STALKERS │ Assassination Clas...

Autorstwa -InfinityZero

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❝Años luz, es la distancia que hay entre tú y yo.❞ ━NO se aceptan copias ni adaptaciones. ━Propiedad de perso... Więcej

━ INTRODUCCIÓN ━
Capítulo 01. │TROUBLED
Capítulo 02. │ANNOYING 「+BookTrailer」
Capítulo 03. │PERSISTENT
Capítulo 05. │STUBBORN
Capítulo 06. │IMPULSIVE
Capítulo 07. │OPPORTUNIST

Capítulo 04. │OBTRUSIVE

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Autorstwa -InfinityZero

Una ligera curva tomó forma en los labios del pelirrojo bajo el naranja del atardecer sobre el parque, misma expresión que condujo a un serio aumento en la furia de la fémina.

—No sé de qué estás hablando, Stalker-chan.

—Por favor... —Kaori rodó sus ojos, demostrando lo desagradable que le parecía tener esa clase de conversación con él—. ¿Quieres dejar de actuar como si padecieras de alzheimer? —rugió.

«Tú la mataste, Akabane-kun...»

Karma intentó descifrar el significado oculto tras esa frase. Sin embargo, por más que trataba de buscar en lo más profundo de sus memorias, no pudo hallar una explicación para ello.

Algo se estaba escondiendo, y se negaba a revelarse.

El último recuerdo que tenía de Akiyama Kaori era uno de ella despidiéndose luego de haberle dicho que pronto se iría al extranjero por una larga temporada, quizás para siempre. ¿Alguna otra memoria después de eso? No. Absolutamente nada.

—¿Qué harías si dijera que al parecer sí padezco de alzheimer, que no encuentro registro alguno en mi mente que me ayude a comprender lo que estás diciendo y que en verdad necesito saber cuál fue el error que cometí, Stalker-chan? —preguntó en busca de comprensión.

En respuesta, la chica de cabello castaño rojizo posó la palma de su mano derecha justo frente al par de ojos color mercurio del contrario en un movimiento casi instantáneo.

—Miéntele a la mano, Akabane-kun —le dijo con voz amarga, viéndolo con desdén en su máximo estado de pureza.

Era impresionante; no importaba cuántas miradas venenosas le dedicara, tampoco el modo en el que le dirigía la palabra, mucho menos el odio que le transmitía a través de todos los medios que veía posibles.

El punto rojo no aflojaba en ningún momento la sonrisa en su rostro.

«Idiota.» Pensó ella, sin conocer todas las esperanzas y diversos motivos que traía consigo aquella sonrisa que el adolescente llevaba puesta desde el momento en el que volvieron a toparse esa misma mañana.

No supo muy bien la razón, pero algo en sus adentros le dijo que aquella curva endemoniada en los labios de Akabane, estaría presente durante un largo periodo de tiempo. Y eso la irritaba.

—¿Qué tengo que hacer para que tú y tu mano crean en mí? —cuestionó al mismo tiempo que daba un paso hacia atrás, creando la distancia suficiente como para que, utilizando la punta de su dedo índice derecho, trazara garabatos entre suaves movimientos sobre la palma de la nueva integrante de la clase E, la cual aún se mantenía frente a él.

Fue complicado para ella ignorar la extraña sensación que aquel acto le produjo. El –de cierta manera 'agradable'– hormigueo en su mano producto del leve tacto de Karma, bloqueó sus pensamientos durante unos breves instantes. El número uno de la clase notó el efecto que su acción ocasionó en Kaori, pero ella no tardó demasiado en volver a sus cabales y reaccionar, quitando su mano en un veloz movimiento.

«Aquí estás, Stalker-chan...»

—Estoy seguro de que la Stalker-chan que conocí cuando era niño se oculta en algún lugar dentro de ti —afirmó, fijando sus decisivos orbes sobre los de la joven a la vez que adentraba ambas manos dentro de sus bolsillos—. Tarde o temprano, voy a encontrarla. Y no dudaré en traerla de vuelta.

En medio de un semblante incierto, Kaori descendió y desvió la mirada hacia un costado, guardando silencio.

—Dime, ¿cometí en el pasado un error del cual debería retractarme? —preguntó él inclinándose hacia adelante, buscando la mirada de la chica siendo acompañado por la persistente curva en sus labios.

