Corrompiendo tu alma negra

By FloreWood

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[Trilogía de Fanfics: Primera parte] "Albus, no tratare de redimir a alguien como él. No creo ser el mejor ej... More

¡Te doy la bienvenida!
Sinopsis
Capítulo 1: Tu mejor opción
Capítulo 2: Llegada
Capítulo 3: ¿Quién eres realmente?
Capítulo 4: Elección
Capítulo 5: Conociendo a la nueva alumna
Capítulo 7: Plan en marcha
Capítulo 8: Demuestra tu destreza
Capítulo 9: Sangre mágica
Capítulo 10: Perdiendo un poco el control
Capítulo 11: Quidditch
Capítulo 12: Primera reunión entre el grupo selecto
Capítulo 13: Club de las eminencias
Capítulo 14: La marca tenebrosa
Capítulo 15: El peón de sus planes
Capítulo 16: ¿Cordialidad y confianza?
Capítulo 17: Decepción
Capítulo 18: Nuevas reacciones
Capítulo 19: Respuestas
Capítulo 20: El ataque
Capítulo 21: Después de la tormenta
Capítulo 22: Rompiendo promesas
Capítulo 23: La Cámara secreta
Capítulo 24: Salvándote
Epílogo
PROXIMAMENTE

Capítulo 6: Te odio

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By FloreWood

Dos semanas habian pasado desde su discusión con Riddle en la clase de Transformaciones. Después de esa clase Dumbledore se le acercó para avisarle que debían juntarse en su despacho de vez en cuando para analizar la situación y conversar sus avances, él se encargaría de inventar excusas para no levantar sospechas.

A medida que pasaron los días Riddle no volvió a acercarse a Valerie a menos que fuera obligado, ya que la mayoría de los profesores se percataron del talento de la nueva alumna, en especial Slughorn, quien estableció que, a partir de la tercera semana de clases hasta final de año, trabajarían en parejas. El profesor no dudó en juntar a la nueva alumna prodigio con su mejor alumno.

El joven mago no toleraba a Deanoff. Tampoco le paso por alto su inteligencia, astucia y que debía esconder un gran conocimiento, ya que la mayoría de las materias que comenzaron a ver no le ocasionaron ninguna dificultad. 

Por otra parte, Riddle continuó avanzando en sus reuniones secretas con sus seguidores y pronto tendría comiendo de su mano a Black y a Malfoy, no es que le interesara mucho o considerara a ambos como algo altamente necesario para sus planes, pero las conexiones que le brindarían esos dos en el mundo de la alta sociedad mágica era algo que no podía dejar pasar. Aun así, debía dejarles claro que él era quien estaba al mando. Ahí nuevamente el odio hacia Deanoff aumentaba considerablemente dada la gran cercanía que generó automáticamente con esos el mago y la bruja. Pese a que Riddle sabía que pronto se le unirían, su molestia por ella seguía presente y acrecentándose. La observó, estudió y la siguió, sin embargo ella siempre desaparecía de su vista. Tenía claro que escondía algo, pero no lograba encontrar ninguna pista, ningún paso en falso que delatara su teoría. Ya averiguaría como había descubierto de manera tan sencilla su estatus de sangre. 

Y es que al fin y al cabo, la constante presencia de Deanoff era una amenaza para él y sus planes, aunque en reiteradas ocasiones sopeso la idea de engatusarla, llevarla su lado, corromperla y tenerla bajo su poder, pero luego desechaba esa idea rápidamente al recordar su conversación sobre la supremacía de sangre.

Por otra parte, Valerie no se inmutó por la distancia que marcó inmediatamente el futuro mago oscuro, sabía que pese a eso había dejado la duda implantada en su mente. Al mismo tiempo, su destacado desempeño en clases la pusieron a la par que él, un hecho que advirtió lo molestaba profundamente. A su vez, aunque no estuviera junto con él, lo vigilaba, sigilosa. Sabía lo que hacía y a donde iba siempre. 

Pese a sus constante salidas al bosque para alimentarse, se dio cuenta que Riddle la seguía, descubrió sus paseos por los pasillos y se enteró de sus reuniones secretas a las cuales debía, de alguna forma, lograr ser parte de ellas.

