Soldat

By Atabeyra_RD

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Peach competirá para ganar una beca. ¿El problema? Ninguno. ¿El nombre del problema? Wrathly. Él es el chico... More

Prólogo
Beca Perlman
Schlammmädchen
Sueños
Interview
Lügner
Conocimiento mitológico
Der Nichttermin
La invitada no esperada
Miss Piggy
Freunde (amigos)
Audi
Húmedas interrupciones.
küssen
Eifersucht
¿En qué estamos tú y yo?
Descubiertos
Unterschiede
Großvater
Alejandra
Nunca revueltos pero siempre juntos.
Karottenmädchen
Honestidad
Sirena vs Ballena
En efectivo
El último consejo
Las Víboenas
Le prendí fuego a la lluvia
Y el ganador es...
En un lugar que solo nosotros conocemos
Agradecimiento
Un último favor

Saminabach

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By Atabeyra_RD

Es un interrogante bastante embarazoso para ser respondida delante de mis amigos, que son unos expertos en sabotaje, espionaje y camuflaje. Sin obviar que desean obtener alguna respuesta a la pregunta hecha por Wrathly.

Las orejas de ello se han convertido en auténticas antenas parabólicas, esperan interceptar un mensaje que no podrán codificar. Necesito hablar con él a solar. Por eso, con amabilidad, quito sus dedos de mi brazo.

No puedo razonar y dar una respuesta coherente mientras tenga este público, aunque sean mis amigos, los cuales amo con todo mi corazón, no dejan de ser un perfecto estorbo.

¿En qué estamos realmente Wrathly y yo?

Pregunta seria, respuesta delicada.

Podría decir que me gusta bastante. En realidad, Wrathly no es la primera persona en la cual me he fijado, pero sí la que más me ha impactado. Corrección, me ha noqueado hasta convertirme en una persona incomprensible; debo de aclarar mi mente antes de responderle.

¿Debería pensar que estoy enamorada de él? Es posible, es una opción que debería de analizar a profundidad. De lo que sí estoy segura es que me molesta que esté con otras chicas o que no me llame cuando deseo que lo haga.

No es razonable lo que pienso... ¿El sentirse enamorado es algo de lógica y razón? Mi padre diría que sí, no debería de refutar eso, porque sé que existen algunos componentes químicos, tales como dopamina, serotonina y oxitocina. Tal vez tenga una sobredosis de estos. Dicen que la oxitocina es la que ayuda a forjar lazos permanentes, pero también juega un factor importante en los celos. Y estos me han mortificado en los últimos días. En cambio, la serotonina actúa sobre las emociones y el estado de ánimo, entonces, ¿por qué he estado tan desanimada y triste? ¿Será que tengo deficiencia de esta?

¿Y qué puedo decir de la dopamina, el compuesto químico que está relacionada con el placer? ¿Será que al no poder pasar más tiempo como quisiera con Wrathly, también estoy careciendo de esta? En resumidas cuentas, el analizarme de manera química, no me dará la respuesta que busco. Pongo mi mano sobre su hombro.

—Wrathly, concédeme unos minutos con mis amigos.

Ni siquiera espero su contestación, les paso por encima a mis amigos que aún se encuentran en el piso. Trato de organizar mis ideas y aparto el enojo que siento hacia ellos. ¿Por qué llevaron a Wrathly hasta dónde estaba? ¿Qué pretendían? ¿Pensaban que me pondría a dar saltos por este mini encuentro orquestado por ellos? Se equivocaron muchísimo. Es cierto que me alegró verlo, aunque me mató verlo con la víbora de cabello rojo y cuerpo de sirena. Si ellos vieron que me alejé, lo más sensato hubiera sido preguntarme por qué me escondí.

Soy una persona muy insegura, si bien me escondo en un caparazón diseñado por mí misma, en realidad lo hago para soportar el incontable rechazo que me propinan sin ninguna razón. Todavía me lamento por la actitud infantil que tomé porque no pude hacer el video con Wrathly. Le debo una enorme disculpa a Peter, intenté remediar mi error con Lynn y Luccas. Tal vez estoy siendo dura con ellos, quizá debería de darle las gracias por apartar a la boa y conducirlo hasta mí... No puedo, y no sé por qué.