—S-sí... —Se limitó a contestar la joven sin dejar de evitar el rostro del chico, disfrazando una gigantesca respuesta bajo una simple afirmación en un tono que resultó ser el más suave que había utilizado en años.

Él, satisfecho, volvió a su postura normal antes de decir:

—Bien, entonces lo siento —se disculpó, sin saber exactamente la causa por la que lo hacía.

Una vena resaltó en la frente de la contraria.

—¿¡En serio crees que con un 'lo siento' lo arreglas todo!? —exclamó ella molesta—. Diablos... —suspiró con sus párpados cerrados, dándose la vuelta—. Estaré dispuesta a hablar contigo cuando reúnas el valor como para enfrentar y responder por lo que hiciste... —musitó, retomando el trayecto hacia su hogar.

—Stalker-chan —la llamó, esperando a que se detuviera. No obstante, eso no ocurrió.

—Háblale a la mano, Akabane-kun —Fue lo último que le dijo, elevando con desprecio su mano a la altura de sus hombros, dándole la espalda sin dejar de distanciarse de él.

Ambos tenían muchas cosas las cuales debían reflexionar. Todavía no era el momento como para hablar de lo ocurrido hace años atrás. El tema era demasiado delicado... aún. O por lo menos, lo era para quien todavía repetía los sucesos del pasado en su mente como si se tratara de sus recuerdos más frescos.

La castaña acababa de confirmar su presentimiento. Ahora, todo estaba tan claro como el agua y encajaba cual pieza de rompecabezas.

Ahora entendía por qué Akabane Karma no reaccionó como ella lo había esperado todos esos años. Todas las expectativas que había tenido sobre su reencuentro habían resultado ser erróneas gracias a que nunca tomó en cuenta los cambios que podrían afectar a la personalidad del pelirrojo durante el tiempo que transcurrió desde la última tarde en la que se vieron.

Karma era consciente del cambio que le había afectado a Kaori. Y Kaori, acababa de identificar el gran cambio por el que había pasado Akabane Karma...

«Te has ablandado mucho desde la última vez, Akabane-kun...»

(***)

Al día siguiente, la castaña recorría con tranquilidad los pasillos de la vieja estructura aislada en lo alto de la montaña. Llevaba una sonrisa triunfante, de superioridad, todo esto debido a que había confirmado la tarde pasada que Irina no había acertado a sus verdaderas medidas el día anterior frente a la clase entera. Y no veía la hora de reprochárselo.

Había llegado casi una hora antes de que las clases iniciaran. El objetivo de llevar más temprano que el resto consistía en no toparse con nadie al momento de ir al salón, dejar su bolso sobre su mesa y después partir hacia el exterior a recostarse en alguna rama de árbol para pasar el rato hasta que el timbre sonara.

Abrió la entrada correspondiente al salón principal cuando ya estuvo frente a éste. Sin embargo, sus pasos se negaron a ingresar al aula. Su cuerpo se detuvo por completo en el marco de la entrada al evidenciar que otra alma aparte de la suya ya estaba presente en el lugar.

Fue como si las manecillas del reloj se hubieran paralizado mientras ella cavilaba qué hacer y él pensaba en qué debía decir entretanto sus miradas incompatibles en expresión seguían enfocadas en el otro.

Segundos después, Kaori modificó sus planes, tomó una decisión y se dio la vuelta, dispuesta a ir al exterior para pasar el rato sin necesidad de ir a dejar su bolso y por supuesto, sin intenciones de interactuar con más miembros de la clase a la que nunca quiso pertenecer.

—A-akiyama-san... —Consiguió llamar el de cabellos celestes que había estado a punto de tomar asiento en su lugar antes de que la chica hiciera su aparición, lo cual hizo que volviera a ponerse de pie de manera acelerada.

Sus palabras lograron el efecto que buscaba obtener; que los pies de Kaori dejaran de moverse.

—¿Hm? —musitó ella sin darse la vuelta.

La voz de Nagisa volvió a estancarse. No esperó que la reacción de la fémina fuera tan efectiva y se detuviera ante su petición, de hecho, pensó en todo momento que ella haría caso omiso a su llamado y seguiría su camino sin contestarle.

—B-bueno... —dijo el muchacho—, ¿por qué no entras?

Por sobre su hombro, la nueva estudiante volvió a enfocar sus rigurosos ojos sobre Nagisa, causando cierto temor en el contrario frente al aire de supremacía que él percibía. No obstante, aquello no impidió que el chico de apariencia andrógina le dedicara una ligera sonrisa para que la adolescente se sintiera a gusto.

