MORFINA

Por QueenMaster01

32.9K 2.9K 355

La mayoría de las personas piensa que las drogas son malas, que son un vórtice de autodestrucción que desembo... Más

CRÉDITOS
• PRÓLOGO •
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capitulo 23
Sueño
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26

Capítulo 10

1K 107 3
Por QueenMaster01

Es una mañana espléndida. Lo sé por el color ámbar de las cortinas cuando les da de lleno el Sol. Todavía no estoy completamente dispuesta a dejar la comodidad de las sábanas, sin embargo, me levanto porque tengo hambre y parece que Pakkún también, ya que no deja de rascar la puerta.

Me aseo un poco y voy a preparar el desayuno, seguida por mi perro que no cesa de ladrar. Quince minutos después, el olor de la mantequilla derretida sobre hot-cakes inunda el pequeño espacio de la casa. Sí, amanecí con ganas de engordar.

Saco la mermelada y el chocolate líquido, y unto todo de una manera tan esmerada, que me dan ganas hasta de fotografiar el plato terminado. Estoy a punto de darle el primer mordisco, cuando una voz hace que jadee del susto.

-Vaya, Frente, esos panqueques están tentándome a romper la dieta. - es Ino Yamanaka, limando sus perfectas uñas desde el sofá de mi sala. -Lástima que no te los vayas a comer, porque tenemos que irnos ya.- Se levanta y camina hacia mí, cual depredador acechando a su presa. Oh, no.

-¿Pero qué demon...? ¡Oye, al menos déjame desayunar! -le grito cuando, sin previo aviso, me levanta de la mesa de un jalón. Salimos casi corriendo de casa, apenas dándome tiempo para tomar mi bolso y asegurar el cerrojo de la puerta.

El sofisticado BMW rojo de Ino, aparcado en la acera paralela, brilla y reluce como si fuese nuevo. En la parte trasera tiene una pequeña calcomanía con el símbolo de su familia, porque siempre ha estado orgullosa de pertenecer a una de las dinastías más acaudaladas de Konoha y, probablemente, del país: los Yamanaka.

-¿Se puede saber qué te da derecho a destruir la comodidad de mi hogar, un sábado, a las nueve de la mañana?- le pregunto un tanto molesta, una vez que estamos dentro del auto. Ella se detiene en seco, literalmente, y me mira como si estuviera frente al ser más retrasado del mundo.

-No me vas a decir que lo olvidaste...- ¿Olvidar qué? Menos mal que no lo dije en voz alta, porque estoy segura de que Ino me hubiera matado -. Oh, por Dios, Sakura. Agradece tener una amiga como yo. Has estado a punto de mandar todos mis esfuerzos a la mierda. ¿En verdad no recuerdas que hoy tienes una cita con NARUTO UZUMAKI?

No - Me - Jodan.

¡¿Es hoy?!

-Maldición. Sí, lo olvidé ¿contenta? -Ino parece a punto de abalanzarse sobre mí y asesinarme.

-¡Demonios, Sakura! Sabía que tenía que venir. Ya conozco esa frentezota tuya. -Y arranca sin miramientos.

Durante el camino me la paso mirando por la ventana, fantaseando sobre esos gloriosos hot-cakes abandonados en la mesa, ya fríos y emplastados. Ya ni siquiera vale la pena preguntar a dónde me lleva, porque si conozco a Ino, sólo hay un lugar posible: el centro comercial.

Ni cuenta me doy cuando ya estamos dentro, respirando la extraña pero no desagradable mezcla entre el olor a comida frita y perfume.

-¿Podrías acelerar un poco? Vas a llegar tarde a tu cita -Dice apretando el paso.

Contrario a la gran mayoría de las mujeres, Ino no se anda con rodeos a la hora de ir de compras. No se tarda una eternidad para elegir entre un artículo u otro. Parece que en su cabeza está grabado el plano de la plaza comercial, así que ya sabe dónde va a encontrar cada prenda o accesorio que busque. Por eso, no me sorprendo cuando vamos directamente a una tienda de zapatos. Reprimo el impulso de llevar una mano a mi billetera.

Esto va a salir caro.

-Necesitas urgentemente algo más femenino que esas zapatillas viejas, Sakura, entiende. ¿Qué tal esas sandalias de plataforma? esas de allí? ¡Oh! ¡Mira esas botas! ¿No te gustan?- Mi rubia amiga parece ser la chica de la cita, no yo.

Después de unos quince minutos observando los modelos (y sobretodo los precios), me decido por unos clásicos tacones negros, que por cierto, me hacen falta. Y vamos a la siguiente tienda.

Porque con Ino Yamanaka, siempre hay siguiente tienda.

Y entre establecimientos y otro se nos pasan dos horas, un tiempo récord, considerando que ella suele salir cargada de bolsas a lo mucho media hora después. No hay duda de que esta es una misión difícil para ella.

-Mujer, los zapatos que compraste son para lucirlos con algo elegante, provocativo. Un vestido rojo, quizás, como ese que está allí, ¿lo ves?

