Unexpected (Camren)

Andreaverdugo99 tarafından

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¿Cuantas cosas inesperadas te puede traer la vida? La respuesta es simple: infinidades. Lauren podía presenti... Daha Fazla

Sinopsis.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Epílogo 1
Epílogo 2

Capítulo 10 (Final)

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Andreaverdugo99 tarafından

Camila y yo pasamos dos años juntas, los mejores de mi vida si debo decirlo. Fueron los momentos más hermosos de mi existencia, teníamos una relación envidiable que ninguna de las dos pensó tener alguna vez. Nos apoyábamos la una a la otra como siempre lo hacíamos. Al principio la relación era algo tímida, tiempo después nos teníamos una confianza indescriptible. Supongo que se dio la primera vez que hicimos el amor, esa noche estaba guardada en mi memoria como una película, había sido perfecto algunos meses después de iniciar nuestra relación, definitivamente no podría comparar absolutamente nada con las sensaciones de esa noche, estaba segura de que nadie me haría sentir de esa forma otra vez, solo ella.

La primera vez que lo intentamos no dio resultado, se podría decir que fue mi decisión pero algo me decía que no era el momento, yo me sentía lista pero al parecer Camila aun no lo estaba...

Flashback:

Sentía su respiración pesada sobre mi oído mientras mis labios recorrían su cuello con besos húmedos y algunas mordidas, lo estaba disfrutando y sabía que ella también, estábamos listas para entregarnos la una a la otra, nos encontrábamos en ropa interior tumbadas sobre mi cama, a diferencia de mí, ella llevaba una camisa que le quedaba algo grande, sus manos se mantenían inmóviles sobre mi espalda lo cual me parecía raro, pero no le tome importancia, quizá estaba nerviosa.

-Laur...-Le oí decir entre jadeos, me separé de ella para verla.-¿Puedes apagar la luz?-Pidió mordiendo su labio con timidez.

Ahora entendía todo, Camila se sentía insegura con su cuerpo, ni siquiera le había sacado la camisa y ella quería apagar la luz.

-Camz... eres hermosa, te juro que lo eres princesa. Me encanta tu cuerpo, no me importa si tu estómago no es duro y trabajado.-Besé su mejilla.-Esta barriguita...-Le dije con voz de bebé mientras acariciaba lentamente su estómago con mis dedos.-Me encanta y es perfecto, al igual que tú... no quiero que te preocupes por tu cuerpo porque a mí... me vuelve loca.-Le dije sinceramente y volví a besar su mejilla ruidosamente, la cual estaba ligeramente sonrojada.-Quiero que te sientas segura de tu cuerpo, no quiero hacer nada si tú no estás segura.-Acaricié su rostro.

-Eres increíble, Lauren Jauregui, gracias por entenderme.-Me miró directamente a los ojos y yo sentí las mariposas en mi estómago.

Al final solo nos quedamos abrazadas hasta caer completamente dormidas dejándolo para otro día que no tardó mucho en llegar.

Fin del Flashback.

Después de eso lo hicimos en cada rincón de nuestro departamento, sin ningún tipo de vergüenza o nerviosismo, lo único que sentíamos era amor, pasión y deseo, deseo de sentir nuestros cuerpos desnudos juntos, de sentir la respiración pesada de la otra en nuestros oídos, de saber que nos amábamos. Las noches eran cortas para nosotras, demasiado diría yo, al finalizar nos acariciábamos lentamente hasta caer completamente rendidas.

Tuvimos nuestros problemas como cualquier pareja, algunas por pequeñas mentiras, otras por ocultar las cosas solo para no preocupar a la otra, pero lo más frecuente eran los celos de ambas, dichas peleas eran mis favoritas ya que siempre terminábamos desnudas la una sobre la otra repitiéndonos dos palabras: 'eres mía'.

Nuestros amigos más cercanos sabían acerca de lo que teníamos, salíamos juntos y hacíamos estupideces juntas. En una ocasión recuerdo haber estado realmente borracha, llegué al departamento a punto de vomitar, ella me ayudó a caminar hacia el baño, en donde sostuvo mi cabello mientras yo sacaba todo el alcohol de mi sistema, después de eso me ayudó a ducharme, me acostó en la cama después de cambiarme y se metió conmigo, a la mañana siguiente se burlaba de mi resaca, sin embargo me dio uno de sus remedios.

Los días transcurrían igual que de costumbre, me levantaba antes que ella, preparaba el desayuno, a diferencia de que ahora comíamos entre besos y mimos, al igual que en la cena. Algunas veces nos juntábamos para almorzar juntas, casualmente pasaba por mí los días que tenía terapia con Maddison para sacar su lado posesivo frente a su tía, me parecía realmente tierno.

En cuanto a la pequeña, seguía con sus consultas, las cosas no eran difíciles, la pequeña me contaba sus problemas debido a la gran confianza que me tenía, me encantaba hablar e interactuar con Mad. En cuanto a su tía, hablábamos algunas veces, me platicó que tenía novio y yo estaba feliz por ella, sabía lo que tenía con Camila y parecía bien con ello, aunque nunca se simpatizaron realmente.

