Retales (but no re-tales)

By GustauSantos

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Conjunto disjunto, asonante y difuso, de relatos y otros datos, micro-relatos, nano-poemas, y cualquier cosa... More

Un coctel algo complicado...
Tempus fugit, carpe diem
Eres un friki! Pues tu eres un pijo!
Un relato inesperado...
Asociaciones...
Un gato..., un no-gato..., un gato...
El psicópata...
Tensión eléctrica...
Las once en punto y sereeeeeeeno...
El último que apague el gas...
I believe I can fly...
Tengo un empacho...
El premio Nobel que nunca existió...
No te muevas, no respires, no mires.
Entrevista con el anuro
Pollo con langosta
El pueblo fantasma...
Piedras, hummus y gintonics
La Ilu y la Espe
Hola, me llamo Manuel y soy adicto...
Depredadores luminosos...
In vino veritas, hics...
Un viaje a Mallorca
El telefono del puente
El banco (microrelato)
Ese cigarrito (microrelato)
La intrigante historia del párrafo misterioso...
A ver ahora como sigo
HIMIM
Mi montaña rusa, mi ruleta rusa, mi ensaladilla rusa
Smooth criminal
Un sueño algo especial...
Lo breve, si breve, dos veces breve...
#Microrretales
Las felices borracheras de los viernes
El rumor de los insectos nocturnos
La curiosa historia de una oficina con historia
Flamencos morados, tuppers y calcetines izquierdos
Vaya peazo rubia!!!
El extraño caso de las cabezas menguantes
Derechos digitales
AVE María Purísima...
Derechos digitales (II)
La realidad y Eduardo
Las calabazas mágicas...
El tipo del metro
El tipo del metro (II)

Un menu completo, muy completo...

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By GustauSantos

Al principio Dios creó las casas de comidas, donde por veinte duros comías arroz a la cubana (sin plátano ni mariconadas), una escalopa, bebías vino peleón con gaseosa, y de postre un flan. El mantel era de hule, y con el paso del tiempo los agujeros de cigarrillo competían con las manchas de café y de vino. 

Las casas de comidas eran antros con poca clase, lugar donde estudiantes y camioneros jugaban a cartas, y donde también comían señoritas de moral distraida (que es como antes se llamaba a las putas queriendo ser fino) que tenían muchas veces habitación en el piso superior, algo que sabían todos los camioneros pero casi ningún estudiante (por aquel entonces muchos estudiantes eran unos pardillos de la vida). 

Pasó un tiempo indefinido en el que los menús no cambiaron casi nada, salvo de precio, aunque en el arroz algunos le ponian un platano frito (de Canarias, vamos, de los de postre) y entonces Dios se hartó de eso y dijo: "Hágase el euro". Y el euro se hizo. Y Dios vió que el euro era bueno (vaya un "gilí", no era omnisciente el julai?), y separó las casas de comidas de los restoranes y los salones de té, donde reinaba el buen gusto y las buenas maneras, los manteles eran de hilo bordado a mano por las monjas descalzas, y las señoritas de moral distraida llevaban haute couture y venían siempre, siempre, con el marido (con el marido de alguien, se entiende). 

Estaba el Altísimo liado con el ajuste del euro cuando apareció por allí el Maligno, unos dicen que se llamaba Lucifer, y otros que llevaba un jersei negro de cuello alto y se llamaba Esteban. Entonces el Maligno decidió que no podía ser que los restoranes y salones de té fuesen puros y virtuosos, y pensó en como llevarlos a pecar. 

El Maligno era un genio, maligno pero un genio, y ahora en todas partes, en casas de comidas, restoranes y salones de té, es imposible comer tranquilamente un sencillo menú, no ya un menu degustación, tan solo un simple arroz a la cubana (incluso el platano sería aceptable) con una escalopa, vino peleón y gaseosa, y de postre un flan. 

Como digo, es imposible comer tranquilamente un menu..., es imposible cuando en la mesa de al lado, en la de detrás, incluso en la tuya propia, a cada momento oyes el insufrible ruidito del wassup o de la vibración de mensajes y llamadas, eso sin olvidar que, mientras cortas la escalopa, tus vecinos te ponen al dia de sus problemas cotidianos, personales o de oficina, hablando a voz en grito con quien sea que hablen, que en algún caso hasta oyes con quien hablan porque el otro o la otra también gritan desde otro restoran, y todos gritan porque asi intentan hacerse oir ya que hay tanta gente hablando por movil que si no gritas no te oyen.

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