-Ni siquiera al dormir has de dejar el arma...
Mi padre me dejo la pistola en las manos que estaban descansado a mis costados una vez que yo ya me habia recostado en la cama.
-Pase lo que pase, nunca estes desprotegida. Yo no podre estar siempre cuidandote Jo.
Me paso la manos por mis cabellos y sonrió haciendo que las arrugas de la risa aparecieran. Quizá antes de que todo esto se desatara, el reía mucho.
-Aun no se como utilizarla...
Tome el arma y la observe detenidamente.
-Aprenderás... habra miles de oportunidades para que la utilizes.
Sonrei, a mi corta edad que tenia en ese momento no sabia que hacer, asi que sonrei.
Hoy en día me preguntó el porqué habré sonreído. Si de felicidad o de tristeza.
Aun asi mi padre me devolvió una sonrisa mas grande y me dijo con su voz con la que me arrullaba cuando era bebe: no puedo mantenerte conmigo para siempre.
Y ante eso se fue de mi habitación caminando con desgano.
Yo me abraze al arma y me quede dormida con facilidad.