El regreso de Eileen Prince S...

Par Samira85106

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Lord Voldemort ha sido vencido y Severus está feliz con su vida de casado junto a Lily y su hijastro Harry. A... Plus

El cumpleaños de Harry
Un encuentro inesperado
Intransigencia
El abrazo de una madre
Conociendo a Eileen
Visita a Hogsmeade
El nuevo residente de Hogwarts
El nuevo amor de mamá
Una extraña entrevista
Una gran decepción
Una excelente noticia
Todos se enteran.
Gryffindor contra Slytherin
La llegada de otro Malfoy
La boda
¿Tú también Bellatrix?
Draco se lleva un susto
El escape
El secuestro
La busqueda
El rescate
El compromiso
El fin del curso y un evento especial
Un nuevo Snape
El heredero de los Lestrange
Un sueño hecho realidad
Un cumpleaños muy feliz

El plan perfecto.

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Par Samira85106


Severus y los demás regresaron frustrados al castillo, con la angustia intacta, se sentían muy tristes y preocupados por Eileen, las horas pasaban y cada vez los atormentaba más la idea de que aquellos mortífagos pudieran hacerle daño a Eileen.

Varios aurores y dementores custodiaban el castillo pero la incertidumbre reinaba en el aire y la tensión podía cortarse con cuchillo ¿Cómo era posible que después de la caída de Voldemort tuviesen que sufrir por causa de sus seguidores?

Alastor, Hagrid y el resto de los aurores que estaban realizando la búsqueda en el bosque, regresaron ya cerca de la media noche.

En su habitación, Lily no dejaba de sentirse culpable, recordaba en todo momento como Eileen había tratado de protegerla todo el tiempo. Para Lily, la madre de Severus no sólo era su suegra sino también su madre, la quería muchísimo y no soportaría que algo malo le sucediese

- No quiero que algo malo le suceda Sev, la amo como si también fuese mi madre, ella siempre ha sido tan dulce y buena conmigo – Se lamentaba la pelirroja con sus hermosos ojos esmeraldas inundados en lágrimas.

- Lo sé mi amor – Contestó Severus tratando de contener sus propias lágrimas – Ella también te ama como si fueses su hija, siempre me lo ha dicho, pero ya no llores, eso le puede hacer daño al bebé.

Lily asintió, secó sus lágrimas.

Cerca de la media noche, Lily exhausta al fin se quedó dormida, Severus la cubrió con la manta y se incorporó de la cama. Él no podía dormir, su madre ocupaba su mente todo el tiempo, esa buena mujer que le dio la vida. No podía esperar a que amaneciera para tener noticias de ella, quería registrar de nuevo cada palmo del bosque y poder encontrar a ese par de mortífagos para darles su merecido.

Las horas de la noche fueron pasando lentamente hasta que al fin la luz del día se apodero del firmamento.

En la sala común de Gryffindor los chicos se habían levantado muy temprano. Harry, Ron, Ginny y Hermione estaban sentados en un sofá frente a la chimenea.

- Esto es terrible – Dijo Harry apesadumbrado – Sé cómo se debe estar sintiendo Severus, yo sentí lo mismo el año pasado.

- No entiendo por qué ese par de mortífagos se empeñan en hacer daño aun cuando saben que su señor está muerto y no tienen ninguna posibilidad de vencer – Terció Hermione.

- Porque son unos desgraciados que como no tienen paz no quieren que nadie más la tenga – Contestó Ron.

- Que bueno que los Malfoy y los Lestrange optaron por ser diferentes – Agregó Ginny – Aún no puedo creer que hoy en la actualidad seamos amigos, prácticamente una gran familia después de habernos odiado a muerte.

- Si, es una bendición – Dijo Hermione con una leve sonrisa en los labios.

Un poco más tarde, bajaron al gran comedor para desayunar, pero casi nadie tocó su plato, la tensión aún reinaba en el aire y en la mesa de los profesores se podía advertir que tanto Severus como Lily tampoco habían querido desayunar.

Alastor Moody entró en ese momento al gran comedor, acompañado de sus mejores aurores, Tonks, Remus, Frank y Alice, todos se dirigieron directamente a Severus; Jean Baptiste al ver al jefe de los aurores en compañía de estos no dudó en acercarse también para escuchar lo que tenía que decir

- ¡Buenos Días! – Saludó Ojoloco – Severus, anoche revisamos una extensión bastante grande del bosque y no obtuvimos resultados, por lo tanto hemos decidido buscar en Hogsmeade, en Godric's Hallow, en Londres y en otros lugares más.

- A donde sea yo iré con ustedes – Respondió Severus con determinación.

- Y yo – Añadió Jean Baptiste de la misma forma, Severus le dio una palmada amistosa en el brazo.

Una semana pasó después de aquello, los aurores volaban de un lugar a otro en búsqueda de Eileen, pero no había resultados. Los titulares del diario El profeta, El Quisquilloso y Corazón de bruja anunciaban el secuestro de la madre del profesor Snape y éste estaba cada vez más desesperado, no podía evitar pensar lo peor.