Tras su extenuante observación, logró identificar rápidamente a los perros falderos de Riddle. Primero conoció a Lestrange, un joven alto, de oscuro cabello y rostro serio, él más callado y con mirada de desconfianza. Compartió una clase de encantamientos con la vampira, aunque no cruzaron muchas palabras. Se percató que si bien era bien cercano a Riddle no lo idolatraba, pero si lo respetaba. 

Le siguió Rosier, un joven de estatura baja, pelo café claro y cara de pocos amigos. Él se acercó a la vampira en la sala común y no dudo en coquetearle de una manera tan asquerosa que Valerie estuvo tentada de partirle el cuello ahí mismo. Era un mago que no poseía muchas habilidades, pero era bastante sigiloso.

En cambio, en el otro extremo de la balanza se encontraban Avery, Nott y Mulcibier. Avery era un mago que le lamia el piso a Tom donde quiera que fuera, su nula inteligencia solo era equilibrada por su fuerza bruta y maldad. Valerie había escuchado que era parte del equipo de quidditch y a más de algún jugador de las otras casas le había quebrado algún hueso o dejado inconsciente por los pasillos. Al mismo tiempo, parecía que era hábil con los hechizos aturdidores. 

Luego le seguía Nott, de gran astucia, pero pocas palabras. Provenía de una gran e importante familia, por lo que recalcaba su superioridad con el resto del mundo, pero ante Riddle solo se limitaba a asentir en todo lo que él decía, se notaba el temor que le profesaba. Aun así, no se podía pasar por alto que era un mago hábil en todas las materias y nunca se sabía en qué pensaba, lo que lo hacía sospechoso y peligroso.

Por último, lo peor para el final: Mulcibier. Valerie no había tenido la oportunidad de compartir con él, pero con solo verlo no lo necesitaba, era malo por esencia. Se corrían varios rumores de su violencia, abusos y acosos sexuales, los cuales nunca habían sido probados, pero se percató que todas las niñas de slytherin lo evitaban a toda costa y nadie buscaba provocarlo, era sin lugar a dudas el seguidor preferido de Riddle. No dudaba de que fuera lo que fuera que Riddle quisiera hacer, Mulcibier lo apoyaría y haría lo que le ordenara.

Por otra parte, durante sus primeras dos semanas logró conocer bastante tanto a Walburga como a Abraxas de quienes se llevó varias sorpresas. Eran cordiales con ella y respetaban su privacidad, por lo que conjugaron rápidamente entre los tres, lo que generó una gran simpatía entre ellos, aunque no todavía una considerable confianza.

Walburga era dura, astuta y preocupada, de entre las compañeras que tenía en slytherin era claramente con quien mejor se llevaba. Era una bruja aplicada e inteligente, su familia era de gran importancia en la alta sociedad mágica y ella lo demostraba con su mirada altiva, sus impecable postura y eficientes resultados en clases. Con Valerie era cálida, respetuosa y amable, lo cual ella se lo retribuía de igual manera.

Malfoy era... simplemente era Malfoy. Todo lo que se esperaba de una sangre pura y lo que no. En clases era el perfecto modelo de alumno ejemplar, aunque siempre superado por Riddle y ahora por Valerie. El joven se destacaba por su usual andar aristocrático, su mirada serena y una gran astucia, pero por otra parte era todo lo que la vampira no hubiera esperado: un mago alegre, chistoso, jugador estrella de quidditch, coqueto con las mujeres y relajado, una faceta que solo revelaba ante Walburga y que en esos días dejó ver ante Valerie. Al mismo tiempo, era siempre atento, educado y le coqueteaba a la vampira en cada momento que podía con total de hacer enojar a Walburga.

Tanto la bruja como el mago eran el claro ejemplo de lo que la vampira no hubiera esperado  encontrar en la casa de las serpientes. Sin embargo eran dos personas que en solo pocos días llenaron esa enorme cicatriz que traía consigo, el recuerdo de que alguna vez en el pasado le habían arrebatado una parte de su vida y ahora, aunque fuera una mentira, podía sentir lo que era ser una simple joven entre sus pares.

