GHOST ➳ The Originals.

By lynmex

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❝- ¿Por qué hiciste eso? Pudiste lastimarte o romperte un hueso. La oji-azul hace morritos con s... More

♙ Prólogo.
♙ 1.
♙ 2.
♙3.
♙4.
♙ 5.
♙6.
♙7.
♙8.
♙ 9.
♙10.
♙11.
♙Nini and Ley-Ley.
♙12.
♙13.
♙14.
♙15.
♙16.
♙17.
♙18.
♙20.
♙21.
♙22.
♙23.
♙24.
♙25.
♙26.
♙27.
♙28.
♙29.
♙30.
♙31.
♙32.
♙33.
♙34.
♙35.
♙36.
♙37.
♔38.
♔epilogo.
Especial de navidad.

♙19.

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By lynmex

— ¡¿Qué hiciste qué?!


Klaus se encoje en su lugar ante el grito de su hermana. Hacia un par de horas que Elijah y Freya habían llegado, él estaba en su estudio mientras Aisha dormía en su habitación junto a Hope, pues prefería mantener un ojo en la pelinegra por si las dudas.


No había querido contarle a ninguno de sus hermanos lo que hizo por un bien común, pero tarde o temprano estos iban a darse cuenta ante la naturalidad chispeante que Aisha iba a tener al despertar.


—No me hagas repetirlo –gruñe–. Y baja la voz, Aisha y Hope duermen detrás de esas puertas.


Freya le mira con ojos afilados. —Le borraste la memoria, Klaus.


—Te equivocas –la interrumpe mirándola a los ojos–. Borre a Hayley, no su memoria.


— ¡Es mucho peor! –exclama para después llevarse las manos a la boca al darse cuenta de su tono–. Es su hermana.


Klaus rueda los ojos. —Tú eres mi hermana y nunca has provocado que me violen.


Freya deja caer los brazos a cada lado de su cuerpo. —Es diferente, eso no tiene nada que ver.


—No, no lo es –la señala con el pincel–. Estoy seguro de que nunca dejarías que eso sucediera, aparte de que yo solo puedo defenderme. Me defenderías porque eres mi hermana, mi sangre.


—Deja de decir idioteces, Klaus –reprende a la vez que Elijah entra al estudio.


—No digo estupideces –regresa a su lienzo–. Los hermanos no hacen eso, por ende, Hayley no es hermana de Aisha. De hecho –pausa haciendo una mueca pensativa–. No comparten lazos sanguíneos.


Elijah alza una ceja al ver a sus hermanos; Freya luciendo totalmente cabreada mientras está parada en medio del lugar y Klaus en una esquina pintando despreocupadamente.


— ¿De qué hablan? –pregunta sentándose en el sofá, dándole un vistazo a la mayor de los tres–. ¿Ahora qué le hiciste a nuestra hermana, Niklaus?


El nombrado frunce el ceño, dejando de pintar. —No le he hecho nada.


—Ojala me hubiera hecho algo, Elijah –Freya da media vuelta, caminando hasta la pequeña barra que Klaus tenía para servirse un trago, realmente lo necesitaba.


El original trajeado hace una mueca.


— ¿A qué te refieres?


—Klaus hipnotizó a Aisha para que olvidará –responde con sorna.


Elijah gira hacia Klaus, quien mira a su hermana con el ceño fruncido. Realmente no entendía que se traían estos dos, pero suponía que iba a saberlo pronto. Cruzándose de piernas regresa la mirada hacia la rubia, quien se ha empinado toda la botella de licor.


— ¿Eso no es bueno? –inquiere con cautela.


— ¡Lo es! –Klaus dice, bajando la voz por las dos chicas que dormían en su habitación–. ¿Lo vez, Freya? Elijah piensa lo mismo que yo.


—Yo tenía pensado hacerlo cuando regresaremos –revela a sus hermanos–. No creo que Aisha quisiera vivir con él recuerdo de una violación, sería un enorme trauma para ella –pausa–. Supongo que Klaus de adelanto. Deberías de estar tranquila de que Aisha ya no sufrirá, hermana.


Freya aprieta la botella en su mano, para después depositar la en la barra con un golpe sordo.


