[NARRADOR]
La italiana abrió los ojos y volvió a cerrarlos ante la luz que le apuntaba a la cara. Le costó un par de minutos acostumbrarse. Minutos en los que no dejó de sentir los jalones en el cabello.
Abrió los ojos y revisó todo el cuarto con la mirada. Derek ya no estaba allí.
Ladeó la cabeza hacia su lado izquierdo y allí vio a Emma, babeando su pelo mientras se lo llevaba a la boca.
— Hola pequeña bestia –La saludó, sintiendo la voz ronca y la garganta seca.
Sopló a la niña de forma juguetona para que la pequeña soltase su cabello. Esta le soltó y comenzó a hacer ruidos raros, los típicos ruidos que hacen los bebés.
Entonces Derek entró en el cuarto con una expresión de no entender y, al verla despierta, abrió mucho los ojos.
— ¿De verdad le pusiste Micaela a la pequeña bestia de aquí? –Le preguntó sonriendo.— La llamarán Mikela en la escuela, los norteamericanos son muy malos pronunciando nombres extranjeros.
— ¡Despertó!
El gritó de Derek le provocó migraña, aunque gracias a este pronto tuvo a Petra, Stiles, Parrish, Deaton, al Sheriff Stilinski, a Peter y al mismo Derek viéndola muy de cerca.
— ¿Tengo algo en la cara? –Preguntó sonriendo.
— ¡Maldita seas, Di'Angelo! –Le gritó Petra dándole un golpe en el hombro.— ¿Tienes una idea de lo mal que nos tenías?
— Si, arriba me pusieron al día de lo que ocurrió aquí abajo.
Todos se miraron raro ante lo dicho por la castaña, la cual ya se veía venir que la trataran de loca.
— Petra me cantaba mientras estaba apoyada contra ese radiador –Señaló dicho aparato.— Stiles vino a verme y no paraba de jugar con sus mangas, el oficial hombros anchos de aquí me dijo que soy muy bonita para morir y Derek me dijo que la bebé tiene mi nombre como segundo nombre.
— Bueno, eso no pudiste haberlo soñado –Confirmó Stiles.— ¿Eso demuestra que el cielo existe?
— Algo así.
Las preguntas sobre cómo se sentía y lo que había vivido continuaron hasta que la chica ya se sentía incómoda de tener a tanta gente alrededor.
— ¿Podrían dejarme con la familia Hale un minuto?
Los demás asintieron y comenzaron a salir.
— Tú también eres un Hale, Stiles –La italiana rodó los ojos al ver que el ojimiel estaba por irse.
Ahora en el cuarto solo se encontraban Peter, Derek, Stiles y Emma. A la cual le habían quitado de encima para que pudiera sentarse.
— Tengo un par de mensajes del más allá –Les informó con voz de X files.— Tú... –Señaló a Peter.— Tu hermana dice que te quiere, y que te portes bien porque sino tengo derecho a golpearte.
— Eso último no es verdad –Recriminó el pelinegro.
— No, pero ¿Quién va a detenerme? –La italiana sonrió ampliamente.— Derek, tu mamá, tu hermana y tu padre dicen que te aman. Y Talia me dijo que Stiles y Emma son hermosos, así que está orgullosa de ti.
— Scott me debe 20 pavos –Rió Stiles.— Le aposté a que Talia me adoraría.
— Lo hace, asegúrate de que te pague.
(...)
[MICAELA]
Luego de un rato algo largo para mi gusto, en el cual recibí visitas de toda la manada Hale-McCall. Se hizo de noche y me quedé sola con Stiles, el cual no parecía tener ganas de irse.
— ¿Te vas a quedar aquí? –Pregunté mientras le observaba servirme agua, no me dejaba hacer nada
— Si.
— ¿Toda la noche? –Lo vi asentir.— ¿No tienes que ir con tu familia?
— En este momento tú me necesitas más que ellos –Me dijo tendiéndome el vaso con agua.
— Puedo cuidarme sola, Stiles –Le dije bebiendo.— Si puedo lanzarme de un precipicio por tu hija puedo hacer cualquier cosa.
— Si, hablando de eso –Vi al chico fruncir el ceño.— No vuelvas a hacerlo.
— Claro, la próxima dejo que la pequeña bestia muera ¿Quieres eso? –Obviamente, Stiles negó.— Pues entonces lo haré cuando sea necesario.
