Terminé de vestirme con ayuda de mi madre y me observé en el espejo que estaba en el baño del hospital, llevaba una semana aquí y al fin me habían dado de alta.
Ya no me veía tan demacrada y pálida, además de que estaba recuperando poco a poco la salud, pero solo la salud física ya que la amenaza de Jason estaba presente todo el tiempo en mi cabeza.
Después de contarles a mis padres sobre la llamada, intentaron miles de formas para rastrear el numero pero al parecer provenía de un teléfono desechable y no había durado lo suficiente.
-¿Estás lista?-Preguntó mi madre mientras cepillaba mi cabello, jamás habíamos pasado tanto tiempo juntas, había pedido vacaciones en el trabajo para estar conmigo y hoy era el último día que disfrutaría de su compañía.
-Si.-Sonreí y salimos de la habitación, afuera nos esperaban hombres vestidos completamente de negro y otros vestidos como personas normales, eran altos y musculosos, me daban miedo pero a la vez me hacían sentir un poco más protegida.
Caminamos por los pasillos del hospital y la gente nos miraba extrañada, aquí suele venir gente de dinero, pero tener 10 guardaespaldas es exagerado incluso para personas como nosotros.
Salieron por la puerta principal tres de ellos, observaron todo y comenzaron a hablar por unos walkie talkies, salimos detrás de ellos y subimos a unos autos que estaban esperándonos mientras intentábamos evadir a la prensa, mi madre y yo en diferentes coches por protocolo de seguridad.
Avanzamos por las calles de la cuidad y llegamos a mi casa unos minutos después, parecía la Casa Blanca, llena hasta el tope de seguridad y también con algunos fotógrafos y reporteros afuera.
Bajé con ayuda de un guardia y corrí hacia mi mejor amiga en cuanto la vi.
-¡Dulce!-Me abrazó fuertemente y respondí de igual manera.-Pensé que jamás te volvería a ver.-Comenzó a llorar.
-Tranquila, estoy aquí.-Le dije y nos separamos.
-Te ves fatal.-Comenzó a reír.
-Gracias mejor amiga.-Reí junto a ella y entramos a la casa.
Sentí la sensación de tranquilidad al estar de nuevo aquí, salude a los empleados que me recibieron con una gran sonrisa y después de comer comida china hasta explotar, vi Netflix en compañía de mi mamá y Melissa, mi padre estaba en el trabajo así que lo vería hasta la noche y no había permitido que mis "amigos" me vieran así, solo provocaría lastima en ellos.
-Melissa, ¿Te quedas hoy?-Le preguntó mi madre.
-Lo siento, pero no puedo quedarme fuera de casa en un mes por lo menos, mis papás están aún un poco paranoicos.-Dijo apenada.
-No te preocupes, gracias por estar conmigo.-Nos abrazamos y la acompañe a la puerta donde había varios guardaespaldas esperándola.
Nos despedimos y luego me despedí de mi mamá para irme a dormir.
-¿A qué hora llegara mi padre?-Le pregunté mientras me preparaba un Sandwich de Nutella.
-Estuvo un tiempo fuera del trabajo por lo de el disparo, así que se está quedando horas extra para arreglar todo, seguro llegará por la madrugada.-Sonrío y besó mi frente.-¿Segura que estarás bien durmiendo sola?
-Si.-La abracé.-Muchas gracias por estar aquí.
-No agradezcas pequeña, eres mi hija y siempre estaré cuando me necesites.
Caminé hacía mi habitación y observé todo, me había vuelto muy paranoica, incluso el sonido de mis zapatos al chocar contra el piso me ponía los pelos de punta.
Llegué al pasillo de mi habitación y observé a un chico parado afuera, ¿Qué?
Parecía más alto que yo, musculoso y... ¿Jason? Me tensé al instante. Él no podía ser, había mucha seguridad... No, no.
Debió sentir mi mirada porque volteó, la poca luz lo hacía ver tenebroso, caminó en mi dirección y contuve las ganas de ponerme a llorar.
-¿¡Quién mierda eres!?-Grité.
-Disculpe señorita, su padre me ordenó que estuviera siempre afuera de su habitación mientras usted duerme.-Dijo mientras prendía la luz del pasillo, escuché muchos pasos por las escaleras y me di cuenta que no, en definitiva no era Jason.
