Esta soy yo

By littlemood_

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Camino resignado hasta llegar a la oficina del director y me siento en un asiento que vi disponible al lado d... More

Prologo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15.
Capitulo 16
Capitulo 17.
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 20 1/2
Capitulo 20 2/2
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30.
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
NOTA
Capitulo 37
¿Que es la Navidad?
Esta soy yo
Epilogo
Estamos de vuelta

Capitulo 27

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By littlemood_



- Annie, vamos a... ¿Por qué lloras? Hey ¿Qué ocurrió? – Mi madre se aproxima dando largo zancadas hasta colocarse frente a mí y acunar mi rostro en sus manos, secando mis lágrimas con sus pulgares.

- No es nada, mamá. Me acorde de algo y me puse nostálgica – Miento. No es necesario que sepa la verdadera razón menos cuando sé que le dirá a papá. Me siento una tonta llorando por algo insignificante - ¿Bajamos?

- Sé que lo extrañas, hija. Todos lo hacemos, no hay en que su presencia no haga falta, pero debes saber que no importa donde este, el sigue estando contigo... Justo aquí – Coloca su cálida mano sobre mi corazón y yo le dedico una sonrisa tierna – Esa era la sonrisa que quería ver, te ves más linda cuando sonríes – Revoleo los ojos y rio bajito por su comentario ¿Cómo no amar a esta mujer? Toma mi mano para dirigirnos a donde se encuentran todos esperando por mí.

Al llegar, me doy cuenta que la única que faltaba era yo y es obvio, soy la festejada. Los presentes esperaban ansiosos por cantar cumpleaños, era eso o el deseo de probar de una vez el delicioso pastel que se encuentra frente a todos; una torre de chocolate, cubierta con chocolate y trocitos de chocolate, m&m's y fresas a su alrededor. Delicioso ¿No? Sera la causa de mi coma diabético. Me acerco a paso decidido hasta colocarme frente a las velitas que ya se encontraban encendidas.

- ¿¡Y esa bola de pelos!? No aceptare otro perro en esta casa, suficiente tenemos con Roque – El mencionado levanta sus orejas al escuchar su nombre y rio.

- Papá, te juro que ni notaras que está en la casa. Mírala ¿No es hermosa? Es tan chiquito y tierna – Su diminuta lengüita se pasea por mi nariz al colocar su rostro frente al mío.

- ¡Ay! Pero si es la cosita más linda ¿Cómo se llamara? – Clarisa me la arrebata de mis manos para acunarla en sus brazos y es así como todos los demás se acercan a hacerle cariño al nuevo integrante de la familia. Observo de soslayo a mi papá, dedicándole una sonrisa traviesa.

- Se queda. Pero no quiero ver algún desastre en mi casa o pagaras muy caro las consecuencias, Ana Celeste – Rio y corro a depositar un beso tronado en su mejilla.

- Bienvenida a la familia, Canela Loera Ávila - ¿Qué? Fue el único nombre que se me ocurrió ¿Ok? No soy muy creativa al escoger nombres.

Al conocer el nombre del nuevo can, Clarisa la coloca cerca de un sillón y esta cae plácidamente en un profundo sueño. Nos acercamos de nuevo al pastel y unas velas de volcanes encienden su chispa, alumbrando el lugar y sin más todos empiezan a cantar las mañanitas a coro, al final aplauden mientras yo me aproximo a apagar las demás velas, percatando no quemar mi cara con las otras que aún no se apagan. Rio agradeciendo con la mirada a todos los que vinieron este día; no se necesitan un montón de invitados o una enorme fiesta para pasarla bien en tu cumpleaños, mientras estén las personas indicadas ya lo vuelve valioso e importante y justo frente a mí, están mis personas importantes, una más que otras pero al fin y al cabo, son mi familia.

Se acercan uno por uno para darme un abrazo y buenos deseos, Eduardo es el que se toma su tiempo en estrujarme en sus brazos mientras susurra palabras bonitas al oído que hacen que mis ojos se cristalicen. Cuando se separa de mi le doy un suave golpe en su pecho, idiota, sabe que no me gusta que me haga llorar. Y siempre ha sido así, ya sea por una travesura o un tierno mensaje, Eduardo tiene el poder de hacerme emocionar hasta las lágrimas.

Mis padres se acercan a mí y me envuelven en un abrazo familiar, haciendo que me pierda en el aroma de ambos. Cierro mis ojos para disfrutar más este momentos y guardarlo en lo más profundo de mi ser, como un lindo recuerdo.

