El rey árabe [Z.M.]

By LeidySanchez072

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Para entender esta historia es necesario leer lo dos anteriores libro, el príncipe árabe y el regreso del P.A... More

El rey árabe.
capítulo 1
capítulo 2
capítulo 3
capítulo 5
capítulo 6
capítulo 7
capítulo 8
capítulo 9
capítulo 10
capítulo 11
capítulo 12
capítulo 13
capítulo 14
capítulo 15
capítulo 16
capítulo 17
capítulo 18
capítulo 19
capítulo 20
capítulo 21
capítulo 22
capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
capítulo 28
capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32 [final]
Epilogo
Notas de autor

capítulo 4

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By LeidySanchez072


Apurada en el baño trato de que el maquillaje no se me corra mientras que hago hasta lo imposible para que la corredera del vestido suba de una vez por todas. Un intento tras otro no logro conseguir nada. Finalmente me rindo y salgo. Zayn está recostado en la cama mientras tiene un libro en sus manos.

— Amor—digo con suavidad.

Él quita la vista del libro y se enfoca en mí.

— ¿ya estas lista?—pregunta.

— Hmmm... ya casi, solo tengo un problema—contento—la cremallera del vestido no sube—explico un tanto avergonzada.

Se levanta de la cama y camina hacia mí. Le indico donde está el problema. Todo va bien hasta que llega a la mitad, donde no sube y se regresa. Trato de contraer mi abdomen lo más que puedo y sin embargo es inútil. El después de unos cuantos intentos empieza a frustrarse, mientras que mi paciencia acaba.

— ¡ay! Deja eso, creo que iras tu solo—digo algo desanimada.

— Debe tener alguna obstrucción, creo puede tener solución.

Suspiro y me quito el vestido. Lo tomo entre mis manos y cierro la cremallera sin ningún esfuerzo.

— ¡estoy gorda!—gruño— Lo compre hace una semana y ya no me queda, planeaba usarlo para alguna ocasión especial y mira, no me cierra, claro pero como yo me puse de tragona, ahí tengo por macajarta.

Camino de un lado a otro mientras que Zayn insiste en decir que él no ha notado ningún cambio en mí, y que sigo hermosa. Cuando me calmo un poco opto por un vestido blanco holgado, cuello en v y de mangas largas abiertas. Con este vestido siento que puedo respirar. Finalmente salimos de la habitación y guiándonos por un mapa de hotel llegamos hasta el salón de eventos. La puerta es dorada y esta custodiada por dos hombres que visten de negro. Muestro el pequeño sobre que tengo en la mano, dando a entender que somos invitados. Las puertas se abren revelando un salón de eventos, de piso rojo y un techo dorado, del cual cuelga un gran candelabro. Hay una tarima donde unos músicos tocan música tradicional. Las parejas bailan y en una silla al fondo hay un hombre joven aproximadamente de unos cuarenta y cinco años.

— Si que es bonito—susurro.

— Y hay música—dice Zayn con emoción.

— Pero esperemos un rato, mi estómago se remueve de un lado a otro.

— Mañana a primera hora te atenderá un médico, sin importar lo que digas—anuncia.

— Si Zayn...

El rey de Arabia Saudita tenía que ser y varias personalidades se acercan a saludarlo. Algunas veces había recibido críticas por ser latina, en varias ocasiones fui blanco de discriminación, pero para lo que me importa, soy latina y a mucho honor. Algunos me saludan a otros les doy igual. Después de que varias personas hicieran prácticamente una fila para mostrar sus respetos pasamos a una mesa de dos puestos reservados que tiene escrito algo en árabe. Nos sentamos y un joven mesero se acerca y deja dos bebidas. Son dulces y al sentir el aroma mi estómago se revuelve, me quedo callada y no digo nada, pues Zayn es capaz de dar marcha atrás si le digo. Me levanto a bailar junto que Zayn quizás si no pienso en el malestar se me pase. Caminamos casi hasta el centro de la pista de baile, donde el posa una mano en mi cintura y la otra la entrelaza junto con la mía. El ritmo es suave y manejable una vueltas tras otras los minutos pasan y la música se detiene. En la tarima se encuentra un hombre y tiene un micrófono en su mano.

— buenas noches invitados, ya los había saludado antes, pero ahora quiero dirigirme al Rey y a su esposa—dice el hombre, al detallarlo bien me doy cuenta que es aquel que se encontraba sentado antes.

Zayn alza su mano derecha y saluda.

— También nos enteramos que la esposa del Rey tiene una academia de baile, y que es una excelente bailarina, y por pedido de mis hijas sería un honor que nos mostrara algo de su talento... para eso hemos decidido traer un intérprete el cual tocara la canción latina que usted desee.

Yo abro mis ojos, estoy sorprendida, esta gente le sabe la vida a uno, pero uno no sabe la de ellos. Miro a Zayn quien esta serio.

— ¿Qué dices amor?—le pregunto.

— Gacela si tú te sientes cómoda hazlo, si no, no te preocupes.

— Es que me da como pena, son las hijas y eso.

— Entonces hazlo, después de todo han escogido a la mejor bailarina del mundo, ellos han de sentirse privilegiados porque tú hagas una demostración—contesta.

— Gracias—digo y le doy un beso en la mejilla.

Yo asiento despacio dando a entender que si bailare. Las personas se retiran de la pista incluyendo a Zayn quien me vigila bajo el poder de su imponente mirada.

— ¿Qué canción desea?—pregunta el hombre.

— Algo típico de aquí.