A Kaori le sorprendió el alto nivel de confianza que el chico a un par de metros le irradiaba. Y para alguien que siempre estaba a la defensiva de todo el mundo, fue algo increíble.

Optó por bajar la guardia, por relajarse, esperando no arrepentirse más tarde.

Y luego de dejar salir un pequeño suspiro, la chica se resignó a ingresar al salón manteniendo sus párpados cerrados.

Para el asombro del joven, la castaña tomó la silla correspondiente a la mesa contigua a la de Nagisa y la volteó para después sentarse en ella, quedando frente a frente con él.

El mutismo que se formó en el ambiente resultó durar menos de una fracción de segundo. Sin embargo, el adolescente de orbes color cielo lo consideró algo eterno.

—¿No vas a sentarte? —le preguntó la chica, viéndolo con total seriedad entretanto cruzaba sus brazos sobre la superficie de la mesa.

—A-ah... sí —respondió Nagisa, tomando asiento rápidamente al frontis de esos orbes verdes—. Pero... ¿por qué, Akiyama-san? —preguntó con voz suave el porqué de las acciones de la joven.

—No lo sé —contestó ella con simpleza en un subir y bajar de hombros—. Supongo que no tengo ganas de sentarme en mi lugar y no hacer nada. Es más —continuó—, creo que eres la primera persona de este salón que no me ha dado mala espina.

Shiota se preguntó cómo podía decirle eso cuando aquella era la primera vez que dialogaban.

—¿Cuál es tu nombre? —inquirió ella con interés.

—Nagisa. Shiota Nagisa —le sonrió amable—. Un gusto, Akiyama-san. Y no es necesario que te presentes, supongo que debe ser agotador decir tu nombre una y otra vez desde que llegaste.

La chica entrecerró sus párpados y le dedicó una ligera curva en sus labios al muchacho.

—Me agradas, Nagisa-kun.

El joven rio nervioso ante su confesión.

—Akiyama-san —musitó él luego de un pequeño lapso de silencio incómodo, viendo la oportunidad perfecta para preguntarle a la nueva estudiante algo que el día anterior lo había dejado desazonado—. No es por ser entrometido ni nada de eso, pero... ¿es cierto que estuvo en la misma primaria que Karma-kun?

El rostro de Kaori cambió drásticamente. Su expresión fue todo un poema que no transmitía más que sentimientos de aborrecimiento y molestia.

—Creo que ahora ya no me agradas tanto como al comienzo —le dijo, sincera. El contrario estuvo a punto de retirar su pregunta, pero la castaña continuó—: Pero está bien, supongo que a estas alturas del partido ya da igual. Akabane-kun ya debió haberles dicho algo sobre el tema ayer —dedujo antes de soltar un pequeño suspiro y descender para poder apoyar su mentón sobre sus brazos cruzados para comenzar su relato—. Fue en esos tiempos en los que yo era una niña ingenua mientras que Akabane-kun era un imán para los líos.

» Quizás... yo fui un 'lío', puesto que algo me atraía a estar cerca de él. Claro, yo era muy estúpida en ese entonces. No recuerdo un solo día en el que estuviera separada de Akabane; salvándolo del director cuando éste dictaba que iba a expulsarlo de la escuela, evitando que se metiera en peleas y curando sus heridas cuando el muy idiota no tomaba en cuenta las consecuencias de sus impulsos. Y quién sabe, tal vez él sólo disfrutaba mi compañía porque no tenía nadie más y, por supuesto, para que yo alimentara su ego.

—¿Es esa la razón por la que quieres mantenerte lejos de Karma-kun? —preguntó Nagisa completamente interesado en el asunto—. Sé que Karma-kun y Akiyama-san fueron muy unidos cuando niños, o eso es lo que he oído por parte de ambos, pero en la actualidad me doy cuenta de que su relación no es la misma que ustedes describieron para referirse al pasado.

Akiyama Kaori sonrió. Un tipo de sonrisa que el joven no supo cómo clasificar.

—Te diré algo importante, Nagisa-kun —espetó volviendo a su postura normal, viendo al adolescente directamente a los ojos, sin borrar esa extraña sonrisa en sus labios—. Escucha; hay un lado de Akabane Karma que ustedes aún no han tenido la oportunidad de conocer y que espero, jamás conozcan. Si supieras de lo que hablo, serías capaz de entenderme.