-¿Se encuentra bien?-Escuché a alguien decir, eran varios guardias y traían pistolas.
-Solo fue un mal entendido Josh, nadie le avisó a la señorita que estaría aquí.-Dijo el chico que me había dado el susto de mi vida.
-Una disculpa señorita, se supone que le notificarían sobre su nuevo guardaespaldas personal, Nathaniel. Él estará con usted todo el tiempo.-Dijo el que parecía ser le jefe de seguridad.
-Vale, gracias.-Le sonreí y todos se fueron.-Yo... Lo siento.-Le dije y lo observé mejor.
Era tan alto como Jason, tenía el cabello un poco largo de color rubio, ojos verdes, mandíbula marcada y estaba vestido como cualquiera de mis amigos, vaya que era guapo.
-No se preocupe señorita, no me imagino por lo que ha pasado.-No cambió su rostro serio.
-No traes traje ni te pareces a los guardias que están afuera.
-Mi misión es hacerla sentir lo más cómoda posible con mi presencia.-Siguió serio, no me hacía sentir nada cómoda.
-Buenas noches.-Le dije y entré a mi cuarto.
Me di una ducha y prendí la televisión. Comencé a ver cualquier cosa que pasaba y no podía evitar observar todo el tiempo a mi alrededor, escuché la lluvia comenzar caer y me acurruqué bajo las cobijas cuando un rayo iluminó la habitación, ¿Desde cuando le tenía miedo a los jodidos rayos?
Me tapé hasta la cabeza con la cobija y la lluvia me arrulló, me quedé dormida sin darme cuenta.
Abrí los ojos y tomé mi teléfono que sonaba, me había quedado dormida después de despertar varias veces y ahora mi sueño era interrumpido de nuevo, observé la pantalla:
"Número desconocido."
Las lágrimas comenzaron a salir por mis ojos y apreté fuertemente las cobijas.
El teléfono dejo de sonar y unos segundos después comenzó de nuevo. Contesté.
-Déjame en paz.-Susurré con la voz entrecortada.
-Ese niño bonito no podrá protegerte.-Comenzó a reír.
-Maldito bastardo.-Dije con rabia irradiando en cada palabra.
-Quieres que este maldito bastardo te folle hasta el cansancio.-Hizo una pausa.-Ni intentes tirarte a ese chico o verás que no es tan bueno como yo y vendrás corriendo a mis brazos.
-Asqueroso.
¿Por qué no cuelgas? Mi subconsciente gritó.
Tal vez me gusta escuchar su voz, pensé.
¿Qué? Me estoy volviendo jodidamente loca.
-Te veo pronto princesa.-Dijo por último y colgó.
Tocaron la puerta y di un pequeño brinco.
-Adelante.-Me sequé las lagrimas.
-¿Todo bien? Escuché que hablaba señorita.-Dijo y prendió la luz.
Me levanté de la cama sin que me importara estar solo en bragas y una playera corta, caminé hacia el balcón y salí.
Sentí la presencia de Nathaniel y comencé a hablar.
-Estoy bien, sólo que aún mi mente me juega malas pasadas.-Voltee a verlo y quitó la mirada de mi trasero de inmediato.
Si McCann sabía que él era mi nuevo guardaespaldas es porque nos observaba.
No sabía por qué pero quería desafiarlo, hacerlo enojar y simplemente molestarlo, tal vez porque él no podía hacerme nada y tenía que demostrarle que no podía herirme, no más.
-No me llames señorita, es estupido.-Bufé.-Solo dime Dulce.-Sonreí y me acerqué lentamente hacía él.-Supongo has escuchado mucho de mí, que soy grosera, odiosa, me gusta escaparme y sobre todo...-Me acerqué a su oído y escuché como se tensaba.-Me gusta tirarme a mis sexys guardaespaldas.
-Señorita... Dulce, solo déjame hacer mi trabajo.-Se alejó de mí y salió de mi habitación.
Jason, no puedes tocarme.
Nathaniel, quiero que me toques.
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DAAAAMN, ¡LLEGAMOS A 13k!
Estoy muy agradecida con ustedes, srsly 😭😭
50 comentarios y muchos votos para el próximo capítulo, ty all 💕