Defender Mi Honor (D.M.H. 1)

By EstephaniaMendez360

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Ante la sociedad londinense, la vida de Camille y Danielle Britt era perfecta, ambas hijas del Marqués de Win... More

Prólogo*
Capítulo 1*
Capítulo 2*
Capítulo 3*
Capítulo 4*
Capítulo 5*
Capítulo 6*
Capítulo 7*
Capítulo 8*
Nota
Capítulo 9*
Capítulo 10*
Capítulo 11*
Capítulo 11 parte 2*
Capítulo 12*
Capítulo 13*
Capítulo 14*
Capítulo 15*
Capítulo 15 parte 2*
Capítulo 16*
❤¡Feliz 2017!❤
¡Eligan rápido!
Defendiendo Tu Honor (D.M.H. 1.5)
Capítulo 18*
Capítulo 18
Capítulo 19*
Capítulo 20*
Capítulo 21*
Capítulo 21 (prueba)
Capítulo 22*
Capítulo 23*
Capítulo 24*
Capítulo 25*
Capítulo 26*
Capítulo 27*
Capítulo 28*
Capítulo 29*
Capítulo 30*
Capítulo 31*
Capítulo 32*
Capítulo 33*
Capítulo 34*
Capítulo 34 parte 2*
Capítulo 34 parte 3*
Capítulo 35*
Capítulo 36*
Capítulo 37*
Capítulo 38*
Capítulo 39*
Capítulo 40*
Capítulo 41*
Epílogo*
Nota
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Capítulo 17*

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By EstephaniaMendez360

10 de septiembre de 1815

Abrí los ojos y miré a mi alrededor.

Silencio.

Me puse en pie y caminé hacia mi bata, para ponérmela e ir al armario, donde escogí un vestido. Tenía que ir a la residencia de los Becher, hablaría con Damien a pesar de lo que le había dicho mi madre.

Me puse el vestido y cepillé mi cabello, haciendo el único peinado que sabía hacer, pequeñas trenzas que se unían en la parte de atrás y las adornaba con algún tocado de su caja.

Me miré en el espejo. Coloqué polvo de arroz y me puse los zapatos, para luego ir hacia la puerta de la habitación.

Bajé rápidamente y casi corrí al establo para buscar algún carruaje.

Entré en el establo y afortunadamente allí estaba el encargado.—Buenos días, señorita Britt.—saludó al verme e hizo una reverencia.

—Buenos días.—sonreí.—¿Me podría llevar a Wellington? Es importante.

—Claro que sí.—vi como se fue a preparar un carruaje para llevarme en breve.

Ese día me sentía observada desde que salí, pero no sabía si eran mis nervios de lo ocurrido con Scott o simplemente era cierto.

Me acerqué a una joven que estaba cerca de los establos, y le pedí que fuera mi carabina, a lo que aceptó y subió al carruaje conmigo, una vez lo trajeron y el cochero se puso en marcha hacia Damien.

No había desayunado, lo cual significaba que tal vez las tías de Damien me invitaran -obligarán- a desayunar con ellos. Rodé los ojos y seguí con el plan.

Pasaron unos minutos que eran casi eternos, hasta que llegamos a Wellington.

Vi que el personal estaba desde temprano activo. El carruaje se estacionó frente a las grandes puertas de la residencia y el mayordomo de la casa, se encargó de abrir la puerta, a lo que agradecí con una sonrisa.

—¿Está el señor Becher?—pregunté.—quitándome los guantes.

—Milord está en su estudio. ¿Quiere...?—empezó el mayordomo.

—No, gracias. Ya sé donde es.

Volvió a hacer una reverencia y me adentré rápidamente, para ir hacia su estudio. Mis pasos se escuchaban por el lugar, casi corría hasta llegar. Cuando llegué, paró en seco.

¿Qué le diría? No seas cobarde Camille. Entonces, toqué la gran puerta de madera oscura.

Mi cuerpo tembló al escuchar el adelante fuerte y seguro de Damien. Cerré los ojos y dejé escapar un suspiro para luego abrir la puerta. La abrí y me quedé desde fuera observándolo, era muy guapo. Tragué duro y di un paso, y conocí de cerca el suelo del estudio.

¡Malditos nervios! ¡que vergüenza! Pensaba, al ver desde el suelo a Damien arquear una ceja mientras me veía tirada. Rodé los ojos y por mí misma, me puse en pie.—Gracias.—dije sarcástica.

—Ya sabes, para lo que necesites.—respondió, volviendo su vista al diario que tenía en manos.

Suspiré con fuerza y caminé más cerca de él.—Iré directo al punto.—levantó su mirada.—¿Por qué demonios cambiaste la fecha de la boda?

Se encogió de hombros.—Por tu culpa.

—¡¿Qué?! ¿Cómo que por mi culpa? ¡Estás loco! La boda no puede ser en menos de un mes.

—Ay...—lo escuché suspirar, mientras bajaba el diario.—¿Sólo por eso viniste hasta acá?—colocó sus manos bajo su barbilla.

—Sí. Es absurdo que adelantes la fecha. Quiero que la cambies de inmediato.

