Cállate y Bésame (TQST Libro...

By Zara_Black

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Dafne y Damian llevan toda la vida inmersos en una guerra de bromas y los gritos e insultos se han convertido... More

Serie TQST
Sinopsis
1. Una relación complicada
2. Diferentes puntos de vista
3. Misión: Ignorarte
4. ¡No me ignores!
5. Un buen equipo
6. Un nuevo amigo
7.Traición
9.El gorro de la discordia
10.De excursión
11.Mi héroe
12.¿¡Qué dijiste?!
13.Comportamiento sospechoso
14.Tres son multitud
15.Ese sentimiento inexplicable
16.Un día para olvidar o quizás no...
17.¿Enamo..qué? Vaya estupidez
18. La no cita
19.Acercamientos
20.¡Tú y yo somos rivales!
21.Seamos novios
22.¿Rendirse? Eso nunca.
23.Triangulo amoroso
24.Noche de borrachera
25.¿Dulce despertar?
26.Lo que nuestros padres quieren
27.Alianza
28.Perder no entra en mi vocabulario
29.Dos chicos
30.Dudas y más dudas
31.No estoy preocupado
32. Del odio al amor
33. Guerra de amor
34. Cállate y Bésame
"CyB" en librerías a partir del 13 de DICIEMBRE 2018

8.Huyendo de Triz

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By Zara_Black

(Dafne)

Estúpido. Estúpido. Estúpido Damián. ¿¡Por qué tuvo que besarla aquel día?! Pero no sólo se había atrevido a humillarla públicamente sino que también atentó contra sus labios en su casa, ¡en su casa! Definitivamente ese chico podía darse por muerto, pero antes lo torturaría un poco más, publicar un anunció suyo en el periódico no era más que el principio.

Suspiró y tocó un par de notas en su guitarra pero en seguida desistió. No estaba nada concentrada por culpa de ese memo. Además, podía pasarse la tarde insultándolo mentalmente pero desgraciadamente tenía que reconocer que lo que más la enfadaba no era que el pelirrojo se hubiese atrevido a besarla dos veces, sino que en ambas ocasiones ella no reaccionó. ¡Prácticamente dejó que él la besará! ¿¡Pero qué estaba mal en su cuerpo?! ¿Estaría enferma? ¿Damián usaba cloroformo como perfume? Sí, tenía que ser eso. Ese idiota debía usar cloroformo de perfume para atontar a las chicas, no había otra explicación posible.

―Dafne.―saludó Ann alargando la "e" final para parecer que cantaba, la rubia entró como si estuviese en su casa y se tiró sobre la cama.―¿Qué haces?

―Pensar en cómo matar a Damián y luego esconder su cadáver.―explicó ella poniéndose en pie y depositando la guitarra en su funda, Ann dio una vuelta cual croqueta sobre la cama hasta quedar bocarriba.

―¿Otra vez?―preguntó la rubia dejando que su largo pelo casi tocase el suelo. ―Bueno, ya sabes que mi pala siempre estará a tu disposición.

Se llevó la mano al corazón y agradeció el gesto de su mejor amiga. Ese era el deber de una mejor amiga, ayudar; ayudar aunque la ayuda consistiese en enterrar un cadáver a treinta metros de profundidad. Abrió su armario y sacó uno de los walkitalkies que su padre le había regalado cuando cumplió los diez años para que se comunicase con Nora en caso de guerra. Así era su padre, siempre preparándolas para los peores momentos.

Lástima que no los usase para los nobles propósitos de su padre.

―¿Dónde está el otro?―curioseó Ann sentándose en la cama y mirándola con ojos brillantes.

―Coge los prismáticos y sígueme.―indicó con entusiasmo, Ann le hizo un saludo militar antes de tomar los prismáticos que estaban colgado en la percha de su puerta y seguirla.

―¿A dónde vais? ―preguntó su padre cuando las vio pasar, ella sonrió como una niña buena y su padre frunció el ceño.―No quiero más quejas de los vecinos.

―Oye, oye... papá que desconfiado eres, sólo vamos a dar un paseo.―protestó ella mientras abría la puerta, Ann a su lado asintió fervientemente y ambas abandonaron su casa.