—Lo estaría si Klaus hubiera solos borrado ese recuerdo de su mente –escupe provocando que le observó con cautela–. Pero como siempre, hizo lo que quería. Por qué verás, Elijah –da un paso adelante, utilizando inconscientemente su poder para que el aire se volviera denso–. Klaus no sólo borró eso. No. Por supuesto que no –se ríe sin gracia–. Eliminó a Hayley de su mente y por ende, todo lo que le hizo o provocó.


Elijah abre los ojos, sorprendido, aunque algo dentro le decía que de Klaus no iba a esperar menos, más sabiendo lo inconsciente e irracional que su hermano menor era.


—Lo haces ver como si hubiera cometido un asesinato –Klaus granza hacia la rubia.


—Es como si lo hubieras hecho, Niklaus –habla interrumpiendo a la rubia quien tenía pensado responder. Se gira completamente en su lugar, mirando a Klaus con seriedad–. Mataste a Hayley.


—No la mate.

—Lo hiciste –dice con firmeza–. Tal vez no en la realidad pero si en la mente de Aisha. Hiciste que todo de ella desapareciera, eliminaste todo.


Freya carraspea. —Si solamente hubiera borrado lo malo que le hizo y hecho que no insistiera con ella sería diferente –lo apunta con el dedo–. Aisha tenía más recuerdos buenos de Hayley que malos.


—Ahora ustedes están de su lado –agarra un trapo para limpiarse las manos.


—No lo estamos –Elijah habla–. En estos momentos Hayley no es una persona de nuestra devoción para ninguno de nosotros, sin embargo creo que borrar los recuerdos que Aisha tenía de ella ha sobrepasado los límites.


Klaus gruñe, saliendo de tras del mástil. —No voy hacer que la recuerde.


—Klaus –Freya empieza, pero las palabras se atoran en su boca.


—He dicho que no –la interrumpe–. Nade sabe que fue lo que pasó entre ellas, ninguno de nosotros tiene la más remota idea, pero estoy seguro de que nadie merece que la traten o le hagan lo que le hicieron a Aisha –sus ojos son duros cuando mira a Freya–. Se va a quedar así y va a vivir la maldita vida que merece sin necesidad de estar arrastrándose como perro con el rabo entre las patas, esperando aprobación o perdón de alguien que no merece ni siquiera el derecho de tenerla a su lado. No me importa si eso les molesta, en verdad que no lo hace y si quieren apoyarme que bueno, si no, bien, pueden meterse sus opiniones por el culo.


Y con esto último, les da una mirada rápida y camina para salir del estudio. Hasta que Elijah hace que se detenga.


—Eso es un poco hipócrita de tu parte, ¿no crees, Klaus? –el hibrido no voltea–. Borras todo rastro de que Aisha tuvo una hermana porque esta le hizo o hace cosas que no merece. Te molesta, te enfurece a tal grado porque es alguien que no puede defenderse por sus propios medios, sin embargo. ¿Qué tú no nos has hecho cosas peores a nosotros? –hace un ademan–. Y hemos aprendido a vivir con ello y a perdonar cada uno de tus errores.


Klaus no dice nada y con pasó rápido se va, perdiéndose entre las puertas dobles de la entrada. Freya mira a su hermano en el sofá con una mueca y las cejas fruncidas.


— ¿Que fue eso? –pregunta–. ¿Por qué le has dicho aquello?


Elijah se pone de pie. —Solo quería que lo tuviera en cuenta, como ya dije me pareció un gesto hipócrita que lanzara palabras hacia la madre de su hija sin tener en cuenta lo que él nos ha hecho a nuestros padres, a Finn, Rebekah, Kol a ti y a mí –camina hacia la izquierda, deteniéndose para tocar la tablilla con pintura que Klaus dejo–. Sabes, no estoy a favor ni en contra de lo que le hizo a Aisha, considero que por una parte está bien, pero por otra Aisha debe de aprender a luchar con lo que le hace daño. Si nosotros no hubieras aparecido en su vida, si sus padres no hubieran muerto o si supiéramos el motivo que desencadeno un odio irracional hacia Aisha por parte de Hayley las cosas serían diferente. Realmente no me sorprende que Klaus haya actuado tan irracional como siempre.


