Aún no he podido deshacerme de tu recuerdo. Aún haces que tenga pesadillas y me estremezca al oír tu nombre. Me torturaste para divertirte por mucho tiempo, pero logré escapar vivo.
He escuchado un ruido en la entrada, comienzo a llorar por el miedo, y la oscura madrugada amplifica ese sentimiento. Alguien entra precipitadamente a mi cuarto: eres tú.
Grito ruidosamente porque estás con un cuchillo en tu mano, viniste a divertirte por última vez, pero esta vez te lo negaré. Salto por la ventana del vigésimo piso, mientras el terror se desvanece. Sonrío y me preparo para el impacto.