- ¡Una foto, una foto! Esto merece una foto – Clarisa pega saltitos mientras focaliza la cámara de su celular y dispara. Mis padres ríen y mi depositan ambos, un beso en mis mejillas para que ese momento sea capturado.

Me acerco a ver la foto y sonrío enardecida, sin duda esta foto ahora será mi favorita.

- Son una familia de ensueño – Dice – En sus ojos se ven lo orgullosos que están de ti, Annie... Sabes, a veces me gustaría tener un poco de ese cariño y afecto que te tienen mis tíos – Sonríe melancólica mientras baja su mirada y una pequeña lágrima escapa de su ojo.

No estarían tan orgullosos si se enteran lo que he hecho últimamente.

- Estoy segura que Pablo y mi tía te quieren, Clarisa. A su modo, pero lo hacen... Solo dales un poco de tiempo, están asustados – Ningún padre espera que su hija cumpla una misión tan importante a temprana edad.

A pesar que esté molestos con su propia hija, estoy segura que detrás de toda esa coraza esta ese sentimiento de saber que algo hicieron mal. Sin saber a la gran mujer que tienen frente a sus narices y que esto, es solo una piedra en su camino, para bien o para mal, ese pequeño decidió venir justo ahora, a este mundo.

Después de picar el pastel, los invitados empezaron a marcharse, le indique a Summer uno de las habitaciones para invitados para que pueda dormir cómoda, no me esperaba la llegada de Clarisa y por obvias razones, se quedara en casa. Después de asegurar que se sintiera a gusto – Si, es un trabajo que le pertenece a mi hermano pero él está muy ocupado yendo tras Lluvia – me reuní con mis amigos para terminar lo que queda de noche; hablamos y hablamos sin parar, como si el dulce fuese sido el causante de todo esto. Y lo es. Nos sumergimos en agradable plática hablando de todo un poco, el tiempo nos pasó por un lado sin darnos cuenta porque al ver la hora, ya eran las dos de la madrugada.

Mónica pidió un taxi que la llevase a su casa mientras que Tomás debatía entre quedarse o mejor darle de una vez, su espacio a Clarisa. La bombilla en mi cabeza se encendió y pienso que lo mejor es darle su espacio, así que me paro de la silla con sutileza y me voy caminando de puntitas sin que se den cuenta. No es una película, por lo tanto el carraspeo de Clarisa me hizo darme cuenta que no tomo bien mis intenciones, sus ojos se clavaron en mi como filosas dagas, mandándome el comprendido mensaje de <<Ni te atrevas>> Le sonrió con sorna y me escabullo directo a mi habitación.

***

Algo mágico tienen los cumpleaños, desde que empieza el día sabes que será grandioso, es ese sentimiento que se aloja en tu pecho que te hace sentir feliz sin saber por qué, bueno si, es tu cumpleaños. El mundo es otro, es el único día que la vida de verdad te sonreí y donde hasta el más mínimo detalle te conmueve; los problemas pasan a otro plano y lo no importante va con ello, te hace sentir como si fueses especial, es tu día, es lo que importa, pero así como un cuento, ese día solo dura eso, un día. Solo dura 24 horas. Luego, todo el hechizo se rompe y todo vuelve a ser como era antes.

El dieseis vino como se fue, así como el diecisiete y ahora, acostada en mi cama, cabeza abajo con mí cabello tocando el suelo, me doy cuenta lo mucho que he desperdiciado mis vacaciones ¿Sera así cuando empiece la vida de universitaria? Realmente no lo sé. Lo único que sé, es que estoy preparada para enfrentar lo que sea que se venga, aunque no sé qué tan bueno sea. A veces imagino como sería mi vida como transcurre en mi mente y tal vez ese es el primer problema, que muchas cosas pudiesen volverse realidad si tan solo tomara el primer paso para lograrlas, pero como siempre, pienso mucho antes de saltar a un vacío. Y no me quejo de mi vida, tengo unos padres que me adoran, un hermano que da la vida por mí y un novio, o eso creo, que me quiere. Entonces ¿Por qué siento que algo falta? Realmente no lo sé, ni se dónde se encuentra la respuesta.

Daniel ha estado llamando constantemente que ya perdí las cuentas de sus intentos fallidos, es la misma cantidad de veces que yo he rechazado sus llamados. Soy cobarde, puede ser, pero no estoy lista para escuchar lo que tiene que decir, sería un golpe tan fuerte que no creo que mi corazón pueda aguantar. Sé que le di un consejo a Clarisa de que es mejor afrontar los problemas y acabar de una vez con ello en vez de huir tanto y dejarlo pasar, pero, muchas veces damos consejos que no somos capaces de seguir.