Cuando llegaron a la calle se dirigieron al parque Lorca y treparon a uno de sus árboles, una vez escondidas entre las ramas señaló hacia el coche de Triz que estaba aparcado en la calle de enfrente. Ann se colocó los prismáticos y cuando vio que alguien se acercaba levantó el dedo pulgar.

―¡Entréguenos todas sus pertenencias ahora!―exclamó por el walkie haciendo que una señora de unos cincuenta años se agarrase a su bolso con fuerza para luego mirar hacia los lados y salir corriendo.

Ann y ella se miraron y comenzaron a reírse sin parar.

―¿Lo escondiste en el coche de Triz? ―indagó Ann arrebatándole el walkie de un manotazo.

―Está pegado al tubo de escape, más cinta adhesiva en el coche no llamaría la atención por eso era el coche perfecto.―contestó señalando hacia una pareja joven que iba a pasar al lado del coche, Ann asintió enseguida y los siguió con la mirada.

―¡Suelta a mi hija depravado! ―gritó la rubia poniendo voz tosca e intentando imitar la voz masculina, inmediatamente el chico le pegó un empujón a su novia y la alejó varios metros de él; a continuación ambos comenzaron a mirar hacia todos lados confusos.

Dafne levantó la mano y ambas la chocaron antes de comenzar a reírse como posesas. Dios, esto iba a ser muy divertido. Pasaron el resto de la tarde asustando abuelitas, espantando niños y rompiendo parejas, finalmente y tras un buen rato sin que nadie pasase al lado del coche de Triz decidieron marcharse. Se bajaron del árbol justo cuando sus vecinos gemelos pasaban por allí.

―¡Dafne! ―exclamaron ambos con felicidad.

Sus vecinos Mario y Miguel eran un par de gemelos de trece años de cabello negro que siempre llevaban en pincho, vestían de forma parecida y eran un tanto traviesos e inquietos.

―Oye, oye... mira si están aquí mis vecinitos.―saludó con entusiasmo levantando la mano para que ambos le chocasen.―¿Qué tal os va en Góngora?

―Bien.―contestó Miguel mientras Mario a su lado se ponía a dar toques con el balón de fútbol.―Dafne necesitamos tu ayuda, necesitamos conseguir dinero de forma rápida.

Ella se llevó la mano a la barbilla y se quedó pensativa unos instantes, vio como Mario había tomado el balón entre sus manos y la miraba fijamente con interés.

―Oye, oye... quiero el treinta por ciento de lo que recaudéis.―indicó al par, ellos se miraron unos segundos antes de asentir, chasqueó los dedos con orgullo y los miró.―Vuestro padre es el director del instituto y profesor, vended las preguntas de los exámenes a sus estudiantes.

―Es verdad, como no nos dimos cuenta antes.―habló Mario golpeándose la frente con la mano para luego mirar a Miguel.―Somos tontos.

―¿Y para qué necesitáis el dinero? ―curioseó Ann

―Cosas de hombres.―respondieron ambos niños endureciendo la voz por lo que Ann comenzó a reírse y luego les revolvió el pelo con cariño.

―Que ricura, se creen grandes y todo.―dijo la rubia agachándose y dándole un fuerte abrazo a Mario que la miraba como si estuviese loca.

―¡Somos grandes! ¡Tenemos trece años!―protestó Mario mientras Ann seguía sobándolo por lo que él al final se dio por vencido y dejó que Ann lo achuchase hasta el aburrimiento.

―¡Annalise estás ahí! ¡Sólo quiero hacerte un par de preguntitas!

Dafne se dio la vuelta y se encontró con una feliz Triz que las saludaba con los brazos abiertos mientras corría hacia ellas. Sin pensarlo dos veces, Ann la tomó del brazo y la arrastró lejos de allí mientras los dos gemelos se despedían de ella con la mano.

―Oye, oye... ¿a qué viene tanta prisa? ―preguntó apurando el paso para seguir el ritmo de su amiga.

