Soldat

By Atabeyra_RD

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Peach competirá para ganar una beca. ¿El problema? Ninguno. ¿El nombre del problema? Wrathly. Él es el chico... More

Prólogo
Beca Perlman
Schlammmädchen
Sueños
Interview
Lügner
Conocimiento mitológico
La invitada no esperada
Miss Piggy
Freunde (amigos)
Audi
Húmedas interrupciones.
küssen
Eifersucht
¿En qué estamos tú y yo?
Saminabach
Descubiertos
Unterschiede
Großvater
Alejandra
Nunca revueltos pero siempre juntos.
Karottenmädchen
Honestidad
Sirena vs Ballena
En efectivo
El último consejo
Las Víboenas
Le prendí fuego a la lluvia
Y el ganador es...
En un lugar que solo nosotros conocemos
Agradecimiento
Un último favor

Der Nichttermin

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By Atabeyra_RD

Entre los consejos de belleza por parte de Lynn y las bromas cargadas de doble sentido por parte de Luccas, han hecho que mi mañana sea una verdadera tortura, inclusive hasta mi padre ha pasado un par de veces a traernos comida y dar el visto bueno para que mis amigos asalten el refrigerador, cosa que nunca hizo antes.

—Es bellísimo —gimotea una emocionada Lynn al imitar la escena de Pantera Negra cuando Erik Killmonger mira el atardecer de Wakanda luego de que es mortalmente herido por T'Challa. Me levanto de la cama para verme en el espejo. Mi piel se ve como de porcelana, mi cabello está domado y con una hermosa vuelta en las puntas. Y esta camiseta verde oliva con esta chaqueta de cuero marrón me asienta muy bien.

—¡Me encanta! —Reacciono con mucha exageración—. ¿Qué le hiciste a mi piel para que parezca el trasero de un bebe?

—Usé un ingrediente secreto de familia —me contesta entre risas.

—Pesca, no creo que quisieras saber qué te puso en la piel la strega de Úrsula.

No bien termina de hablar, cuando una almohada sale disparada en dirección a la cara de Luccas, la cual logra atrapar con una mano. Arquea una ceja y justo cuando va a empezar a decir otro de sus comentarios, recibe otra almohada que da justo en el blanco.

Chequeo mi reloj y me muestra que, si no salgo de aquí, llegaré tarde, pero debo de ir al baño a orinar. Siempre que estoy nerviosa me entran unas ganas enormes de hacer pis. Al finalizar, salgo de mi habitación, dejo atrás a Rihanna y Chris Brown sumidos en sus peleas infantiles. Bajo las escaleras lo más rápido que puedo para evitar la mirada de "mi pequeña está creciendo" por parte de mi padre.

No hay ni una nube en el cielo y el sol brilla en todo su esplendor mientras me dirijo al Ahorsirup, un restaurante de lo más acogedor aquí en Vaduz. Estaciono a la Titi en el único lugar vacío; me arreglo un poco para asegurarme de no haberme ensuciado los dientes con el labial.

Casi cerca a la puerta del restaurante, veo un auto bastante lujoso, tal vez come aquí alguna persona famosa o del principiado. Entro para dejarme envolver por el ambiente tan acogedor que brinda este lugar. He venido en algunas ocasiones a este lugar con mis amigos, pero hoy lo siento bastante diferente.

Busco a Wrathly como si mis ojos tuvieran un rastreador muy al estilo El Exterminador. Lo encuentro sentado en una mesa del fondo, si no estuviera al corriente de que es ciego, diría que contempla las montañas que se vislumbran a lo lejos.

Lleva puesto una cazadora azul oscuro y el pelo medio recogido. Mis rodillas se ponen como si fueran gelatina al acercarme. Con las yemas de sus dedos, le da ligeros toques a la mesa y derrama un poco de café.

Me paro enfrente con mi corazón latiendo a mil por hora. Son tantos los nervios que siento, que me cuesta decirle: «Hola, ¿cómo estás?», como cualquier persona normal.

—Hola, Peach—me contesta Wrathly sin girar su cabeza.