Me cuesta procesar mis sentimientos y estos empeoran cuando Wrathly cerca. No deseo que mis amigos vuelvan a sufrir por algo a lo que aún no le he puesto nombre, aparte de que no sé cómo actuar. Sin embargo, soy lo bastante clara con ellos, les comento en la mayor brevedad posible el cómo me siento. Sé que lo hicieron con la mejor intención del mundo, por ahora no es lo que necesito.

Hasta cierto punto, no deseo que me ayuden con Wrathly. Siempre me han ayudado en cualquier situación que se me ha presentado en mi corta vida; deseo, por esta vez, hacer algo por mí misma, sin su intromisión.

También les aseguré que no pienso contestarle ninguna pregunta en lo que se refiere a lo que acaban de escuchar, hasta que no sepa en qué pie estoy parada, no hablaré nada de lo que pasó, pasa o pasará con Wrathly.

Sé que no me dejarán tranquila, que esto se irá por el retrete en menos de una hora. Pese a ello, me siento bien, al menos lo intenté. Tengo una victoria efímera, pero no dejaré de ser una victoria.

Por último, les pedí que me ayuden en algo. «¿Por qué eres tan contradictoria, Peach?». Necesito salir de aquí con Wrathly, me formuló una cuestión que deseo responderle, aunque no tenga la respuesta todavía.

Por eso necesito un lugar tranquilo y alejado, también les pedí que llamen a un taxi. Me aseguran que les dé unos minutos. No sé cómo sacarán a la víbora de la ecuación, no me importa en realidad, siempre y cuando pueda estar con Wrathly como deseo. Habiendo dicho lo que tenía que decir, salgo para hablar con él.

Todavía está en el mismo lugar en donde lo dejé. Reúno valor desde lo más profundo para hablarle. No deseo que haya tomado mis últimas palabras como una grosería hacia él; Wrathly tiene la cabeza inclinada hacia arriba como si mirara el cielo.

—He regresado. —Trato de quitar el nudo del delantal—. Perdona la espera.

—¿Terminaste?

No se refiere a mi trabajo aquí en la heladería, sino a mi urgente conversación con mis amigos.

—Sí, ahora me gustaría que me repitieras la pregunta que me hiciste antes de irme —le contesto con el corazón galopante, casi descontrolado. Trato de ganar un poco de tiempo—. No entendí tu pregunta.

Asiente con el ceño fruncido. Luego sonríe con mal humor.

—Escuchaste y entendiste muy bien mi pregunta, Peach —exhala con parsimonia—. No te me hagas de rogar.

Lo analizo, imposible para mí de articular alguna palabra. Camino hasta llegar hasta donde se encuentra, sin dejar de mirarlo y temblándome la mano, tomo la suya para enlazarla con la mía. Soy consciente cuando contiene su respiración ante mi contacto. Mis mejillas arden más de lo debido. Tomar a alguien de la mano cambia por completo cuando esa palma le pertenece a alguien importante para ti. Es ese calor que desprende, que me eleva a ese pedacito de cielo que siempre pensé que estaba denegado para alguien como yo.

—No era mi intención dejarte aquí solo, Wrathly —susurro—. Y tienes razón, soy una tonta.

Sonríe sin ganas.

—No hemos vuelto a hablar desde la interrupción de mi cachorra. —Estrecha mi mano—. No te he llamado porque deseaba darte un poco de espacio y que no pensaras que te quería presionar o, algo peor, parecer un acosador.

Lo veo como si estuviera loco. ¿Por qué hizo eso? Debió llamarme y darme un espacio. Tampoco pensaría que es un acosador, si ese fuera el caso, hasta este punto estaría feliz de que él diera esos pasos para comunicarse conmigo. Solo Dios sabe las horas que pasé con la mirada fija en el celular, las tantas veces que corrí para contestar una llamada que nunca llegó, sin contar mi creciente depresión al contestar a personas que marcaban equivocado.

—Debiste llamarme.

—Lo mismo digo, Peach. —Me brinda una media sonrisa—. Las relaciones o futuras relaciones, siempre tienen que correr a ambas direcciones, no esperar que sea el otro que dé el primer paso. No somos niños para estar dando vueltas sobre un asunto que se puede resolver hablando. —Lleva su otra mano hacia mi rostro, frunce un poco sus labios como si meditara en las próximas palabras que dirá—. Cómo me gustaría estar en otro lugar, para que hablemos más cómodamente.