-Creo que es demasiado formal No creo que el vaya vestido de esa manera

-¡Pero en todas sus fotos de Facebook sale con traje y corbata!

-¡Si serás cerda, ¿lo has estado stalkeando?! -ella rueda los ojos. ¡Ajá! Lo ha estado acosando por Internet, eso es seguro.

-Fue desde mi propia cuenta, no te preocupes. No he dejado rastros -tiene el descaro de guiñar un ojo. Esto es demasiado.

-Ino, para ya. Te estás esforzando mucho para que Naruto se fije en mí, y lo aprecio, en serio. Pero yo no deseo conquistarlo. Apenas y lo conozco, ¿quién te asegura que es quien dice ser? -trato de hacerla razonar.

Por más que trate, jamás voy a ser tan hermosa como ella, ni podré andar por la calle con ese aire coqueto y seguro. Por más que lo intente, nunca conseguiré un novio sólo con pestañear cual ninfa, como lo hace ella. Sus hombros descienden con desaliento; sé que la he lastimado. Aunque en sus ojos, más bien leo preocupación.

-¿Quieres saber como estoy segura de que Naruto es alguien que vale la pena? No fue por todas las horas de acoso cibernético, si es lo que piensas... -suelta una carcajada de ironía. Me toma de los hombros, haciéndome imposible evitar su mirada celeste -. Porque yo no soy una miedosa como tú. ¿Porqué estas tan aferrada a no cambiar tu vida? No lo entiendo, Sakura, sinceramente. Tienes todo para ser extremadamente feliz... y no lo eres.

No voy a llorar.

Aunque cada una de sus palabras se ha clavado en todos mis puntos débiles, no pienso soltar una sola lágrima. Así me exploten los ojos al no poder desbordarse, así el nudo en mi garganta sea insoportable, no lloraré. Al contrario, sonrío como puedo.

-Tú no sabes si soy feliz o no... -se queda callada un momento.

A mi mente vienen muchas personas que he conocido a lo largo de todos estos años en el hospital: ancianitos a un paso de la muerte, sin esperanza alguna, sin familia; jóvenes que en su festejo de graduación han sufrido un terrible accidente que los deja paraliticos o quedan deformes de la cara, o sin alguna extremidad; niños que a pesar de someterse una vez a la semana a dolorosos procesos para tratar de combatir su enfermedad, misma que los perseguirá por el resto de los dos o tres años que les quedan de vida, ríen y juegan sin parar.

¿Quién soy yo para decir que no recibo la felicidad que merezco?
Segura estoy de que ese niñito con leucemia que murió apenas hace tres semanas merecía ser mucho más feliz que yo, y que mucha gente. Segura estoy de que ese joven de pelo negro que llegó con quien sabe cuántos problemas sobre su espalda merece ser feliz tanto como yo, incluso tengo el ligero presentimiento de que lo merece mucho más. Porque, aunque no sé qué le ha tocado vivir, debe ser muy duro, más de lo que una persona como yo o como Ino podría soportar.

-Esta es la vida que me hace gusta, Ino. Créeme. No me veo haciendo algo más -le aseguro con una sonrisa. Aunque, por alguna razón una voz que se escucha en lo mas profundo y escondido de mi ser, me dice «¿En serio?». Ella parece vacilar un poco, pero después de unos segundos, sonríe también.

-Te creo, pero anda, a escoger un vestido. Tómalo como tu regalo de Navidad, ¿okey? -no contengo la risa. Ino nunca cambiará.

-¿Pueden ser unos jeans y una blusa? Ya ves que está de moda andar desfachado -ella ríe también.

-Lo que sea, tú sólo escoge.

._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

Me miro en el espejo del baño de Ichiraku's Ramen, por enésima vez, intentando encontrar algún desperfecto que podría arruinar toda la imágen. Ino y yo salimos del centro comercial con un par de pantalones khaki, un top rojo y, por supuesto, los tacones negros. No me siento espectacular, pero sí me gusta. Recibo una notificación: es él, ya está en la mesa. Salgo del sanitario en busca de una cabellera rubia, y la encuentro en segundos. Él sonrie al verme, su mirada se ilumina. Yo también siento ganas de sonreír.

-Hola, ¿cómo estás? -lo saludo una vez que tomo asiento. El contesta, cortésmente, con lo típico. Después se acerca un poco, y habla en voz baja.

-Oye, sé que quizás es muy pronto para tomarme estas confianzas contigo, pero luces mucho más bonita sin tu uniforme de enfermera -está todo rojo y visiblemente nervioso -. ¡N-no quiero decir que no te veas bonita con él, de veras! Pero... Bueno, yo... Tu me entiendes, ¿no?

De seguro me he puesto roja yo también.

Seguir leyendo

También te gustarán

1.4M 130K 41
¡Está historia ya no está disponible para su adaptación!. →Dónde Jungkook es el padrastro de Jimin y descubre que Jimin tiene OnlyFans← - Quiero que...
508K 81.3K 34
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...
458K 46.7K 117
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...
515K 70.3K 43
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!