En mi mente vuelan pensamientos acerca de él, me mintió, es seguro. Jugo conmigo, puede ser ¿Cuál era su objetivo? Probar que puede domar al león más temible de El Williams, era así como los demás me veían. Aliado con Patricia pudieron demostrar que hasta el más temible oso, puede ser doblegado y sé que lo logro, con una simple palabra, es capaz de destruir esa barrera que había formado.

No importa quien seas, toda persona frívola, tiene el más tierno de los corazones.

Aburrida, doy una voltereta hacia atrás, ayudándome con las manos para no pegar mi cabeza al piso. Peculiar forma de levantarse ¿No? La casa se encuentra sola, mamá salió a hacer no sé qué y papá... Papá no sé dónde se encuentra o tal vez sí. Dicen que las mujeres somos complicadas, pero ¿Y ellos? No entiendo hasta dónde quiere llegar con todo este circo, lastimara a mamá y es algo que puede evitar sencillamente hablando ¿Cómo es posible que se pueda acabar el amor en dos personas donde su amor era tan puro? ¿Es acaso eso posible? El amor es como pequeñas cuotas, antídotos con los que tienes que llenar el corazón, si no te encargas de regarlas, después las consecuencias serán lamentables.

Bajo y me siento en el sofá, luego de haber buscado mi tarrina de helado de vainilla con chispa de chocolates, me dispongo a ver cualquier serie en Netflix. Mi mirada se ladea hacia la computadora de mi hermano que se encuentra abierta, ante mis ojos, haciendo que en mi surja el mí el deseo por saber lo que allí se encuentra, sería bueno saber lo que oculta mi hermano en su laptop. Una sonrisa maquiavélica brota de mi cara, llámenme Señorita Curiosidad.

Miro a ambos lados, percatándome que no haya nadie y comienzo con mi investigación, a mi mente vienen vagos recuerdos de todas aquellas conversaciones confidenciales que ha tenido con mamá y papá, aquello que se exigen en mantener bajo cuatro llaves.

Algo dentro de mí me dice que es mejor dejar las cosas como están y que deje de buscar tanto, bien dice que el que busca encuentra y presiento que estoy por encontrar algo más de lo que estaba buscando; me meto en sus imágenes y sonrío viendo cada una de ellas, busco rápidamente el cable de mi celular y guardo aquellas que pienso que deberían estar en mi poder, desde las más vergonzosas hasta la más tiernas. Sobretodo aquella donde salimos mi abuelo, Eduardo y yo hace cinco años atrás haciéndole morisquetas a la cámara, recuerdo lo emocionante que fue ese día y sonrío, nuestras caras de felicidad lo demuestran, sencillamente los problemas o los días tristes era algo que no conocíamos.

Sigo y sigo pasando las fotos, deteniéndome en una donde salen él y Lluvia; sus ojos brillan a pesar del flash de la cámara, es algo que transmiten los dos más allá del lente, se puede notar a simple vista, sin duda cualquiera que los ve, puede sentir esa esencia, lo especial que tienen ambos cuando están juntos. Si un alma tiene el poder de brillar por sí sola, pero cuando las juntas con esa pieza faltante, son como un destello que alumbra todo a su paso, nada más importa salvo ellos. Podría decir que son dos almas destinadas a estar juntas; se enfrentaron a diferencias, distancias.... Hasta lo diferente que son sus personalidades y aun así, una encaja perfectamente con la otra, como dos piezas de un puzzle.

Sin darme cuenta, el pulsor ingresa a Documentos, ojeo un poco y no veo nada que llame mi atención salvo una carpeta con nombre Caso cuatrocientos doce, me parece extraño porque no me imagino a Eduardo involucrado en algo judicial, no es lo suyo. Entonces ¿Por qué tiene eso allí? Debato entre abrirlo o no, me parece que ya me he metido de lleno en su privacidad, pero mi diablillo interior me dice que un pequeño vistazo no ocasionara nada, así que ¿Qué más da?

Tomo un suspiro como si estuviese a punto de hacer una travesura y la abro. Mis ojos escanean el montón de documentos que se encontraban allí y uno capta mi atención de inmediato ¿Dónde he escuchado ese nombre antes?