Una tonada empieza a sonar y hago los típicos movimientos lo bueno es que el vestido me permite moverme, pasa un minuto y mis pies se encuentran hinchados. Sigo bailando y en el final al ritmo de los tambores muevo mis caderas. La música se detiene y yo respiro, lo único que quiero hacer es sentarme y comerme un helado.

— Ha dejado su nombre en alto señora Malik, mis hijas están muy satisfechas con su demostración y felicidades al Rey, ha de ser muy afortunado por tener una mujer así.

— No fue nada—contesto.

De inmediato camino hasta donde se encuentra Zayn que tiene una gran sonrisa en el rostro. Puede que yo me sienta ahora mismo cansada, pero debo admitir que ver a Zayn tocando las palmas y sintiendo orgullo fue algo fascinante y me emociona.

— ¿Cómo lo hice?—pregunto.

— Quien mejor que tú para interpretar en lenguaje corporal las tonadas de la canción, estuviste perfecta—contesta—eres perfecta mi bella gacela.

— Ay Zayn, gracias, lo único aquí que me importo era bailar bien para ti, mas no para ellos.

— Soy un rey muy afortunado.

Regresamos a la mesa y ya hay servido un pasa bocas de empanaditas. Muerdo una y es de pollo, es tan delicioso, lo único que le falta a esto es un poquito de picante, pero no hay así que toca solo.

— ¿gacela cómo te has sentido en este rato?—pregunta él.

Paso el contenido de mi boca con un poco de coctel y luego contesto:

— Pues hasta el momento bien, seguro es que de pronto algo me hizo mal, pero ya paso.

Sonrió para tranquilizarlo y él me devuelve el gesto.

Una pequeña explosión se escucha y luego varias personas gritando. Mis nervios se alteran un poco al ver varios hombres vestidos de negro entrar armados. La reacción de Zayn le levantarse de la mesa, me toma de la mano y nos escabullimos detrás de las columnas.

— Tienes que hacer todo lo que yo te diga Lauren—me pide.

Sin decir una sola palabra asiento rápidamente.

— Quédate aquí, regreso enseguida—dice.

— ¡no! ¿y si te hacen algo? No Zayn por favor—le pido con algo de desesperación.

— Gacela por favor, no tardare ¿está bien?

No me queda de otra, me oculto detrás de una columna y Zayn se marcha. Los hombres van mirando las caras de las personas una a una. Los nervios hacen que mi estómago se revuelva y las náuseas ataquen, mis mano están frías y siento el corazón latir a todo lo que da. Sigo a Zayn con la mirada, como hacer para no ser visto, no tengo ni la menor idea, pero logra salir del salón. Mi pecho sube y baja, trato de tranquilizarme y mentalizarme de que no va a pasar nada. Por la puerta entran varios guardias y detrás de ellos viene Zayn. Tapo mi boca y reprimo el grito que suelto al ver que empiezan a intercambiar disparos. El trata de regresar hacia acá y un disparo le alcanza el brazo. Cae al piso, pero como puede se levanta, sé que me dará un sermón por desobedecer pero qué más da. Corro hacia donde el esta y le ayudo.

— Tenemos que salir de aquí—susurro casi al borde del llanto.

— Son mercenarios, no será fácil—contesta.

Lo ayudo a que se recueste en una columna. Miro su brazo y por suerte la bala solo le rozo. Suspiro de alivio y me quedo a su lado. Los minutos se sienten eternos hasta que más uniformados llegan y logran controlar la situación. Los guardias de Zayn lo llevan al cuarto mientras que yo pido que a nadie se le deje entrar a la habitación. Después de que el hotel me enviara un botiquín me dedico a curar la herida que tiene en su brazo izquierdo, lo que más le preocupa a él es que ha arruinado parte de uno de sus tatuajes. Empapo una gaza con solución salina y empiezo a pasarla alrededor para limpiar la sangre que ha corrido.

— Eres muy fuerte cariño, yo creo que si eso me hubiera pasado me tiraría en el piso y empezaría gritar desesperadamente, digo... soy algo cobarde para esas vainas—digo.

— Creo que aquí la valiente eres tú, siempre pasamos por una situación de peligro distinta y sin embargo sigues conmigo.

Dejo la gaza a un lado y tomo otra para luego echarle agua oxigenada.

— Es porque mi amor por ti es grande y porque sin importar la situación tú siempre me proteges.

— ¿saben los niños acerca de eso? No quiero preocuparlos.

— No les he dicho nada y Dahara está al tanto de todo, salió con ellos para distraerlos.

— Esta cobertura llevara un buen trabajo, han dañado uno de mis mejores tatuajes—resopla con frustración.

— Solo fue un roce, me hubiera dado algo si hubiese pasado a mayores.

Termino de curar la herida y le pongo una delgada gaza con un esparadrapo. Dejo el botiquín en la mesa de noche y camino hasta el baño para así poder despojarme del vestido, el cual cambio por una pequeña pijama. Me recuesto en la cama y observo con atención a Zayn. Cuando algo le preocupa su rostro se pone tenso y mueve su mano derecha constantemente.

— Sé que estás pensando en lo ocurrido—susurro.

— Algo, me inquieta saber que estaban buscando ellos—aclara.

— ¿y cómo que crees que es?

— Son mercenarios, ellos solamente van por alguien en específico, y ese alguien no lo encontraron ahí.

— O quizás no lo vieron, el disparo no fue descuido. Supongo que están bien entrenados como para no desperdiciar una bala.

El gira su cabeza y me mira fijamente.

— ¿Quién está preocupada ahora?—sonríe.

— Me preocupo por ti—contesto.

— Sabía que no me equivoque al elegirte, creo que haces que esté presente el orden en mi vida.

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