***

Llegó el lunes de la tercera semana de clases. Valerie caminó hacia el gran comedor seguida de Walburga y Abraxas a tomar desayuno. Malfoy les comentó sobre el primer entrenamiento que habían tenido como equipo de quidditch, destacando su entusiasmo porque en dos semanas más serían las pruebas para que los compañeros de casa pudieran postular al equipo. Tras ello, comenzó a molestar a Walburga recordándole su nefasta experiencia al intentar volar una escoba por primera vez.

— ¡Ya entendí Abraxas! ¡No soy una bruja experta volando y no me gusta volar, asi que deja de molestarme! — Walburga se sentó en la mesa con cara de fastidio y comenzó a tomar desayuno.

— No te enojes ni arrugues tanto la nariz, te van a quedar marcas en la cara antes de que seas vieja — le señaló el rubio riendo.

— Es muy temprano para tus bromas, Abraxas — le dijo Valerie intentando apoyar levemente a la bruja y fingió un bostezo. Walburga asintió dándole la razón y continúo comiendo.

— No te pongas de su lado Deanoff, también te vas a llenar de arrugas. A demás, no todos los magos tienen la mejor experiencia al intentar volar una escoba por primera vez, sin embargo con practica siempre se puede mejorar — le dijo él Malfoy con una mueca burlona mientras bebía de su jugo de calabaza.

— Yo... Yo jamás he volado en escoba — señaló en voz baja Valerie. Lo cual era verdad, jamás había necesitado moverse en escoba ni le había llamado la atención.

Abraxas casi escupió su jugo, sorprendido — ¿¡NUNCA HAS VOLADO EN UNA ESCOBA!? 

Valerie lo miró con cara de pocos amigos, tampoco le interesaba que todo el mundo se enterará de un hecho tan simple como ese, por lo que se limitó a encogerse de hombros.

— Oh no querida, esto no se quedará así. Te enseñaré a volar en escoba, no puedes no haberlo intentado aun que sea una vez — le regaló una sonrisa coqueta — Por cierto, soy un excelente profesor, así que no dudes que estarás en las mejores manos. 

Walburga puso los ojos en blanco ante el ego del mago y Valerie solo sonrió, Abraxas tenía la facilidad de sacarle sonrisas sin esfuerzo y eso le fascinaba.

Al terminar el desayuno los tres se dirigieron a las mazmorras para su clase de pociones, Malfoy continúo hablando sobre quidditch e interrogó a Valerie durante varios minutos pues seguía sin comprender como ella  nunca había intentado volar en escoba. Walburga caminaba a su lado con cara de aburrimiento ante el tema de conversación.

— ¡Ya verás, te encantará! — le dijo Abraxas a Valerie mientras se acercaban a las mazmorras — El próximo entrenamiento de quidditch tendrás que acompañarme y te enseñaré a volar. 

— Tal vez, en una de esas aprendas a volar tú también Malfoy, ¿o ya aprendiste a darle al aro correcto cuando lanzas la quaffle? 

Los tres se dieron vuelta para encontrarse con un joven alto, musculoso y de pelo color rojo que hacían juego con el color rojo de su túnica de gryffindor.

— Weasley, no gastes tu saliva cuando ambos sabemos que hasta un troll vuela mejor que tú, aunque tampoco es decir mucho cuando nos damos cuenta que apestas peor que uno de ellos. — le respondió Malfoy adoptando su semblante serio y su postura aristócrata.

Valerie miró sorprendida al tal Weasley, dándose cuenta que la rivalidad entre esas familias  provenía de incluso de la época en la que se encontraba.

— Siempre con ataques verbales pobres Malfoy, ¿acaso nunca aprenderás que por más que lo intentes siempre seré superior a ti? 

—Tu pobreza en inteligencia claramente te hace superior en ser un estúpido, aunque dudo que entiendas lo que te estoy diciendo — le interrumpió Walburga con cara de pocos amigos, Abraxas la miró con una sonrisa en el rostro.

Varios alumnos de slytherin que escuchaban la conversación se rieron fuertemente.

