Esta soy yo

By littlemood_

94.3K 3.8K 253

Camino resignado hasta llegar a la oficina del director y me siento en un asiento que vi disponible al lado d... More

Prologo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15.
Capitulo 16
Capitulo 17.
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 20 1/2
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30.
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
NOTA
Capitulo 37
¿Que es la Navidad?
Esta soy yo
Epilogo
Estamos de vuelta

Capitulo 20 2/2

1.2K 54 0
By littlemood_


- ¿Te gusto el regalo? – Pregunto con entusiasmo – Lo vi e inmediatamente pensé esto tiene que ser para mi abuelo. Me llamaba, eh – Rio y el me acompaña riendo forzadamente.

- Me encanto, pequeña. Te agradezco mucho este detalle – Observa con detenimiento la pluma entre sus manos; completamente negra con detalles en dorado. Muy sofisticada, algo que le gusta a mi abuelo, sobretodo alguien que vive relatando todo lo que ve – Pero ¿Sabes cuál es el mejor regalo? Este que estoy viendo justo ahora, nunca dejes de ser feliz, mi Annie – Acaricia mi mejilla – Tu sonrisa, es el mejor regalo que puedo tener este y todo los días

- Mientras estés conmigo ten por seguro que siempre estará presente – Le dedico un guiño y rio – Te quiero mucho, abuelo

- Y yo a ti, mi niña. Yo te quiero a ti

Siento sesenta y tres diminutas y ovaladas lámparas iluminan el fúnebre pasillo, combinado con las paredes blancas y su total silencio da un aspecto de total soledad y agonía. Tétrico. Veinte son las veces que me han preguntado si estoy bien ¿Lo estoy? No lo sé. Deje de sentir desde hace unos momentos, cuando las risas se volvieron lágrimas y las charlas animadas se volvieron gritos ensordecedores. El reloj marca las siete y media de la noche, hace una hora que estamos aquí, hace una hora que he visto el palillo grande moverse, hace una hora que llevo contando las lámparas que se reflejan en el piso de cerámica y parecen no ser suficientes para distraer a mi mente de la horrible escena que nos trajo a esto.

Solo silencio.

Nadie sabe qué decir, somos un monto de personas vagando en mundos diferentes, buscando esa luz que nos saque de esta sombría oscuridad.

Desde chiquita he aborrecido los hospitales, nada bueno sale de ellos, no hay felicidad plena, solo caras largas y depresión; solo se visita cuando te sientes mal o tuviste algún accidente, es por eso que estos lugares siempre están cargado de energías negativas, nada bueno sale cuando vienes a un hospital y con nada bueno quedas cuando sales de ellos. Es por eso que me siento ahogada entre sus paredes, como si en cualquier momento se fuesen a cerrar dejándome sumida entre ellas. Solo hace que entre en pánico.

¿Quiero llorar? No lo sé.

¿Quiero gritar? No lo se

Estoy... ¿Cómo estoy? Tampoco lo sé.

Solo quisiera cerrar los ojos y pensar que todo esto forma parte de una horrible pesadilla y en cualquier momento abriré los ojos regresándome a la realidad donde todo estaba bien. Hasta hace unas horas ¿Cómo es posible que todo se puede derrumbar en cuestión de segundo? La felicidad solo dura un momento, lo tienes y al otro ya no, se esfuma como pequeños dientes de león al ser tocados por el viento. Y acaba tan rápido que ni siquiera te das cuenta cuando fue que todo empezó, la felicidad fue sustituida por la tristeza. Y así estamos, todos sumidos en una profunda desesperación, buscando una señal, en la espera de una respuesta que regrese la calma a nuestras almas.

¿Por qué tardan tanto? Fue solo un desmayo ¿no? Tal vez se golpeó muy fuerte la cabeza al caer y esa es la razón por la que no han salido a decirnos algo. Rezo para que sea eso, mi mente se rehúsa a pensar lo peor.

Aunque el que no haya despertado camino al hospital ya lo hace grave.

Todo paso muy rápido, en un momento estaba sobre sus piernas, riendo, como suele ser, como siempre es cada vez que estoy con él y en un abrir y cerrar de ojos todos se volvió un huracán de gritos que nos llevó a esto.

