I'm in love with a dirty | Je...

By dlsgmc22

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Jade con actualmente diecisiete años, pasó varios atrás trabajando para poder pagarse los estudios de una esc... More

Señora Thirlwall
Casa de muñecas.
Pija de los pantalones rotos.
Adorable compañera de piso.
Chocolate.
Candy Crush.
Señor cosquillas.
Puedo volar.
Un sitio desconocido.
Sin rumbo.
¿Qué tienes tú conmigo?
Insignificante.
Un beso falso.
Te disculpo, te disculpo, te disculpo.
una dulce velada.
Chilla, llora, pero no digas nada.
Mi horrible rostro por la mañana.
Conversacion absurda.
No es una cita.
Es así, soy así.
Atrápalo.
lo que "Dicte mi corazón".
Tu y tu culo...
Las reglas son las reglas.
Seré más lista.
Lo que haces con las mujeres...
No lo hagas tan difícil...
¿Por... Como sonríe, como se expresa? ¿Porque?
¡Me quema!
¡Da la vuelta!
Avergonzada.
"Bonita pero peligrosa"
Mandona, pesada y adorable.
Cierra el pico Jessica.
Antecedentes penales.
Número desconocido.
Te odio...
Asuntos que arreglar.
¿Eso somos Jade y yo?
Un hombre y un motel.
Detrás de todo.
Lluvia.
Brooke
Labios humedos.
El deseo de querer estar enfadada.
Dos direcciones.
Estar enfurecida tiene sus ventajas.
Sucias manos.
Me tienes miedo.
Comida familiar.
Anestesia.
Perrie está muerta.
Body Healt (Parte uno)
Body Healt (Parte dos)
Mentiroso.
Descompuesta.
Comedia romántica.
Corazón de hielo.
El mejor amigo del sexo, es el éxtasis.
Tío abuelo Rodrick.
Parientes lejanos.
Cambios de opinión.
¿También hay fotos?
Bolera.
En las buenas y en las malas.
Actuar con naturalidad.
Toronto.
¿Algún pedido especial?
Huevos y Harina.
Tres botones y una zanahoria.
¿Me estás viendo el culo?
Demasiado precipitado.
Lágrimas de hielo.
El primer pesame.
Querido sofá.
¿Dónde están mis bragas?
Eres una insensata
La dama y el vagabundo.
Año nuevo (1)
Año nuevo (2)
Atrapada.

Patas arriba.

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By dlsgmc22




Pov. Jade:

Las clases comenzaron hace dos semanas, fue increíble la forma en la que fui recibida, yo, y las otras personas que también eran nuevas este año, Leigh-Anne y Harry estaban en mi clase, y aunque todos atendíamos aprovechábamos cualquier momento de despiste del profesor para hablar, tirarnos papeles, o comenzar a reír sin motivo, sobre todo cuando Harry hacía todo tipo de caras raras cuando estaba a nada de quedarme dormida. Los profesores eran muy agradables y dedicados en las clases, sobre todo eran pacientes, algo muy importante cuando se trata de adolescentes de entre dieciséis y diecinueve años que tenían las hormonas por los aires.

Los primeros días fueron difíciles, el tener que madrugar no lo llevaba precisamente bien, pero acabé acostumbrándome en aquel poco tiempo, las tardes las dedicábamos a estudiar, o a estudiar y trabajar. Leigh-Anne y Perrie decidieron trabajar en aquel restaurante, y yo, en la guardería particular de Anna, una señora mayor muy dulce. Los niños eran encantadores, en especial Ian, un pequeño de cuatro años con Síndrome de Down, que a temprana edad y con aquel problema era más inteligente que los más grandes a el, educado, y sobre todo limpio. Era uno de los pocos que sabían ir al baño solos, ¡Y sin manchar! Mi tiempo con aquellos niños podría ser infinito, no me importaría, me sentía una de ellos, aunque muy cansada, amé escoger ese sitio como mi nuevo trabajo.

Esa misma tarde, antes de ir a trabajar, decidí dormir un poco. Estaba cansada de estar ya entre libros a las cuatro de la tarde, así que quise dejarlo para cuando volviese de trabajar.

