♫ Aunque tú no lo sepas, Dani Martín ♫
«¿Es bueno hacer volver al pasado? Si mis deseos se cumpliesen, si ella volviera, ¿sería todo como antes? Quizás lo mejor sea dejarlo todo así.
Sentémonos aquí, para el tiempo, el semáforo está en rojo, que se frene el universo.
Han pasado ya muchos años. Ella habrá rehecho su vida al igual que yo he intentado seguir con la mía.
No es bueno remover las heridas del pasado, la tirita que cura mi dolor ya está muy despegada.
Me pregunto si ella se acordará de mí, de esos tiempos, de todos esos años; si, mirando al cielo, me echará de menos tanto como lo hago yo desde que la vi darse la vuelta con el paraguas cerrado en aquel día en el que la tormenta no estaba encima, sino dentro de nosotras.»
18 de septiembre de 2016.
Un haz de luz entra por la ventana y fija su recorrido desde el cristal a la cama, llegando así, con delicadeza, a las rodillas de Brenda.
La joven se encuentra tumbada en la cama boca arriba leyendo por undécima vez la guía turística de Londres que le proporcionó la academia de idiomas, mientras sube y baja las piernas siguiendo el tarareo de la música que suena desde la radio.
La voz de Dani Martín se cuela por los tímpanos de la chica quien la canta en voz baja sujetando con los dedos el papel mientras balancea la cabeza al ritmo de la melodía.
Aunque tú no lo sepas
me he acostado a tu espalda
y mi cama se queja
fría cuando te marchas
y he blindado mi puerta
y al llegar la mañana
no me di ni cuenta
de que ya nunca estabas.
Se levanta algo cansada de la cama y se dirige hasta su escritorio, situado frente a su ventana y se apoya en él buscando las fuerzas que no le quedan para lo que le espera mañana.
Levanta la vista hasta el exterior y se queda pensativa mirando al horizonte donde aún está amaneciendo.
Cierra los ojos y para cuando los vuelve a abrir, su mirada se dirige a una fotografía colocada en el aparador. Se le eriza la piel al instante.
¿Quién le diría que el tiempo pasaría tan deprisa?
Se acerca donde se encuentra la instantánea y la coge rozándola con los dedos. Dos años hace ya de aquella foto, de aquella noche; aquella noche que supuso un punto de inflexión en su vida y en el camino que ésta escogería para ella.
Dos años, y parece que fue ayer cuando aún podía abrazar a sus amigas, ahora tan lejos desde su paso a la universidad.
Las extraña muchísimo, y también puede ver que echaba de menos sentir las sensaciones que dejan los recuerdos del ayer en su interior, aunque algunos aún le sigan arañando por dentro.
Vuelve a depositar aquella pequeña fotografía llena de emociones de una vida agridulce y una noche rota en el lugar que ocupaba y decide hacer algo productivo por una vez en lo que lleva de día.
Puede escuchar a su madre llamándola desde la planta de abajo. Le pregunta si ya tiene su equipaje listo. Ella contesta que sí. Clara debe de estar en la cocina, hoy tienen comida familiar para despedir a Brenda y tiene que estar todo perfecto.
La chica sólo desea que su novio no tarde mucho más en llegar, está muy nerviosa y necesita un abrazo reconfortador de los que siempre le da Mikel cuando ella se siente mal.
Se acerca a su maleta que sigue entreabierta. En realidad, ya está terminada, pero siente que se deja algo más.
Será su primer año lejos de su hogar, de su familia, de sus amigos; su primera experiencia estudiando a cientos de kilómetros del país. Y es que, después de sus dos primeros años en la universidad estudiando periodismo, su sueño se ha hecho realidad, le han dado la beca Erasmus para estudiar nada más y nada menos que en Londres, el corazón de Inglaterra. Después de todo un año preparándose su nivel de inglés, está a un día de comenzar una nueva aventura la cual sabe que no la dejará indiferente.
Es por eso por lo que siente que deja medio mundo allí, media vida y todo un corazón en aquellas cuatro paredes que es su habitación.
Si por ella fuera, se llevaría todo en su pequeña maleta rosa, pero sabe muy bien que no puede abarrotar la estancia que se le ha asignado en la residencia de estudiantes, de recuerdos. Sin embargo, no se lo piensa dos veces cuando su mente vuela hasta la fotografía de antes y la guarda en el interior de su equipaje, custodiada entre las páginas de uno de los libros de lectura que lleva para hacer más ameno su viaje. Allí también ha guardado las fotos con Mikel, quien sabe que será al que más echará de menos. Aún no puede plantearse pasar ni dos minutos sin él a su lado y ahora van a tener que soportar todo un año separados, pero es lo que toca cuando se quiere cumplir un sueño. Hay que hacer sacrificios, y Brenda sabe que esta experiencia valdrá la pena, la hará cambiar y desea que así pueda pasar al fin la página de un libro que la persigue desde hace más de un año. Siente que necesita un cambio, como si su corazón le pidiese respirar un aire nuevo, y cuando se le planteó la idea de una beca de estudios en el extranjero, supo que esa era su única oportunidad de hacerlo.
Al principio fue complicado, tenía el apoyo de sus padres, pero ella sentía miedo y por más que contaba los kilómetros que la separarían de ellos, no se convenció de la idea hasta que su chico la apoyó diciendo que él la esperaría por una eternidad si hiciera falta.