Dinah y Normani estaban preparando su boda, algo extremadamente sencillo, a diferencia de nosotras a ellas les importaba muy poco lo que sus padres dijeran, sin embargo ellos si las aceptaban, desearía poder ser tan valiente como ellas, pero no podía, mi naturaleza me lo impedía.

Narrador omnisciente:

Lauren se encontraba sentada en el comedor esperando a Camila para desayunar, estaban un poco serias entre ellas últimamente, las cosas no eran igual de enérgicas que al principio, los besos ya no sabían a deseo y pasión, ahora su sabor era de tristeza y desesperación, sin embargo seguían teniendo ese amor tan intenso que dolía. No lo querían recordar pero ambas sabían la razón; el final estaba cerca.

-Buenos días, princesa.-La ojiverde se puso de pie y le dio un rápido beso en los labios, ella correspondió con una débil sonrisa.

-Buenos días.-Se sentó frente a ella y empezó a tomar su desayuno.

Camila se veía un poco más afectada que Lauren, no sabía cómo llevar aquella situación. Jamás se había enamorado de alguien, y mucho menos de alguien completamente prohibido, sus sentimientos y la relación que había tenido con la chica de piel blanca como la nieve había sido totalmente inesperada.

Las cosas con David se habían puesto más serias de lo que esperaba, lo había escuchado hablar acerca de compromisos, y sinceramente no le importaba, sabía que aunque lo intentara jamás podría a amar a alguien tan intensamente como a la chica que estaba frente a ella en esos momentos. Cabe mencionar que al decírselo a Lauren ella reaccionó relativamente bien, se dio cuenta de su mirada triste y perdida pero sabía que el día tendría que llegar alguna vez, y lastimosamente no demoró mucho en hacerlo. La ojiverde había estado callada y logró mirar algunas lágrimas traviesas que no dudó en desaparecer para después acurrucarla entre sus brazos hasta que la chica se quedó dormida. Eso había sucedido aproximadamente dos meses atrás y solo unas semanas antes habían llegado a un acuerdo.

Flashback.

-Creo que es tiempo de hablarlo, Camz.-Dijo la chica de ojos verdes viendo a su princesa apretar los ojos y tragar con pesadez. La conocía bastante bien para saber que aquello la estaba destrozando, sin embargo asintió.-Creo que debemos idear algo, he estado pensando y creo que lo mejor sería hacer que nuestros padres piensen que nos hemos peleado.-Acarició su mano con el pulgar.

-Supongo que es lo mejor, ellos saben que no nos separaríamos por voluntad propia.-Limpió una lagrima que se le había escapado de sus propios ojos.

-Princesa... no quiero que estés mal, todo esto es porque nosotras lo decidimos.-Acarició su mejilla con dulzura pero la castaña se apartó de ella y la miró con dolor.

-¡Lo sé, Lauren! Sé que esto lo decidimos pero no puedes pedirme que esté bien cuando no podré hacerlo, me estas pidiendo algo literalmente imposible. Te amo y no quiero separarme de ti, odio no poder ser valiente y mandar todo a la mierda. Esto me está lastimando como no tienes una idea.-Las lágrimas corrían por los ojos color chocolate y los verdes ya empezaban a cristalizarse, la ojiverde no lo dudó y la apretó en sus brazos tratando de darle algo de fortaleza que no sabía de dónde diablos sacaba.

No era que a Lauren no le doliera, sino que, quería mantenerse fuerte por ambas, por dentro sentía como le enterraban un cuchillo lentamente haciendo el dolor insoportable, Camila por su lado necesitaba llorar y desahogarse. El maravilloso mundo que había visto durante sus cuatro años de relación con Lauren se desmoronaba poco a poco y lamentablemente ella no podía hacer nada, o más bien no debía, su padre tenía cáncer y se sentía con la obligación de hacer que se sintiese orgulloso de ella.

-¿Cuándo?-Preguntó la morena con la voz temblorosa para después sorber su nariz aun con su cabeza apoyada en el pecho de la mayor.

-Lo antes posible, ya no quiero que sufras... mientras más lo prolonguemos, más difícil va a ser.-Acarició el brazo de la castaña con cariño y delicadeza.

-Dos semanas.-Dijo finalmente.

Después de eso simplemente se quedaron acurrucadas disfrutando de la sensación de sus cuerpos juntos y la calidez que estos desprendían.

Lauren se quedó pensando, en dos semanas su vida cambiaría por completo, dos semanas quedaban de ser feliz con la persona que amaba, el tiempo no le sería suficiente.

Fin del flashback.

-¿Volverás con tu madre?-Preguntó Lauren mientras veía a Camila tomar un poco de jugo.