Tiene razón, no creo que debamos ahondar en lo que nos pasa en el callejón de una heladería italiana. Además, vino con la víbora y espero que mis amigos se deshagan de ella. No me importa el método que deban de utilizar para ello

Aprieto su agarre, dudo en decirle que ya lo pensé y que hablé con mis amigos, para que así podamos irnos a un lugar más propicio. Cierro el poco espacio que nos separa.

—Eso déjamelo a mí.

Desconozco los métodos que utilizaron para sacar del juego a la víbora, solo espero que no tenga nada que ver con un cuerpo descuartizado bañado en un charco de sangre en el callejón de una heladería. La cuestión es que pudimos salir sin ningún percance.

Mi querido Luccas se ha pasado los próximos treinta minutos conversando con Akos con relación a las características de este nuevo auto. Mi percepción es más simple, el auto es cómodo y confortable. Eso de cuántos caballos tiene o la velocidad que alcanza, son temas que para mí no tienen mucha importancia.

Trato de concentrarme en el paisaje que muestra el trayecto, cubierto hacia ambos lados de valles verdes hasta su cúspide y pinos majestuosos. Lynn se encuentra sumergida en enviar mensajes desde su celular, y Wrathly no deja de acariciar a su perro Ozzy, le dice no sé qué cosa.

Akos nos trajo al río de rápidos llamado Saminabach, este nace aquí en Liechtenstein y con el paso del tiempo formó el Valle Samina. Su camino está lleno de piedras que, si no se camina con cuidado, podríamos resbalarnos o clavarnos alguna roca puntiaguda en los pies. Tiene una longitud de, si vamos a buscar aproximaciones, 17 km. Es el segundo río, por su longitud, del Principado. En algunas épocas, muchos vienen aquí a practicar Rafting.

Al alejarnos un poco del vehículo, tanto Akos como mis amigos, empiezan a caminar un poco lejos de Wrathly y de mí, un claro indicio de que nos quieren dar nuestro espacio. Aiden decide detenerse y me pregunta si es apropiado que nos sentemos. A veces se me olvida que es un no vidente, si nos sentamos aquí, perderíamos nuestros respectivos traseros, tomo su mano y con cuidado lo oriento hasta un lugar más conveniente. No me pasa desapercibido la rigidez de su cuerpo, tal vez no le gusta que lo guíen. Le comento, para distraerlo un poco, que acabo de ver un sitio idóneo.

Su perro me ladra y me tenso, Wrathly le da ciertas órdenes, le quita la correa y Ozzy echa a correr. Nos sentamos sobre unas piedras lisas ubicadas cerca del arroyo, es una sensación bastante agradable escuchar el sonido del agua mezclándose con el de las aves.

Wrathly empieza a rascarse el mentón, ese gesto es algo común en él y más cuando desea decir algo, pero no sabe qué palabras elegir. Guardo silencio, le doy su espacio para que arregle su mente.

—Peach... mañana me regreso a Alemania. —Sus palabras son un balde de agua fría. ¿Por qué se va? No sé ni qué pensar, me niego a pensar que me pidió que lo trajera hasta aquí para que le desee un buen viaje—. No tenía mucha ilusión venir aquí a Liechtenstein —añade—, mas conocerte, es lo mejor que me ha podido ofrecer este lugar.

Mi corazón cae en picada, siento como si una nube negra cargada de tristeza dejara caer sobre mí sus gotas, me empapa por completa. Pensé que hablaríamos de un nosotros, de un presente, un ahora.

¿Quién me manda a abrigar esperanzas en alguien que apenas conozco? No puedo reclamarle, exigirle o, en mi caso, implorarle que se quede un poco más. Me duele el estómago, es como si me hubieran dado un golpe seco sobre él. Aparto de manera brusca una lágrima que corre por mi mejilla. Pestañeo varias veces para evitar derramar más. Observo que tiene el ceño fruncido, abre y cierra la boca como por dos ocasiones. Mis ilusiones se desmoronan.