–Perezosa, nos vamos a trabajar, te he dejado la alarma puesta –, escuché, alguien me zarandeaba delicadamente.

Me volteé, viendo a Perrie. Sonreí, asintiendo.

–Después del trabajo tendré que irme, pero nos veremos esta noche –. No pude decir nada, besó mi frente y se marchó.

Lo siguiente que escuché fue una puerta abrirse, y una puerta cerrarse. Tendría que irme a las seis, y eran las cinco, tuve que pelear conmigo misma para levantarme, cuando lo conseguí, tomé una taza de café bien cargada para estar serena todo lo que quedaba de día.

A las seis menos diez salí por la puerta, todavía no sentía el efecto del café, por lo que me pesaban los pies al caminar, y mis ojos achinados a culpa del cansancio apenas me permitían ver. Tuve que ir hasta el trabajo en autobús, me agradaba ir en transporte público, las costumbres aquí eran tan distintas, no era como Londres, no eran estirados, ni personas calladas, hacían ruido, reían y de vez en cuando algunas personas discutían por el asiento.

Al llegar, la primera persona que me recibió fue el hermoso Ian.

–¡Hola Jadey! –, dijo sonriente.

–¡Ian! Ven aquí –. Lo cogí en mis brazos, besando su mejilla varias veces.

En ese momento Anna se acercó, con un bebé entre sus brazos, sujetando su pequeña cabecita.

–Jade, hoy tenemos una nueva integrante, es diminuta –, la miré desde arriba, Anna era mucho más pequeña que yo, y a mí no me sobraba la altura. –Ella es Elise, es tan pequeña que parece que vaya a romperse al tacto, ¿Verdad? –. Asentí, acariciando su pequeña cabeza. –Hoy no tenemos muchos pequeños, los más grandes están durmiendo la siesta en aquella habitación, cuando despierten solo tienes que darles algo de comer, y ayudar a dos con tareas del colegio –.

–De acuerdo, ¿Vas a salir? –, asintió.

–Tengo una reunión de padres, así que solo tienes que... ¡Ian! Sal de la pierna de Jade –. Agaché la cabeza, viendo a Ian atado a mi pierna, rozando su mejilla en ella.

–Oye Ian, ¿Quieres hacer un puzzle? –, Ian asintió poniéndose en pie –. Tengo uno nuevo, es de Spiderman, y muy difícil por lo que nos llevará toda la tarde, ¿Qué me dices? –.

–Vamos a comenzar, y vamos a acabar hoy, ¡Amo los puzzles! –, Ian corrió hasta la mesa, y se sentó preparándose para pasar una entretenida tarde.

–Cuida de Elise, puedes meterla en la cuna, acaba de comer y se quedará dormida si la meces durante un rato –.

–De acuerdo, que vaya muy bien la reunión –, Anna asintió, entregándome a la pequeña Elise, la sujeté con mucho cuidado, llevándola a mi pecho.

Pov. Perrie:

–Perrie, limpia los platos, no dejes que se te acumulen o será peor –. Rodé mis ojos y suspiré.

–Perrie limpia los platos, Perrie barré el salón, Perrie limpia los baños, Perrie, Perrie, Perrie... –. Imité a mi estúpido jefe, quien era peor que Smith, y el doble de estricto –. ¡Estoy harta!

–Tranquilízate fiera, no haces más que quejarte –, Leigh-Anne se colocó a mi lado, para limpiarse las manos.

–No lo soporto más, se pasa el día mandándome a limpiar cosas, ¿El trabajo no es de camarera? –, refunfuñé.

–Supongo que entra en el pack –, Leigh comenzó a reírse, de mí, obviamente.

–Oye, ya casi ni se ve la herida de tu labio –.

–Lo sé, pero el brazo aun me duele, aunque no se ve ningún rasguño –, sonreí mirándola –, ¿Ves como no hace falta matar a nadie? No le he visto, no me ha llamado... Ni nada, así que puedes estar tranquila –. Parecía triste, al decir que no había vuelto a llamarla.