—Pierdes tu tiempo.—se levantó de su silla y acomodó su traje.—Que ya lo he hecho. En las invitaciones así está.

—Yo no lo autoricé.

—Pero yo sí.—lo vi caminar hacia la puerta.

—¿Acaso mi opinión no cuenta en ninguna maldita parte?

—No.—me invitó a salir.

—¡Agh!—di un golpe en el piso con mi pie.—salí enojada, dejándolo atrás.

Caminé hasta la salida, pero al pasar frente a las escalas, vi bajando de ellas a las tías de Damien. Oh no, por favor.

—¡Camille!—dijo con entusiasmo.—Qué bueno es tenerte aquí.

—Buenos días.—dije con una sonrisa, que me borró al ver a Shannon. Pésimo día.

—¡Qué bueno que estás acá!—dijo Shannon, con fingida felicidad.

—¿Ah, sí?

—Primero vamos a desayunar.—dijo la señora Thorne.

—Oh no...

Negó con la cabeza.—Nada de que no.

Vi a Damien llegar detrás de mí, a través del espejo que había cerca da las escaleras.—Camille.—me llamó.

Me di la vuelta y lo vi ofrecer su brazo, pero miraba a otra parte. Lo acepté y me dejé escoltar hasta el comedor. Iba viendo a mi alrededor, mientras era escoltada por Damien hasta el comedor, hasta que escuché la voz de Shannon.

—Damien...—disimuladamente volteé y vi que le decía algo al oído, a lo que él reía, al igual que ella. Suspiré con cansancio y seguí en silencio.

—Camille.—escuché a la señora Thorne hablarme, por lo que volteé sobre mi hombro.—Después de desayunar, vamos a ir todas las damas al bosque que está cerca de Wellington...

—Oh yo...—empecé a negar, pero como siempre, me ignoraban.

—...y nos encantaría que nos acompañases.

Ya que...—Claro.

—Qué bien.

Y seguimos en silencio, hasta que llegamos al comedor, donde me separé de Damien y me fui al lado de Hanna.

Él me miró con el ceño fruncido y siguió a su lugar sin importarle. Después de unos momentos, llegó a su lado Shannon quien se fue y se sentó junto a Damien. Ella se sentó en su lugar después de que uno de los sirvientes la ayudara.

—Camille, verás, ya que si boda será dentro de poco.—todos en la mesa ponían atención a lo que la señora Williams decía.—¿Qué pasa? Estoy hablando con Camille solamente.—se voltearon y ella se acercó un poco más a mí para seguir hablando.—Bueno, cómo te decía... El otro día hablé con tu mamá y me dijo que debíamos de estar yendo más seguido con la modista, quien está trabajando mucho en el vestido, así que suponía que mañana vamos a ir nuevamente.

—Claro.—dije sin sonreír, a lo que ella frunció su ceño.

—¿No estás feliz?

—Oh, sí. Claro que sí.—sonreí.

En eso, llegaron con los platos del desayuno, por lo que dejamos de hablar, a Damien no le gustaba mucho hablar durante el desayuno.

***

—¿Cómo?

—Pues sí, me gustaría un caballo.—dije por segunda vez a Damien, que iba a montar.

—No.

—Sé montar, préstame uno.

—No.

—SÉ MON TAR.

—NO TE PRE GUN TÉ.

Rodé los ojos, qué hombre más difícil.—Por favor.

—No.

—Sí.

Se me quedó viendo enfadado y suspiró.—Allá hay una yegua, dile al encargado que te la ensille.

—Gracias.

Me di la vuelta y caminé hacia el lugar que me indicó, donde encontré al encargado que me ayudó a poner la silla y poder ir fuera.

Salí en la yegua y pude ver que Damien me esperaba arriba de su caballo, el cual era negro y enorme.

—¿Lista?—preguntó él al verme llegar a su lado.

No respondí, y seguí mi camino, escuchando a Damien soltar una exclamación enojado. Solté una pequeña risita sin que me viera.

—¡¿PERO QUÉ HACES CAMILLE?!—escuché a la señora Williams gritarme.

Me dio la vuelta y las vi.—Montar.

—¡No! ¡no y no!

—¡Baja de allí Camille!—escuché ahora a la señora Thorne.

—No, quisiera cabalgar esta mañana, con permiso.—dije tratando de no sonar grosera.

Ellas no respondieron y seguí mi camino, bueno, seguí a Damien.

Miraba a mi alrededor maravillada de la belleza de Wellington y su terreno enorme, sus grandes árboles y frondosos, sentía la suave brisa golpear mi rostro, era hermoso.

—Por acá.—escuché a Damien.

—¿A dónde vamos?

—Sólo para que conozcas Wellington.

Sonreí un poco. Este será mi nuevo hogar.

—Sí, está bien.—y lo seguí.

Vi que nos adentrábamos en el bosque, lo cual se me hizo raro.

—Sígueme.—obedecí.

Observé una vez más a mi alrededor, hasta que llegamos a una parte en el bosque donde había un pequeño río y unos pocos rayos del sol se filtraba entre las hojas de los árboles.

