Park Jimin.
Después de que mi padre me trajera a la fuerza a casa no hice nada más que subir a mi habitación sin dedicarle ni una palabra, estaba muy molesto y decepcionado.
—Jimin—mi padre me llamó mientras yo subía las escaleras, lo ignoré.
—Hijo por favor, necesitamos hablar—me detuve.
—Y-yo, yo no tengo nada que hablar con usted, presidente Park—voltee a mirarlo estaba sorprendido ante mi forma de hablarle.
—¿Quien eres?—yo suspire.
—¿Quien eres tú?, porque al menos mi padre que yo conozco no—subí por completo las escaleras.
Entre a mi habitación cerrando la puerta de forma ruidosa, me eche a llorar mientras me ponía de rodillas, sollozando pesadamente.
No dormí absolutamente nada, no comí tampoco, estaba en un estado de transe que me tenía muy mal.
—Joven Jimin, ¿puedo pasar?—escuche la voz de Misung del otro lado de la puerta.
—No ahora.
—Abrame, por favor, estoy preocupado por usted—yo me levanté desganado y quite el seguro de la puerta.
—Tiene que comer algo—entro y cerró la puerta detrás de él.
—No tengo hambre.
—Por favor joven Jimin, no haga esto—se veía realmente preocupado.
—¿Hacer qué?
—Dejar que esto lo hunda—rodé los ojos.
—Es fácil para ti decirlo.
—No, no lo es, ustedes son mi familia, la única que tengo y el hecho de que pase todo esto, me hace sentirme devastado—se sentó junto a mi en la cama y me miró.
—El presidente Park, ¿donde esta?—este puso la misma cara que mi padre.
—Es su padre Jimin, no debería llamarlo así—puso su mano sobre mi hombro.
—Es de la única manera que lo puedo llamar ahora, lo desconozco, ese hombre no es mi padre.
—Esto es realmente malo—suspiro mientras negaba con la cabeza, yo solo lo mire.
—Misung, ¿es...e-es verdad que van a casarse?—este me miró, no necesitó decirme nada, ya que su simple forma de verme me lo dijo todo.
—¿Porqué, porque me hace esto?—pregunte a la nada mientras mis ojos se cristalizaban.
—Su padre esta cegado, no es el mismo de siempre.
—Es un imbécil, jamás voy a perdonarlo, jamás va a conseguir que me olvide de su traición y que todo vuelva a ser como antes—intentaba decir entre sollozos.
—¿Y el profesor Min?—al escuchar eso levanté la vista.
—Creo que tengo que ir olvidandome de él.
—¿Por qué?—se mostró sorprendido.
—Dijo que jamás íbamos a volver a vernos—no dijo nada solo puso su mano sobre mi hombro.
—Todo lo bueno que me pasa termina por irse a la mierda en un abrir y cerrar de ojos.
—El profesor Min le había dicho que no lo dejaría solo—yo asentí.
—Cree que cumpla su palabra—yo sonreí.
—Ya lo hizo—una punzada en el pecho me hizo doblarme poniéndome en posición fetal.
Mis ganas de llorar se intensificaron, jamás me había sentido así, era la primera vez que experimentaba la traición y el desamor al mismo tiempo, Misung se quedó junto a mi hasta que inconscientemente me quede dormido.
—Jimin—escuche la voz de mi madre casi como en un susurro, abrí lo ojos para después ponerme de pie desesperadamente.
—Madre—dije al verla a lo lejos.
—Mi Chim Chim—me acerque corriendo pero al llegar a ella, desapareció.
—No nos volveremos a ver de nuevo—escuche la voz del profesor Min detrás de mi, me gire al instante y no había nadie.
—No lo dejaré solo—volví a escucharlo pero esta vez a lo lejos.
—No lo hará pequeño—la voz de mi madre es escucho justo a la misma distancia que la de él profesor Min.
—Madre—me arrodille.
—Tú padre solo quiere volver a ser feliz—la note a un lado de mi.
—Comprendelo cariño y el te entenderá a ti—levante la vista mi madre estaba frente a mi, me abalance abrazarla, sentir de nuevo sus cálidos brazos rodeandome de amor.
—Te amo madre—cerré los ojos.
—Jimin—una voz diferente me llamó en lugar que la de mi madre, levante la vista era la mujer de mi padre quien me abrazaba.
Me levanté estrepitosamente mis manos temblaban y estaba sudando, me senté en la cama des peinando mi cabello mientras miraba a mi alrededor.
—Te extraño—sonreí y mire hacía arriba.
No logré conciliar el sueño en toda la noche, daba vueltas y más vueltas en la cama sin encontrar un posición cómoda para poder dormir.
Amaneció, yo me encontraba como zombie llenó de ojeras y agonizando de cansancio.
—Buenos días—la puerta se abrió dejando ver a Jungkook quien entró y cerró esta detrás de él.
—No jodas—me tape hasta la cabeza.
—Vamos, levántate, no puedes quedarte ahí toda la vida—me estiró la sábana destapandome.
—Me quedaré aquí lo que sea necesario—me voltee dándole la espalda a Jungkook.
—Vayamos a dar una vuelta, para que te distraegas un momento, anda, arriba—me removió frenéticamente mientras yo me quejaba.
—¿Que día es hoy?
—Domingo—dijo golpeando mi cabeza, me quede sorprendido hasta había perdido la noción del tiempo en tan solo un día.
—Vamos a desayunar, vayamos a comprar pan con la anciana Junghwa—sonreí y cedí.
Me levanté y me vestí, el hombre fornido que mi padre me había asignado como guarda espaldas, nos acompañó a la panadería, en mi auto.
—Espera aquí, solo iremos a comprar pan—le dije en cuanto llegamos, el asistió y Jungkook y yo bajamos.
—Sabes mejor vayamos por un café—me dijo Jungkook al instante en que íbamos a entrar a la panadería.
—¿Que te pasa?—dije y dirigí mi vista hacía adentro de ella, el profesor Min estaba acomodando el pan, había olvidado que el trabajaba aquí.
—Entremos.
—Buenos días—dijo el profesor Min, después levantó su vista y nos miro serio, pero después sonrió y se fue atrás de la caja registradora.
—¿Esta la anciana Junghwa?—dije nervioso.
—No, aun no llega—contesto mientras Jungkook tomaba una charola y escogía algo de pan.
—¿Cómo esta?—me miró.
—Bien.
—¿Y su padre?—yo suspiré.
—Todo esta bien.
—Me alegra—me sonrió, mi corazón se aceleró y solo desvíe la mirada.
Jungkook terminó de elegir algo de pan.
—¿Solo esto?—pregunto él profesor Min cuando Jungkook puso la charola a lado de la caja registradora.
—Si por favor—este empacó el pan y le cobro.
—Gracias por su compra—le tendió el pan y nos dispusimos a salir.
—Joven Park—me llamo antes de que saliera y me gire.
—Cuídese—me sonrió causandome nerviosismo y que se me volviera a acelerar el corazón.
Todo el día Jungkook me trajo de un lado a otro para tratar de distraerme, mi padre había estado muy ocupado con la empresa y arreglando los preparativos para su boda con esa mujer y bueno, no era necesario recordarlo pero mi vida estaba totalmente arruinada.