- ¿Y si la asesinaron? – Le preguntó totalmente derrumbado a Dumbledore en su oficina – ¿Y si mi madre está?...

- No digas eso muchacho – Respondió el anciano abrazándolo para reconfortarlo – Ella está viva, lo sé, lo siento.

- Pero ya pasó una semana Albus – Contestó Snape – No hemos tenido noticias, jamás me voy a perdonar esto, es mi culpa.

- Por supuesto que no es tu culpa muchacho – Respondió Alastor Moody desde la puerta entreabierta del despacho del director.

Severus se separó de Dumbledore y secó sus lágrimas con rapidez, odiaba sentirse débil.

- De seguro ellos quieren angustiarte, torturarte psicológicamente – Siguió Alastor.

- Y lo están consiguiendo – Soltó Severus.

En la cabaña del bosque, Macnair y Rookwood mantenían una conversación que confirmaba que Alastor Moody tenía toda la razón, mientras tanto Eileen escuchaba impotente desde la silla donde la tenían atada.

- El imbécil de Snape debe estar desesperado – Dijo Macnair sin misericordia.

- Después de una semana cualquiera lo estaría – Contestó Rookwood – Pero ¿No crees que ya es tiempo de terminar con todo esto?

- Pero si ahora es que va a empezar lo bueno mi querido Augustus – Le dijo Macnair a su compañero – Ya envié una carta a Hogwarts.

- Y ¿Cómo se supone que lo hiciste si no tienes una lechuza?

- Ya pensé en eso por supuesto – Contestó Macnair – Esta mañana muy temprano cuando aún dormías, capturé una de esas que pasan volando por encima de nosotros, simplemente la atraje con un hechizo convocador, hace unos minutos he enviado la carta y ya debe estar llegando al castillo.

- ¿Por qué no dejas en paz a mi hijo? – Preguntó Eileen – Déjame ir, yo no te he hecho nada malo.

- Pero tu querido hijo si, y va a pagar por ello a través de ti, así como yo sufrí la derrota de mi señor.

- Eso ya pasó hijo – Le contestó Eileen tratando de convencerlo – Tom ya no está aquí.

- ¿Quién demonios es ese? – Inquirió Macnair.

- ¿Tom? – Preguntó Eileen – Tú lo conociste por otro nombre, pero su nombre real era Tom Ryddle.

- ¿Te refieres al señor tenebroso?

- Si – Contestó Eileen – Él ya no está aquí para continuar con esto, deja el pasado atrás.

- Yo no olvido – Terció el mortífago.

En Hogwarts, mientras Severus, Alastor y Dumbledore diseñaban una nueva estrategia de búsqueda, un pequeño cárabo pardo golpeaba el cristal de una de las ventanas del despacho del director. Éste la abrió para que el ave pudiera pasar y cuando intentó tomar la carta, el ave voló directamente hacia Severus posándose sobre su hombro, extendiéndole la pata para que él tomara la carta, cuando lo hubo hecho, la lechuza tomó su camino de vuelta.

- ¿Quien la envía? – Inquirió Moody mirando el sobre con recelo.

- No lo sé – Respondió Snape – No tiene remitente.

- Tal vez sea esa Skeeter solicitando una entrevista, ella sabe que si coloca su nombre en el sobre, él jamás leería la carta - Comentó Dumbledore mientras Severus se alejaba un poco de ellos para abrir el sobre – Creí que había aprendido con la lección que Sirius, Xenophilus, Harry y los gemelos le dieron el año pasado pero no fue así.

- Esa mujer no deja de entrometerse ni siquiera ahora que el ministerio la tiene vigilada por aquello de su animagia – Contestó Alastor – Hace tres días intentó ingresar aquí para obtener una entrevista con cualquiera de nosotros, pero la expulsé .

Severus leía el texto que estaba escrito en el mismo sobre. Al terminar de leerlo estaba lívido de cólera ¿Cómo se atrevía ese desgraciado a hablar así de ella, de Eileen, de su madre. Se acercó a los dos hombres que todavía hablaban de Skeeter y colocó el sobre entreabierto encima del escritorio de Dumbledore, éste lo miró con expectación.

- ¿Qué sucede hijo? – Le preguntó.

- Esto es inaceptable – Contestó el profesor Snape más para sí mismo.

- ¿Pero quién te escribió? – Preguntó Alastor posando su ojo mágico en el sobre que el profesor había colocado encima del escritorio y el otro en el propio Severus que en ese momento tenía el rostro crispado por la rabia.

- Nadie – Contestó él a secas recordando la amenaza de Macnair – No me escribió nadie en particular Alastor.

- Pero parece haberte afectado bastante – Insistió Dumbledore acercándose a la mesa para tomar el sobre, pero Severus se apresuró a recuperarlo. Alastor aún continuaba mirando el sobre, ahora en las manos de Severus.

- ¡Discúlpenme! – Dijo Severus antes de abandonar el despacho – Debo retirarme.