-Si, llamé a Sofi ayer y está feliz de que vuelva pero algo triste por la supuesta pelea.-Hizo una mueca, la pelinegra sabía lo que le estaba costando todo esto.-He visto que has estado empacando... ¿también te irás?-Preguntó viéndole a los ojos.

-No puedo quedarme en este lugar sin ti, está lleno de recuerdos y sería masoquista de mi parte hacerlo.-Dio una media sonrisa pero a ella no le causó mucha gracia.

La morena no creyó necesario preguntar a donde se iría, era claro que de vuelta con sus padres, y estaba bien con ello, de haber sabido que los planes de la chica de ojos esmeralda eran diferentes se lo habría pensado dos veces antes de llegar a esa conclusión, definitivamente se iba a llevar una gran sorpresa por tomar ese detalle de forma irrelevante.

-¿Te das cuenta de que este será nuestro último día juntas?-Comentó la castaña con cierto dolor en su voz. Lauren simplemente asintió con la cabeza gacha.-Extrañaré tu comida.-Una media sonrisa se asomó por sus labios.

-Y yo tus regaños porque he dejado mi habitación desordenada.-La pelinegra usó el mismo tono.-Debo salir a arreglar algunas cosas, volveré más tarde.-Se puso de pie y recogió los trastos sucios de la mesa y los colocó en el lavaplatos.

-Bien, mientras terminaré de empacar. Ve con cuidado.-Mencionó la morena con una media sonrisa, desde hace meses sus sonrisas ya no eran completas ni del todo sinceras y eso estaba desgarrando el corazón de la chica más alta.

-Claro, te quiero.-Le dio un beso en la cabeza y salió del departamento.

Después de que Camila terminó de limpiar la cocina se pasó a su habitación a terminar de empacar sus cosas, básicamente todo estaba dentro de cajas, sus libros, algunos cuadros que simplemente adornaban la pared, entre otras de sus pertenencias, al llegar a la mesita junto a su cama se encontró una foto enmarcada en un porta retratos color verde menta, ahí estaban, abrazadas como la mayor parte del tiempo, Lauren siempre tomándola de la cintura y Camila con sus brazos envueltos en el cuello de la chica, como deseaba volver a aquellos días en los que hablaban de cualquier tontería, se abrazaban sin razón y sonreían como si no hubiese otra persona con quien quisieran estar.

Camila estuvo unos minutos ahí sentada detallando la foto en sus manos, acarició el rostro de su chica con la yema de los dedos y después la colocó con delicadeza junto a los otros cuadros.

Se pasó a su armario, aún no había tocado nada de su ropa, lo quería dejar hasta el final y ya era momento, al siguiente día se mudaría de nuevo con sus padres, dejando atrás todo lo que había vivido en ese lugar en el que ahora se encontraba. Estuvo alrededor de una hora empacando cuando se encontró con algo que le hizo un nudo en la garganta... Una sudadera color negro que por la parte de atrás se leía 'Jauregui 96'. Recordó con una sonrisa cuando Lauren le obsequió esa prenda en su cumpleaños número 16... y sonrió aún más cuando recordó que ella tenía una en la que se leía 'Cabello 97'.

Lauren siempre fue la más detallista de las dos, y eso a Camila le encantaba, esa era una de las razones por las que se había enamorado de ella.

Estaba demasiado concentrada en las letras que no escuchó la puerta de entrada y tampoco se dio cuenta de que alguien la observaba desde el marco de su habitación.

-¿Necesitas ayuda?-La voz de Lauren la sacó de sus pensamientos.

-No realmente, creo que he terminado.-Dijo la morena caminando hacia su cama con la mirada pegada al suelo, se sentó con la mirada perdida aun sujetando la sudadera en sus manos.

-Bueno, he traído pizza... vamos a comer.-Invitó Lauren y extendió su mano para que la otra chica la tomara, se demoró unos segundos pero finalmente lo hizo. Estuvieron almorzando en silencio hasta que la mayor decidió romperlo.-¿A qué hora llegará el camión de mudanza mañana?-Preguntó interesada.

-A las 8:00am.-El nudo en su garganta era evidente debido a lo difícil que parecía hablar para la chica.

-¿Quieres hacer algo?-Cuestionó como solía hacerlo cuando ambas tenían tiempo libre.

La morena negó con la cabeza y después soltó un sollozo que hizo al corazón de Lauren encogerse, la morena se puso de pie y se sentó en las piernas de la ojiverde aferrándose a ella con fuerza, como si no quisiera dejarla ir.

-No pensé que sería tan difícil.-Dijo Camila con la voz rota. La psicóloga tragó con pesadez al escucharla, esto la estaba destrozando por dentro y no tenía idea de donde sacaba fuerzas para no llorar a gritos.

-Mi niña...-Susurró la ojiverde tomando el rostro de la morena, limpió sus lágrimas y la miró con tristeza... Camila no dijo nada, simplemente pegó sus labios a los de ella con desesperación, un beso con sabor salado debido a sus lágrimas, pero no le importaba nada, lo único que quería era despedirse de ella como era debido.