¡Cielos! ¿Cómo lo supo? No sé por qué me suena el intro musical de X files.

— Hola, Wrathly.

No digo nada más. Me quedo como si fuera una estatua delante de él, qué patética soy.

—¿Te vas a sentar o no? —Inclina su cabeza y me muestra una gran sonrisa que se extiende por todo su rostro.

Suelto un poco de aire por la boca, trago en seco mientras me siento. Aún sigo sin decir nada, Tutankamón sería más elocuente que yo. Mis ojos inspeccionan la mesa, trato duro de pensar en algo. Mis manos empiezan a sudar. Wrathly no me ayuda a romper el hielo.

Oteo mi alrededor, le doy tiempo a mi senil cerebro para que muestre un poco de actividad neuronal. El ambiente de este lugar en muy acogedor, por eso lo elegí, me gusta sentir la naturaleza sencilla y cálida; la decoración no es nada del otro mundo.

Todo su mobiliario es de madera pulida, además de su enorme chimenea que le da un toque rústico y hogareño. En algunos lugares estratégicos tienen colgados algunos esquís o fotografías de personas famosas o paisajes característicos de Vaduz.

En el extremo sur está lo que más me gusta, la enorme pared de cristal. En ella colocaron una tarima con algunos instrumentos musicales tales como: un piano, guitarras eléctricas y acústicas, y una enorme batería, en donde si no escuchas a los "asesinos de canciones", puedes perder la vista con el hermoso paisaje de las montañas. En este lugar guardo muy buenos recuerdos, aunque no estoy aquí para rememorar mi pasado.

—¿Cómo supiste...?

—¿Qué eras tú? —me interrumpe—. Te reconocí por tu olor, eres la única persona que he conocido que su olor a vainilla me guste.

Enderezo mis hombros, oprimo mis labios y aferro mis dedos los bordes de la mesa, trato de silenciar el abrumador ataque de emoción.

«Mantente en calma, Peach, lo que acabas de escuchar es un simple halago, nada del otro mundo».

Es muy raro para mí escuchar un halago que no sea de parte de mi padre, Luccas o de Lynn.

—Gracias. —Fallo en esconder mi emoción—. ¿Y tu cachorra?

—¿Por cuál me preguntas? ¿Por Ozzy, Zuchi o Peach?

Al referirse a esta última, sonríe, se le forma un pequeño hoyuelo en su mejilla izquierda. Se ve tan tierno, aunque por ahora solo deseo patearle el trasero. Sé que se burla de mí al mencionar el nombre de su perra.

—¿Tienes más de una? —Ignoro su alusión. Muerde el polvo, Wrathly.

—Tengo a Ozzy que es un Cane corso, Zuchi que es una perra Akira, y a mi consentida Peach. —Vuelve a sonreír—. A ella ya la conoces.

—¿Por qué le pusiste ese nombre?

—¿A quién? —Frunce el ceño.

—No te hagas, sabes de quién te hablo.

—No soy adivino. —Golpea con suavidad la mesa. Sé que lucha por no reírse—. ¿Puedes, por favor, ser más específica, "Peach"?

Bufo, molesta. Antes de contestarle, enfatizó mi nombre para molestarme.

—Wrathly, si piensas que llamaré a tu cachorra por su nombre, que resulta que es igual al mío... —Su sonrisa burlesca hace que me salga humo por las orejas—. Siéntate sobre una roca y cuando se ablande, me llamas.

El indicio de una sonrisa se dibuja en sus labios, provoca que una multitud de pensamientos se precipiten y choquen dentro de mi enrollado cerebro, se borra mi creciente enojo hacia él.

—Ah, te refieres a mi pequeña Peach. —Junta sus labios, hace un puchero y provoca que mis mejillas ardan por un pensamiento que me pasó de forma fugaz; hoy en la noche toca leer la Biblia—. Tuve que dejarla en el hotel. Creo que le caíste bien.

—Intentó morderme —le aclaro.

—Tal vez percibió algo maligno en ti —replica en son de burla.

