BEACON HILLS: FIRE [TE...

By BlossomGolden

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Una mujer lobo que casa a los suyos. No hay nada malo con el fuego, siempre y cuando no te le acerques demasi... More

Cast.
Prologo.
El beta.
Carnada.

El beta II.

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By BlossomGolden

Salí del salón cuando timbraron, como odiaba este lugar, ya el primer día y ya me habían dejado una tonelada de tarea. Saque el papelito que me había pasado Daniel del número de mi taquilla antes de irse, comencé a caminar por el pasillo en busca del número hasta que me tropecé con un cuerpo o mejor dicho el cuerpo tropezó conmigo.

Al levantar la mirada trate de que la impresión no se reflejara en mi rostro.

Era el beta.

- Lo siento –se disculpa.

Solo asiento a eso y trato de rodearlo pero algo en su mirada me hace detenerme. Me mira extrañado, huelo su confusión pero después de un rato niega y me sonríe.

Tiene una tierna sonrisa.

- ¿Te he visto antes? –pregunta tranquilo.

Niego sonriendo.- Debes estar confundiéndome con otra persona, soy nuevo.

- Lo siento.

- Deja de decir: lo siento –replico algo fastidiada ya por la situación.

- Tú estabas hay... –murmura cuando ya me estaba alejando de él.

Me detengo y lo miro rodando los ojos.- No, soy nueva ¿acaso eres sordo? N-U-E-V-A –le deletreo la palabra.

- No lo entiendo... -murmura decepcionado.

- No deberías entenderlo... –me acerco él dejando poca distancia entre nosotros. Él me miro directamente a los ojos y solo para darle miedo hice que estos brillaran del usual naranja representativo del fuego.- Mejor aléjate de los problemas.

El beta me miro asustado. Retome mi camino buscando mi casillero, solo esperaba no encontrarme con alguien más que me molestara, solía tener un mal genio muy elevado. Ya casi cuando me estaba dando por vencida por fin encontré el casillero, guarde algunas cosas y mire a todos lados.

Era sorprendente que no hubiera esos típicos comités de bienvenida donde las rubias plásticas se te acercaban diciéndote que te unieras a su conspiración. Había pasado por muchas escuelas ya, tenía muchas historias vividas en ellas.

Cerré el casillero y me recosté en esta metiendo las manos dentro de la chaqueta, veía como ya todos se dirigían a la salida para volver a sus casas, otros simplemente se quedaban en las esquinas hablando con sus amigos.

Un grupo de chicos me llamo la atención.

Eran del equipo de Lacrosse.

¿Por qué todo lo aburrido me toca a mí?

Rodé los ojos por mi mala suerte y comencé a buscar el camino que me llevaría al campo de Lacrosse, si el beta enserio si se había convertido tenía que ver que iba a hacer, no podía dejar que se dejara descubrir, tenía un mal presentimiento desde que escuche ese apellido: Argent.

Me senté en un lugar libre en las primeras gradas, prácticamente detrás de los jugadores en la banca. Mire el lugar despectivamente, lugar usual de humanos sudorosos y con elevadas hormonas.

El beta fue enviado directamente a la portería, no entendía mucho el juego ni me llamaba la atención, solo podía ver a simios con aspectos de adolecentes corriendo con un palo en sus manos.

Solo esperaba que el tonto adolecente no fuera a utilizar habilidades de hombre lobo.

- ¿Quién es él?

Escuche con mi oído de mujer lobo, mire sobre las gradas de quien era proveniente la voz. En lo más alto, la joven Argent estaba junto a una pelirroja.

Mujercita plástica a las 6.

- No estoy muy segura ¿Por qué? –pregunta la pelirroja.

- Esta en mi clase de ingles –le responde Allison.

Un fuerte pitido me hace volver a la realidad, gruño al ver al maldito árbitro con ese pequeño demonio entre sus labios.

La práctica da comienzo y un beta algo distraído recibe un golpe en el rostro cayendo directo al suelo.

Pobre chico, le será muy difícil esto.

Me cruzo de piernas con una sonrisa socarrona en el rostro al ver como entre la multitud de jugadores el beta me mira con una mirada algo suspicaz.

