Sentí mi garganta seca y comencé a toser fuertemente, me incorporé y el alivio recorrió mis venas al notar que estaba en una cama y no en la sala en que me encontraba hace algunas, ¿Horas? No lo sé, perdí la noción del tiempo. Seguí tosiendo un poco más y la puerta de la habitación se abrió.
-No mueras, en cuatro horas tu padre nos dará el dinero y no quiero entregar un cadáver.-Dijo Jason y mi rostro se iluminó, al fin me iría de aquí y volvería a ver a mi familia. Arrojó una botella de agua hacia mí y la miré con desconfianza.-No tiene nada, no me arriesgaré a matarte como hace unas horas.-Bebí la botella casi de un trago.
-¿Qué pasó?-No recordaba nada después de haberme bebido la botella de agua sabor fresa, mi voz sonaba muy ronca y temblaba ligeramente.
-Te desmayaste, al parecer era muy alta la dosis de tranquilizante para tu cuerpo.-Giró los ojos.-¿Por qué eres tan jodidamente delicada?
Ignoré su comentario y me concentré en pensar que no me hubieran tocado o algo así, observé mi cuerpo y toda la ropa estaba en su lugar.
-Casi no nos va la necrofilia, parecías muerta.-Comenzó a reír.
-¿Casi?-Mi estómago se revolvió y me arrepentí de preguntar eso, no quería saber la respuesta.
-Lo hemos hecho, aunque técnicamente las chicas no estaban muertas, solo casi, como tú.-Mi cerebro comenzó a recrear imágenes y contuve las ganas de vomitar el poco contenido que había en mi estomago.-Pero es aburrido, ¿Sabes? No se defienden, gritan o gimen, así no vale.-Se encogió de hombros.
-Eres un maldito asqueroso.-Cállate Dulce, joder.
-Es increíble cómo has gemido tantas veces el nombre de este maldito asquerosos.-Sonrío en mi dirección y se acostó a mi lado en la cama.
-¿Por qué ahora estás tan feliz?-Pregunté por primera vez en mucho tiempo sin miedo.
-En unas horas tendré cinco millones de dólares.-Suspiró.-Aunque podría estar aún más feliz.-Me observó directo a los ojos.
Se colocó sobre mí y besó lentamente mis labios.
-Quiero follarte durante todo el tiempo que sigas aquí.-Sus besos comenzaron a bajar por mi barbilla y siguieron el camino hacia mi cuello.
-¿Y si digo que no?-Solté un pequeño gemido involuntario.
-¿Realmente dirás que no?-Bajó el cierre de mi pantalón y comenzó a pasar dos de sus dedos por toda mi feminidad.-Fue buena idea no darte bragas, me gusta más así.
Mi cuerpo reaccionaba ante sus estímulos arqueándose para conseguir más contacto, este chico tenía control sobre mí y no podía negarlo.
-Basta.-Logré articular pero salió más como un gemido.
Besó mis labios mientras mordía suavemente y perdí todo control de mis actos, enrede mis brazos en su cuello y mis piernas en su cadera, en definitiva mentía cuando decía que no me gustaba tener sexo con él, claro que me gusta y mucho, a pesar de las circunstancias.
Nos separamos unos segundos para conseguir un poco de aire y aprovechó para sacar mi playera, levanté los brazos para facilitárselo y momentos después se sentó sin aplastarme sobre mis caderas para sacar la suya.
Movió su cuerpo un lado por unos segundos para quitar el resto de nuestra ropa y apenas momentos después, estábamos completamente desnudos besándonos apasionadamente como si el resto del mundo hubiera desaparecido.
Sus labios contra los míos era una sensación magnífica, no quería que parara jamás y el oxígeno no era necesario para nosotros en ese momento, su lengua saboreando lentamente mi labio inferior y después invadiendo mi boca era todo lo que importaba.
-Mía.-Susurró en mi oído y comenzó a rozar su miembro contra mi entrada.
-Si.-Gemí y con un ligero tacto acaricié su creciente erección, lo cual lo hizo suspirar de forma pesada.
Sin esperar más, entró en mí de un solo golpe y comenzó a moverse lentamente, aún dolía sentirlo dentro ya que era muy grande pero la combinación de sensaciones era magnífica.