—No me digas —ironizo—. Dijiste que me mordería la yugular.

—Y lo más seguro es que no te hubiera soltado hasta que te sintiera muerta.

Abro mis ojos al escuchar ese comentario.

—¿No se supone que esos perros son para guiar? —jadeo, abrumada—. Estás entrenando a una perra asesina.

—Tanto Peach, como Ozzy y Zuchi, han sido adiestrados para protegerme si el momento lo amerita. —Se encoge de hombros—. Pero son muy cariñosos y juguetones en la mayor parte del tiempo.

Wrathly se quita sus lentes y una vez más veo sus ojos... ¿Quién diría que unos orbes sin vida serían tan llamativos para mí?

—¿Quién te trajo, Wrathly? —Me alejo del rumbo hacia donde se dirigían mis pensamientos.

—Mira hacia atrás. —Levanta su brazo como saludando a alguien. Me volteo y veo al tipo que me mojó, le devuelve el saludo—. Vengo con Akos.

Abro bien los ojos y me giro de forma muy rápida. Qué pequeño es el mundo y más en Vaduz. Me puedo imaginar la impresión que se llevó ese señor de mí, una gordita llena de lodo con ansias de quinientos francos suizos por compensación a daños. Tomando una respiración rápida, abro la boca para preguntar lo primero que me pasó por la mente:

—¿Cómo descubriste la beca Perlman? —Mi voz suena un poco nerviosa, todavía impresionada por el descubrimiento.

—Digamos que siempre la he conocido —contesta con cierta parsimonia.

Wrathly coloca su codo sobre la mesa para descansar su barbilla en la palma de su mano.

—Aunque no deseo que nuestra conversación gire en torno a la beca. —Eleva sus cejas—. ¿Alguna vez has intentado leer un libro en braille?

—No —le respondo un poco cohibida.

—Es como ver con los dedos. —Se inclina un poco para levantar una mochila que estaba debajo de la mesa. Saca un libro de color verde bastante voluminoso—. Dame tu mano, te enseñaré cómo se lee en braille.

Abre el libro al azar, le doy mi mano para dejarme guiar por él. Cuando las yemas de mis dedos tocan la hoja, siento una serie de puntos, es extraño poder leer así o que estos tengan algún significado.

—Este método de lectoescritura se basa en la unión de varios puntos en relieve, los puntos están organizados en dos columnas compuestas por tres filas —comenta mientras mueve mis dedos por ello—. Se pueden formar hasta 64 combinaciones distintas, que crean no solo letras, sino signos matemáticos, de puntuación y musicales.

Veo que a Wrathly le emociona enseñarme lo que sabe, cuando termina de leerme un párrafo, se queda pensando y me habla de cómo se sienten las palabras. Me hace querer pasar mis dedos por los letreros que están colocados estratégicamente en algunas paradas de transporte que están escritos en braille, ahora deseo sentirlas como él.

Dejo que él guíe mis dedos y contemplo su hermoso rostro. Un revoloteo de cientos de mariposas se mueve con frenetismo en mi estómago, incitan que mi respiración se quede atorada en la garganta.

—El tacto le da forma a lo que los ojos no ven, Peach. Es acariciar a las palabras. —Se detiene y toma mis dedos entre sus manos—. Pienso que ver con los dedos es maravilloso, es poder utilizar otros sentidos para percibir las cosas

—¡Hola! —La voz cantarina de Lynn rompe mi momento con Wrathly. Cuando levanto la vista, me encuentro con dos pares de ojos, por completo desenfocados, mirando la unión de nuestras manos—. Esto sí que es toda una casualidad.

—¿Casualidad? Pero si perfectamente... Auhg. —Luccas es interrumpido por un pellizco de Lynn mientras esta se aclara la voz y prosigue.

—Toda una casualidad. —Fulmina con la mirada al imprudente Luccas—. ¿No nos piensas presentar, Peach?

Me ordena que abra la boca. Entretanto, Luccas la señala como la autora de esta broma de mal gusto. No lo puedo creer.