— ¿Estas defendiendo a Hayley?


Niega rápidamente. —En lo absoluto, pero todos estos mil años de vida he aprendido que detrás de la consecuencia siempre hay una causa, sea buena o mala.


Freya se lleva la mano desocupada al puente de la nariz y Elijah puede ver por el rabillo del ojo que la mano de esta tiembla levemente. —Sí, lo he entendido. Pero hasta que no sepamos seguiré en su contra –aprieta los labios—. Sobre Klaus sé que siempre ha sido así, lo sé, pero esto es ir mucho más allá de lo que él quiere. No estamos hablando de algún capricho, objeto o de sus subordinados, estamos hablando de Aisha.


—Tienes razón, lo que hizo estuvo mal –alza la mirada, parándose detrás del caballete–. Aunque de alguna pequeña forma puedo justificar por qué lo hizo.


— ¿Qué? –le mira, cruzándose de brazos–. ¿Estás de su lado?


—No estoy de lado de nadie, Freya, ya te lo dije –le da un vistazo–. Todos estamos en medio de una situación que no conocemos, a la vez que tenemos una profecía y a un grupo de vampiros queriendo deshacerse de nosotros. A todo esto, Klaus es quien ha llevado todo el cargo mayor por las cosas que ha hecho –pausa, pasando los dedos por la pintura fresca del lienzo, manchándose de negro–. Sin embargo, está más preocupado por esa niña que por el mismo. De alguna forma él quiere que Aisha no sea dañada de ninguna manera como él lo fue o, en todo caso, está tratando de deshacer su remordimiento, una de dos.


Freya parpadea, mirando la cara de la otra moneda.


—Si lo pones así, no suena tan mal –escanea frente suyo–. Pero eso no quita que no sabemos si Aisha quería o no.


Elijah sonríe de lado cuando su oído vampírico capta el sonido de un bostezo en la habitación. Aparta las manos del lienzo e importándole poco que sus dedos estén manchados se quita el saco del traje.


—Como se encuentre y se sienta Aisha, ahora es nuestra prioridad –deposita la tela arriba del lienzo, tapándolo y tomándolo sobre el saco–. Mira el lado bueno de todo esto, Aisha no va a sufrir por el recuerdo de un lazo de hermandad roto –rodea el mástil, caminando hacia la puerta.


—Solo espero que Hayley no lo tome mal.


Elijah se detiene antes de salir. —No creo que lo haga y si sí, no puede hacer nada al respecto.


Freya asiente, mirando como su hermano aprieta el cuadro con su saco. — ¿A dónde llevas eso? –inquiere confundida.


Mira hacia el cuadro como si nada para después verla a ella. —A donde terminan todos los que son iguales a este.


Con eso dicho Elijah desaparece y justo en ese instante, la puerta que llevaba a la habitación de Klaus de abre y por ella sale una Aisha totalmente despeinada y con pijamas de conejo. Freya se queda en su sitio cautelosa mientras la ve bostezar y rascarse el ojo izquierdo con la mano hecha puño. Pasan unos segundos hasta que Aisha se percata de su presencia. La pelinegra sonríe grande parpadeando un par de veces hacia su dirección.


—Buenas –canturrea con ese tono cantarín que la caracterizaba.


Freya suelta el aire que sin darse cuenta estaba conteniendo, devolviéndole la sonrisa, pero más pequeña.


—Hola, cariño –saluda besándole la cabeza cuando se aproxima para abrazarla–. ¿Cómo estuvo la siesta?


Aisha se ríe levemente en su pecho. —Muy bien e iba a seguir durmiendo, pero estaba soñando que comía pastel y me dio hambre.


—Así que andabas de hambrienta en sueños –le pica un costado, causando que riera más–. Anda, ve a lavarte la cara y te preparó lo que quieras.


Aisha se separa rápidamente. — ¡Voy corriendo! –exclama saliendo del estudio mientras vuelve a reír.


