Los recuerdos llegaron después de cruzar las puertas del Instituto, y eso provocó un nudo en mi garganta y que la vista se me nublara por un momento. Hermosos recuerdos, que en otras circunstancias hubiera considerado insignificantes, y que ahora, son mi mayor tesoro.
Estuve esperando en mi casillero, imaginando que llegarías con esa sonrisa encantadora, para después llegar a mí, besarme y acompañarme a clase, como hacías cada mañana. El sonido del timbre hizo que saliera de mi trance y que me diera cuenta de que eso nunca volverá a pasar.
La realidad es dura y eso me aterra.
La hora del receso fue unas de las peores. Estuve en la mesa de costumbre con la mayoría de tus amigos, ninguno hablaba.
Sufrimos los recuerdos que compartimos contigo en silencio.
Solamente uno faltaba, Oliver. Estaba en una de las últimas mesas, sólo y con la mirada perdida.
Lucía igual de destrozado que yo, la sonrisa y mirada alegre que siempre mantenía en su rostro ya no está, ahora sólo tiene una mirada vacía y unas ojeras muy marcadas. He intentado hablar con él, pero siempre se aleja.
Como todos, necesita tiempo.
Cada día que pasa me siento más débil y sin ánimos de enfrentar la vida. Tus recuerdos se aferran a mi alma con fuerza, teniendome atrapada en el pasado.
Matt, te amaré por siempre.
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¡Vamos! Comenten, no les cuesta nada. Es más, al mejor comentario le dedicaré un capítulo :)