"- Sé que para ti esto es necesario y debes hacerlo porque vayas donde vayas yo seguiré a tu lado cuando vuelvas, seguiré aquí como el primer día y estaré a tu lado para abrazarte cuando vengas de vuelta."
Sintió miedo, a Mikel se le notaba que la distancia le corrompía el corazón, pero era lo que su chica necesitaba, salir de un lugar lleno de recuerdos que la rompían por dentro.
Habían sido dos años maravillosos en los que ambos seguían creando sueños y dándose amor mutuo y eterno, como en aquellos preciosos días de ensueño en su querida Francia; como desde el principio, pero el joven sentía que su pequeña no era capaz de superar los oscuros recuerdos, que no era feliz del todo y si un tiempo en el extranjero podía solucionarlo, él la esperaría sentado por mil años si hiciera falta, porque estaba seguro de que para cuando ella volviese, nada habría cambiado entre los dos. Ambos jóvenes podían con la distancia, aunque muy en su interior esto le aterraba sin saberlo.
Brenda sale de sus pensamientos en un instante cuando oye el sonido de su móvil y ve que es un mensaje.
«Buenos días, preciosa. ¿Cómo has dormido? ¿Has podido descansar algo? Yo ya cuento las horas que me quedan para verte. Acabo de desayunar y ahora voy a ponerme guapo que se dice que una princesa me está esperando... ¿Puede ser que esté más nervioso que tú? ¡Me tiemblan las manos!»
Es de Mikel. Brenda no puede evitar sonreír como una idiota mientras acaricia con el pulgar la pantalla como si así pudiera tocarlo. Ojalá pudiera hacer volar el tiempo para que llegue ya la hora de poder verle para abalanzarse a su lado y no soltarle nunca.
Si ya le echa de menos, ¿cómo lo va a hacer para soportar esta sensación por todo un año?
Con la cabeza perdida en mil pensamientos, cierra su maleta y se deja caer en su lomo mientras suelta un largo suspiro. Está cansada, tiene que reconocerlo, no ha pegado ojo en toda la noche por los nervios.
No tarda en incorporarse y entonces, se da cuenta de que ha olvidado meter algo muy importante en su equipaje.
− ¡Brenda, ya han llegado tus abuelos!
− ¡Ya voy, papá! − Le responde a Fernando quien le escucha desde el recibidor, abajo.
Abre el cajón de su mesilla rápidamente y saca un papel con pinta de estar bastante usado y enseguida lo mete en el bolsillo de su maleta. Puede notar como una lágrima invisible de su vida pasada le recorre todo el rostro sin dejar huella alguna.
Sabe que tiene que pasar página, pero no puede irse a ninguna parte sin esa carta. Es lo único que le queda de ella.
"Hola Brenda.
Te preguntarás por qué te mando esta carta. Yo también lo hago, créeme.
Simplemente se me hacía demasiado duro decirte lo que te voy a decir, en persona.
No sé si un día podrás perdonarme esto, pero debo irme..."
✰●☙✰●☙✰●☙✰●☙✰●☙✰●☙✰●☙✰●☙✰●☙✰●☙✰●☙✰●☙✰●☙✰●☙✰●☙✰●☙
¡Hola! ME MUERO DE ILUSIÓN de que estéis leyendo esto. ¡Qué emoción! :_______)
Espero que hayáis disfrutado del comienzo de esta historia tan especial para mí. ¿Qué os parece esta forma de empezar?
Dani Martín y su música significan paz para mí y, sin duda, no podían faltar como banda sonora del prólogo. Ahora mismo está todo un poco patas arriba y la vida de Brenda y los demás necesita más paz que nunca. Quizás por eso termina aceptando la Erasmus. Necesita desconectar e irse para reordenar sus sentimientos.
La vida es muy caprichosa, ¿sabéis? Hace un año yo también me fui de Erasmus. Tengo que decir que cuando escribí esto aún quedaban dos años para que yo decidiera estudiar seis meses en el extranjero y es gracioso porque muchas de las cosas que le suceden a Brenda, después las sentí allí reflejadas en mí. Fue una bonita manera de tenerla cerca de mí, como si fuera un poco más real.
En cierto modo, allí fue donde comenzó a tomar vida Porvenir, durante mi estancia en mi segunda casa: Perugia. Si tuviera que plasmar todas las sensaciones que van detrás de una experiencia así, este libro sería infinito. Quise que formara parte siempre de Brenda, por ello he intentado que, esta vez, los personajes sean más independientes y vivan por sí mismos, dejando apartados mis sentimientos o vivencias.
De todos modos, si hay alguien a quien dedico este capítulo es a mis dos amigas Iria y Wen. En ellas encontré el refugio que Brenda está a punto de hallar en Londres. En la Erasmus, las personas que conoces allí se convierten en casa, y eso es justo lo que ellas significan para mí.
Tras este momento sentimental, os doy las gracias por darle una oportunidad a esta historia. Espero que la sigáis disfrutando conmigo ¡Nos leemos pronto! ❤
Mis redes sociales:
Instagram @loquemellevaati 🌸
Facebook Lo que me lleva a ti 🖤
Twitter @beamergon 🥀