Recomienza la práctica y la segunda si la atrapa, él parece demasiado animado con lo que hace sin saber en qué clase de mundo se ha metido.

La tercera

Cuarta.

Quinta.

Sexta.

Un chico se adelanta en la fila, no sé quien es pero supongo que es alguien que no le gusta que otros le quiten los reflectores de atención. Se prepara, corre y tira la pelota cuando el beta la atrapa.

Alguien tendrá que recibir la charla.

Esta bastante retardado y tengo más cosas que hacer, además de tener que estarlo vigilando. Solo tendré que hacerme amiga de él, ganarme su confianza y tenerlo bajo control.

Escucho pasos acercándose y rápidamente me escondo detrás de unos casilleros hasta que escucho sus voces.

- Viste como la atrape Stiles... –dicen, supongo que es el beta.

Olfateo el aire y tengo razón, es él.

- Si, estuvo genial –le responden... un humano simplón.

Saco las garras y comienzo a caminar pasándolas por los casilleros, estos quedan rasgados y con los bordes humeando de fuego.

Cuando llego al frente de ellos me miran asustados. Guardo mis garras y meto las manos dentro de los bolsillos de la chaqueta.

- Sabes, no quería hacer esto pero creo que me tocara... -me acerco rápidamente al beta, lo agarro por el cuello estrellándolo contra la pared.- Hay cosas sobrenaturales que nunca entenderán, manténganse fuera de eso, si no quieren salir heridos.

Los ojos del chico desbordan temor en cada respiro, lo suelto lentamente del cuello cuando el otro chico empieza a hacer una serie de señas raras.

- Estaremos fuera de eso, lo prometemos –dice al beta arreglándose la camisa.

Y sin más que decir salgo de los vestidores con una sonrisa triunfante.

- Hagamos algo... -dijo Daniel mientras empujaba el carrito de mercado.

- No haremos una fiesta, Aaron se volvería loco si hiciéramos explotar esta mansión también –respondí echando paquetes de comida al carrito.

- No eso no... -hace una mueca.- ¿Por qué no se me ocurrió eso antes? ¡Diablos!

- Te escuche, hombrecito.

Abrí el refrigerador y saque varios yogures y demás lácteos con delicioso sabor.

- Ya te lo dije Jackson, solo será una fiesta de inicio de temporada.

Voltee a ver de dónde provenía la voz. Estaba a dos pasillos, la misma pelirroja del entrenamiento y el chico simio con problemas de atención.

- Ellos, están en la preparatoria... -le señale a Daniel al parejita.- Harán una fiesta el viernes.

- Si ya escuche también, no soy sordo An. –reprocho rodando los ojos.- el viernes de luna llena... ¡Oye! ¡Eres un genio! –Sonrió pero después me miro sin entender nada.- ¿Cuál es el plan?

- Enserio que eres adoptado, Dan.

Bufe y cerré el refrigerador. Seguimos haciendo las compras y cuando llegamos a la caja, por obra del destino la parejita estaba allí también.

El simio me miro de arriba abajo y luego sonrió de lado.

Que imbécil.

La pelirroja se percato de eso y me miro con una gran sonrisa en el rostro.- Hola, soy Lydia.

Estrecho su mano esperando mi respuesta. La mire rodando los ojos ignorando completamente su existencia pero Daniel se dio cuenta de eso y me dio un codazo en las costillas.

- Andy –estreche su mano fuerte. Ella miro adolorida cuando la solté y le di una sonrisa socarrona.

- El viernes va a ver una fiesta en la casa de mi novia –el simio se integro en la conversación, paso su brazo por encima de los hombros de "Lydia" y esta entrelazo sus dedos mirándome con una ceja alzada.

Querida, si supieras que no me interesa para nada.

- Genial por ustedes –respondí.

Ya tenían nuestras compras en bolsa, Daniel ya tenía unas en las manos así que le arrebate las que quedaban para empezar a caminar fuera del supermercado.

- Espero que vayas.

Rodé los ojos y espere a que Daniel abriera el maletero de la Range Rover.

- Ira, complacida.

Mire a Daniel indignada.- Claro que no iré –le susurre.

- Iras.

Rodé en la cama aun con sueño, mi cabeza solo me decía:

Sigue durmiendo, sigue.

