Painter.
Sanji Vismoke es uno de los pintores más reconocidos del mundo, por todo lo que representa su arte y como se comunica con ellos desde sus dos más grandes inspiraciones, la cocina y la belleza de una dama pero hasta el momento no había encontrado a lo que cualquier artista quería una musa.
Eso le frustaba, ya que últimamente no podía sacar buenas pinturas, no tenía nada de inspiración, no hasta aquella noche.
Había muchas mujeres en aquella fiesta de etiqueta por el cumpleaños de su dulce Nami pero de entre todas las bellas damas que estaban ahí solo vio a una como si fuera un ángel, el vestido blanco que tapaba sus pechos con una tela blanca y el resto de la pollera era de gasa blanca, sus piernas se podían ver a través de esta, tan delicadas y suaves, con unos guantes blancos y su cabello rojo recogido en una larga coleta, era bellísima y, ante los ojos de Sanji, parecía brillar.
Se ajusto la corbata, se despidió de sus amigos secamente y casi salió corriendo tras ella, la cual estaba al lado de una ventana mirando la luna, al acercarse se dio cuanta de las pecas que marchaban sus mejillas.
Antes de llegar ella se giro a verlo, sus ojos azules chocaron con los ojos oscuros de ella, pintados de un suave negro para resartalos.
—¿Quisiera, bella dama, concederme esta canción?
Esa fue la primera vez que hablo con Perla, desde el momento pasaron seis meses, ella empezó a vivir con el y Sanji volvió a ser el hombre inspirado que siempre era, debió ser el amor o algo que el no entendía, ya que cada vez que la veia algo le golpeaba en el pecho fuertemente.
Si eso no era amor no sabia que era.