Supo al segundo que debía preocuparse por la extraña advertencia emitida por la chica, que debía cuestionarse un por qué, pero los ojos de la contraria lo distrajeron por completo, parecieron hipnotizarlo, haciendo que las palabras de la fémina se las llevara el viento.

Era la primera vez que Nagisa veía unos orbes de ese color. La tonalidad verde manzana en los ojos de una persona no era para nada algo ordinario. Y por primera vez, se dio el tiempo de analizar a la nueva estudiante de la clase E.

No había rastro de alguna imperfección en el rostro de la fémina, su piel parecía estar perfectamente cuidada. Sus fulminantes orbes verdes resaltaban sobre todas sus características y el cabello castaño rojizo que le llegaba hasta la mitad de la espalda parecía fino y suave. La corbata turquesa no correspondiente al uniforme de la escuela llamaba su atención y su altura y contextura parecía ser la de una chica promedio.

No cabía duda de que Kaori era una chica atractiva.

Por supuesto, la castaña no tardó demasiado en notar la examinante mirada de Nagisa. Y frunciendo el ceño, ella esquivó la mirada.

—¿Qué sucede? —preguntó él.

—Es... algo personal —le contestó con cierta incomodidad, manteniendo su postura—. No me gusta que me observen demasiado...

—¿Hay algún motivo?

—Mi madre —declaró sin quererlo.

Kaori era hermética con su vida privada, es por eso que resultó mucho más que interesante la influencia que Shiota Nagisa tenía sobre ella, la justa como para que a la chica no pudiera negarse a responder a todas sus preguntas.

—Ella es la culpable de todo lo que ves, de mi apariencia —continuó tras un suspiro—. Desde que cumplí los doce años me ha obligado a asistir al gimnasio con ella y a someterme a todo lo que tiene que ver con la estética. Controla mi alimentación además de otras cosas. Es horrible. Por eso considero que mi físico es lo más falso que poseo. No me gusta este estilo de niña mojigata y es por eso que no me gusta que las demás personas destaquen algunas de mis características.

—Pues yo te querría aunque fueras una circunferencia, Stalker-chan.

Cualidades de Akabane Karma:

#04: En ciertas ocasiones, suele aparecer donde no lo llaman. Puede llegar a ser un entrometido realmente exasperante.❞

—K-karma-kun... —anunció Nagisa.

—Te doy cinco segundos para que quites tu sucia mano sobre mi cabeza, Akabane-kun —decretó Kaori inflexible, tratando que Karma no le arrebatara la placidez en la que se había sumido durante los últimos veinte minutos de su vida.

La chica maldijo al interior de su mente. Se había relajado demasiado, o por lo menos lo bastante como para no advertir la presencia del punto rojo en el salón.

Su detector de plagas había fallado. Nagisa, fue quien pareció haberlo bloqueado de algún modo.

Karma ladeó su cabeza, aligerando su sonrisa, todo esto sin mover su mano derecha sobre la cabeza de la castaña ni quitar sus ojos sobre ésta misma.

—Me gustaría descubrir la sorpresa que me espera después de esos cinco segundos... —aludió.

Pudo haber esquivado el puñetazo que recibió por parte de la fémina el día anterior, pero no lo hizo. Y no se arrepentía de haber quedado en ridículo frente al aula entera, puesto que lo único que deseaba él, era probar el potencial de violencia en la chica, eso si es que había abandonado el ideal pacifista que ella mantuvo durante un largo período de su niñez.

Alejó la mano del contrario con rudeza y se puso de pie en un solo acto.

—Fue un placer hablar contigo, Nagisa-kun —musitó Kaori con franqueza hacia el de orbes azul cielo—. Pero cierto parásito ha estropeado mi buen humor, así que si me disculpas... —dijo, tomando su bolso para partir hacia la salida del salón.

—¿A dónde vamos, Stalker-chan? —preguntó inocente el de cabellos rojos, siguiendo los tranquilos pasos de Kaori.

—Sígueme y juro que marcaré la planta de mi pie en tu inmundo trasero, Akabane-kun —advirtió de mala gana.

—Vaya, eso suena realmente cautivador —opinó jocoso el de orbes mercurio, desapareciendo tras el marco de la puerta junto a la chica.