—Bien, como mi amiga aquí presente no hace las presentaciones, lo haré yo misma. —Me mira molesta—. Soy Lynn, su mejor amiga, y este es Garfield, que cariñosamente llamamos Luccas, le damos un poquito de humanidad dándole un nombre humano.

—Soy Wrathly, un placer —dice con voz amigable y levanta su mano para estrecharla, aunque en una dirección contraria donde está mi amiga—. Así que tú si eres Lynn.

Lynn articula en silencio algo que ya sé, que Wrathly es ciego. Le afirmo su descubrimiento, dejo caer mis hombros derrotados, esto no será un saludo casual. Sin esperar, se toman la gentileza de sentarse. Me hierve la sangre ante el atrevimiento de mis amigos.

En el transcurso de relatarles mi historia de cómo Wrathly y yo nos conocimos, pedimos algunos bocadillos y refrescos. De vez en cuando les lanzo miradas llenas de reproche a mis amigos. Esto es un puro y maléfico sabotaje. Lo que más me duele es que viene de parte de ellos.

Por la próxima media hora, en donde me doy cuenta de que no obtendré una respuesta por parte de Dios, implorándole que se llevara a mis amigos a un lugar lejano e imposible de regresar.

Mientras las personas pululan por el lugar con sus vasos en la mano, entre risas y retazos de conversaciones animadas, yo llevo a mis pensamientos a un lugar lleno de crímenes y asesinatos en donde las víctimas son mis amigos.

—¿Y cuáles son tus intenciones con mi amiga? —indaga Luccas e intenta no ahogarse con un pedazo de selva negra, Lynn ríe por lo bajo y yo casi escucho el líquido que tengo en la boca.

—¿Qué? —Wrathly se rasca la cara— ¿Puedes explicarme tu pregunta?

—Pesca es muy frágil, ingenua, tímida, boba y media desequilibrada. —Enumera con sus dedos—. Y desde que la conozco, la he adoptado como mi hermana.

Le lanzo a Luccas una serie de miradas de advertencia. Me ignora a sus anchas.

—¿Medio desequilibrada?

—¡Ah! ¿No sabías? Qué raro, uhm, ¿Pesca no te ha dicho nada? —Luccas entrecierra los ojos—. No quiero que la ilusionen.

—Y según tú, yo la ando ilusionando. —Siento la incomodidad en la voz y postura de Wrathly.

—Yo no he dicho que tú la andas ilusionando —se disculpa—. Si no que no quiero que la ilusionen.

—En lo que a mí me atañe, Peach está bastante grandecita—sentencia—, para que la estén cuidando.

Comienzo a darme ligeros masajes en la sien, esto no me puede estar pasando.

—¿Por qué no mejor cambiamos de tema? —interrumpe Lynn un poco nerviosa—. Es que Luccas la quiere demasiado.

—Sí, por favor— digo desesperada, casi a punto de llorar—. Cambien el tema.

—Wrathly, ¿cuál es tu lugar favorito de LI?

—Me gustó mucho el puente que está cerca del río Rin, en ese lugar práctico un poco con mi violín.

—Qué coincidencia —suelta Luccas—. A Pesca le gusta mucho ese lugar, ha ido con mucha frecuencia en estos días, por un momento creí que empezaría a acampar a la orilla del río.

Y Luccas lo vuelve a hacer, espero que Wrathly lo deje pasar, aunque veo que se le dibuja una pequeña sonrisa en su rostro, pero no comenta nada. Les hago a mis amigos una señal de que los voy a estrangular cuando todo esto acabe, han monopolizado la conversación. No permitiré que estos dos, por más "ayuda" que quieran brindarme, me roben mi no cita.

—Wrathly, ¿te ha escrito por casualidad el señor Kauffmann? —cuestiono.

Mi plan surte efecto, porque por fin capto su atención.

—No, pero lo hará de un momento a otro.

—Se me ha ocurrido una gran idea —comenta Luccas dándole toques a la mesa como si fuera un tambor—. Pesca posee una hermosa voz y tú tocas el violín, animemos el lugar con un poco de música.

