Viviendo con el playboy

By fluffly_demon

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Mudarse se supone que es algo increíble, pero cuando te dicen que la que se muda eres tú mientras tus padres... More

Capítulo 2
Nota

Capítulo 1

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By fluffly_demon

Hoy es lunes, lo que significa que toca volver a clase después de estar todo el fin de semana estudiando, o al menos, fingir que lo hacía.

Me llamo Alissa, aunque mis amigos me llaman Ali, algunos incluso Lisa; no soy una chica que destaca entre las demás ya que tengo el pelo castaño oscuro, mis ojos son marrones, mi estatura está justo en la media y mi peso... Mejor no hablar de ello.

Soy bastante tímida, por lo que me suelen tachar de antisocial, y debido a eso, no tengo muchos amigos, para ser más concreta tengo dos: Connor y Parker.

Como dije antes, es lunes, por lo que tengo que levantarme ya si no quiero llegar tarde, cosa que tratándose de mí, ocurría siempre.

Después de terminar de ducharme, vestirme y desayunar, salí de mi casa hacia la parada del autobús, esperando encontrarme ahí con Parker, como hacía todas las mañanas, pero esta vez no estaba, cosa que me extrañó ya que ella siempre suele llegar unos diez minutos antes que yo, por lo que no me quedó más remedio que esperar yo sola.

Cuando llegó, subí y empecé a buscar un asiento libre entre murmullos y miradas poco disimuladas, vi un sitio al fondo, pero antes de llegar a él, me tropecé con la pierna de alguien haciendo que me cayera al suelo mientras todos se reían a la vez que me señalaban, me fui a levantar y ahí estaba Logan, el estúpido y creído de Logan, dirigiéndome una de sus sonrisas de superioridad y mirándome por encima del hombro, pasó a mi lado seguido de su tropa de admiradoras y amigos del equipo de lacrosse mientras pisaban mis cosas.

Me levanté intentando no chocarme con nadie y con un suspiro fui al sitio de atrás, saqué mi móvil y me puse a escuchar música mientras intentaba esquivar a dos chicos que estaban a mi lado metiéndose la lengua hasta la garganta, en estos momentos odio a Parker por dejarme sola.

Al cabo de unos quince minutos llegamos al instituto, bajé rápidamente y miré mi reloj, las 7:50, aún quedaban diez minutos para que empezaran las clases, así que me senté en un banco para leer mi libro favorito, Yo antes de ti, esperando a que aparezca mi mejor amiga.

Habían pasado cinco minutos y aún no había rastro ninguno de Parker, me levanté, me armé de valor, bueno... Más bien intenté armarme de valor, y de mala gana me dirigí a clase para llegar con tiempo. Al entrar, me senté en mi asiento, primera fila, justo en frente de la mesa del profesor.

Cuando la campana sonó avisando de que ya empezaban las clases, todos mis compañeros entraron en avalancha intentando no quedarse fuera de la clase, por eso me gustaba llegar siempre antes de tiempo, ya que esa avalancha humana no duda en dar codazos y empujones si eso supone no quedarse fuera, entre ese montón de personas se encontraban mis dos amigos, ambos me saludaron y cada uno se sentó en su respectivo sitio: Parker a mi lado y Connor en la penúltima fila.

—Siento no haber cogido el autobús, me quedé dormida y tuve que venir caminando. -Dijo mi amiga mientras se sentaba y sacaba sus libros de Geografía. —Pero como soy tan buena amiga... -Sacó una bolsa con el logo de mi pastelería favorita de su mochila, juro que mi boca se hizo agua con solo verla.

—Parker, te adoro, pero que sepas que el autobús no es lo mismo sin ti, me tuve que sentar al fondo y los murmullos fueron menos disimulados.

—Eso te pasa por no plantarles cara, si fueras menos buena te aseguro que no serían así contigo.

—Parker, ya hemos hablado de eso, no voy a apuntarme a boxeo.

—¿¡Y así como planeas conocer al caliente boxeador que se metería en peleas solo por ti!? -No pude evitar reírme ante su comentario, estaba claro que leer tantos libros de ese tipo le estaban afectando.