El joven de cabellos celestes parpadeó unas cuantas veces, tratando de procesar lo que acababa de ocurrir. También intentó descifrar qué clase de conexión era la que realmente unía a Akiyama con Akabane, mas llegó a la conclusión de que era demasiado pronto como para clasificarla dentro de una categoría. Sin embargo, eso no era lo importante. Había tenido la oportunidad de conocer más sobre la nueva miembro de la clase E, y eso lo alegraba y aliviaba al mismo tiempo.

Por otro lado, no podía evitar pensar en que Karma se asemejaba a una palomilla intransigente tras una lámpara protegida por delgadas barreras de hierro.

Era mucho más que obvio que esos dos serían el centro de atención durante los próximos meses...

(***)

—¡Akiyama! —rugió Karasuma—. ¿Por qué no te has cambiado aún?

Kaori le dedicó una especie de mueca al agente del gobierno, quien estaba a tan solo segundos de iniciar la clase de la cual estaba a cargo: Educación Física.

—Dije que no estoy interesada en el asesinato —reiteró—. ¿Es necesario que participe en una clase donde se nos enseñan movimientos de cuchillo además de otras habilidades para atacar a Koro-sensei? —preguntó, estando de pie entre los demás estudiantes reunidos en las afueras con armas anti-sensei en mano, listos y preparados vistiendo sus ropas azules—. No debería perder el tiempo regañándome, Kazuma-sensei. Aprovechen que el objetivo fue a Brasil por una taza de café e ideen un plan o algo.

Y sin querer admitir que la adolescente tenía razón con respecto al tiempo, optó por guardar silencio, no poner su dignidad de adulto en contra de la nueva estudiante y comenzar con el entrenamiento.

«Pero ¿qué está haciendo?» Se preguntó Irina, observando escéptica desde la ventana del edificio a la chica de cabellos castaños que resaltaba por ser la única con uniforme.

—Bien —habló fuerte y claro Karasuma—. En esta oportunidad se dedicarán a poner en práctica lo que les he enseñado estos últimos meses. No falta mucho para que el plazo se cumpla y si no actuamos lo más pronto posible, seremos polvo para cuando marzo llegue. Y para demostrarme que han mejorado, hoy tendrán que enfrentarse a mí con todo lo que tienen.

Las quejas emitidas por los alumnos aparecieron de forma inmediata.

—¿Otra vez con eso? —reclamó Sugino.

Era cierto que hacía un tiempo atrás, ellos mismos le habían pedido a Karasuma Tadaomi que les enseñara más habilidades de asesinato después de clases.

El problema era que nadie podía tumbar al hombre de cabello negro en punta.

—Sin peros —dictó, tomando posición con el arma especial en su mano derecha—. Comencemos, Akabane Karma —convocó al primero de la clase E hacia el frente.

—Hah, la segunda es la vencida... —citó desafiante el pelirrojo, jugando con la inofensiva arma en su mano entretanto caminaba hacia Karasuma.

«El dicho correcto es 'La tercera es la vencida', idiota.» Pensó Kaori mientras dirigía su expresión de óseo hacia los contrincantes, sin saber que Karma creía no necesitar una tercera vez.

—Karma-kun fue el primero en herir a Koro-sensei —le informó el de cabellos celestes a su lado izquierdo—. Resultó ser toda una hazaña.

—Pero nadie pudo contra Karasuma-sensei la vez pasada —agregó Kayano, quien se encontraba a su lado derecho—. Nagisa fue el único que estuvo a punto de lograrlo.

—Insisto que fue genial cuando Nagisa le dio su merecido a Takaoka-sensei. ¿Lo recuerdan? ese hombre sí que asustaba —comentó Okano.

«¿NagisaSe preguntó la castaña con extrañeza, dirigiendo su vista hacia el joven de cabellos celestes, el mismo que seguía observando con una ligera curva en sus labios el enfrentamiento entre Karasuma y Karma.

En todo momento pensó que Shiota Nagisa era un chico inofensivo, de esos que son demasiado inocentes y buenas personas que no son capaces siquiera de matar a una insignificante hormiga. Y debido a lo que acababa de escuchar por parte de las chicas, determinó que no debía subestimar a alguien con cara de ángel.

—¡Akabane! —escuchó gritar al único adulto presente en el lugar.

Todo ocurrió demasiado rápido después de eso...

Ni siquiera podía bajar la guardia durante las clases...

No recordaba más que algo empujar su pie derecho hacia adelante en un brusco accionar, ocasionando la pérdida de su equilibrio. Su mirada voló por el cielo azul y su espalda golpeó contra el terreno de forma violenta.