―Matt le contó a Triz que cree que tengo un novio y la muy pesada lleva desde ayer interrogándome porque dice que tiene que dar esa primicia.―contó Ann con amargura.―Mi pobrecito Kyle está aterrorizado, dice que Triz ya lo interrogó dos veces preguntándole si sabía quién era mi novio o si sospechaba de alguien.

Dafne resopló, si ocultarle la verdad a Matt estaba siendo ya todo un reto, a Triz iba a ser imposible. Su incansable amiga peliblanca se enteraba absolutamente de todo y cuándo decía de todo era de todo. No sabían cómo lo hacía pero Triz cuando quería descubrir algo lo hacía y lo publicaba en su página web... ¡Oh dios! Ahora tenía un periódico, esto seguro que lo publicaba en primera plana en su maldito periódico.

― Como se entere lo va a publicar en su periódico y Matt lo descubrirá y matará a Kyle por tocar a su hermanita y luego...

―¡Tírate al suelo y escóndete bajo ese coche!―exclamó cuando vio que Triz desaparecía momentáneamente de su campo de visión, si no la despistaban ahora no lo conseguirían nunca.

Ann se tiró al suelo sin pensarlo y se fue arrastrando bajo el Peugeot rojo, ella miró hacia atrás y comprobó que Triz por suerte aún no las había alcanzado. Luego se tiró al suelo y se arrastro bajó el coche hasta quedar al lado de Ann.

―Creo que se me ha pegado un chicle al pelo.―comentó la rubia acariciándose el cabello por la parte posterior. ―Ah no, sólo es aceite de coche.

―Oye, oye... escondiéndonos bajo un coche para huir de Triz, esto está llegando demasiado lejos.―murmuró mirando hacia su amiga.

―Si, ¿a qué es divertido? Somos como Thelma y Louise, nunca nos pillarán vivas.... Muhahaha.―enarcó una ceja y miró hacia Ann.

¿Y ella iba a ser psicóloga? Pobres de sus pacientes, acabarían más locos de lo que ya estaban.

―Oye, oye... recuérdame no dejarte conducir nunca.―dijo ella mirando con diversión a Ann que infló las mejillas fingiendo un enojo pero antes de que pudiese protestar oyeron pasos y ambas se asomaron por debajo del coche.

Vieron las piernecitas de Triz caminar lentamente mientras su dueña golpeaba su mejilla con un bolígrafo buscando algún indicio del lugar por dónde habían huido. La peliblanca se detuvo y se quedó un rato mirando las calles sopesando sus opciones hasta que finalmente decidió continuar caminando en línea recta algo que las alivió.

―Joder.―masculló Ann tapándose los ojos con los brazos.―Voy a matar a Matt, como no es capaz de averiguarlo incitó a Triz.

―¿Qué no es capaz de averiguarlo? Conozco a tu hermano, si incitó a Triz es para que le haga el trabajo sucio, debe tener una lista con los sospechosos y usa a Triz para desviar tu atención.―comentó con total convicción, sabía que Matt era muy inteligente pero ella también lo era, no debían subestimarla.

―Exactamente.―aseguró Nora asomando la cabeza y haciendo que se llevasen el susto de sus vidas.

―¡Nora que susto me has dado!―gritó Ann comenzando a deslizarse por el suelo hasta salir de debajo del coche, ella hizo lo mismo y se arrastró por el suelo.

Dios, lo que tenía que hacer por amistad.

Una vez fuera se dio cuenta de que su hermana no se encontraba sola, Jose estaba a su lado mirando a Ann con interés.

―¿Y quién es tu novio? ―preguntó el castaño, Ann rodó los ojos y Nora negó con la cabeza.―¿Qué? Quiero saberlo yo también para poder fastidiar al rubito.

―Es mejor que tú no lo sepas, Matt te ataría a una camilla y te torturaría hasta sonsacártelo.―explicó Nora mirando a Jose con seriedad.

―Por no mencionar que cuando mientes tiendes a mirar a la izquierda.―recordó Ann por lo que Jose chasqueó la lengua con fastidio.―¿Qué es lo que sabes?

―Como dijo Dafne, Matt se lo contó a Triz para desviar tu atención... él tiene una lista de sospechosos y con ayuda de Dan y Sonia quiere investigarlos a todos.―contó Nora provocando que Ann se llevase las manos a la cabeza y comenzase a masajearse la sien.