Freya la ve con una sonrisa hasta que la pequeña figura desaparece y es ahí cuando sus labios tiemblan y la sonrisa cae, convirtiéndose en una línea recta. Aisha se veía tan normal, así como el primer día que la vio y Freya no sabía cómo sentirse al respecto, pues sentía que la pelinegra sólo se engañaba a si misma por la hipnosis de Klaus, pero por otro lado, su corazón latía rápido al ver lo feliz que parecía mientras ignoraba todo a su alrededor.


Lo único que Freya pedía, era que sus otros recuerdos no se estropearan por la falta del de Hayley.

























— ¡Kol! –Aisha exclama lanzándose a los brazos del nombrando, aturdiéndolo–. ¡No te veía hace mucho!


Kol aleja su cara todo lo que puede ser la de Aisha mientras los brazos de esta lo apachurran en un abrazo.


—Eh, hola, Isha.


—Es Aisha, tontito –corrige dándole un golpecito en el brazo cuando lo suelta.


Kol asiente, él sabía el nombre de la chica, pero le gustaba llamarla de ese modo. No pregunten, el tampoco entendía el por qué. Sin embargo, su ceño se frunció cuando la vio tan sonriente con ese conjunto de ropas. De giro para mirar a Elijah quien vestía más o menos igual a la pelinegra, preguntándole con la mirada que pasaba pues si no recordaba mal -cosa que no hacia- hacia unos días Aisha había sido abusada. Pero el honorable sólo negó con la cabeza en señal de hablamos después.


Klaus carraspeó ante la confusión de su hermano menor haciendo que Kol se percatarse de su presencia y al igual que Elijah y Aisha, Klaus vestía igual que los otros dos.


— ¿Por qué están vestidos así? –pregunta dando un paso atrás–. ¿Dónde está Freya?


Elijah se encoje de hombros e iba a responder, pero de un segundo a otro Kol ve como las manos de Aisha de dirigen a un lado de su cuerpo, tomando una especie de palo y con un parpadeo tiene una cosa azul brillante apuntándolo.


—Estamos casando fantasmas –dice con voz serie mientras hace una pose extraña.


Kol vuelve a dar otro paso atrás, agradeciendo que sus reflejos fueron los suficientemente buenos porque si no seguramente no tendría ojo en esos momentos. Arruga la nariz mirando el sable láser estilo la guerras de las galaxias en manos de la oji-azul y su desconcierto aumenta cuando se da cuenta que sus hermanos también tienen uno.


— ¿Fantasmas? –inquiere con incredulidad.


—Sip –responde–. Hay muchos fantasmas aquí, ¿sabes?


Kol les avienta una mirada incrédula a sus hermanos.


—Solo estamos jugando con ella, Kol –Elijah dice–. Es ficción o imaginación, como quieras llamarlo.


—Bien, esto es raro.


— ¿Quieres jugar, Kol? –Aisha pregunta–. Puedes tomar el puesto de Klaussie, él ya no quería jugar porque es un adulto gruñón.


— ¡Hey! –se queja el nombrado.


Aisha ríe tierna. —Lo siento.


Kol niega viendo como Freya sale de la casa con el ceño fruncido. —Nini, encontré esto en tu habitación, se han echado a perder.


Aisha se gira a mirarla. — ¿En ni habitación? –extrañada baja el sable láser.


—Sí, cariño.


Aisha frunce el ceño, luciendo totalmente fuera de sí. —Es imposible que las encontrarás en mi habitación, Freya.


La rubia alza una ceja, no comprendiendo nada.


— ¿Por qué imposible? A ti te gustan estas paletas.


—No –niega haciendo una mueca. Los hermanos intercambian una mirada–. Yo nunca he comido de esas paletas. ¿Puedo probar una?


El silencio reina en el lugar, Elijah y Freya miran a Klaus con las cejas alzadas mientras Kol se mantiene un poco alejado.


Freya niega un minuto después, apretando la bolsa en sus manos. —No sirven, las hormigas se las comieron.


—Ah –hace un puchero–. ¿Y no puedo tener una?


—Mandaré a alguien para que compre más –Klaus interrumpe, dejando el juguete en el sillón de la terraza.