Me puse tensa, obviamente no la había llamado, en aquel momento Jordan debía de estar atado a una silla, bañándose en sus propios excrementos.

–Olvídalo, tú estás bien y eso es lo único que me importa, ¿De acuerdo? –, me incliné para besar su frente.

Leigh-Anne y Jade no lo sabían. Jordan y sus tres amigos estaban en manos de Jonan. Decidí no decir nada más sobre aquel tema, era cosa mía y de esos pequeños trozos de mierda. Si ellas llegasen a saber dónde y cómo estaban, me odiarían y lo peor, Jade me tendría miedo. Los días siguientes de que Leigh-Anne apareciese herida Jade apenas podía mirarme a la cara, y tuve que apañármelas para que dejase de pensar en el monstruo que era, que había sido delante de sus ojos. Odiaba mentirles, pero debía proteger lo que era mío, mi familia.

Después de toda una irritante tarde de limpieza, por fin salimos de aquel horroroso trabajo. Jade aún seguiría en el trabajo, pero Niall y yo decidimos ir a tomar algo, según él debía dejar de "Estar tensa" Supongo que lo dijo porque desde que comenzaron las clases me pasaba el día leyendo libros y escribiendo en libretas.

–No me creo que de verdad lo estés haciendo Perrie, tu estudiando –. Dijo llevándose la bebida a los labios, y dando un trago.

–Hice una promesa, no puedo faltarla –, me encogí de hombros –. Supongo que aun siendo como soy, soy una mujer de palabra –.

–A ella no le habría gustado verte hacer algo que no quieres, y yo sé que no quieres ser doctora, ni abogada, ni ninguna de esas mierdas –, casi golpeó la mesa.

–No hables de ella en pasado, por favor... –, le pedí.

–Perrie, pero... –.

–Ya lo sé, pero no lo hagas, y tampoco hables más de ella, Jesy y tu sabéis cuanto odio hablar sobre ella, así que cierra el pico y bebe, que hoy es viernes –. Niall me guiñó un ojo y volvió a beber. –Es increíble lo que te gusta la cerveza, ¿Podrías parar? ¡Vas a apestar! –. Dije riendo.

–¡Oye! No te metas con la cerveza, estoy enamorado de ella, si fuese una mujer engañaría a Jesy con ella –, ambos reímos.

–Si bueno, te cortaría las pelotas –, dije señalándolo –. Yo no, claro, hablo de Jesy. No me daría tiempo, ella es más rápida en estas cosas –. Volvimos a reír, esta vez mucho más alto.

La noche transcurrió deprisa, casi eran las dos de la mañana, y Niall estaba muy borracho, sin embargo, yo... estaba feliz. Tuve que acompañarlo a casa, Jesy me dio permiso para llevarme su coche, agradecí eso, el transporte público por la noche era lo peor.

Llegué a casa, tambaleándome un poco, cerré la puerta y dejé las llaves sobre la encimera de la cocina, agradecí por tener a aquella hermosa, y dulce niña en casa, que, aunque no hacía falta, dejó algo de comida para cuando yo llegase. Casi ni respiré, devoré la comida en tiempo record, y me dirigí a mi habitación.

Para mi sorpresa, me encontré a Jade dormida con un libro abierto sobre su rostro tapando la mitad de el, se abrazaba a si misma indicando que tenía frío, sonreí, contemplando su belleza.

–¡JADE LLEGAMOS TARDE A CLASE! –. Grité, Jade dio un salto que la hizo casi levantarse de la cama, tensándose.

–¡No me he dormido! –, dijo abriendo sus ojos lo más que podía.

Comencé a reír de manera descomunal, me llevé los brazos al estómago, retorciéndome de reír, Jade me lanzó el libro que segundos antes estaba en su cara, maldiciéndome, pero seguí riéndome sin parar, después me lanzo la almohada, al ver que nada más podía lanzarme busco en mi mesita de noche, vio mi lámpara de cristal y me miró conteniendo sus ganas de lanzármela, aún así yo seguía retorciéndome casi en el suelo, cubriendo mi rostro para evitar el contacto con alguna otra cosa más.