Genial, simplemente genial. No sólo el propio Matt iba a investigar personalmente a todos los sospechosos sino que Sonia y Dan estaban de su lado, puede que ella y Nora estuviesen del lado de Ann pero ¿a quién querían engañar? Ellas tres contra esos cuatro, era imposible que ellas ganarán. Sería mejor que empezaran a cavarle una tumba a Kyle.

―¿Por qué no se lo dices y ya está? ―preguntó Jose haciendo que Ann le lanzase una mirada asesina.

―¿Te acuerdas lo pesado que se puso contigo cuando comenzaste a salir con Nora? ―recordó Ann, Jose asintió y le dio una palmadita a Ann en la espalda comprendiendo la situación.

―Tienes todo mi apoyo contra ese odioso rubio.―contestó el castaño ganándose una mirada reprobatoria por parte de Nora por lo que Dafne rió, Jose siempre apoyaría cualquier idea en contra de Matt y de su exagerado sentido de la protección.―No permitiré que tu novio sea torturado igual que yo.

―Tú no fuiste torturado.―indicó Nora

―Sí que lo fui, me mandó un sms haciéndose pasar por ti en la que rompía conmigo... ¡no sabes lo mal que lo pasé! Y siempre está diciendo que va a robarte, eso es tortura psicológica.―se quejaba Jose haciéndolas reír a ella y a Ann mientras Nora ponía los ojos en blanco.

―Lo dice porque sabes que te pones paranoico enseguida.―contestó Nora con tranquilidad, Jose se puso a refunfuñar hasta que Nora lo tomó de la mano con timidez fue entonces cuando él se calmó y le sonrió con dulzura para luego abrazarla por la espalda y hacer que su hermana se sonrojase.―Lo haces a posta, ¿verdad?

―Claro, me encanta que te pongas coloradita cuando me acerco.―declaró Jose liberándola del abrazo para a continuación darle un rápido beso en los labios haciendo que el rostro de Nora se iluminase como un semáforo por lo que Jose comenzó a reírse con felicidad.

El comienzo de la relación de su hermana con Jose había sido digno de película pero ahí estaban cuatro años después tan enamorados que daban hasta ganas de matarlos por ser tan felices. Se alegraba muchísimo por ella, pero a veces no podía evitar sentir envidia, Jose había demostrado que era capaz de cometer locuras por Nora y no podía evitar preguntarse si alguna vez ella encontraría un chico que fuese capaz de correr desnudo por ella.

―¡Hellooou! yo aún sigo teniendo un hermano sobreprotector que quiere matar a mi novio.―recordó Ann moviendo las manos de forma exagerada.

―Oye, oye...¿y si jugamos al despiste? Puedes ir dejando pistas falsas que dirijan a diferentes chicos de tu facultad mientras Nora y yo intentamos convencer a Dan y Sonia para que renuncien a la investigación.―propuso tras estar un buen rato pensando, Ann pareció meditarlo unos instantes hasta que asintió no muy convencida, a continuación ambas miraron hacia Nora.

―Las pistas falsas no van a funcionar pero os dará tiempo para idear un buen plan, y aunque consigamos sacar a Dan y Sonia nuestros verdaderos problemas son Matt y Triz.―explicó Nora con voz tranquila.

Tenía razón sus dos grandes problemas eran Triz y Matt, ninguno de los dos se daría por vencido hasta conocer la identidad del novio de Ann. Adiós Kyle, adiós... fue un placer conocerte.

―Bueno tú siempre puedes distraer a Matt.―habló Ann con voz pícara mirando hacia Nora por lo que Jose frunció el ceño.―Podríais fingir una pequeñita bronca o algo.

―No, no y no.―se negó Jose separando a Nora de Ann para que no se le contagiasen sus ideas.―No quiero arriesgarme a que tu hermano la consuele y se miren y surja el amor entre ellos.

―Oye, oye... no seas tan paranoico.―dijo mirando hacia Jose, él negó con la cabeza.

―No soy paranoico, soy precavido.