Sufro de mini infartos ante la sugerencia, observo a Lynn en busca de auxilio, pero veo que está de acuerdo con la idea, quién lo diría.

—Vamos, Wrathly, convence a Peach. —Finge con voz suplicante mi amiga—. Sabemos que eres el único que le puede sacar ese sí. —Me ve con un brillo malicioso—. Además, veo que andas con tu violín.

En estos momentos me gustaría ser como Ciclope de los X-Men y pulverizarlos. Después de pensarlo un poco, Wrathly me dice que lo lleve a la pequeña tarima, siempre y cuando prometa que voy a cantar.

Me levanto para encaminarlo hacia la pequeña tarima. Tendré que dejarlo solo para poder hablar con el gerente y convencerlo para que impida que toquemos aquí. Sin embargo, Luccas se adelanta a mis planes, porque lo veo hablar con él.

Me levanta sus pulgares en signo de victoria. Esta situación me supera en verdad, Wrathly me vuelve a la realidad cuando me da un cálido apretón a mi mano.

—Descuida, le tocamos una y le decimos a Akos que se deshaga de ellos.

—¿Cómo? —Me dejo seducir por la idea.

—No te preocupes por eso, solo confía en mí.

Me sonríe y se la devuelvo. Esa es la confianza que necesito en estos momentos. Busco a Akos con la mirada y lo encuentro en el mismo lugar, me saluda levantando su malteada. No puedo evitar imaginar ver a Lynn flotar río abajo y a Luccas igual, envueltos en dos enormes fundas negras.

Luccas toma un micrófono para hablar, aunque es interrumpido por un molesto sonido, pone una mano sobre el aparato y se aleja un poco.

—Escuchen todos ustedes, estos dos tortolitos que están tan agarraditos de mano, desean interpretarles una canción.

Las personas ni mucho caso que le hacen a Luccas, continúan sumidos en sus respectivas conversaciones. Tal vez Dios sí desea escucharme. Sin embargo, mi felicidad es demasiada efímera, pues Lynn le arrebata el micrófono a Luccas.

Se posiciona en el centro de la tarima, con micrófono en mano toma una enorme calada de aire, suelta un estruendoso grito que hace que todos miren a su dirección. Se disculpa con un aleteo de pestañas y sonrisa angelical. Ella tiene bonito cuerpo, no uno de revista, pese no pasa desapercibida en ningún lugar.

—Hola a todos —dice con voz sexy y camina por la tarima—. Saben, una vez leí que la música es la taquigrafía de la emoción. Este lugar tiene un no sé qué que lo hace tan especial, por eso deseo hacerles un regalo muy especial. —Las personas se miran los unos a los otros, extrañados—. Pero si se quedan sentados, no les diré lo que es —alega con voz juguetona y coqueta.

La gente, incluidas las meseras, se acercan para rodear la plataforma.

—Mi regalo será... —No puedo creer el manejo de mi amiga en el escenario. Tiene una mezcla entre Marilyn Monroe y Mariah Carey—. Una interpretación que hará vibrar este lugar hasta sus cimientos, ¿qué dicen, visitantes y personas de Vaduz?

Sus últimas palabras las suelta con un grito de euforia, las personas entre vítores y aplausos, entran en el ambiente provocado por mi amiga.

—Pero antes, necesito unos ayudantes... ¡Peach y Wrathly!

Doy un respingo e intento esconderme detrás de Wrathly. Ahora tengo un montón de ojos sobre nosotros. Pensándolo bien, le pediré a Akos como favor personal que los torture antes de tirarlos río abajo. Lynn da pequeños aplausos, emocionada.

—Tranquila, Peach, haremos vibrar este lugar —me susurra Wrathly—. Confía en mí, a menos que desees que estas personas nos saquen a patadas después de anunciarles algo que no haremos.

No les caería nada mal unos golpes a mis amigos, tal vez así el sentido común le entra a base de puñetazos en sus cabezas huecas. Tomo la mano de Wrathly y nos colocamos en el centro, un escalofrío recorre mi espina dorsal al sentir tantas vistas enfocadas en nosotros, no es miedo escénico, de eso estoy segura, pero es algo que no sé cómo explicarlo.