<<Su papá se llama Julián Corravurrias>> Las palabras de Mónica resuenan en mi cabeza como si de una alarma se tratase. Ok, puede ser mucha coincidencia que un documento tenga ese mismo nombre ¿No? No es como si ellos estuvieran involucrados en algo tan inhumano. Mis manos tiemblan y pican a la vez por saber qué es lo que dice.

Si lo pienso bien, esto podría ser la respuesta a todas mis dudas, pero ¿Por qué tengo tanto miedo?

- Annie, llego esto – La voz de Summer hace que de un respingo, ocasionando que mi celular caiga al suelo.

- ¡Ay, Summer! Caray, me asustaste – Llevo una mano a mi pecho, controlando mi respiración.

- ¿En qué andabas, picarona? – Muere su labio inferior para no reír y mis ojos se expanden. Nerviosa, abro y cierro la boca como un pez, sin hallar las palabras correctas y buscar la manera de cerrar las paginas sin que se dé cuenta.

- Nada... No... No hacía nada – Carraspeo – Buscaba unas imágenes, si... No es como si estuviese viendo algo que no es de mi incumbencia, no – Sonrío nerviosa y Summer achina su mirada, evaluándome - ¿Qué tienes allí?

- ¡Ah sí! Es para ti, llego esta mañana – Me entrega el sobre amarillo y lo observo con recelo ¿Otra vez? Espero que no hayan regresado los mensajes anónimos – Oye ¿Sabes algo de tu hermano y Lluvia? He querido hablar con la chica, pero cada vez que me acerco, se va

- ¿Hablar de que o qué? – Tomo un poco de mi helado que había dejado en el olvido.

- Se hizo una idea errónea entre Eduardo y yo y... Por el poco tiempo que llevo conociéndolo sé que es un buen tipo, lo juzgue mal al principio pero es uno de esos pocos hombres que aun vale la pena – Dice. Dedicándome una sonrisa sincera – Y se lo mucho que está enamorado de esa chica, de Lluvia ¿Por qué tienes esa mirada? – Pregunta al ver mi cara transformarse en un gesto pícaro.

- Tengo una idea y me parece que tú me vas ayudar ¡Vamos!

Pase toda la tarde comentándole a Summer lo que haríamos para juntar a mi hermano y a Lluvia primero, admito que en su confesión me asuste un poco, pensé que estaba enamorada de mi hermano. Eso sí sería un problema. Pero al notar que por el chico no siente ni una pizca de sentimiento, sé que puede ser mi aliada para que esta tortura acabe entre ambos. Su orgullo no los llevara por buen camino, es ahora o nunca.

Después de planificar lo que íbamos a hacer, inmediatamente puse en marcha el plan; llame a Lluvia y la cité e insistí en que viniera a casa con una simple excusa: Me da miedo quedarme sola. Sé que su nobleza no iba a permitir que pasara la peor de mis noches, aunque fuese mentira.

Al cabo de unos minutos llego, vestida de manera casual, tampoco es que era importante que llevara algo formal. Luego de hablar con ella unos minutos, decido que es momento de actuar. Sobre todo cuando escucho las llaves de mi hermano tintinear mientras abría la puerta de entrada.

- ¿Qué te parece si vamos por algo de cenar? Mamá no ha hecho las compras y pues no hay mucho con que ingeniárselas – Asiente mientras nos ponemos de pie para dirigirnos al estacionamiento – Oh, espérame en el auto, iré por mi bolso – Subo de manera precipitada las escaleras y me escondo en una de las paredes.

Observo como pasa de mi hermano con tan solo un asentimiento de cabeza que espera que él tome como saludo. Eduardo suspira y lo entiendo, ser paciente es su mayor fuerte pero esta chica lo está desequilibrando, encontró todo lo opuesto a él y claro no todo podía ser perfecto. Luego que Lluvia no se encuentra en la sala, decido salir de mi escondite.

- Tienes una última oportunidad para arreglar todo – Eduardo da un respingo al escuchar mi voz – Toma – Le tiendo las llaves de mi auto – Haz que valga la pena

- ¿Qué esperas recibir a cambio? – Pregunta con suspicacia manteniendo la mirada fija en mis ojos.