Aisha asiente dando por terminada la conversación y se voltea hacia las escaleras, mirando curiosa a la persona que está recargada contra el barandal. La mujer le sonríe extrañamente mientras las perlas azules miran los suyos. Aisha le reconoce y apuntándola con el sable láser grita;


— ¡Fantasma!



















La carcajada que la pelinegra suelta cuando se tira en la espalda de Elijah le pone los pelos de punta a Freya. No sabía cómo explicarlo pero se sentía perturbada.


— ¡Elijah, más rápido!


— ¿Por qué esa cara, hermanita? –Klaus le pregunta quitándose la chaqueta del traje que Aisha había obligado a ponerse.


Freya le da una mirada nada agradable. —Déjame en paz, Klaus.


—No me apetece –responde simplemente–. Como sea, quería preguntarte si has hablado con Lucien.


—Lo he hecho, realmente no entiendo porque tengo que hacerlo yo.


Klaus chasquea la lengua. —Le gustas.


—No le gusto –contradice–. Él simplemente quiere jugar y yo no estoy para sus juegos. Aparte, suficiente tengo con los problemas que tenemos como para sumarle otro.


—Si sigues así vas a quedarte sola toda la vida, hermanita.


Freya está a punto de responderle con palabras desagradables cuando el teléfono de Klaus suena, interrumpiendo la sarta de insultos que iba a decirle.


— ¿Quién habla? –murmura con voz ronca, hubo una pausa y después sigue hablando–. Dile que no se vaya, voy para allá.

Klaus cuelga, chasquea la lengua y se gira.


— ¿Quién era? –Freya inquiere cuando lo ve caminar fuera de la sala, hacia las puertas de la terraza donde Elijah, Kol y Aisha juegan.


—Nadie importante –dice–. Pero voy a encontrarme con un viejo amigo.


Klaus retoma su camino, pasando de sus hermanos y Aisha, pero esta se percata de que va de salida y rápidamente se baja de Elijah para atravesase en su camino.


— ¿A dónde vas?


—A ningún lado –responde intentando esquivarla.


Aisha le mira con un puchero y antes de que Klaus pueda darse cuenta ya tiene a la pelinegra aferrada a su cuerpo como un koala. Si no fuera porque tiene súper fuerza posiblemente se hubiera de boca con todo y la chica.


— ¡Bien! ¡Yo también quiero ir a ningún lado!


Su grito se apaga cuando siente su cabeza doler y dar vueltas, como si estuviera en una montaña rusa y con unas ganas de vomitar baja los pies al suelo, todavía a aferrándose de los brazos.


— ¿Qué pasa? –este pregunta alarmado.


—Me duele la cabeza –dice haciendo una mueca. Se suelta por completo empezando a tambalearse mientras arruga ma nariz y va perdiendo color–. Y creo que voy... Voy...


— ¡Agárrala! –Freya grita en el momento que Aisha da señales de irse contra el suelo.


Los ojos de Klaus de abren y con agilidad se lanza hacia la pelinegra cuando está se inclina hacia delante, pero antes de que si quiera pueda tocarla en todo el lugar se escucha un sonido de gárgaras proveniente de Aisha a la par que su cabello se sacude. Todos se quedan en silencio viendo como la pelinegra vuelva a pararse correctamente pasándose las manos por la boca.


—Freya –murmura con la nariz roja, los ojos cansados y tono ligero–. Creo que me hizo mal el almuerzo.


Después de eso Klaus la sostiene antes de que ahora sí toque el suelo pues se había desmayado. Y Klaus no sabe porque, pero cuando sostuvo a la pelinegra en sus brazos, un escalofrió lo recorrió desde la punta de los pies hasta la cabeza trayéndole un sentimiento de inquietud y, a su vez, el aire sopló por toda la terraza arrastrando pequeñas hojas de las plantas decorativas y a una suave voz que susurró algo en su oído con tono suave;


Las voces cantan en el aire...






































+++

Un pequeño capitulo de relleno, jeje, bue, próximamente sabremos algunas cositas importantes, así que procuren leer bien, <3 si ven algún error o palabra de mas, avísenme pls, para que las corrija mañana que tenga mis lentes. 

Besooos.  

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