— Black, nadie pidió tu asquerosa opinión, así que mejor anda a ofrecer tus asquerosos servicios a otra parte, tal vez así logres encontrar alguien que te deje callada. — le escupió Weasley con odio, Walburga se quedó como piedra ante sus palabras.

Todos quedaron sorprendidos por las palabras ofensivas del pelirrojo y varios alumnos de gryffindor observaron asustados entre Weasley y las serpientes. Abraxas furioso amenazó con sacar su varita, pero Valerie fue más rápida, le sostuvo el brazo con fuerza y ella extrajo la suya apuntando al pelirrojo.

— ¿La nueva alumna sacó las garras para defender a la sucia de su amiga? 

— No creo que sea propio de un caballero tratar a una dama así — le escupió molesta.

— Yo no veo a ninguna dama — se mofó Weasley con maldad y miró a Walburga con asco.

— Y yo no veo a ningún caballero — le respondió ella y con un simple movimiento de su varita Weasley salió volando contra la pared.

Todos quedaron atónitos observando a Valerie, varios gryffindor comenzaron a acercarse a ella con cara de pocos amigos, mientras que otros fueron a socorrer a Weasley, pero este se levantó molesto y se acercó a la vampira. Cuál sería su sorpresa al darse cuenta que no era capaz de pronunciar ninguna palabra.

— No te esfuerces calabaza — se burló Valerie con una sonrisa maliciosa en su rostro. — Podrás hablar en un par de horas, tal vez así pienses dos veces las cosas antes de abrir tu boca. 

Weasley la miró sorprendido y movió la boca, furioso, pero ningún sonido salió de ella. Varios slytherin se mofaron de él. El pelirrojo amenazó con sacar su varita cuando apareció el profesor con su característica sonrisa, por lo que se lo pensó bien para retiró al aula dirigiéndole una mirada de odio a todos los slytherin.

Valerie se dio vuelta topándose con una enorme sonrisa tanto en el rostro de Malfoy como en el de Walburga, esta ultima la miró con ternura e inclinó la cabeza a modo de agradecimiento.

Los tres entraron al aula, pero Valerie pudo sentir que alguien la observó atentamente, giró la cabeza y se topó con la mirada de Mulcibier, quien le guiñó un ojo. A ella solo le produjo repulsión y un mal presentimiento.

Cuando todos los alumnos entraron a la sala fueron repartidos en pares por el profesor para iniciar los trabajos en pareja. Apenas Valerie tomó asiento en la primera fila se percató de la intensa mirada que Riddle le dedicó, ella se limitó a mirarlo seriamente sin decir nada.

— Eso fue bastante... interesante — le dijo en un susurro el joven mago.

— ¿Qué cosa? 

— No es necesaria tu falta de modestia — le respondió con fastidio Riddle. —Es poco usual ver a algún alumno realizar un hechizo silenciador y más encima hacerlo de manera no verbal — y clavó sus ojo en el rostro de la vampira con intensa y oscuro curiosidad.

— No veo que interés puedas tener en ese hecho — replicó ella con una mueca burlona. —  Estoy segura que tú también podrías hacerlo fácilmente. 

Riddle le regaló una sonrisa altiva— Puedo hacer muchas cosas fácilmente Deanoff

— No me cabe duda alguna — añadió ella encogiéndose de hombros.

El joven mago la estudió con atención, no había miedo en su rostro ni tampoco molestia, ella simplemente se limitaba a restarle a todo lo que él le decía. Después de las largas semanas en que la evitó y dejó claro su desprecio por ella, Deanoff no se alertó, era como si él no tuviera ninguna importancia a su alrededor. Eso lo enfureció, Riddle no era cualquier mago y menos uno que pasara inadvertido. ¿Por qué entonces ella reaccionaba de manera distinta? Sabía que no debía darle mayor importancia a ese asunto, pero se negaba a permitirlo. Había visto el fuego en los ojos de Deanoff, tenía una mirada que lo desafió desde el primer día y a que su vez, le intrigaba.