Aunque tengo vivida la imagen de su cuerpo desplomado en el piso, con esa mirada sombría y sus labios fruncidos. Así no es como lo recordaba antes que toda esa pelea empezara.

Al momento de su caída todos pararon en seco, la discusión y la razón de ello paso a segundo plano, ya nada importaba, salvar a mi abuelo era lo único que ocupaba nuestras mentes. Mi padre no espero mucho y con ayuda de Ismael y su hermano, lograron tomar a mi abuelo entre sus brazos y llevarlo al auto para trasladarlo al hospital más cercano lo más rápido posible.

Y yo solo veía la escena. Como si fuese una película de terror y estuviese en su peor parte. Y lo es. No me movía, mis pies no le hacían caso a mi cerebro. No decía nada, mi lengua dejo de funcionar y las palabras se escabulleron de mí. Quería hacer algo, pero no pude. Solo me quede inmóvil, ahí, viendo como sucedía todo.

Mi madre me atrajo a sus brazos para llevarme con ella en el otro auto, acompañados de Elena, Clarisa, Mary y mi Tía Carmen.

Los demás fueron llegando poco a poco hasta formar una reunión aquí en el hospital, todo fue hace ya una hora y nada ha cambiado. La cara de preocupación y frustración es la misma en todos. Mi madre se encuentra dándole ánimos a mi padre aunque su preocupación va más allá de su optimismo.

Hundo mi cara entre mis manos, respirando una vez más, buscando el alivio que calme la opresión en mi pecho. Respiro una y otra vez, inhalo fuerte y profundo y exhalo lo más suave posible.

- Él va a estar bien, pequeña, no te asustes. Mi padre es un hombre fuerte y nunca se ha dejado vencer – Dice mi tía Carmen, masajeando arriba y abajo mi espalda. Tranquilizandome.

- ¿Entonces por qué no salen a decir nada? Quiero volver a ver su cara llena de total felicidad, riendo, hablándome... Lo necesito de vuelta haciendo sus chistes – Mi voz al igual que mi pecho quema, como si me costase hablar.

- Solo hay que aguardar un poco, cuando llegamos sus signos vitales estaban fallando, lo sé. Pero saldrá de esta, sé que lo hará. Aun no es tiempo de su partida

Solo espero que no, no estoy lista para dar un adiós definitivo.

Más aun cuando no sabía que había llegado el momento de despedirse, pero ¿Cuándo lo sabemos? Nadie está preparado para que un simple adiós, sea el último que darás, cuando la última risa, sea la última que compartirás... Nadie nunca está preparado para dejar ir a alguien. No es algo que tiene una fecha predestinada o un tiempo establecido, simplemente pasa.

"Te necesito." Le envió el décimo mensaje a Daniel desde que estoy aquí. Necesito sus palabras, necesito sus besos, necesito sus abrazos... Necesito sentirme segura, que me haga sentir que todo estará bien. Lo necesito a él.

- Familiares de Elías Loera – Levanto mi cabeza de entre mis brazos hasta ubicar mi vista en el Doctor que acaba de ingresar a la sala.

Todos se levantan rápidamente, acercándose a él, como si fuese nuestra única esperanza. Y lo es. Es el único que nos puede salvar de todo esto, es su trabajo ¿no?

- ¿Qué ocurrió? ¿Está todo bien? - Pregunta mi padre impaciente.

- Lamento informarles que el Sr. Loera ha fallecido hace unos minutos. Sufrió un pre- infarto que fue lo que lo trajo hasta acá, sus signos vitales estaban muy graves cuando lo atendimos, además de la contusión en la cabeza. Lamentablemente sufrió un infarto, que, aunque intentamos reanimarlo, su corazón no respondió más... Lo siento. Por favor acompáñenme... – Y mi cerebro se bloqueó, la única parte que quedaba de mi funcionando, simplemente se apagó.

Se fue. Es lo único que repite mi mente, como eco. Se fue, sin esperarlo.

Se fue sin darme cuenta.

Se fue cuando hace poco lo tenía.

Mi pecho arde y golpea fuerte, pero no es tan fuerte como lo que estoy sintiendo justo ahora, mi peor pesadilla se ha vuelto realidad, mis ojos arden y mi voz pica, pero no soy capaz de emitir algún sonido, de emitir algún movimiento.