- Nada, tómalo como un acto humanitario del año – Bufo – Solo... No me gusta ver como dos personas desperdician su tiempo ignorándose cuando lo que desean es estar entre los brazos del otro

- Es por eso que te amo, enana – Deja un sonoro y húmedo beso en mi mejilla, arrugo mi nariz mientras elimino los resto de su saliva – Gracias

- Y, Eduardo... Por favor no vayan a ensuciar los asientos de mi auto con sus cochinadas

Ríe negando con su cabeza y sale disparado a encontrarse con la mujer de su vida. Summer sale de su habitación y choca los cinco conmigo luego de ver como el auto sale de la plaza. Por lo menos Lluvia no puso objeción o capaz Eduardo bloqueo la salida del auto.

Hubiese sido una gran idea bloquear las puertas, lástima que solo son las puertas traseras las que contienen seguro contra niños. Sería como un secuestro, pero lo hace distinto cuando es por una buena causa.

Conociendo a Lluvia sé qué hace falta un empujoncito para que perdone a Eduardo; él bebe sin duda no estaba planeado, tampoco el regreso de Eduardo, tampoco el que ambos cayeran perdidamente enamorados al verse de nuevo. Muchas de nuestros actos son sin haber sido planeados con exactitud, aquellos que nacen de improvisto son los mejores pero todo lo bueno tiene que tener tras si algo sombrío, porque si no ¿Cómo tendrías las agallas para pelear por ello? ¿Para hacer que ese momento de felicidad perdure? Son obstáculos que aparecen en tu carrera que te hacen probarte para saber si estás listo para dar el siguiente paso.

Y el siguiente paso de Eduardo es tomar de una vez, las riendas de su vida. Tiene un gran trabajo y una vida estable, pero todo se iba a la mierda con su comportamiento de chico adolescente, es por eso que la vida le dio un golpe duro mostrándole a la chica de sus sueños, esa con que ahora desea pasar el resto de sus días, esa que siempre tuvo a su lado mas no se había dado cuenta; quitándosela de nuevo hizo que el sentara cabeza y decidiera como quiere que su vida sea de ahora en adelante... Tenía todo sus sueños cumplidos, solo faltaba lo más importante: Una mujer que el decidiera hacer su esposa y madre de sus hijos.

Ok lo último es descabellado puesto que ya tiene a alguien que traerá un chiquillo con sus genes al mundo. Pero ustedes entienden.

Decido que es hora de irme a dormir, la casa está en completo silencio que esta asfixiándome y la solución para acabar con ello es irme a dormir. Una vez más mi celular suena y una vez más, rechazo su llamada. En algún momento se dará cuenta que no quiero hablar con él, o tal vez sí, pero mi orgullo no quiere salir lastimado. No quiero que se burlen en mi cara y vean que soy una tonta, no.

Mientras pueda mantener esa dureza y frialdad con las que todos me conocen será mejor, justo Patricia no tiene por qué saber que tuvo o tiene el poder de destruirme, encontró mi punto frágil. Y no hablo solo de Daniel, hablo de meterse con los que más me importa, porque aunque sea mi novio, es el chico que ocupa un lugar importante en mi corazón después de mi familia, yéndose, es como si se estuviese llevando una pequeña parte de mí.

Estoy exagerando, lo sé.

Si hablare con Daniel, quiero hacerlo de frente. Como me enseño mi mama.

El toro se doma por los cuernos ¿No?

Si esta en nuestro destino terminar, espero que tenga el valor para decirme de frente que sucedió. No esconderse como todo un cobarde.

Ya entiendo su repentina desaparición, claro si tenía allá a alguien con quien pasarla bien mientras yo acá solo hacia extrañarlo. Tal vez lo sabía desde un principio y utilizo el tema del estudio como una excusa para que no enloqueciera, todo me hace dudar; esta más unido a Patricia, claro está, son más las veces que ha estado con ella que conmigo, claro está. Tal vez todo esto viene sucediendo desde hace tiempo y yo no me he dado cuenta. La magia y toda esa mierda del amor duro solo un poco, para hacerme disfrutar y creer en lo mucho que en un sentimiento te puede cambiar o para saber lo mucho que puede doler cuando ya no está.

De un suspiro, cambio mi ropa a mi cómoda pijama y me meto entre las sabanas. No me arrepiento haber conocido a Daniel, ni mucho menos que me enseñara lo que es el verdadero amor, lo que si lamento, es que nadie nunca me advirtió que las caídas que tenia de pequeña eran nada en comparación del dolor que sientes al saber que todo acabo. Una pequeña lágrima se escapa de mi mejilla y la limpio rápidamente.

Mi parte positiva sale a la luz y me hace pensar que me estoy precipitando a lo que todavía es incierto.

***

Estoy desayunando cereal porque soy lo suficientemente vaga como para preparar algo que necesite que mueva mis manos, así que un poco de cereal y leche está bien para mí.