No le había pasado por alto la agilidad y rapidez con que hechizó a Weasley, lo que lo dejó anonadado, ella toda una caja de misterios. Su creciente curiosidad e interés hizo que olvidara rápidamente su creciente odio, por lo que sin pensarlo intentó iniciar una conversación, sin embargo la poca atención que ella le profesó hizo resurgir su desprecio por ella.  Si, definitivamente la detestaba.

Ridle se le acercó, mientras Deanoff comenzó a tomar notas de los ingredientes para la poción de la siguiente clase y le susurró en el oído —Te odio — ella giró el rostro y frunció el ceño, él le sonrió con maldad y se centró en sus apuntes.

Varios minutos después, cuando la clase estaba por terminar, ninguno de los dos se había vuelto a dirigir la palabra ni menos la mirada. Cuando el profesor finalizó las  instrucciones los alumnos comenzaron a levantarse y retirarse. Riddle estaba guardando sus cosas cuando sintió la presencia de Valerie, se sorprendió al ver que ella acercó su rostro a su oreja y le susurró — Me encanta que me odies, porque yo detesto a las personas como tú — su cálido aliento golpeó a Riddle poniéndole los pelos de punta y estaba seguro de haber escuchado un pequeño gruñido saliendo de su garganta. Ella se alejó, le guiñó el ojo de manera coqueta y se retiró del salón mirar hacia atrás.

Riddle se quedó como piedra mientras la observó abandonar la sala. Se había sentido acorralado por ella y... ¿le había gustado? Sacudió la cabeza fastidiado y su odio se acrecentó. Fue entonces que se percató que Mulcibier lo esperaba en la salida y sonrió con maldad. 

"Vas a ver de lo que soy capaz, Deanoff". 

***

—Tome asiento señorita Deanoff — le dijo Dumbledore cuando ingresó a su despacho después de haber terminado sus clases.

— Puedes llamarme Valerie, tratarme por mi apellido es demasiada formalidad. 

— Eso lo decidiré yo, señorita Deanoff — le respondió el profesor mirándola seriamente y repitiendo su apellido con tranquilidad.

La vampira bufó molesta y se encogió de hombros.

— He escuchado maravillas de usted como alumna y tengo que admitir que sus avances en transformaciones son bastante sorprendentes, por lo que no me cabe duda que debe haberse destacado en todas las otras asignaturas. Por otra parte, me comentó el profesor Slughorn que la emparejó con Tom para que trabajasen juntos durante el año, él  definitivamente está dichosos de juntar a sus dos mejores alumnos. ¿Cuáles son sus comentarios entonces? Quisiera un resumen de sus avances. 

— Gracias por los halagos — le respondió Valerie con una sonrisa altiva en el rostro, pero la seria mirada que le dirigió Albus la hizo bufar nuevamente — Respecto a mis primeras observaciones, son varias las conclusiones que he obtenido. En primer lugar, Riddle es un mago mucho más oscuro de lo que pensé... Es astuto, inteligente y manipuladora, mi trabajo no va a ser sencillo.

— Estoy al tanto de eso de esos detalles sobre el joven Riddle. Al mismo tiempo me percaté de su gran cercanía, en estas semanas, con el señor Malfoy y la señorita Black. 

— Si — continuó la vampira. — Son excelentes magos y me ha sorprendido su actitud cordial. Aunque estoy al tanto de que quieren formar parte del grupo selecto de Riddle. 

— Una oportunidad que imagino no dejará pasar y la aprovechará  en conjunto con ellos — le interrumpió el mago.

Valerie clavó sus oscuras orbes en el rostro de Dumbledore y le sonrió — Sí, es una oportunidad bastante buena, sin embargo... Funcionaría si no fuera por el evidente odio que el joven Riddle me profesa.

Dumbledore alzó una ceja sorprendida ante esas palabras — ¿Está segura de eso? 

— Completamente, me lo ha dejado claro hoy en clases. 

El mago la observó con calma, sumido en sus pensamientos, cuando repentinamente le sonrió cálidamente —El odio es también una buena posición, eso quiere decir que usted no le es indiferente. 

— ¿Una buena posición? — replicó la vampira con ironía — Te recuerdo que la idea es que me gane su confianza, tengo serias dudas de lograrlo si es que me odia de manera tan clara.