— La próxima intenta no estar en coma por 11 malditos días –Me reclamó.— En serio, Petra estaba como loca. Hasta Derek estaba preocupado.
— ¿Y tú qué? –Le sonreí de forma burlona.— Admítelo, sin mí no puedes vivir. Gracias a mí sigues con vida.
— Claro, déjame agradecerte por todas las palizas y entrenamientos obligados que me has dado –Ese sarcasmo me dolió.— Eres como la salvadora de Beacon Hills.
— Acabo de pasar 11 días en coma por salvar a tu pequeña bestia –Le recriminé, medio ofendida.— Más respeto, carajo.
Lo escuché carcajearse antes de negar con la cabeza y quitarme el vaso, el cual llevana dos minutos tendiéndole para que lo cogiera porque, sinceramente, soy muy floja como para estirarme y dejarlo yo. Además, me encanta la idea de tener a Stiles cuidándome como si fuera una especie de enfermero.
(...)
[NARRADOR]
Stiles había pasado un día completo hasta que a la Nigromante le fue permitido dejar el hospital. Momento en el que Peter tuvo que fingir que era su padre y ella tuvo que hacerse llamar Lisa Hale para que la dejaran irse. Si, Lisa, peor nombre no se les podría haber ocurrido.
— Vaya falta de imaginación tienen –Se quejó la Nigromante una vez saliero.— ¿Por qué Lisa? ¿Qué, soy un Simpson acaso? Ahora veo por qué tardaron tanto en pensarle un segundo nombre a la bestia. Y ni siquiera lo pensaron, se copiaron del mío.
Stiles rió un poco ante lo dicho y ambos se quedaron sorprendidos al ver que Derek también se rió. Eso si era raro, más raro que llamarse Lisa.
— Tú lobo se ve realmente feliz –Le murmuró la italiana a Stiles cuando el mayor se alejó.— Diría que hasta radiante, ser padre le ha sentado bien.
— Hay una lista de cosas que le han sentado bien –Le dijo Stiles suspirando.— Que repararas la mansión fue una de ellas.
— No la reparé, eso requiere tiempo –Le corrigió.— Solo la regresé a como la recordaba. Además de que reparé las cosas que no estaban del todo quemadas, aún así, no puede ser perfecto, debe faltar algo.
— Pues ni Derek ni Peter se han quejado –El ojimiel sonrió.— Creo que lo que más les importa son los recuerdos de esa casa.
— Si... –Ambos suspiraron.— Por cierto, hablando de la casa, quería pasarme a ver a la bodoque. Quiero despedirme.
— ¿Qué?
Stiles y Derek hablaron al mismo tiempo.
— ¿Despedirte? –Stiles sonaba molesto de repente.— ¿Cómo que despedirte? ¿A dónde vas a ir?
— Ya no hay mucho que pueda enseñarte, Stiles. Debo regresar y anunciar que no eres una amenaza, que no es necesario enviar a nadie a matarte y que los idiotas que enviaron a supervisarme resultaron ser unos traidores –La castaña tomó aire luego de la explicación rápida.— Por cierto, los que sobrevivieron y están en Eichen House serán llevados al consejo. Ahí les van a juzgar.
— ¿Los juzgarán bien? –Preguntó Derek.
— Imagínate, la mayoría se suicidan cuando se enteran que el consejo va a juzgarles.
Ambos, Stiles y Derek, se miraron de reojo. El menor pasó saliva y el pelinegro se cruzó de brazos mientras asentía con la cabeza. Dando a entender que estaba de acuerdo con que los subordinados de la bruja fueran juzgados por el consejo.
— ¿Y a dónde irás exactamente? –Volvió a preguntar Stiles.
— Primero, a Irlanda para hablar con el consejo –Informó la chica.— Luego voy a viajar un poco, quizás me quede un tiempo en Europa y luego... ¿Quién sabe? Aunque prometo mantenerme en contacto.
— Admito que te voy a extrañar –Le dijo Stiles mientras subían al Camaro.
— Hey, no empieces a extrañarme aún, todavía no me iré –La Nigromante se acomodó en el asiento.— No hasta después de tu boda, niño
NOTA DE LA AUTORA:
¿Recuerdan cuando dije que solo quedaban dos capítulos? Vaya forma de estafarme ha tenido mi mente que en una noche le ha agarrado un ataque de inspiración.
En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.