Después de terminar, coloco el tazón en el lavaplatos y me dirijo hacia el sofá a hacer la misma rutina de ayer: Pasar horas y horas frente a la tv viendo los especiales de Navidad.

Mi hermano no regreso, por lo menos sé que uno de los dos la paso bien anoche. No digo que quiera estar haciendo esas.... Cosas con mi novio, solo que me hubiese gustado, al menos, tener algo de compañía. Y no digo que Summer no lo sea, es que, con el embarazo, esa chica duerme más que un Koala, como si fuese posible.

Al desplomarme en el sofá literalmente, el sobre que llego ayer, que se encuentra la mesa al lado del sofá, capto mi atención. Mi lado curioso sale a flote y mis manos pican por saber que hay dentro, un sustito se aloja en mi pecho y muerdo el interior de mi mejilla. Qué más da.

Abro con precaución el sobre y bufo. No es como si fuese a encontrar una bomba dentro, aunque no negare que tengo un poco de miedo, los mensajes anónimos habían acabado hace mucho, había dado por sentado que el causante se habría aburrido al no obtener lo que quería.

Meto mi mano y saco una fotografía, mis cejas se expanden así como mis ojos y mi boca se frunce. No puede ser

¡Esto tiene que ser una jodida broma!

Volteo el sobre tirando todas las fotos al suelo y las esparzo en el suelo para tener mayor visibilidad, mis pulmones se cierran y mi pecho arde, de molestia, sin duda alguna. Mis ojos barren cada una de las fotos, sencillamente no puedo creer que el hombre que ame y amo, el que me enseñó a ser lo que soy ahora, este plasmado en estas fotos de la peor manera, mis ojos pican y la ira crece. Revoleo cada una de ellas y me siento de golpe en el sofá, escondo la cara entre mis manos, pasándolas por mi cabello. Me mintió.

Toda mi vida protegiéndome de chicos que no rompieran mi corazón, de chicos que no me engañaran para poder ser el, el único hombre que cometiera de lo que tanto me protegió.

Un post – it fucsia capta mi atención, lo tomo.

"El karma existe, tarde o temprano llega. No importa que, no es lindo ver como tu familia se viene abajo ¿no? Pasar de tenerlo todo a no tener nada. Que te diviertas en tu historia de ensueño, Ana Celeste"

Alguien está detrás de todo esto, alguien está siguiendo mis pasos y los de mi familia, no me importa mucho las fotos – Tal vez un poco – Me importa más el hecho de que esa persona se está metiendo en terreno prohibido; puedo soportar que se meta conmigo, que me acose con sus mensajes, pero no el que ponga sus ojos en mi familia. En ellos no. Menos cuando sus deseos son de que todo se venga abajo

¿Y si Rebeca es una aliada a todo este circo? ¿Y si su plan es acabar con esta familia?

Parece una historia de la cual no veo cuando llegare a su fin, cuando un problema se soluciona, otro de nuevo aparece. Y siento que ya no podre con todo lo que se viene.

Sin esperar más recojo las fotos, lo peor sería que mi madre las vieras, ha estado muy vulnerable con el tema de la amiga de papá, sin duda si encuentra esto, todo su mundo se vendrá abajo. No será bueno para nadie.

Pasan las horas y mi mente ha estado divagando sobre las fotos y los últimos acontecimientos que no me he dado cuenta de lo que pasaban en la TV, tampoco es como si fuese interesante.

Eduardo y Lluvia entran a la casa envueltos en su burbuja, riendo y haciéndose mimos que no se percatan que estoy acá, lo que me hace sonreír. Volvieron a ser ellos, volvieron a ser uno.

- ¿Qué hay, enana? – Sacude mi cabello.

- ¿Se divirtieron anoche? – Pregunto con picardía y Lluvia se sonroja - ¿Qué hicieron?

- Oh, hermanita, no creo que quieras saber los detalles – Sube y baja sus cejas haciéndome entender a qué se refiere ¡Por Dios!

- No quiero saber nada ¿Sabes qué? Olvida la pregunta – Cubro mi cara con mis manos.

- Ya tienes dieciocho, hermanita. Supéralo – Ríe sonoramente – Espera no, no lo superes. No quiero que estés haciendo esas cosas con ningún chico, menos de la manera en que lo hace Lluvia

- ¡Eduardo! – Chillamos las dos al unísono.

- Asqueroso

- Como todo un Loera – Revoleo mis ojos mientras se lleva a Lluvia a la cocina.