Después de unos segundos más, me dice:

—No fue para decirte eso que estamos aquí. —Cierra sus puños—. No sabes lo frustrante que es elegir las palabras correctas. —No digo nada, solo me limito a observarlo—. No sabes cómo me gustaría poder verte, ver en tus ojos que comprendes lo que no te puedo decir.

—Solo me has dicho que te vas mañana —musito sin emoción alguna—. Las personas entran y salen todos los días de Vaduz. Lo que no entiendo es por qué me haces venir hasta aquí para decirme esto. Con un mensaje de texto hubiera sido suficiente.

Me arrepiento de soltar aquello. Por su rostro pasan una serie de expresiones desalentadoras. Niega varias veces, decepcionado tanto como yo, por mis palabras.

—No sabes cómo odio mi ceguera en estos momentos. —Sonríe sin humor—. Mi madre siempre me ha dicho que la boca y los ojos difícilmente se ponen de acuerdo. Si te pudiera ver, sabría si lo que acabaste de decir lo sentías en realidad o no. —Mi garganta de repente se siente seca, muy al contrario del viento que se percibe más frío, eriza mi piel. Mi creciente silencio lo motiva a continuar—. Desde que te conocí, se me ha hecho muy difícil el dejar de pensar en ti. —Hay una nota de tristeza.

Sus palabras, aunque sonaron tristes, producen en mí el efecto contrario, tengo que morder la parte interna de mi mejilla para no reírme como una desquiciada, mi corazón salta al compás de cientos de miles de tambores. Miro hacia atrás, Lynn me espía, voltea su rostro al sentirse pillada. Akos y Luccas fingen que conversan. Vuelvo a ojear a Wrathly con una sonrisa en el rostro, la emoción me dificulta el poder hablar. Serán alucinaciones mías, pero me atraviesa una luz cegadora desde el cielo y escucho música celestial.

Me rasco detrás de mi oreja, le gusto. En este preciso momento debería de sellarlo con un beso de película. Por fin alguien se fijó en mí, nunca imaginé que llegaría tan pronto. Siempre pensé que sería después de mis treinta.

No obstante, una conversación que tuve con mi padre hace unos años, eclipsa mi felicidad.

"—¿Sabes, Peach? Algún día un chico te gustará y viceversa. —Coloca su plato sobre la mesa.

—Papá, por favor, no quiero pensar que tendremos ese tipo de conversación. Por favor.

Hago el intento de levantarme, me niego a tratar este tipo de temas con mi él, es incómodo y humillante.

—Ni se te ocurra levantarte, Peach, tendremos esta conversación lo quieras o no. —Pone su mano sobre mi hombro—. Cree esto, también es incómodo para mí. —Bajo la mirada hacia mi tazón de cereal. Entre más rápido comience, más rápido me iré de aquí—. Cuando ese momento llegue, me refiero cuando creas que estás enamorada. Quiero que sepas diferenciar lo que es la atracción, el encaprichamiento y lo que es sentir amor verdadero. —No puedo evitar girar los ojos—. Presta atención a lo que voy a decirte. La atracción que sientas por esa persona se basará en lo que veas, el encaprichamiento se basará en los que sientes tú, es decir, en lo que esa persona te hace sentir. En cambio, el amor verdadero se basará en lo que sabes de ese alguien. En resumen, hija, deberás conocer bien al otro para amarlo de verdad. Y eso se lleva su tiempo.

¿Qué tan ciertas serán las palabras de mi padre? No lo sé y por ahora no deseo saberlo".

—¿Me estás pidiendo que sea tu novia? —le pregunto con una sonrisa en el rostro.

—Te estoy pidiendo que me gustaría que nos conociéramos mejor. —Levanta una ceja—. Y eso no se pregunta por un mensaje de texto.

—No, claro que no —suelto con coquetería, mas una pregunta empieza a rondar por mi cabeza, desearía no sacarla ahora. No tengo otra opción—. Pero, ¿cómo vamos a conocernos más si te vas?

—No lo sé —se sincera. Abre sus manos hacia arriba, me toma un segundo saber que desea que pongas las mías sobre ellas. Al hacerlo, él las envuelve con las suyas—. Nadie sabe qué será del día de mañana, no sabemos qué podría pasar en los próximos cinco minutos, solo dejemos que las cosas tomen su forma, Peach. Dejemos que lo nuestro se cocine lento a su tiempo, sin prisas.