-Llévame a la habitación, por favor.-Pidió con la respiración ya agitada volviéndola a besar. Lauren no dijo nada, simplemente se puso de pie y se encaminó hasta su habitación, Camila tenía sus manos alrededor de su cuello acariciando levemente.-Toda la noche, Lauren.-Susurró la castaña.

Lauren sabía que cuando Camila decía eso era porque lo quería de todas las formas posibles, y esa noche no se atrevería a negarle absolutamente nada. Se besaron con deseo, desesperación, tristeza y amor... cada uno rompía el corazón de ambas chicas porque sabían que esos momentos no se volverían a repetir.

Narra Lauren:

Sus manos me recorrían la espalda lentamente bajo la camisa que llevaba ese día, sentía sus reacciones más pasionales, su cuerpo más entregado que nunca, y sus sentimientos en todo su esplendor. Nos encontrábamos sobre su cama con ella debajo de mí. Mis labios recorrieron su cuello con lentitud y precisión, quería que su sabor se quedara por siempre en mi boca, y mi deseo salía a flote...

-Sácame la ropa, por favor. Ya no lo soporto.-Susurró sobre mi oído con desesperación.

-Tranquila, princesa. Tenemos esta noche para nosotras, quiero que te olvides de todo. No pienses en lo que va a pasar mañana, solo piensa en mí ahora y en todo lo que te haré sentir, voy a hacer que jamás olvides esta noche, la última.-La miré a los ojos y miré las lágrimas en ellos acumuladas.

Besé sus mejillas, su frente, su nariz y finalmente su boca, acaricié su lengua y paladar con la mía muy lentamente, sabía cuánto le gustaba eso, sus uñas me apretaron con algo de fuerza, y la escuché soltar un pequeño gemido sobre mi boca, me separé de ella para poder sacarle la camisa por la cabeza, seguí besando su cuello, tomé uno de sus pechos y lo apreté para después darle una pequeña mordida.

De un momento a otro nos dio la vuelta quedando ella encima, no esperó más y ella sola se sacó el sujetador, mi corazón latió con más fuerza si es que se podía, podría morir en cualquier momento, sus pechos eran pequeños pero me encantaban, eran perfectos para mis manos y mis labios, tenían un imán que los atraía.

-Dios, eres tan hermosa.-Mencioné mientras la miraba embobada y acariciaba sus costados. Desde que supe que ella se sentía insegura con su cuerpo, cada vez que hacíamos el amor me encargaba de repetirle lo hermosa que era y lo perfecto que me parecía su cuerpo.-Me vuelves loca.-Llevé mis manos a sus pechos y los apreté, miré que cerró sus ojos, mordió su labio y soltó otro gemido, esa chica era mi total perdición. Se inclinó para poder juntar sus labios con los míos...

-Lauren... estoy muy caliente... por favor mi amor, te necesito ya.-Sus labios jugueteaban con el lóbulo de mi oreja, sentí los escalofríos recorrer todo mi cuerpo ante esa declaración, no esperé más y nos di la vuelta nuevamente, la besé unos segundos en los labios, después me fui a su cuello, me detuve en sus pechos, rodeé su pezón con mi lengua y después le di una mordida. Seguí bajando hasta que me encontré con el botón de sus jeans, lo desabroché sin despegar la mirada de sus ojos, así mismo se los bajé y sentí mi boca hacerse agua, llevaba unas bragas de encaje color negro, demasiado tentador. Pasé mi lengua por la tela de esta y la miré apretar las mantas, volví a subir y la miré a los ojos...

-Voy a hacértelo tan fuerte...-Lamí su cuello, a Camila la ponía al borde que le hablara.-Tan duro...-Succioné esta vez.-Tan delicioso...-Le mordí.-Te correrás tan bien...-Bajé mi mano hasta su centro y la empecé a acariciar muy lentamente.-Quiero que sepas a quien le perteneces, no importa quién te toque, siempre vas a acordarte de mis caricias.-Apreté con un poco de fuerza y succioné su punto de pulso.-Solo yo puedo ponerte así de mojada...-Seguía susurrando, miré sus ojos cerrados y su labio atrapado fuertemente entre sus dientes.-No tienes idea de cómo me pone verte tan excitada, podría correrme viéndote así.-La besé nuevamente con más fuerza y rapidez, el beso eran intenso y excitante.

-Jauregui, si no haces nada te juro que me voy a masturbar, ya no pue...-Sus palabras fueron interrumpidas por un fuerte gemido que escapó de sus labios cuando sintió que la penetré con dos dedos.-¡Mierda!-Exclamó entre dientes. Los moví con fuerza y rapidez, mi mano libre apretó su pecho y mis labios estaban pegados a los suyos.

-Dios... estas tan mojada, me encanta.-Le susurré al oído, y era cierto, me gustaba saberlo porque sabía que estaba haciendo bien mi trabajo.