―Eres paranoico.―exclamaron las tres al unísono por lo que Jose se cruzó de brazos molesto aunque su enfado no duró mucho ya que no tardó en atrapar a su hermana entre sus brazos.

―Oye, oye... ¿Nora te dijo que nuestro padre se compró una nueva escopeta que tiene mirilla nocturna y que puede dar a un blanco en movimiento?―curioseó con malicia, como era de esperarse Jose se separó rápidamente de Nora y comenzó a mirar hacia los balcones en busca de alguna luz roja que lo apuntase. ―Estaba muy entusiasmado con enseñártela, ¿verdad Nora?

―Pensaba que ya le caía bien a tu padre.―dijo Jose mirando hacia Nora pero sin apartar la mirada de los balcones.

―Sales con su hijita, claro que no le caes bien... da igual lo que hagas, nunca le caerás bien.―saludó Matt apareciendo de la nada con Triz que emocionada comenzó a dar saltos alrededor de Ann.―Y a mí tampoco, eres un roba-amigas.

―¿Quién es? ¡Eh! ¿Quién es tu novio? ¿Lo conozco? ¡Cómo puede ser que tengas novio y yo no lo conozca! ¡Soy una de tus mejores amigas! ―gritaba Triz emocionada admirando a Ann, la rubia no tardó en esconderse tras ella para buscar su ayuda por lo que los inquisidores ojos de Triz se dirigieron a ella.―¡Dafne tú sabes quién es! ¡Dime cómo es! ¿Es guapo? ¿Alto? ¿Bajo? ¿Rubio? ¿Moreno? ¿Estudia o trabaja? ¿De qué color tienes los ojos? ¿Tiene hermanos? ¡Quién es!

―¡Triz me estás volviendo loca con tanta pregunta!―gritó exaltada, ahora entendía porque Ann huía de ella.

―Oh me dices quién es o publico esta foto tuya en el periódico.―amenazó Triz sacando de su libreta la misma foto con la que Matt la amenazó un par de días atrás por lo que le lanzó una mirada asesina al rubio.

―Te dije que tenía copias.―habló Matt de forma despreocupada y sin poder evitar sonreír de medio lado.

Uy... Ese chico se estaba ganando una paliza. Miró hacia Triz y la vio juguetear con la foto, ella levantó la mano e intentó quitársela pero la peliblanca dio un rápido salto hacia atrás y la esquivo.

―Triz dame esa foto.―dijo con voz seria y amenazante, la peliblanca hizo pucheros y ella entrecerró los ojos enfadada; afortunadamente Triz sabía cuando retirarse y le entregó la foto.

―¿Pero por qué no queréis decírmelo? ―preguntó la peliblanca poniendo ojitos.

―Lo publicarás en tu periódico.―dijo Ann

―En primera página.―continuó ella

―Y los obligarás a que te concedan una eterna y vergonzosa entrevista.―añadió Jose

―¿Y? ¿Qué hay de malo en todo eso?―curioseó Triz pestañeando lentamente para parecer inocente y angelical.

―¡Eh! ¡Kyle! ¿Es verdad que hubo una explosión en tu facultad?―preguntó Matt mirando al otro lado de la calle y saludando al chico de la capucha roja que caminaba cargando una enorme caja de cartón.

―¡Es cierto!―gritó Triz cruzando la calle a toda prisa para comenzar a hacerle un millón de preguntas a Kyle sobre el incidente.

 ¿De verdad Matt no sospechaba de Kyle? Porque actuaba de lo más normal con él. De hecho el rubio junto con su hermana y Jose cruzaron la calle y lo saludaron, Matt incluso le dio un par de palmaditas en la espalda y le sonrió. Bueno Kyle siempre le había caído bien, seguramente no pensaría que un amigo suyo tan cercano se atrevería a tocar a su hermanita. Dios, quería ver su cara cuando descubriese la verdad, iba a ser taaaaan divertido.

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Oh mi querido Jose, ya lo echaba de menos!!! ¿vosotr@s no?

Para aquellas que preguntan cuando subo capitulos, actualizo única y exclusivamente los DOMINGOS.

Un beso y espero que os haya gustado, en el próximo más Dafne-Damián.

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