Siento el calor que desprenden sus palmas, medito en los pros y en los contras de su propuesto. Reconozco que me hace feliz saber que él desea que nos conozcamos con la finalidad que, tal vez, de todo esto salga un noviazgo.

Deseo un noviazgo con todo mi corazón. Vivir mi propia experiencia, soñar y dejar que sueñen conmigo. Escuchar la música más cursi de amor bajo un nuevo matiz. Esperar esa llamada con deseo anhelante para oír un «te amo», dicho desde lo más profundo del corazón de la persona que adoro. Sufrir, gritar, querer y soñar todo en el mismo paquete. Producir y que me saquen suspiros. Construir un futuro de rosas y algodón, un mundo hecho solo para mí. Sin embargo, no puedo engañarme y hacerme la ciega por andar en pos de una ilusión que me cobrará muy caro, con el interés más alto... ¿Qué pasaría si en esto, yo pongo más y al final no resulta? ¿A quién le reprocharía mi insensatez?

He visto a muchas chicas en la Matura llorar en las esquinas porque les rompieron el corazón; no existe una clínica o una cura para que alivie o extirpe ese dolor de manera inmediata. Y, en verdad, no deseo llorar. Wrathly me gusta, me gusta mucho. Me siento muy feliz cuando estoy a su lado. Además, me hace mucha ilusión el que pasemos tiempo juntos, mas no soy tonta. Tendré que pagar un alto precio por mi decisión, ¿estaré dispuesta a correr el riego?

Mi padre siempre me ha dicho: «El corazón es traicionero y desesperado, usa la lógica, aunque no le encuentre razón para hacerlo».

Seremos competidores por la beca. Tal vez se dé la oportunidad de que tengamos que competir entre nosotros. ¿Qué pasará si gano y él pierde? ¿O, al contrario, él gana y yo pierdo? ¿Cómo mantendríamos nuestra relación? ¿Por teléfono o por carta? ¿Cuándo me gradúe, cómo nos veremos?

Son muchas preguntas, las respuestas están muy difusas para mí en estos momentos. Junto los párpados y los vuelvo a abrir para apagar todas las cuestiones que rondan mi cabeza, para rozar solo por un instante este deseo que nace desde mi corazón.

Me inclino hacia él y rozo mis labios, a los dos nos sorprende este contacto, pero ninguno se aleja o pregunta qué hacemos. Wrathly coloca su mano detrás de mi nuca y vuelve a conducirme a su boca. Jadeamos juntos al sentirnos de nuevo, nuestros labios se acarician y tocan con tanta ternura, que siento que mi corazón va a estallar. Volvemos a hacerlo, siento un hormigueo recorrer mi cuerpo. Este beso es más de lo que pueda procesar, por eso me alejo, pero él toma mi rostro.

Tomo aire antes de que sus labios vuelvan a estar cerca de los míos, son suaves y no sé en qué momento se vuelven exigentes y desconozco el instante exacto de sus asaltos. Sin embargo, el primer roce de su lengua envía miles de descargas a todo mi sistema nervioso. Siento que la temperatura se calienta, mis mejillas. Llevo mi palma hacia su pelo para acariciarlo. Wrathly aprovecha ese movimiento a su favor, para inclinarme un poco y profundizar el beso.

Dejo que me devore la boca mientras lo gozo. Me obligo a apartarme un poco por la necesidad de tomar aire, nuestras respiraciones se escuchan agitadas. Uno mi frente con la suya, trato de regularizar nuestros erráticos latidos. Hago un esfuerzo sobrehumano. Veo por el rabillo de mi ojo cómo nuestro público nos observa: Lynn boquiabierta. Luccas me levanta los pulgares hacia arriba, con una amplia sonrisa. Y Akos, bueno, a ese no le puedo descifrar la expresión.

Escucho que Wrathly dice algo que no entiendo. Usa su mano para agarrar mi pelo y llevarme devuelta al lugar tan placentero que son sus labios... Al demonio. Mañana tendré tiempo de sobra para pensar, por ahora es momento de sentir.

No sé en qué instante me arrepentiré de todo esto, solo espero que no sea pronto.










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