Llevo la mano hecha un puño hacia mi pecho y golpeo y rasguño fuerte, mi respiración se agita y mis nervios se incrementan... No no no no, no se pudo haber ido. Por favor que todo sea un sueño, necesito despertar, necesito.... Ahogo un hipido.

Abro los ojos y observo todos a mi alrededor envueltos en una tristeza tan enorme como una burbuja; tía Carmen llora en los brazos de su hermano, Lluvia tiene entre sus brazos a Eduardo y mi mamá se abraza a sí misma, mordiendo su labio fuertemente, intentando ser la que de fuerza en estos momentos.

Elena y Clarisa me buscan con su mirada, y yo estoy perdida. Me apagaron mi luz, me borraron el camino, mi guía se perdió. En el momento que caigo en cuenta, ellas intentan acercarse pero yo me abro paso entre ambas y salgo disparada hacia la dirección que tomo mi padre con Ismael. Escucho un Annie a lo lejos, pero no me detengo, tengo que ir hasta donde el, tengo que verlo, sé que él está vivo, sé que estará conmigo...

Unas enfermas intentan detenerme cuando consigo la habitación donde se encuentra internado, pero mi adrenalina es más fuerte y me salgo de su agarre y entro. Y la realidad me golpea, se encuentra cubierto por una sábana blanca hasta su pecho, con sus ojos cerrados y sus labios fruncidos, su cara expresa total tranquilidad, como la de un niño al dormir. Se durmió y no despertara más.

Tomo su mano que se encuentra fría y la aprieto con todas mis fuerza, Buscando la manera de poder con esto, como cuando era chiquita, cada vez que caía, el con su mano siempre me ayudaba a levantarme, que no era el fin, y que si me caigo, al levantarme, tenía que luchar más fuerte.

¿Y ahora como luchare? ¿Quién me dará su mano para levantarme? ¿Quién me ayudara a no perderme? Eras mi guía y sin él, simplemente ya no sé qué camino tomar.

Sobo su blanca cabellera con mis lágrimas corriendo sin cesar por mis mejillas, me acerco hasta su oído para decir:

- Tienes que despertar, por favor ¡Tienes que hacerlo! – Grito y pataleo – Me prometiste que no te irías hasta que yo estuviera lista. Lo prometiste y me fallaste, me fallaste... Me dejaste sola cuando más te necesitaba. Por favor, abuelo, tienes que volver, no me dejes sola – Sollozo aferrándome fuertemente a su pecho – Quiero escucharte, quiero escucharte reír y escuchar tus sabios consejos. Teníamos muchas cosas que hacer, muchos sueños por cumplir, me enseñaste a nunca abandonar el ring y ahora tú lo estás haciendo – Sollozo y mi cuerpo emite pequeños temblores, aun pegada a su cuerpo. Esperando su respuesta, una respuesta que no llega, haciendo que mis miedos se hagan más grande.

Sabía que este momento llegaría, pero no sabía que sería tan rápido y nunca pensé que dolería tanto.

Unas fornidas manos se posicionan hacia atrás, llevándome consigo, pataleo y me retuerzo. No quiero que me alejen, necesito estar con él. Sé que ahora está en un mejor lugar pero justo ahora mi lado egoísta necesita que este aquí conmigo. Necesito regresar a ver su rostro, a ver su sonrisa, al ver sus ojos arrugarse cuando reía, no quiero decirle adiós.

- Hija, hija... Sé que es fuerte, pero tienen que trasladarlo, vamos – La voz de mi padre se quiebra, me agarra más fuerte y me saca de la habitación.

Me suelto de sus brazos y empiezo a correr, corro sin mirar atrás como si mi vida dependiera de ello, mi pecho quema con mucha intensidad y mis lágrimas queman con su rastro al decaer, siento la respiración oprimida pero aun así no logro parar. Necesito escapar de todo esto, sentir libertad y salvación.

Caigo de rodillas al piso, escondiendo mi cara entre mis manos, intento llorar más fuerte, intento gritar, pero nada sale. Todo mi sistema se bloqueó y lo único que obtengo son lagrimas que salen sin poder controlarlas. Me levanto y me limpio la mejilla con la manga de mi chaqueta y empiezo caminar sin destino alguno.

