Retales (but no re-tales)

Bởi GustauSantos

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Conjunto disjunto, asonante y difuso, de relatos y otros datos, micro-relatos, nano-poemas, y cualquier cosa... Xem Thêm

Un coctel algo complicado...
Tempus fugit, carpe diem
Eres un friki! Pues tu eres un pijo!
Un menu completo, muy completo...
Un relato inesperado...
Asociaciones...
Un gato..., un no-gato..., un gato...
El psicópata...
Tensión eléctrica...
Las once en punto y sereeeeeeeno...
I believe I can fly...
Tengo un empacho...
El premio Nobel que nunca existió...
No te muevas, no respires, no mires.
Entrevista con el anuro
Pollo con langosta
El pueblo fantasma...
Piedras, hummus y gintonics
La Ilu y la Espe
Hola, me llamo Manuel y soy adicto...
Depredadores luminosos...
In vino veritas, hics...
Un viaje a Mallorca
El telefono del puente
El banco (microrelato)
Ese cigarrito (microrelato)
La intrigante historia del párrafo misterioso...
A ver ahora como sigo
HIMIM
Mi montaña rusa, mi ruleta rusa, mi ensaladilla rusa
Smooth criminal
Un sueño algo especial...
Lo breve, si breve, dos veces breve...
#Microrretales
Las felices borracheras de los viernes
El rumor de los insectos nocturnos
La curiosa historia de una oficina con historia
Flamencos morados, tuppers y calcetines izquierdos
Vaya peazo rubia!!!
El extraño caso de las cabezas menguantes
Derechos digitales
AVE María Purísima...
Derechos digitales (II)
La realidad y Eduardo
Las calabazas mágicas...
El tipo del metro
El tipo del metro (II)

El último que apague el gas...

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Bởi GustauSantos

El último habitante del planeta echa un último vistazo a su hogar antes de irse. No deja nada material detrás porque siempre viaja ligero. Tampoco echará de menos el lugar, había llegado hacía pocos meses y no hubo tiempo de hacerlo suyo, tan solo conocía a sus vecinos de cuando la última tormenta de arena y frío.  

El último habitante del planeta sube al vehículo eléctrico y se dirige a la base de lanzamiento, en la zona este. Es el día más cálido del año y, sin embargo, hace frío. Hacía mucho tiempo que hacía frío, ya siempre hacía frío. Tanto frío que los hemisferios norte y sur se fueron vaciandoy la población se fue acercando cada vez más al ecuador.    

El último habitante del planeta recuerda como empezó la dispersión, con prisas, pero sin miedo a lo desconocido, las naves salían en racimos hacia todos los lugares en que alguien alguna vez sugirió podría haber planetas que sustentasen la vida. Aunque fuese poca la vida, y mucho el esfuerzo, daba igual, eran un pueblo de colonos, un pueblo acostumbrado a la dureza de su planeta, a soportar las tormentas de arena y el frío glacial del verano.  

El último habitante del planeta no puede ocultar cierta decepción para con los de su especie, ya que gran parte del cambio climático lo habían creado ellos mismos, Bueno, no exactamente creado, sino acelerado y sacado del equilibrio hasta que ninguna medida, localizada o global, razonable o desesperada, fue capaz de conseguir cambiar el futuro.   

El último habitante del planeta se sacude la arena al entrar en la nave. Es algo que no va a echar de menos, eso y el frío a todas horas. Se sienta en el sillón del puente de mando, y mientras la nave despega y pone rumbo a su nuevo hogar, se pregunta con mezcla de esperanza y recelo: Ya nos hemos cargado un planeta de colores, nos cargaremos también el siguiente? después del rojo, ahora joderemos el azul?

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