Y yo realmente quería obedecerla pero Daniel y su manía de querer fastidiarme siempre irrumpieron en mi habitación.

- Escuche el rugido del alfa, esta llamando al beta.

Abrí un ojo y lo mire, estaba al lado de la cama sosteniendo algo que no reconocía muy bien, estaba aun medio dormida.

- Bien por ti –murmure.

- Esperaba esa respuesta de parte tuya...

Y cuando pensé que Daniel no podría ser mas idiota, sentí el baldado de agua fría sobre.

- ¡Daniel! –grite levantándome.

- Vamos fueguito, no te agües.

Le rugí enojada por su acto y él salió corriendo. Lance lejos la ropa mojada y me coloque la chaqueta junto con unos shorts de mezclilla y unas botas.

Salí de la mansión echando humos y me subí en el Range Rover, emprendiendo camino en busca del Alfa.

La reversa del bosque quedaba al otro lado de la mansión así que tenía que acelerar mucho si quería llegar a tiempo. La razón por la que decidí no correr fue que me vería como una loca haciéndolo y me era más fácil así, el auto era más cómodo.

Hay que modernizarse muchacho.

Fui desacelerando cuando a lo lejos vi la estrecha espalda del beta, estaba sin camisa y miraba al suelo como si algo le hubiera pasado.

Frene y me baje del auto, al hacerlo capte la mirada desconfiada de él.

- Tu sí que no sabes controlarte, ¿verdad? –murmure metiendo las manos en los bolsillos de la chaqueta.

- ¿A qué te refieres? –pregunto algo asustado.

- Lo entenderás con el tiempo... ahora sube, tienes una vida normal que llevar.

Me subí al auto y espere a que él lo hiciera, pero no lo hacía. Comenzaba a desesperarme ya este chico. Baje el vidrio y lo mire con una mueca de pocos amigos.

Que difícil era ganarse la confianza de alguien.

- No te morderé, tranquilo... ya lo hicieron –dije al verlo como me seguía mirando confundido.

Subió al auto a regañadientes, sentía que su calor corporal se había ido así que con una mano lo toque pasando algo de mi calor- ¿Dónde te metiste?

- Camine dormido, no lo sé, desperté en el bosque y vi esa cosa de la otra noche, me estaba persiguiendo y comencé a correr, termine en la piscina de una casa –respondió.

- Atrás hay una toalla, sécate que la limpieza de este auto vale –él soltó una especie de suspiro y risa y obedeció.

Me daba pesar del pobre chico, estaba asustado y si enserio no lo controlaba, lo terminarían controlando a él.

Era el día del partido y de la fiesta de la famosa Lydia Martin, nadie dejaba de hablar de eso, parecían más emocionados que un niño conociendo a santa.

No era real pero ellos lo creían así.

No me parecía la gran cosa pero tenía que vigilar al beta, si el alfa quería que se uniera bien a su manada y que matara junto a él, tenía que estar ahí antes de que le hiciera algo.

El beta seria mi carnada.

El mayor deseo del beta o bueno, su nombre es Scott McCall, padres separados, su madre trabaja en el hospital y su padre es agente del FBI. No tiene buena racha con las chicas pero como yo misma lo había visto antes, le atrae la joven Argent. Retomando el tema, quiere entrar al equipo, personalmente le advertí de las consecuencias pero como un adolecente bien visionario que es, no me va a hacer caso y hará lo posible porque la joven Argent, le preste atención.

Si me dijo todo sobre él.

Daniel estaba junto a mí, captando las miradas de niñitas moja calzones, detestables. Además Daniel era muy viejo para ellas, que no las distrajera su bella sonrisa atrapa mujeres.

El partido dio comienzo y precisamente la pelota fue a dar en su red. Corrió y corrió hasta que menos mal lo derribaron.

¿Y adivinen quien? El simio con problemas de atención.

- Es un niño –murmuro Daniel mirando el partido.- No se que vio el Alfa en él.

Scott retomo energías y comenzó a jugar como todo un profesional, para terminar anotando.

- ¡Eso es saber jugar! –espeto Daniel vitoreando a Scott.

- ¡Daniel! –lo mire indignada.

Y para colmo de males, entro al equipo titular.

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