Ahora no estaba drogado y comprobé que no necesitaba estimulantes o marihuana para hacerme perder la razón.
Sus movimientos comenzar a aumentar y me sostuve de sus hombros, él siempre tenía el control de todo, ni siquiera me podía mover demasiado ya que su cuerpo me lo impedía.
Cerré los ojos y me concentré en escuchar su respiración agitada, sentir sus besos en mis pechos y disfrutar de como me invadía completamente.
-Escúchame bien.-Susurró en mi oído.-Nadie jamás te follará como yo.
No tenía la capacidad de razonar, solo sabía que cada palabra que salía de su boca iba directo a mi entrepierna y me mojaba más.
-Siempre que folles con alguien más, querrás que sea yo.-Siguió hablando en un tono ronco y sexy que me hacía querer que fuera más rápido.
-Cuando te masturbes.-Gimió y aumentó las embestidas así que mis gemidos inundaron la habitación.-Pensarás en mí.
Sus labios fueron a mis clavículas y comenzó a besarlas mientras me llenaba completamente, por un momento sentí que me desmayaría, estaba muy débil y él era rudo.
-¿Entendiste?-Gimió unos minutos después y paró.
Me estaba torturando y se sentía jodidamente bien.
-Si.-Quería que continuara, no me importaba a que mierda le estaba diciendo si.
Sus embestidas comenzaron de nuevo y cada vez me sentía más cerca del límite, seguimos así durante lo que sentí como una eternidad y cuando mis paredes comenzaron a contraerse, creí que saldría de mí pero no lo hizo.
Siguió bombeando dentro y fuera de mí, un calor inmenso recorrió mi vientre y sentí como me llenaba con sus fluidos mientras ambos gemíamos fuertemente.
Se separó de mí y se acostó a mi lado en la cama, nuestras respiraciones comenzaron a tranquilizarse y cuando al fin recobre un poco de sentido común, toqué mi entrepierna y un líquido blanco salía de mí.
Mierda.
No.
¡Olvidamos usar condón!
Sentí que estaba a punto de ponerme a llorar por milésima vez y Jason lo notó.
-¿Ahora que mierda?-Giró los ojos.
-¡Eres un idiota! ¡No usaste condón!-Le grité mientras me ponía de pie.
Sentí un fuerte mareo y combinado con el dolor en la entrepierna me hizo desvanecer.
-Tranquila, te daré una pastilla.-Seguía acostado tranquilamente y ni siquiera se inmutó por mi caída.
Me levanté recargándome en la mesita que estaba a un lado de la cama y me senté en la cama mientras sostenía mi cabeza con las manos.
Esto estaba mal, jodidamente mal.
-¿No tienes alguna enfermedad o algo así, verdad?-Lo observé y bajó la mirada.-¿¡Verdad!?-Grité y el pánico me invadió de nuevo.
-¿Sabes...?-Me observó y las manos comenzaron a sudarme.-Tengo sida.-Agachó la cabeza y colocó su cara entre sus manos.
Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas y sentía mi cabeza a punto de explotar, ¿Qué mierda había hecho? Los sollozos fueron inevitables y de un momento a otro escuché a McCann reír.
-¡Estás idiota!-Me dijo mientras reía.-¡Estoy limpio! ¿Acaso crees que meto mi pene en cualquier lugar?-Seguía riendo y sentí la necesidad de golpearlo más que nunca.
-¡Muérete maldito bastardo!-Le grité y comencé a golpear su pecho.
No paraba de reír y eso sólo hizo que mi ira aumentara.
Escuchamos que tocaron la puerta de la habitación y se abrió.
-McCann, ya es hora.-Dijo Mike y Jason comenzó a vestirse.
Salió cerrando la puerta y aún riendo un poco, dejándome confundida, enojada, preocupada y sintiéndome más estúpida que nunca.
||
Se viene mucho drama yaaaas, perdonen la falta de actualización pero tuve un fin de semana busy af, ¡Espero y les haya gustado! 50 votos y 35 comentarios para el próximo capítulo(:
Por último me gustaría saber, ¿De qué país/estado son?
Eso es todo ¡Gracias por leer! Xo