-¡Maldita sea!-Dijo con dificultad intentando apretar las piernas, sabía que estaba cerca por sus movimientos, así que saqué mis dedos y ella me miró con frustración. Tomé su mano y ella suspiro, sabía lo que se venía con eso.

Pasé mis labios lentamente por el resto de su cuerpo, mi lengua se detuvo un momento a besar su abdomen el cual me volvía loca, era definitivamente perfecto, me encantaba acariciarlo y besarlo porque sabía que esa era la parte de su cuerpo por la que más insegura se sentía. Llegué hasta la parte superior de su ropa interior y miré como se apoyaba sobre sus codos para poder verme, le guiñé un ojo y saqué la prenda con mis dientes, ella amaba que hiciera eso.

-Amor... por favor, ya no puedo.-Dijo con dificultad mientras se retorcía sobre la cama, la estaba haciendo sufrir demasiado y cuando eso pasaba Camila se desesperaba y empezaba a frotarse ella misma y esta vez no fue la excepción, llevó su mano hasta su centro y lo frotó con rapidez. Me alejé y la miré por un momento, se veía demasiado caliente así, me mordí el labio porque deseaba con ansias lo que veía.

No soporté ni un minuto cuando ya estaba lamiendo entre sus piernas, su sabor me volvía loca y a ella le encantaba verme disfrutarlo, tiró su cabeza hacía atrás y arqueó su espalda con un gemido ruidoso lo que me incitó a besarle con más desesperación. Sus uñas se enterraban en mi mano, así mismo con la otra me tomaba la cabeza para que no me apartaba. Mientras que las mías estaban sobre sus muslos arañándola levemente.

-Laur... ¡Dios! No pares, amor... me... me voy a...-Apretó sus ojos y sus dientes con fuerza, así como casi sentía mi mano sangrar por sus uñas enterrándose tan fuerte.-¡Maldición!-Exclamó con la voz ronca, me separó de ella e hizo que me colocara encima de nuevo, entrelazó sus piernas con las mías, se sentó sobre la cama dejando nuestros centros juntos, sentía lo húmeda que estabas y seguramente ella también. Se movió rápidamente sobre mí dejándome al borde, ya había tenido suficiente viendo sus expresiones así que no tardaría mucho en llegar.-Cariño... no voy a soportarlo más, voy a... correrme.-Dijo entre jadeos, me ponía escucharla hablar así.

-Anda... hazlo, córrete para mí, princesa.-Susurré sobre su oído, como si yo mandara en su cuerpo sentí sus movimientos mucho más apresurados, prolongó uno de sus movimientos para así poder sentir el placer invadirla el mayor tiempo posible, un gemido se quedó atrapado en mi garganta cuando llegué al orgasmo por ver su rostro al momento de verla llegar, fue una sensación indescriptible y muy placentera, solté todo el aire acumulado en mis pulmones y me dejé caer sobre su cuerpo sin llegar a hacerle daño.

-Voy a extrañarte tanto.-Miré las lágrimas correr por sus mejillas y mi corazón se apretó, sabía que esta vez no terminaríamos con una enorme sonrisa pero aún no estaba preparada para verlo.

-No llores princesa, por favor.-Limpié sus ojos y la miré.-Siempre estaré para ti... ¿Recuerdas la carta que te di?-Pregunté acariciando su cabello mientras ella se escondía en mi cuello, sentí como asentía.-Todo lo que esa carta dice, es cierto... absolutamente todo, léela cuando te sientas sola porque nunca lo estarás.-Besé su cabello y sentí como se aferraba más a mí.

Esa noche lo último que queríamos hacer era dormir pero después de tres horas haciendo el amor el sueño nos venció a ambas, dormimos aferradas la una a la otra como si dependiéramos de ello, como si tuviésemos miedo de separarnos y eso literalmente era cierto.

***

Desperté por unos golpes en la puerta, con mucha dificultad logré deshacerme de su agarre, por más que traté de no despertarla miré cuando abrió sus ojos y se aferró a mí.

-Cariño, están tocando... deben ser los de la mudanza.-Le dije con una media sonrisa.

-Bien, iré a decirles que empiecen a recoger mis cosas.-Me soltó y se puso de pie, jamás había visto su rostro tan triste como esa mañana, me dolía, me dolía demasiado.

-Está bien, entonces... iré a preparar el desayuno.-Dije mientras la miraba colocarse ropa ya que aún estaba desnuda.

-Bueno, ponte algo encima.-Sonrió tristemente y me dio un rápido beso en los labios, para después salir de la habitación.

Debido a que compramos juntas nuestros muebles y utensilios decidimos donarlos para no tener que decidir quién se quedaba con cada cosa. Obviamente sin incluir lo que estaba en nuestras habitaciones porque eso si era propio, Camila decidió contratar un servicio de mudanza con cargas pequeñas debido a que no tenía muchas cosas. Iba a hacer lo mismo pero mi padre no me lo permitió, dijo que él mismo iría por ellas con ayuda de sus amigos o algo así.