— Al contrario, señorita Deanoff — ella le puso cara de pocos amigos. — Estratégicamente tal vez no sea la mejor posición, pero no significa que sea mala solo un poco más difícil. Que él le profese tanto odio significa que no le es indiferente, por lo que le sugiero que juegue con él, no hay nada mejor que implantar la duda y el interés en un hombre como Tom. Él ya debe saber que usted es diferente y que posee talento, es usted una amenaza y por eso nace su prematuro odio, lo cual debe aprovechar... Acérquese a él, demuestre interés o realice acciones que le llamen la atención, eso implantará duda y él querrá saber más sobre usted, lo que creará la perfecta ocasión para que se acerquen mutuamente.

— ¿Quieres que muestre a interés hacia él? 

— No necesariamente — Dumbledore le regaló una mueca divertida. — Tiéntelo, él es un joven mago sediento por nuevos aprendizajes, no dudo que usted puede tener algún conocimiento que lo obligará a acercarse. — Valerie asintió, como siempre su viejo amigo era un astuto mago.

— Podría funcionar — la vampira se levantó con renovadas energías y comenzó a trazar planes en su cabeza. Finalmente se despidió del profesor y caminó hacia la salida.

— Una cosa más — dijo Dumbledore antes que abandonara su despacho — No se confié, Tom es un mago astuto e inteligente, debe ser precavida, no baje su guardia.

— Lo tengo claro — le respondió ella.

— Por lo mismo — continuó el mago como si no la hubiera escuchado — Cuando logr acercarse al joven Riddle, sea buena con él. — Valerie alzó una ceja extrañada. — Es un joven que está acostumbrado al odio y la lejanía. 

— ¿Quiere que sea coqueta con él? 

— No, no me refiero a eso — le respondió Dumbledore y para su sorpresa rodó los ojos. — Tom es un mago que no ha sido tratado con cariño desde que lo conozco. Estoy seguro que podría ser una buena oportunidad de su parte hacerlo. 

— No creo ser la mejor en ese tipo de cosas — le respondió la vampira, incomoda.

— De hecho, Valerie — ella abrió los ojos sorprendida al escuchar su nombre — Creo que usted sabrá perfectamente cómo hacerlo. La soledad que profesa es bastante similar a la del joven Tom. ¿Cómo le gustaría que la gente buena la tratara? Piénselo. Las personas siguen y respetan a aquellos que les generan admiración, no a quienes buscan el miedo para controlar. ¿O no es acaso como la señorita Black y el señor Malfoy la han tratado? — le sonrió y le indico que podía retirarse.

Valerie caminó por los pasillos concentrada, las palabras de Dumbledore la habían dejado pensativa. Después de todo su viejo amigo tenía razón en varios aspectos. Era un hecho que, si Riddle ya la odiaba, era claramente una señal de que no le era indiferente.

Le había molestado que el profesor comparara la soledad del joven mago con la suya, pero después se percató que podría tener razón. Ella había vivido siglos, pero jamás había compartido de ésta forma con más personas, o en caso de que lo hubiera hecho, había sido hace mucho tiempo. 

Repentinamente detuvo sus pasos  y observó el paisaje por una ventana mientras pensaba. La compañía que tenía por parte de Walburga y Abraxas le hacían sentir viva, como si el peso de su pasado ya no estuviera sobre sus hombros. Al mismo tiempo, sabía que sus acciones no habían sido la más inteligentes para acercarse a Riddle, pero podía arreglarlo. Era un mago astuto, pero a ella más que nada le generaba curiosidad. ¿Qué habría llevado a Riddle por un paso tan oscuro?

Un mago con semejante capacidades podría realizar importantes cambios en el mundo, sin embargo no tenían por qué ser precisamente malos cambios, podría ser un mago respetado y admirado. ¿Qué  era entonces lo llevaba al mal camino? Eso era lo que ella debía averiguar y tratar de cambiar, se lo había prometido a su viejo amigo y lo haría costara lo que costara.