Snape se fue a su despacho y agradeció a Dios que Lily no estuviese allí ni en la habitación al fondo del mismo, así que se sentó en el sillón que estaba frente al escritorio y desplegó el sobre para leerlo nuevamente:

Estimado traidor, te alegrará saber que tu hermosa madre aún está viva y ansiosa de verte, yo también lo estoy, por eso te invito a que nos veamos hoy al crepúsculo en el bosque prohibido, justo en el valle de las Ninfas, pero ¡cuidado! debes ir tú solo, y no quiero trucos porque de lo contrario la pobre señora Snape pagará las consecuencias, quiero ver si amas tanto a tu madre como para entregarte a cambio de ella

Sin más que agregar, tú querido ex colega

Macnair

P.D: Déjame felicitarte por tener una madre tan exquisitamente bella, no sé cuánto más soportaré la tentación...

Tenía que obedecer si quería ver de vuelta a su madre, además confiaba en sus habilidades en encantamientos y maldiciones, a Macnair y al idiota de Rookwood no les sería tan fácil derrotarlo pero ¿Y si lograban someterlo y matarlo a él y a su madre? ¿Qué sería de Lily y el hijo que estaba por nacer entonces? ¿Tendría que decirle a alguien que lo acompañara o debía ir solo? No podía arriesgarse, conocía muy bien cuáles serían las consecuencias si Macnair descubría que no había seguido sus instrucciones.

Mientras tanto en el despacho de Dumbledore, éste y Moody debatían sobre la carta que había recibido Severus.

- Era de ese delincuente – Declaró Ojoloco – Lo está citando en el bosque prohibido para entregarle a Eileen y quiere que vaya solo, pero eso es una locura Albus, ese desgraciado los matará a los dos.

- Pe... pero ¿Cómo lo sabes Alastor? – Quiso saber el director de Hogwarts.

- No olvides que tengo ciertas habilidades – Respondió Moody señalando su ojo mágico con el índice – Vi el contenido del sobre a través de él, tenemos que idear un plan.

Dumbledore y Moody se fueron a hablar con Severus para tratar de persuadirlo de que no fuera solo. Moody quería que fueran los aurores y algunos miembros de la Orden del fénix, así que se reunieron todos en el despacho del director para deliberar. No podían arriesgarse, cuando llegara la hora, Severus iría solo, pero los demás tendrían que aparecerse allí cuando fuese necesario, pero la pregunta era ¿Cuándo sabrían cuál era el momento indicado? Ya sabían dónde era el lugar de encuentro y podrían aparecerse allí una vez que estuviesen fuera de los límites del castillo pero ¿Cómo sabrían cuando hacerlo? Aparentemente no había forma de que Severus les indicara que se aparecieran una vez que tuviese a ambos mortífagos distraídos, pero entonces los Granger que también habían asistido a la reunión aportaron una valiosísima idea que tanto Severus como los demás supieron agradecer en demasía.

- ¡Lo tengo! – Dijo William después de analizar la situación con su esposa - ¿Por qué no usamos mi teléfono celular?

-Si, es un método muy efectivo y mucho más rápido que una lechuza – Agregó Anastasia.

Todos escuchaban atentos, después de todo los muggles no eran tan inútiles en una misión mágica.

- Podrías utilizar mi teléfono Severus – Sugirió William Granger entregándole al pocionista el aparato muggle – Este es un modelo moderno donde se puede escribir mensajes de texto. Escribe uno que tendrás listo para enviarlo al celular de Anastasia y cuando encuentres el momento oportuno lo envías, yo le avisaré a los demás y así podrán aparecerse allá. Es sencillo, te mostraré como usarlo.

- ¡Wow! Sí que es una muy buena idea, jamás lo hubiese pensado antes – Terció Sirius.

- La verdad es que es una excelente idea – Reconoció Moody sorprendido por la idea.

- La tecnología muggle es sencillamente grandiosa – Acotó el señor Weasley.

William se dedicó a instruir a Snape acerca del uso del aparato muggle que probablemente le salvaría la vida a su madre y cuando la hora acordada llegó, el profesor se dispuso a partir. Los gemelos Weasley querían ir con los demás miembros de la Orden una vez que Severus les enviara el mensaje con el aviso, pero Molly se negó, les dijo que ya iba demasiada gente y que más bien necesitaba que resguardaran a Lily y a Bellatrix que eran las más vulnerables, ellos aceptaron porque se dieron cuenta que su madre tenía razón.

William Granger colocó entonces el teléfono con el mensaje pre escrito en un bolsillo de la gabardina de Snape.

- Ya sabes cómo usarlo – Le dijo.

- Si, muchas gracias – Le contestó Snape.

Luego, éste se acercó a Harry y mirándolo a los ojos le dijo:

- Harry, si no regreso quiero que cuides muy bien de tu madre y de tu hermano.

- Vas a regresar Severus – Aseveró Harry abrazándolo con fuerza – Prométeme que te cuidarás.

Severus asintió y después de despedirse de su esposa se marchó adentrándose en la espesura del bosque con su capa ondeando tras él mientras Lily lo miraba con lágrimas en los ojos.

- ¿Y si no regresa? – Preguntó con voz trémula.

– No digas eso querida – La consoló Molly abrazándola – Regresará.

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