Después de desayunar Camila se metió a la ducha, estuvo alrededor de una hora ahí dentro, cambiándose y maquillándose ya que los cargadores entraban y salían de su habitación. Sin embargo antes de que ella saliera ellos terminaron y se fueron hasta la casa de sus padres a dejar las cosas.

Narrador omnisciente:

Lauren sentía que su corazón se saldría por el pecho, sabía que en cuanto Camila saliera del baño tendrían que despedirse y eso la tenía rota, jamás pensó que una ruptura le podría causar tanto daño, y más porque sabía lo que pasaría después de esa despedida. Definitivamente era el final. El momento que tanto temió desde meses atrás, el día que jamás quiso que llegara, el final definitivo.

El sonido de la puerta cerrándose inundó sus oídos sacándola de sus pensamientos. Camila salió del baño reluciente como siempre lo hacía, se miraba hermosa, llevaba unos converse negros con blanco, un short de mezclilla y una blusa blanca, su cabello estaba suelto y su cuerpo desprendía ese olor tan peculiar que volvía loca a la ojiverde y que además la caracterizaba.

La morena vio a la chica parada en medio del pasillo con los ojos llorosos y la mirada triste, no supo que hacer así que se tiró a sus brazos, por primera vez desde que hablaron de ese momento Lauren se miraba afectada y rota, Camila no tenía idea de lo difícil que sería ver a su chica de esa forma, su corazón se apretó, su pecho dolió y a su garganta se le hizo un nudo enorme que no sabía si podría soportar.

-Gracias.-Susurró la pelinegra en apenas un susurro.

-¿Por qué?-La morena se separó de ella y la miró a los ojos con el ceño fruncido.

-Por estar conmigo. Por corresponder mis sentimientos, por ser mí amiga, por regañarme cuando no hacía algo.-Ambas chicas rieron débilmente con las mejillas empapadas por sus lágrimas.-Por preocuparte por esta chica que no puede ni consigo misma, por hacerme feliz este tiempo, gracias por existir, Camila Cabello.-La chica más alta tomó su rostro entre sus manos y le dio un tierno beso en la frente.

-Yo soy quien debería agradecerte, hiciste tanto por mí que siento que te debo demasiado, me hiciste la chica más feliz del mundo. Voy a extrañarte tanto... absolutamente todo de ti, incluso las cosas que me molestaban.-Acarició la mejilla de la ojiverde con dulzura y la miró con adoración.

-También yo.-Más lágrimas salieron de los ojos de ambas chicas.-Camz... tengo algo que decirte antes de que te vayas.-Ahí estaba la parte que más le dolería a Lauren y aunque no quisiera, tenía que decirle, Camila tenía derecho de saberlo.

-¿Qué cosa?-Su ceño se frunció nuevamente.

-Me voy a ir, Camila.-Dijo cuidadosamente.

-Lo sé... me lo dijiste ¿Volverás con tus padres?-Esta vez si lo preguntó pero no obtuvo la respuesta que hubiese querido.

-No Camz, no lo entiendes. No volveré con ellos. Yo... voy a irme de Miami... iré a New York.-Dijo la ojiverde con un dolor en el pecho completamente insoportable.

-¿Qué?-Soltó la morena apenas audiblemente mientras sus ojos se llenaban aun de más lágrimas, y sentía como el alma terminaba por desgarrarse. Sabía lo que significaba el hecho de que Lauren se fuera a otra ciudad.-¿Por qué?-Su voz seguía igual de quebrada.

-Voy a irme... me ofrecieron un trabajo mucho mejor allá y decidí tomarlo, creo que es lo mejor para nosotras.-El rostro de la ojiverde estaba rojo y lleno de lágrimas al igual que el de la chica frente a ella.

-Lauren...-Alcanzó a susurrar antes de lanzarse a sus brazos nuevamente, ni siquiera tenía fuerzas de replicar por eso. Sabía que no se podrían ver seguido pero tenía la esperanza de que pudieran hacerlo de vez en cuando.

-Perdóname princesa, no podemos seguir con esto... no nos va a llevar a nada, si nos seguimos viendo vamos a lastimarnos, y lo último que quiero es lastimarte... todo esto lo estoy haciendo para causarnos el menor dolor posible, lo siento.-La pelinegra se sintió peor de lo que pensó, era doloroso saber que ya no estarían juntas y a eso debía sumarle el hecho de que la chica que amaba estaba frente a ella sufriendo de la misma forma.

-¿No te volveré a ver?-Su voz estaba más dolida de lo que pensó que podría llegar a estar.

-Me duele decir esto pero espero que... no.-Lauren dijo dificultosamente, y sintió a su chica apretarla con más fuerza.-Es por tu bien, sé que ahora te estoy causando dolor y no tienes idea de cuánto me odio por eso, pero no quiero lastimarte más que ahora y sé que lo haré si sigo aquí.-Le explicó con calma porque era lo menos que podía hacer.-Por favor, princesa no quiero verte llorar.-Separó a la chica de su cuerpo y vio esa mirada llena de dolor y tristeza.

