-¡Ahhhhh! ¡Saquelo! ¡Saque esa cosa de adentro de mí!
La mujer esta desesperada. Desea que el parto llegue a su término cuanto antes. Su piel morena esta bañada en sudor por el esfuerzo realizado, su cabello castaño esta apelmazado alrededor de su rostro adolorido. A su lado, se encuentra su marido apoyándola solícitamente.
Tras varias horas de parto, Amanda, la mujer, da a luz a una pequeña niña pero no tiene ningún parecido con ella ni con su marido, Rice. Tiene una piel muy pálida, y una mata de cabello azul cubre su cabeza, siendo que la madre es castaña y el padre es rubio. Al abrir los ojos, deja al descubierto dos faros rojos y brillantes.
Turbada, la enfermera le entrega la niña al padre, quien la acerca a su esposa. Después todos salen de ahí dejándolos solos.
-Mirala... - pide él.
-No- se niega la mujer tajantemente-. Esa mocosa no es mi hija. Salió de mí pero no es mi hija, y nunca lo será. Esa cosa es igual a su padre.
Las palabras hieren a Rice en lo profundo de su alma, pero se repone. Se juró a sí mismo que la niña no sufriría por el comportamiento indecoroso de su madre y piensa cumplirlo.
Y así, él decide mantener a la niña bajo su cuidado.