El profesor entró cerrando la puerta a sus espaldas, oí como algunos alumnos soltaban suspiros de frustración. Todos odian al profesor ya que se solía enfadar con facilidad y era bastante estricto, pero se esforzaba para que entendiéramos la materia, por lo que a mí no me parecía tan malo, al menos, mientras no se enfadase.

—Buenos días, abrid todos vuestros libros por la página 97, primero debéis leer esa página y la siguiente para después hacer un esquema de lo que habéis entendido, yo me tomaría muy en serio esta tarea puesto que contará para nota.

Terminé la tarea que había marcado en media hora, lo que significaba que aún tenía veinte minutos que aprovecharé para estudiar francés, cuyo vocabulario no logro aprender, si tuviera que decir mi talón de Aquiles sin duda alguna diría que se trata de dicho idioma... Al cabo de un buen rato, el profesor comenzó a recoger la tarea por lo que varios alumnos que habían estado haciendo el tonto se quejaban porque había dejado poco tiempo, ¡pero si habían tenido cincuenta minutos para hacer un esquema de dos páginas! Esta es una de las muchas razones por las que no soporto a la gente de mi clase.

Cuando todos le entregamos la tarea, la campana sonó anunciando que ahora tendría una de mis asignaturas favoritas, Arte.

—A mi ahora me toca Literatura, no tengo ganas de soportar a la profesora Burner. -Dijo mi amiga quejándose.

—Yo tengo arte, y si te toca Literatura será mejor que te des prisa en llegar a clase, sabes que odia que los alumnos se retrasen. Nos vemos después.

—Vale, mamá. -Dijo Parker entre risas mientras se dirigía a su clase de mala gana.

La clase de arte se impartía en una de las clases más amplias, no por el número de alumnos que cursaban dicha asignatura, sino por los numerosos trastos que necesitábamos; a diferencia de las demás aulas en esta los pupitres y sus respectivos lienzos estaban formando un semicírculo y, justo en su núcleo, había un pequeño estrado donde la profesora solía explicar y donde se colocaba lo que sea que nos tocara dibujar.

Sorprendentemente fui de las primeras en llegar, tan solo estaba la profesora y dos alumnos más, me senté en uno de los muchos sitios libres y a los pocos minutos llegaron el resto de mis compañeros, cuando el último de ellos entró a la sala cerrando la puerta detrás suya, la profesora Doyle comenzó la clase.

—Muy bien chicos, callaos todos. En la clase de hoy haremos un trabajo en parejas, el trabajo consiste en hacer un retrato de vuestro compañero y para evitar perder el tiempo y las discusiones que esto conlleva yo haré las parejas. -Más de la mitad de la clase suspiró, a nadie le gusta que los profesores sean quienes elijan su pareja para los trabajos y en eso yo coincidía con ellos ya que parecían tener un sexto sentido para saber quien te caía mal para emparejarte con esa persona, y yo, por mala suerte, no me libraba de ese mal común. —... y por último, Alissa, a usted le toca con la señorita Smith. -Sinceramente agradecí que me tocara con ella, Caroline Smith es una de las personas con las que no me importaría trabajar, aunque no es a la que mejor se le da esta asignatura sabe trabajar bien y captar la esencia de las cosas que dibuja, cosa que yo no lograba ni dando lo mejor de mí, así que se podría decir que he tenido bastante suerte. Me acerqué a la mesa donde estaba Caroline sentada para empezar con el trabajo, primero sería ella quien haría mi retrato y en la siguiente clase haría yo el suyo. Después de 45 minutos ya había acabado y debo decir que le quedó espectacular, incluso dibujó los lunares que tengo bajo los ojos y en su conjunto, el retrato se asemejaba a mi.

Salí de la clase de arte y me dirigí a la cafetería donde me esperaban Parker y Connor, el resto de las clases fueron igual que siempre, yo callada y atendiendo como de costumbre. La campana sonó y salí de mi última clase con Parker y Connor.

—Menos mal, ya quiero llegar a casa y tumbarme a ver la tele. -Dijo Parker mientras se estiraba como un gato.

—Siempre igual de vaga. -Esta vez fue Connor el que contestó con una sonrisa.

