojos caían de peluche en flores y de flores en tarjetas adornadas. Todo se veía tan insuficiente para Camila... Hasta que lo ví. Aquello que acababa de ver quedaría perfecto con lo que tenía planeado. Le pregunté al encargado que si podía dar regalos a domicilio y gracias a Ally respondió que sí. Me daría demasiada vergüenza entregárselo pensonalmente, habría tanta sangre recorriendo mi cara que explotaría. Una vez que las cosas quedaron hechas, salí de la tienda.
Regresé a casa con la cabeza echa un nudo. No sabía casi nada del funcionamiento que tenía sexualmente en realidad, cuando el doctor quería hablar conmigo yo tapaba mis oídos y salía corriendo del consultorio. Mi mamá tenía que hablar con él, y cuando ella quería hablar conmigo pasaba exactamente lo mismo, salía corriendo y me encerraba en mi habitación, no me gustaba hablar de sexo con ella, era muy incómodo y más teniendo esta cosa que siempre se estaba parando. Me arrepentía ahora de no haberlo echo, pero sólo tenía 12 años por aquél entonces. No había ido a una consulta médica desde mis primeras eyaculaciones asique... No sabía con certeza nada.
—Mamá... —Dije una vez que entré al cuarto de mis padres. Mi madre me miró y dejó su lectura de lado.
—¿Qué pasa Laur? —Oh no, esto ya es incomodo y ni siquiera he dicho palabra alguna.
—Yo... Bueno, quería hablar d-de algo... Contigo.
—¿Ah sí?, ¿de qué? —LAUREN ES AHORA O NUNCA, ESCAPA YA.
—¿Podemos hablarlo a solas? —Pregunté con timidez.
—¿Pasó algo malo?
—No... —Claro que no mamá, pero posiblemente serás abuela porquE TU HIJA ES UNA PRECOZ DE MIERDA.
Mi madre se levantó de la cama y me siguió hasta la cocina. Me recargué en el lavaplatos no sé porqué. Tal vez para abrir el grifo de agua, ahorgarme y morirme.
—A ver, ¿qué pasó? —Mi mamá estaba cruzada de brazos. Mirándome desde el otro lado con seriedad. Y yo sólo me hacía la idiota mirando el techo.
—Mhmmm... ¿Nunca has pensado que el foco es... Como muy amarillo?
—Lauren...
—¿Qué?, es muy amarillo...
—Lauren.
—Ya... De acuerdo. —Mordí mi labio inferior con nerviosismo y desacomodé mi cabello, ¿cómo empezaba a preguntar?
—¿Pasó algo en la escuela?
—No... Es sólo que... Bueno, ¿recuerdas... Las consultas médicas?, tú sabes, a las que... Nunca quería pues... Ir. —Mi madre achicó los ojos y asintió intentando entenderme—. Bueno, yo...
—¿Quieres que te dé la platica ahora?
—¡NO!, quiero decir... Sí. No un, ¡SÍ!, si no más bien un.... Seh... Mierda esto es incómodo...
—¡LAUREN MICHELLE!
—¡Lo siento, sé que no te gusta que diga malas palabras!, sólo... Quiero saber si yo puedo... Ya sabes, procrear... Si, eso. —Mi madre se quedó pensativa. Mierda. De seguro sí puedo. De seguro Camila está embarazada y voy a tener un bebé, no podré terminar de estudiar y trabajaré en Starbucks. Mis ojos se cristalizaron y empecé a sollozar—. ¡Ahhh, no puedo procrear! —Chillé—, ¿verdad que no?
—Awww bebé... —Mi madre me abrazó y acarició mi espalda reconfortándome—. Estás asustada por no poder tener hijos, ¿verdad? —De inmediato dejé de llorar y levanté la mirada, mi madre me veía con comprensión. ¿Eso significa que no puedo tener hijos?. Después sentí sus brazos rodearme nuevamente—. No te preocupes mi amor, eres totalmente fértil.
—¡AHHHH!
08:32 p.m.
Esperaba que mi regalo le gustara a Camila... Había hablado con Normani poco después y me dijo que era una cursi, que a las mujeres le gustaban los tacones, la ropa y no sé cuantas cosas más y me preocupé. Pero a como conocía a Camila tal vez... Ella era muy cursi también. Como en la mayoría de las canciones y sus letras.
Mi teléfono vibró y lo tomé.
Camzzi:
"Mi amor".
Sonreí como imbécil al leer. Después de casi cinco días porfin sabía algo de el amor de mi vida. Sí que sí.
Camzzi:
"Te extraño".
Yo también la extrañaba...
Camzzi:
"Ven mañana al estudio conmigo".
Camzzi:
"Lern... Estás sola?".
Mi corazón dió un vuelco no sé porqué, esa pregunta me había despertado cada uno de mis sentidos.
Enviar:
"Hola Camz, también te extraño mucho... Y si quiero ir al estudio contigo mañana y todos los días que tú quieras 🙈".
Enviar:
"Sí, estoy en mi cuarto, porqué?"
Camzzi:
"Entonces nos veremos mañana 🤓💓".
Camzzi:
"Tiene seguro tu puerta?".
Enviar:
"Sí".
Camzzi:
"No le muestres esto a nadie".
Camzzi ha enviado una foto.
Mis ojos vagaron por el celular embobándome, mientras me relamía los labios. Una de mis manos bajaba por mi abdomen hasta desabrochar los botones de mi pantalón. Algo me decía que esta sería una noche muy cálida.