-Entiendo todos tus argumentos y acepto que tienes razón pero por favor... no me pidas que pare de llorar porque aunque lo intente me duele, me está matando esta tristeza, y no te sientas culpable porque no lo eres, es la situación la que me tiene así.-Su rostro estaba con maquillaje corrido, destrozado.

Las manos de Lauren le sujetaban las mejillas, se acercó a ella, unió sus frentes y se quedaron así por unos minutos. Sintiendo la presencia de la otra, tratando de asimilar que ese era su último momento juntas.

-Te amo, pequeño mapache.-Mencionó la ojiverde burlándose de su maquillaje corrido sobre sus ojos, siempre hacían eso, sonrió al escuchar una pequeña risita de parte de Camila y limpió los rastros de color negro que habían en sus mejillas.

-Y yo a ti, Jauregui.-La chica más pequeña le dio un pequeño pero duradero beso en la mejilla.

-Necesito que me prometas algo.-Pidió la pelinegra tragando pesadamente.

-¿Qué?-Dijo mientras le acariciaba la mejilla.

-Serás feliz... quiero que me prometas que serás feliz, no te limites, has lo que tu corazón te diga... necesito saber que lo harás para poder irme tranquila.-La miró con adoración y felicidad. No porque le agradara despedirse de ella, sino que el simple hecho de imaginarse a Camila sonriendo, siendo feliz como tanto le encantaba verla, la hacía sentir mucho mejor.

-Trataré de serlo, mi amor, siempre y cuando tú lo hagas también.-La miró con detenimiento y vio a Lauren asentir con una media sonrisa.

-También quiero que trates de olvidar esto. Quiero que solo recuerdes los buenos momentos que pasamos juntas, no esto tan doloroso, o por lo menos intentarlo... ¿si?

-Lo haré. Y ahora que lo veo tenías razón... este dolor, que por cierto es casi insoportable, no se compara con todo lo que vivimos juntas.-Su sonrisa apareció y Lauren sentía que su corazón se agitaba de verla nuevamente.-¿Recuerdas la primera vez que intenté despertarte?-Dijo burlonamente y la ojiverde soltó una pequeña carcajada.

-Cómo olvidarlo.-Dijo de la misma forma.

Flashback:

Eran las 9:00am y Lauren seguía dormida. Camila solía despertarse algunas horas más temprano así que decidió ir a despertar a su amiga para ir a desayunar algo ya que aún no tenían nada acomodado. Se encaminó hasta la habitación de la ojiverde y la vio dormida sobre su cama, boca abajo y con esta entreabierta, su corazón se aceleró al verla, era tan tierna y le daban unas ganas inmensas de llenarle el rostro de besos y despertarla con mimos pero no podía así que empezó a sacudirla un poco.

-Jauregui... ya es hora de levantarse. Tengo hambre.-Dijo empezando a reír porque Lauren empezó a moverse sin abrir los ojos pero con clara irritación.

-Camz... un ratito más.-Dijo acurrucándose más con sus mantas.

-Laur... ya es tarde, anda vamos.-Le besó la mejilla a la ojiverde y la vio arrugar la nariz repitiéndose mentalmente lo adorable que la pelinegra era.

-Quince minutos más, por favor.-Seguía con sus ojos cerrados y escuchó un bufido de parte de Camila.-Anda, ven aquí.-Levantó las mantas para que la chica entrara, Camila fingió pensárselo por un momento, porque realmente deseaba meterse en la cama a acurrucarse con Lauren.

-Bien, solo quince minutos.-Dijo la morena sacándose los zapatos y acostándose junto a ella. Lauren no tardó nada en aferrarse a ella y meter su cabeza en el hueco de su cuello, amaba el olor de Camila y aunque se viera calmada su corazón latió con demasiada fuerza esa mañana, el de ambas en realidad.

Cabe mencionar que los quince minutos se convirtieron en dos horas.

Fin del flashback.

-Recuerdo que te quedaste dormida conmigo y casi me golpeas porque dormimos demasiado.-Ambas habían recordado ese momento entre risas y nada les hacía mejor que escuchar la risa de la otra.

-Yo no sé qué me hiciste, ni siquiera tenía sueño cuando me acosté contigo.-Dijo acariciando las manos de su chica.

-Te contagié de mi sueño.-Lauren se soltó y llevó sus manos hasta las bolsas traseras del short que llevaba Camila. Siempre hacía eso para simular que le estaba acariciando el trasero, o al menos eso decía Lauren porque Camila sabía que eso se miraba muy obvio.

-Probablemente fue eso.-Rió envolviendo sus brazos alrededor del cuello de la ojiverde. Se fue acercando un poco a ella para besarla pero en ese momento su celular sonó sacándolas de su burbuja. La chica más alta soltó un suspiro, le sacó el celular de su bolsa delantera y se lo pasó.