Suspiró y continuó caminado, Abraxas y Walburga la esperaban en la biblioteca para realizar su trabajo de Defensas contra las Artes Oscuras. El pasillo estaba desierto por lo que sus pisadas eran tranquilos, su reunión con Dumbledore había sido más corta de lo que esperó y tenía varias cosas en las que pensar.

De pronto unos pasos sigilosos pasos llamaron su atención, alguien se acercaba de manera sigilosa hacía ella y su cuerpo se tensó. Al doblar en el siguiente pasillo se encontró con Mulcibier apoyado en la pared, el cual la miró con una maligna sonrisa cuando la vio aparecer.

— Deanoff....

— Mulcibier — le respondió ella con el rostro serio.

— ¿Qué hace una serpiente sola dando vueltas por estos pasillos? — le preguntó el mago y observó su cuerpo de manera descarada.

— Nada que sea de tu incumbencia — la vampira cerró los puños molesta, había dejado su mochila con su varita adentro en la biblioteca, aunque sabía que ante cualquier cosa tampoco la necesitaría.

— O créeme, me incumbe totalmente — le respondió Mulcibier relamiéndose los labios y se acercó peligrosamente a la vampira — ¿Te habían dicho que eres realmente atractiva? — señaló cuando estuvo más cerca de ella. Inclinó un poco su cuerpo para intimidarla, pero la vampira no se inmutó.

— Viniendo de ti, no me lo tomaría como un cumplido.

Mulcibier, para su sorpresa, rió — Sí, eres exquisita pero poco inteligente.

— Ni que tú te vieras tan inteligente como perro faldero de Riddle — le escupió ella con sarcasmo.

El semblante de Mulcibier cambió rápidamente y sus ojos la miraron con odio, la tomó del cuello empujándola contra la pared y encerró el cuerpo de la vampira contra el suyo.

— Deanoff, ¿acaso no sabes cuándo debes abrir la boca y cuando no? — le susurró con tono amenazante.

— Tal vez si, tal vez no. ¿Por qué no vas y se lo preguntas a Riddle? Mientras lo haces puedes mover tu cola como el lindo perro que eres — Mulcibier apretó más el cuello de Valerie, sin embargo ninguna queja escapó de sus labios.

— ¡Cierra la boca estúpida! 

— ¿Y si no quiero? — le preguntó ella con mofa. Mulcibier la observó sorprendido ante su falta de miedo.

— Te arrepentirás — le dijo el mago acercando se boca a su cuello, recorriéndolo. Luego con su lengua acarició su piel y gruñó — Mmmm... exquisita.

Valerie no ocultó su cara de asco, su sola presencia y escena del mago le producía desagrado — Aléjate.

— ¿Y si no quiero? —  le respondió él con una maligna sonrisa.

—  Te arrepentirás.

Mulcibier se rió por lo bajo, apretó más su cuerpo contra el de Valerie y rápidamente se dirigió a morder sus labios mientras que con una mano le sostuvo del cuello y con la otra recorrió su cuerpo de manera vulgar. 

Valerie gruñó asqueada y sin dudarlo lo empujó lejos de ella, el mago salió volando y chocó  contra la pared. Cuando Mulcibier levantó la vista juró ver que los ojos de Valerie se habían puesto negros. Ella se le acercó mirándolo con odio — No te me vuelvas a acercar.

Mulcibier le regaló una sonrisa perversa, se levantó mientras y le dijo —  Me encanta cuando se ponen difíciles —  volvió a acorrala tratando de besarla, pero Valerie fue más rápida y enfurecida lo golpeó en la cara. El mago cayó al suelo aullando de dolor y tapándose un ojo — ¡Maldita puta! 

La vampira, furiosa, le propinó una patada en la espalda que lo dejó sin respiración, estaba seguro que algún hueso se había roto — Vuelve a acercarte y la próxima vez usaré magia, estúpido —  le gruñó ella y se retiró echa una furia mientras el mago continuó retorciéndose del dolor.

Valerie sabía que todo esto era culpa de Riddle. Ahora necesitaba urgente ir a alimentarse antes de que cayera en la tentación de matar a esa estúpida serpiente que continuaba tirada en el piso.

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