No tuvo el tiempo necesario como para preguntarse qué había sido eso, ya que al ver el sombrío rostro de Akabane Karma justo frente al suyo luego de haber colocado sus rodillas a cada lado de sus caderas, impidiendo algún movimiento de su parte reteniendo sus muñecas con una sola mano y posicionando el cuchillo de goma a escasos centímetros de su cuello, le dio las respuestas que buscaba.

—Eso dolió, imbécil... —recalcó Kaori, experimentando el dolor en su espalda producto de la fuerte caída.

—¡Akabane, qué estás...!

—Nee, Karasuma-sensei —habló Karma por sobre las palabras del contrario, sin quitar sus atemorizantes y chispeantes ojos sobre los de su víctima—. Creo que a todos nos gustaría conocer el potencial de Stalker-chan, ¿no es cierto?

La tensión se adueñó del ambiente. Boquiabiertos, sin saber qué hacer al respecto, todos observaron cómo el adolescente de cabellos rojos buscaba intimidar a la fémina.

Con sus párpados cerrados, la joven evitó la imagen de Karma mientras trataba de zafarse de su agarre. Intentos que resultaron ser infructuosos.

—Vamos, Stalker-chan. Sé que puedes hacerme frente —le dijo—. Piénsalo, un insignificante movimiento de mi mano hacia la izquierda, y ya estarías muerta...

El órgano vital de Akiyama Kaori dejó de bombear sangre.

"—K-karma-kun... da... miedo."

Fue como si cierta parte de su cuerpo ardiera. Un dolor de cabeza la atacó de imprevisto y su garganta sintió la urgencia de gritar como nunca lo había hecho tras haber recordado lo que la había traumatizado de pequeña.

Aún dolía... como si apenas hubiese sucedido ayer...

La expresión en el rostro de Akabane se suavizó, llegando a formar una línea recta en sus labios cuando Kaori abrió uno de sus ojos. El rostro de la nueva estudiante había palidecido de un segundo a otro y un enrojecimiento se había apoderado de su nariz, causando el asombro por parte del joven.

Cómo olvidarlo. De niño, vio muchas veces llorar a Kaori, y él siempre notó que antes de que la chica comenzara a soltar lágrimas, su nariz se tornaba roja.

¿Iba a llorar? ¿Acaso estaba... asustada?

Tal vez... había llegado demasiado lejos.

O eso pensó, hasta que vio la sonrisa de supremacía volver a instalarse en el rostro donde destacaban esos centelleantes ojos verdes, provocando que los párpados de Akabane se abrieran más de lo normal en respuesta a su repentina expresión.

—Dime, ¿en serio crees que le tendría miedo a un arma de goma, Akabane-kun? —inquirió la chica, descolocando al pelirrojo—. Adelante, has lo que quieras. Esa cosa ni cosquillas va a hacerme.

La astucia, superó a la fuerza.

El número uno de la clase E la observó por unos segundos, estudiando lo que acababa de ocurrir y chasqueó su lengua antes de quitarse de encima, donde después se dio cuenta del desconcierto por parte del público.

Kaori se puso de pie. Sacudió sus ropas y dirigió su mirada hacia el pelirrojo.

—Buen intento. Lástima que las armas de juguete no me amedrentan —declaró—. Kazuma-sensei, no importa que durante el resto de la hora me la pase explorando los alrededores, ¿verdad? ¿No? Gracias —se respondió ella misma, dispuesta a adentrarse en el bosque.

Su corazón latía deprisa, su laringe quemaba y respirar se había vuelto un reto. Por suerte, ninguno de ellos se dio cuenta de sus temblorosas extremidades al momento de caminar con el objetivo de alejarse del sitio. O eso creyó.

Todos observaron cómo Kaori se distanciaba del grupo, y Karma fue el único que notó las piernas de la contraria temblar como gelatina.

«Tienes la mala costumbre de huir, Stalker-chan...»

—Se nota que hay oscuridad dentro de su corazón —comentó Kirara.

      ✧      

Perdón por la tardanza, ya saben, lo típico. Ah, sin mencionar que la jodida actualización de Wattpad me borró el 25% del capítulo y tuve que dedicarme todo el día a escribir todo otra vez :):) Trataré de actualizar más seguido ahora que estoy libre las 24 horas del día.

Espero tener lista la ficha de Kaori para el próximo episodio.

¡Nos leemos en el próximo capítulo!

—I ≠ Z 

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