Wrathly me dice que tome el micrófono porque desea decirle unas palabras a nuestro público, no sin antes preguntarme cuáles instrumentos tenemos disponibles; le digo de cuáles disponemos.

—Hola a todos, mi nombre es Wrathly —exhala con voz alegre y un poco nerviosa—. Mis nuevos amigos desean que estremezcamos este lugar, aunque para poder hacerlo, necesitamos a personas que toquen algunos de los instrumentos que tenemos aquí.

Tres chicos responden a su llamado, se acomodan en sus respectivos lugares, no sin antes recibir sus instrucciones y decirnos cuál canción vamos a tocar. En el lugar reina un silencio total, todos curiosos de lo que haremos. Entonces Wrathly toma su posición y empieza

Al principio todos creen que será una interpretación común por un violinista aficionado por los próximos cuarenta segundos. De repente, cambia el ritmo de la canción, deja a las personas boquiabiertas. El ritmo de Highway to Hell de AC/DC se hace presente.

Es una canción difícil de no reconocer para los amantes de la buena música. El baterista y el otro guitarrista, se unen al rato. Las personas empiezan a tararear, el ambiente se llena de energía y ese es mi señal para entrar en escena.

Living easy, livin' free. Season ticket, on a one-way ride.

Asking nothing, leave me be. Taking everything in my stride.

Muchos empiezan a tocar las mesas con las palmas, otros levantas sus manos y se mueven con el ritmo de la canción. En cambio, otros rayan en la locura, como es el caso de Luccas, que empieza a mover la cabeza de manera frenética.

Mi mirada se cruza con la de Lynn, la muy desvergonzada me guiña un ojo. Todavía siento deseos de matarla, pero la interpretación de Wrathly termina absorbiéndome por completo. En el momento cúspide de la canción, él y yo cantamos a dúo, agrega su voz con el violín.

Cuando damos por finalizado, una ovación de vítores, silbidos y aplausos inundan el lugar. El público desea que continuemos con el show; Lynn se levanta del asiento y se dirige a la tarima, los silbidos masculinos no se hacen esperar.

La muy coqueta hace un movimiento de caderas que vuelve loco al público, después de que cesa la ovación masculina, les informa que nos tomaremos un breve descanso, aunque les promete que regresaremos con otra canción con ella incluida.

Luccas me ayuda a llevar a Wrathly a nuestros asientos y pedimos otra ronda de malteadas.

—Debemos de pensar en la otra canción —exclama una Lynn emocionada.

—Puedes calmarte un poco, Eddie Krame —musito.

La mesera nos trae nuestros respectivos pedidos. Ignoro a mis anchas a Luccas que no deja de lanzarme miraditas. Cuando voy a decirles que me gustaría que interpretáramos una de Coldplay, me veo interrumpida por una pelirroja con voz melodiosa y cuerpo de sirena.

—¡Wrathly, cariño, qué agradable sorpresa!

Glosario:

Tutankamón: llamado en vida Tutankhaten, ​​ fue un faraón perteneciente a la dinastía XVIII de Egipto, que reinó de 1336/5 a 1327/5 a. C.

Braille: es un sistema de lectura y escritura táctil pensado para personas ciegas. Se conoce también como cecografía. Fue ideado a mediados del siglo XIX por el francés Louis Braille, que se quedó ciego debido a un accidente durante su niñez mientras jugaba en el taller de su padre

Garfield: es el nombre de la historieta creada por Jim Davis, que tiene como protagonistas al gato Garfield.

Eddie Krame: es un productor e ingeniero musical. Kramer ha trabajado con artistas y bandas tan representativos como los Beatles, David Bowie, Eric Clapton, Jimi Hendrix, the Kinks, Kiss, Led Zeppelin, Rolling Stones y Carlos Santana

Highway to Hell (Autopista al infierno): es una canción de la banda australiana de hard rock, AC/DC.


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