—Bueno chicos, yo me voy yendo, mi madre me ha dicho que necesita que llegue rápido y todos sabemos como se pone si no lo hago. Después hablamos. -Me despedí de cada uno de mis amigos con un beso en la mejilla y fui lo más rápido que pude a mi casa, esta vez decidí ir caminando para evitar el estrés del autobús ya que a esta hora estaba completamente lleno. Cuando llegué a casa me fijé en que todas nuestras cosas estaban en cajas.

—Mamá, ¿estás haciendo limpieza? -Pregunté mientras dejaba mi mochila en la entrada junto a una de las cajas.

—Ojalá, pero me temo que no. -Me indicó que me sentara junto a ella en el sillón, mi madre se parecía en mi en un millar de cosas pero a la misma vez se diferenciaba en muchas otras, ella era casi una versión envejecida de mi misma pero más alta y con ojos azules, era una mujer bastante amable e irradiaba tranquilidad por los cuatro costados, pero cuando se enfadaba juro de todo corazón que no muestra ni pizca de amabilidad incluso me atrevería a decir que daba un poco de miedo. Me miró y me dirigió una de sus sonrisas maternales. —Tu padre y yo no hemos podido pagar el alquiler de la casa por lo que ya no podemos seguir viviendo aquí. -Dijo en un susurro, en ese momento me entró verdadero pánico, sabía que estábamos mal de dinero pero no pensaba que llegaríamos hasta este extremo.

—¿Donde vamos a vivir? ¿Y cómo se supone que vamos a pagar otra casa? -No puede ser que vayamos a quedarnos tirados en la calle, con solo pensarlo un escalofrío me subió por la espalda.

—Tranquila, cariño, lo tengo todo más o menos arreglado, he hablado con tu tía Grace y ella ha dicho que podemos quedarnos en su casa el tiempo que haga falta hasta que encontremos algún trabajo en el que nos paguen lo suficiente para poder permitirnos una casa y como ella vive sola tiene espacio de sobra.

—¡La tía Grace vive en Francia, mamá! ¡En Francia! No pienso mudarme tan lejos... -Esto tiene que ser alguna especie de broma, no puedo mudarme a miles de kilómetros de mis únicos amigos...

—Lo sé cielo, por eso he encontrado una solución, queda menos de un año para que termines el instituto y durante ese tiempo, puedes vivir con los vecinos, ellos han estado de acuerdo así que puedes quedarte en su casa lo que queda de curso.

—Mamá, ¿de qué vecinos estamos hablando? -Pregunté curiosa, si se refiere a quienes creo...

—Los Anderson, tienen un hijo de tu edad y creo que va a tu mismo instituto.

—¡No puedo vivir ahí! -Grité escandalizada. —Logan Anderson es uno de los chicos más "populares" del instituto, me hará la vida imposible. -Dije preocupada a mi madre, las palmas de las manos me estaban sudando con imaginarme viviendo con él. ¡Estaría en el mismísimo infierno!

—No seas ridícula cariño, estoy segura de que no tendrá problema en que vivas en su casa durante un par de meses, quizás incluso consiga que salgas un poquito de tu zona de confort. Además, es esa opción o venirte a Francia con nosotros.

—No sé por qué pero Francia parece más atractiva cada minuto que pasa... ¿Y si me voy a casa de Alice? Su madre me adora y yo estaré encantada... -Mi madre me dirigió una de esas miradas que indican que mi opinión en este momento no vale mucho y que ya está todo decidido.

—Alissa, dale una oportunidad a los Anderson y si ves que no hay manera podrás venirte a Francia, pero esa es nuestra última opción, ¿de acuerdo? -Mi madre me estaba rogando con la mirada que lo entendiera, sabía que esta situación no era nada fácil para ella y tampoco quería ponérselo más difícil de lo que ya era así que cerré los ojos y suspiré.

—Esta bien, supongo que no puede ser tan malo...

Pero nunca me imaginé lo equivocada que estaba, ni siquiera mis peores pesadillas eran comparables con como iban a transcurrir los siguientes meses, lo llego a saber y mi primera y única opción habría sido irme a Francia. No estaba preparada para los siguientes meses, no estaba preparada para esa tortura, no estaba preparada para... Él.

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