- ¿¡Que hacen acá!? – Pregunto exaltada cerrando la puerta de la entrada detrás de mí.

- ¿Lo pensaste, Annie? Ha pasado mucho tiempo

- Una semana y media, Rodrigo. Estando sobre mi créeme que no me das la chance de tan siquiera meditarlo

- A ver, chiquita, nos estamos cansando. Le entras o

- ¿O qué? – Me cruzo de brazos observando con firmeza al pelinegro ahora – No le temo a tus amenazas, a sus amenazas

- Creo que a tus padres no les gustaría saber en que anda su hijita – Interviene ahora Stephanie. Ya se me hacía extraño no verla. Mis ojos se expanden y ahogo un hipido.

- No te atreverías - Siseo.

- Annie, prometo que solo será esta vez. Ayúdanos a salir de esta y no volverás a saber de nosotros. No te verás involucrada – Me mira de manera suplicante y muerdo mi labio inferior.

Mentiría si dijera que no investigue a fondo en donde mis padres guardan la merca que le llega.

- Ana ¿Qué hacen estos chicos acá? Pensé que había quedado claro lo que hablamos – Ah sí, se mes había olvidado comentarles. Mi padres llegaron hace poco y si, la relación con mi papá sigue igual o peor.

Su buen trato solo fue parte de la magia de mi cumpleaños. Después de las doce, todo volvió a su normalidad.

- Son mis amigos. Pueden venir cuando quieran ¿no? No sé qué te ha estado diciendo tu amiga – Me acerco con una sonrisa cínica en mi cara – Pero, así como yo no te pido explicaciones de lo que haces, no esperes que yo si las haga. Nos vemos, viejo – Mi respuesta lo deja atónito y confundido. Su entrecejo se frunce y huyo antes de que pueda decir algo.

- Espero y no ganarme un gran lio por ello – Siseo. Tomo a Rodrigo por su ante-brazo y lo llevo para donde sea que este estacionado su auto.

Le doy las indicaciones a Rodrigo de la casa de Toluca y partimos en ello. La angustia se avecina y el miedo también, porque realmente no sé qué estoy haciendo; en el momento lo vi como una actitud para demostrarle que yo hago lo que quiera pero ahora que la ira ha pasado, me doy cuenta de lo estúpida que fui. Si caigo, sé que me meteré en el problema más grande de mi vida, pero lo peor no será solo eso, lo peor será ver su cara de decepción al ver en lo que me he convertido.

- Haremos una parada antes ¿Sabes correr? – Pregunta el chico que ahora sé que se llama Dante, colocando el brazo en el asiento para verme mejor.

- Correr no es lo mejor en lo que destaco – Aruco mi nariz – El deporte no es lo mío

- Ok, serás la que vigila entonces - ¿Qué? Sin darme el tiempo de caer en cuenta lo que harán, los tres chicos salen corriendo y se adentran a la tienda que está en la parada de gasolina.

Observo a través de la ventanilla como saludan al viejo que atiende en ella y en cuestión de segundos la alarma suena y ellos salen corriendo al mismo momento con un montón de cosas ocultas en sus chaquetas ¿¡Pero que!?

- ¿¡Pero que, están locos!? ¡Yo pude haber pagado si me lo decían! – Me exalto.

- Calma, fierecita. Si vamos a hacer algo peligroso, es mejor infundirnos de adrenalina – Me dedica un guiño la chica. Suspiro. Esto está mal, muy mal.

El recorrido es largo, demasiado, lo suficiente para que mis piernas se entumecieran y mi trasero quedara aplastado, más de lo que esta; mis uñas ahora son inexistente, mientras ellos iban riendo por todo el camino, haciendo chistes de mal gusto, yo solo era atacada por mis nervios y mi ataque de ansiedad, lo que me llevo a acabar con mis uñas.

Se aparca en la entrada de la casa de mi abuelo y salimos, me coloco la capucha y cierro mi campera hasta el final metiendo luego las manos en los bolsillos.

- Sera rápido, lo tomas y nos vamos ¿Ok? – Me toma por el codo, susurrando en mi oído causando un escalofrió nada bueno, en mi columna.

Suspirando abro la puerta, burlando la seguridad de esta, no es tan difícil lo mucho que se puede hacer con una horquilla. Me llevo años aprender este truco pero a la final aprendí, me sirvió de mucho cuando quería hacer algunas de mis bromas en el colegio.