—Aquí.—dijo él y detuve la yegua, al igual que él.

Se acercó a mí, una vez se bajó de su caballo y me ayudó a bajar.—¿Por qué me trajiste aquí?—pregunté, una vez en el suelo. Era muy bonito, pero algo alejado y escondido.

—Para que veas este lugar.—dijo obvio.

—Oh.

—Sí, oh.

Rodé los ojos.—Bueno, ahora que estamos solos y no creo que nadie venga.—me acerqué un poco a él.—¿Por qué adelantaste la fecha de la boda?

—Por que quise. Es mejor que sea pronto, así no me arrepiento.

En lugar de sentirme mal, dejé escapar una carcajada, que hizo a Damien fruncir el ceño.—¿Qué es tan gracioso?—preguntó de mala gana.

Moví las manos, restándole importancia.—Nada, ahora déjame disfrutar un poco.

Empecé a caminar, acercándome más al río y me senté en una de las rocas al lado de este.

Vi hacia el agua y me puso seria. ¿Por qué a mí? Pronto me casaría y no tendría más libertad, dudaba que viera a mi familia muy seguido. ¿Ser feliz? No creía que eso fuese a pasar. Damien, en algunas ocasiones había sido cariñoso, pero muy pocas veces, había sido aún más frío en las otras. ¿Sería feliz a su lado? No creía que él fuese a cambiar. Volteé a verlo. "¿Podrá él cambiar por lo menos un poquito? Podría ser más cariñoso, que todos los días me dé besos... ¡maldición Camille! No eres así. O bueno, todas las damas aún sean fuertes y duras, desean sentirse amadas..."  Levanté mi vista a los árboles, sintiendo lágrimas acumularse en mis ojos, sabiendo que no sería feliz en ese matrimonio. "Honor." Esa palabra me la había repetido mucho mi madre en las semanas que habían pasado, desde que me habían encontrado en los brazos de Damien. Podría ir a Francia con mis abuelos, allá nadie sabrá que pasó acá... Sacudí mi cabeza y quité ese pensamiento de mi cabeza, sintiéndome una cobarde por pensar en eso.

—¿Camille?

Volteé rápidamente hacia Damien, quien me veía extrañado.—¿Qué pasó?

—Estás muy a la orilla del río, te puedes caer.

Y allí me dio cuenta que era cierto, casi me caía. Me acomodé y me puse bien.—¿Qué me quieres mostrar? 

— Ya te lo he mostrado, te he traído a este lugar.

—¿Enserio es todo lo que me quieres mostrar?—me levanté de mi lugar.

Pensé en acercarme a él y darle un beso, tal vez así él sea un poco amoroso.—¿Qué haces?—preguntó al verme cerca de él.—Camille...

No le respondí y cuando estuve cerca de él, no esperé a que reaccionara y lo jalé del cuello, para ella darle un beso. Él me agarró por la cintura y me pegó más a él, haciendo el beso aún más profundo. Envolví mis brazos alrededor de su cuello y metí mis dedos en su cabellera negra.

Él poco a poco, me fue pegando a uno de los árboles que había cerca, sintiéndome acorralada por sus fuertes brazos. Con una de sus manos, acarició mi cabello y con la otra aún me tenía agarrada de la cintura. Suficiente. Volteé la cara con una sonrisa.

—Suficiente.—dije, viéndolo a los ojos.

—¿Qué?—se veía confundido.

Salí de entre sus brazos y me puse detrás de él.

—Hay que regresar.

—Pero...

—Vamos.—dije y caminé a la yegua, subiéndose aún con la dificultad del vestido.

Lo escuché suspirar enojado y él también se subió a su caballo. En silencio, empezamos el camino de regreso.

Cuando llegamos, Damien fue el primero en bajarse y darle el caballo a uno de los sirvientes.

En eso, vi a Shannon acercarse rápidamente a Damien. Fruncí el ceño e hice como que no los veía, pues estaban riendo y Shannon lo tenía agarrado de uno de sus brazos. Moví un poco al caballo y empecé a avanzar lentamente hacia ellos, tratando de pasar entre ellos.

—¡Camille!—escuché a Damien que me gritaba, pero no me importó y seguí.

—¡Ahh!—Shannon se separó rápido de Damien y se fue al otro lado.

—Perdón, sólo venía a preguntar donde estaban los establos.—dije inocentemente.—¿Me podrías decir?

Vi a Damien que se me quedó viendo anonado. Volteé a los lados y detrás, buscando el porqué.

—Oh, bueno...—desvió su mirada.—Dame el caballo, lo llevo yo.

—Gracias.—dije con una sonrisa. Me iba a bajar, pero él se adelantó y me agarró de la cintura.

—No era necesario.—dije una vez en el suelo, algo impresionada por su acto.

—Sí. Con permiso.—dijo él y se adelantó rápidamente.

Me volteé hacia Shannon, que enojada la vi retirarse.

Sonreí con malicia. Cumplí mi objetivo.

****

Sólo les diré que "Defendiendo Tu honor" ya está, pasen a ella❤

Estephania🌸

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Editado el 04/junio/2020

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