Camila miró que era su papá y contestó...

-Buenos días, papá. Si... es solo que estoy arreglando algunas cosas. No, es que ellos terminaron antes que yo. Está bien, ya voy para allá.-Y colgó con su mirada un poco triste, sin embargo la sonrisa permaneció en su rostro.-Me esperan.

-Ya veo.-Sonrió de la misma forma.-Ven aquí.-Abrió sus brazos para que la chica se uniera a ella y así lo hizo.

-¿Cuándo te irás?-Preguntó acariciando los costados de la más alta.

-En dos días, mi padre vendrá por mis cosas más tarde y me mudaré el martes. Maddison y sus padres se mudaron hace unos días y esa fue una de las razones por las que acepté, he avanzado mucho con ella y no quisiera perder ese avance.-Dijo calmadamente.

-Estoy tan orgullosa de ti, no tienes idea.-La miró con admiración.

-También yo... eres la mejor y más hermosa del mundo.-Exageró la ojiverde acariciando la nariz de la chica frente a ella con la suya.

-No... tú lo eres.-Se mordió el labio.

Después de una pequeña pelea de quien lo era, terminaron riendo pero no duró mucho ya que la risa de Lauren se detuvo haciendo que la de Camila también lo hiciera.

-Promete que no vas a olvidarme así como yo tampoco lo haré.-La miró con seriedad.

-Te lo prometo, mi amor. Jamás.-Y con eso dicho se fundieron en un beso, el que sabían que era el último.

Era una mezcla de felicidad y tristeza donde predominaba la primera, pero no porque se estuviesen separando, sino por los increíbles momentos alegres que se regalaron la una a la otra, por todas las sonrisas, las bromas, las caricias, los besos... por todo eso era que estaban felices.

Y si, probablemente después de eso cada quien se iría por su lado para llorar por días enteros, pero sabían que después de eso, ambas se iban a recordar con mucha felicidad y cariño, y precisamente por eso contuvieron sus lágrimas, no querían recordar su último beso con sabor salado.

Los labios de ambas querían conservar el sabor de la otra para siempre en su boca, sus lenguas se exploraban ya con mucha experiencia, conocían perfectamente cada sitio de sus bocas pero cada vez que se besaban sentían que era nuevo... cada rose hacía que la piel de ambas se erizara por completo, que sus cuerpos se estremecieran y ahora más que nunca estaban sintiendo cada una de esas sensaciones más presentes porque no volvería a suceder, su tiempo estaba acabando y ambas lo sabían.

-Te amo, Lauren Jauregui... siempre lo haré, esta es otra promesa.-La morena tomó el meñique de la chica y lo entrelazó con el suyo, ambas sonrieron y dejaron un pequeño beso en sus manos, la pelinegra le dio un corto beso en los labios y luego en su frente.

-También te amo, princesa. Siempre.-Y la abrazó nuevamente.

Deseaban con todas sus fuerzas poder fundirse la una a la otra y no poder separarse, deseaban estar juntas, lo cual les parecía extraño a ambas ya que, jamás pensaron depender de alguien y ahora aquí estaban con el alma destrozada porque cada quien debía ir por un camino diferente, a ir por un camino diferente. Se separaron y se vieron a los ojos tristes y brillantes pero con una sonrisa. Juntaron sus labios una vez más por casi un minuto sin necesidad de moverlos, simplemente estaban juntos.

-Es hora.-Mencionó la frase más dolorosa para ambas, Lauren asintió y la acompañó hasta la puerta sin soltar su mano. Camila salió y quedó frente a la pelinegra quien ahora estaba dentro.

-No olvides nada de lo que hemos prometido, y cuídate, cuídate mucho por favor.-Dijo la chica más alta mientras tomaba su mano y la besaba con dulzura.

-No lo haré, y tú también cuídate ¿sí?-Apretó su agarre por un momento y después se soltaron las manos. La otra chica asintió y la miró a los ojos.

-Hasta siempre, corazón.-Dijo con dificultad y la mirada llorosa.

-Hasta siempre, cariño.-Repitió de la misma forma. Una última mirada y Camila desapareció del marco de la puerta la cual Lauren cerró porque no podría soportar ver a su chica caminar lejos de ella.

Sin embargo se recargó sobre la puerta y se deslizó lentamente hasta quedar en el suelo, abrazó sus rodillas y como era de esperarse empezó a llorar, tan silencioso pero con tanto dolor que no sabría si podría soportarlo.

Pero Camila no estaba mejor. Una vez que llegó a su auto hizo lo mismo, estaba destrozada y su mente estaba cansada.

No sé cuánto tiempo o cuantos días lloraron, estoy segura de que no fueron demasiados, solo los suficientes para desahogarse, sin embargo, el dolor nunca se fue, ese se mantuvo intacto. Lo que pasó fue que ambas aprendieron a sobrellevarlo con el tiempo.

¿FIN...? 

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