Los chicos me empujan al ver que me detengo en toda la entrada, bueno ahora parece un acto vandálico, de esos que pensaba que eran posibles solo en películas. Solo que ahora yo soy la protagonista y la verdad, estoy aterrada.

Mis piernas tiemblan y mi respiración se dificulta, justo ahora la adrenalina empiezan a surgir en mí. Quiero correr sí, pero correr al lado contrario, soy una cobarde a no cumplir con lo que dije pero es que no es lo típico venir a la casa de tu abuelo a robar a tus padres ¡Robare a mis padres!

- ¿Y ahora qué? – Susurra Stephanie.

- Bueno, no es como si trabajara con ellos... Estoy tan perdida como tu

- Tus sarcasmos con otro, querida. Y colabora para que podamos irnos rápido – Un sonido en las afueras hace que demos un respingo – Chicos será mejor que despisten a los malotes, yo me encargo de que la chica cumpla la parte del trato

Los chicos asienten y se van a por los hombres que cuidan la casa. Realmente no sé qué es lo que harán, más bien me pareció extraño no encontrar a nadie en la entrada, tal vez quisieron tomar un descanso porque no se imaginaron que un par de adolescentes les venían a hacer una visita.

En lo que estamos, si fuera mis padres ¿Dónde escondería la merca? Pienso mordiendo mi labio inferior mientras mis nervios se crispan por el repiqueteo de los pies de Stephanie. Pienso en lo absurdo y peliculero que sería de adentrarme en lo que vendría hacer la oficina de mamá, tal vez si tengo suerte pueda encontrar algo acá.

Stephanie entra detrás de mí, cerrando la puerta con seguro mientras me observa de manera exasperante, revoleo los ojos.

No es ella la que se está metiendo en la boca del lobo.

Observo detenidamente todo a mi alrededor; la gran biblioteca que se encuentra tras el escritorio, un sofá de gamuza rojo que se encuentra a mi lado y el escritorio de madera que se encuentra reluciente justo en frente mí. Me acerco tajante hasta él y empiezo a revisar cada una de las gavetas y ¡Bingo! Una pequeña bolsita de plástico se muestra frente a mis ojos, no sé lo que sea, pero espero que con que esto se conforme.

- ¿Qué hay de esto? Es una gran cantidad, eh – Le sacudo la bolsa frente a sus ojos y estos se abren maravillados y me lo arrebata de las manos.

- Con esto nos ganaremos una buena tusa. Buen trabajo, chica – Da un golpe en mi brazo que me hace soltar un quejido.

- ¿Qué es? – Pregunto confundida.

- Cocaína – Ahogo un hipido y llevo la mano a mi pecho, asustada – Ah no, no te acobardaras ahora ¿Quieres un poco? No te imaginas las cosas que te puede causar esto, podrás tocar el universo con tus manos – Tantea la bolsita de una mano a otra – Diría que hay un 500gr, lo suficiente para abastecernos por un tiempo

Escucho un silbido muy peculiar y Stephanie levanta su cabeza de la bolsa y mira hacia la nada, el silbido vuelve a sonar y ella se sobresalta tomándome del brazo para escapar de allí lo antes posible. Lo sé por la manera tan brusca de la que me lleva.

Me suelto de su agarre y salgo corriendo por la parte de atrás de la casa que es donde se encuentran los chicos, doy un último vistazo nada más percatándome que nadie me haya visto.

- ¿Consiguieron algo? – Stephanie sacude la bolsa frente a los ojos de Rodrigo y este sonríe – Gracias, Annie. Te debo una – Deja un sonoro beso en mi mejilla y el otro chico enciende el auto para salir lo antes posible de allí.

Inhalo y exhalo varias veces tratando de controlar mi respiración y haciendo que regrese a mí la temperatura normal. Porque justo ahora me siento una bola de fuego con toda la adrenalina que corre en mi cuerpo, mis manos tiemblan. Pude haber sido descubierta.

Me prometo a mí misma no volver a involucrarme en algo así. No debo ser tan estúpida.

***

- Espero que sea importante para que llames a esta hora - ¿Qué ocurrió? - ¿Visitas? ¿¡Como que visitas!? - ¿Qué? ¿¡Y donde estaban ustedes par de imbéciles!? ¡Su trabajo es cuidar la casa!

El vaso se resbala de mis manos y mi cara palidece, mi respiración se dificulta y esto solo atrajo la atención de mi madre.

- Después hablamos – Cuelga y me observa con la mirada achinada- ¿Todo está bien, Annie?

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