–Eres idiota, ¿Te lo he dicho alguna vez? –, aun riendo, me senté a su lado en la cama,

–Sí, creo que si me lo has dicho –, limpié una lagrima que caía por mi rostro. –Eres increíble, –Quería dejar de reír, pero, aunque ahora era más leve, seguía haciéndolo –, te quiero –.

Pov. Jade:

Perrie dejó de reír de inmediato cuando se percató de lo que había dicho, y entonces me miró con un pequeño brillo en sus ojos, sonreí olvidando lo que acababa de hacerme, y me acerqué a ella, abrazándola.

–Yo también te quiero –, Perrie envolvió sus brazos en mi cuerpo, estrechándome contra ella, acercándome a ella todo lo que pudo.

–¿Llevas estudiando desde las diez? –, miré los libros y asentí, suspirando exhausta.

–No puedo más, el lunes tengo dos exámenes, acabamos de empezar el curso y siento que ha pasado más de medio año –, Perrie acarició mi espalda.

–No desesperes, ¿Necesitas ayuda? –, preguntó sin dejar de mirarme a los ojos.

–Perrie... –, murmuré contra sus labios.

–¿Sí? – Me miró suspicaz, y después una amplia sonrisa creció entre sus labios, hice que mi respiración fuese pesada, y la miré como nunca antes.

–¿Has bebido? Porque apestas a alcohol –, fue mi turno de comenzar a reír, eso provocó que se alejase de mí, y se llevase la mano a la boca.

–Lo siento, Niall siempre acaba liándome –, se encogió de hombros.

–Oye, no me importa, ven aquí –, sujeté su mano atrayéndola hacia a mí.

Me abracé a su cuerpo, y atrapó sus labios a los míos, llevaba todo el día sin verla, necesitaba sus besos. Perrie me dejó indefensa cuando su lengua comenzó a jugar dentro de mi boca, inspeccionando la zona, sonreí contra sus labios, siempre que hacía eso, no podía evitar hacerlo, llevé mis manos a su cabeza, enredando sus cabellos en mis dedos, atrayéndola mas a mí, queriendo sentirla aún más. Me sujetó de la espalda, y nos tumbó a ambas en la cama.

–¡Au! ¡Au! ¡Au! –, aparté a Perrie de encima, se quedó desconcertada mirándome.

–¿He hecho algo mal? –.

–¡No! Mira aquí, me estaba clavando el libro en la espalda –. Comencé a reír y Perrie lo cogió para después lanzarlo al suelo.

–¿Cómo se atreve a interrumpirnos? –, dijo hablándole al libro. Una sonrisa se asomó por el lateral de su labio, y volvió a invadirme.

–Al menos no ha acabado sobre tu cabeza –, me burlé parando el beso, me miró con una ceja alzada.

–Mala –.

Perrie se colocó con cuidado sobre mí, sin poner todo su peso sobre mi cuerpo, acariciando mi rostro con sus dedos, sus besos eran suaves, tan apetecibles. Mordió mi labio y tiró de el con cuidado, lamiéndolo. Sus labios bajaron hasta mi cuello, subía y bajaba poco a poco, lamiendo y besando la región, haciéndome perder los cinco sentidos de golpe. Su aroma me dejaba trastornada, y sus besos loca. Perrie paró en un punto de mi cuello, succionando mi piel, tuve miedo por la increíble marca que tendría en unos minutos, pero no dije nada, me mantuve con los ojos cerrados, disfrutando de ella, la mano de Perrie subía y bajaba por el lateral de mi cuerpo, cada vez bajaba más su mano, y eso me ponía nerviosa, pero me excitaba al mismo tiempo, queriendo, cada vez más sentir su piel en la mía, sus labios recorriendo cada centímetro de su cuerpo, haciéndome el amor.

Me estaba volviendo loca, estaba dejando de sentir mis labios, los sentía hinchados y no hacía falta mirarlos para saber que estaban completamente rojos, también sabía que algunas marcas de los dientes de Perrie se marcarían en el lateral de mi labio, pero nunca le daba importancia, todo lo que ella hacía, todo lo que ella provocaba en mí, eran un cumulo de sensaciones imposibles de describir, como una droga, no dejaba de querer más. De quererla más. No importaba nada más a mi alrededor siempre que ella estaba aquí, conmigo.

Un rato después, Perrie cayó a mi lado, cansada de mantenerse sobre mi sujetándose solo con un brazo, ambas nos miramos, sabíamos que en pocos minutos volveríamos a besarnos, pero una pausa no vendría nada mal. Perrie sujetó mi mentón y con cuidado volteó un poco mi rostro.

–Vaya –, hizo una mueca –, es más grande de lo que pensaba que iba a ser –. Me ruboricé, el lunes tendría que llevar maquillaje.

–No es mi culpa si no tienes auto control –. Perrie entrelazó sus dedos a los míos.

–Si lo tengo, eres tu quien me lo quita cada vez que estás cerca, por lo tanto, no es mi culpa, es tuya por ser tan bonita, y apetecible –. Me ruboricé de nuevo, sentí mis mejillas arder en ese mismo momento.

–Tu tampoco te quedas corta –, dije sin dejar de mirar sus hermosos ojos azules.

–No podría imaginarme una vida sin tus besos, –Dijo seria –, sin tus abrazos, tu sonrisa –. Llevó su dedo a mis labios, contorneándolos con su dedo pulgar –, sin tu calor, sin ti, así que por favor no te vayas de mi lado –. Sentí mi corazón salir de mi pecho, mis latidos comenzaron a acelerarse desbocadamente.

Cada día estaba más segura de cuanto la quería y necesitaba.

–Sacas lo mejor de mí, nunca he sabido que era amar a alguien que no fuese a mí misma, y mira lo que has hecho conmigo –. Susurró, acercándose un poco más a mí.

–Siempre voy a estar contigo, jamás podría aceptar vivir en un mundo sin ti a mi lado –.

Pov. Perrie:

–¿Sabes una cosa? –, murmuré, mirando sus ojos. Luego me miró, –Has puesto mi mundo patas arriba, me has vuelto alguien que yo jamás había pensado que sería, –. Me miró un poco sorprendida, pero se ruborizó de todos modos –Has traído luz a mi vida, mi pasado siempre me ha atormentado y sigue presente a día de hoy, pero tú... has conseguido hacerme sonreír, feliz de nuevo, he perdido tantas cosas en el pasado, y ganado una que me es suficiente para seguir adelante sin miedo a día de hoy, eres genial y debes saber eso, eres alguien que tiene un corazón más grande que su propio pecho, haces que todo a tu alrededor sea bueno, lo llenas de amor, de luz, y eso es lo que tú has hecho conmigo –, mis palabras salían sin tregua alguna, estaba hablando con el corazón en mi mano, cuando miré a Jade de nuevo vi sus ojos llenos de lágrimas, las limpié con mis dedos –. No tienes idea de cuánto estoy enamorada de ti, y desde que me di cuenta de eso, de lo que hacías conmigo sin siquiera intencionarlo, supe que jamás debía dejarte ir, que tenía que abrirte mi corazón aún después de todo lo que te decía, aún arriesgándome a estropearlo todo, quise ser sincera conmigo misma y dejar atrás la faceta de "Soy una niña mala" para poder asegurarme de que estando aquí, conmigo, siguieses siendo feliz, porque cuando tú eres feliz, yo soy feliz –. Jade lloraba cada vez más, como si no creyese lo que le estaba diciendo. Pero era cierto, la amaba y quería que ella lo supiese, decírselo todos los días.

Jade se acercó un poco más a mi, con la respiración agitada y con dificultad para enfocar sus ojos por culpa de las lagrimas, y me besó, esta vez con más pasión que nunca.



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Voy a estar tratando de subir capítulos intensivos al menos por dos días más, ¡Os lo debo! Espero que estéis disfrutando de la historia, están por venir muchas cosas que os dejen sorprendidos.

Espero sus comentarios, como siempre quiero leer vuestra opinión sobre el capítulo, ¡Hasta mañana! 💖

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