Algunas personan me observan con extrañez, algunos detienen su conversación para observar mi imagen desolada algunos dejan de sonreír para observamos preocupados, todo ellos son ajenos a lo que pasa en mi interior. Ninguno de ellos se imaginan lo que estoy sintiendo, alguien simplemente decidió llevarse una parte de mí, para que este a su lado, sin tener idea de cómo me sentiría yo con respecto a eso.

¿Por qué Dios se lleva a las personas menos indicadas?

¿Quién elige cuanto debe vivir una persona? ¿Solo él? Una vez me dijeron que todos vinimos a este mundo por una misión o por una lección y estoy segura que mi abuelo tenía una maravillosa misión, misión que fue interrumpida... Por él

¿Cuándo se sabe que es el momento de partir si su propósito en la vida aún no estaba cumplido?

A veces la vida es demasiado injusta, se van personas a un mundo paralelo donde hay paz, donde está la tranquilidad que necesitan, pero su partida deja un sendero de desesperación, de sufrimiento, de emociones que por más que quiera, no se van. La diferencia entre dos mundos, tranquilidad y agonía, felicidad y sufrimiento, paz e infierno.

Me detengo frente a una maquina expulsora de bebidas en inserto un billete para obtener algo de ella, todo yo se siente como un mecanismo controlado por alguien más, no sé qué hago, no sé dónde están mis padres, ni si quiera sé dónde me encuentro, como un alma vacía en busca de consuelo.

Mi gesto se frunce al escuchar una voz conocida. Vaya, ahora hasta deliro. Pero sin embargo la voz se sigue sintiendo más cerca y más fuerte, asomo mi cabeza a través del muro que da hacia el pasillo, para recibir una imagen que golpea directo a mi corazón, dejándolo más magullado, uno más y sé que se solo serán cenizas lo que quede de él.

Mis ojos no pueden creer lo que ven, tal parece que me tocó vivir la peor de las pesadillas y tanto mis ojos como mi cerebro se niegan a afrontar la realidad; Daniel se encuentra ayudando a una Patricia con muletas, observo detalladamente hasta dar con la escayola que hay en su pie derecho, se encuentra feliz, contrario a como yo estoy, su cara refleja una sonrisa que lo parte en dos a diferencia de la mía que solo refleja desolación.

Me oculto rápidamente tras el muro al sentir que iba a ser pillada observándolos, observando cómo se mantenían en una burbuja que los mantenía a salvo de todo lo que se siente estar en un hospital.

Tiro el jugo que se encontraba entre mis manos en el primer bote de basura que encuentro, me seco mis mejillas una vez más para ir una vez más al escenario donde no quiero estar.

- Oh, Annie... Aquí estas – Llega Lluvia a mi encuentro – Tus padres te están buscando como locos, vamos – Me abraza por mi cintura para acercarme más a si

- Sácame de aquí, Lluvia, por favor – Digo en un susurro. Se detiene en seco como si hubiese recordado algo, saca mi celular del bolsillo de su chaqueta... O la de mi hermano, en estos momentos ya nada me importa.

- No ha dejado de sonar. Se apagó justo cuando venía para acá, creo que era tu novio por lo que alcance a ver, si quieres...

- ¡He dicho vámonos! – Sus ojos se expanden y vuelven a la normalidad con sorpresa. Me siento mal, sé que ella no debió ser el punto blanco para mis emociones fuesen expresadas, pero como dije, estoy siendo controlada por alguien más – Lo siento – Es todo lo que logro decir, haciendo una mueca.

Cierro mis ojos fuertemente para controlar lo que siento, de la tristeza pase a la rabia y de la rabia a la decepción. Observo mi móvil con ironía una vez que estoy dentro del auto de mamá. Me estuvo llamando, al mismo momento que actuaba de enfermero con otra. No me molesta que estuviese con ella o tal vez sí, mi furia hacia él es porque fue a socorrer a otra cuando yo necesitaba ser salvada del enorme pozo donde había sido lanzada.

Llego a mi casa, observando todo a mi paso, recordando tan vivo el momento, observo su mesa, la mesa donde se encontraba alegremente jugando un partido de naipes, ajeno a lo que se venía; mi imagen refleja el cómo reía conmigo diciendo cualquier cosa, que hacía que las risas no faltaran en mí. Aun lo veo observándome atento mientras le contaba cualquier cosa, siempre fue todo oídos, prácticamente fue como mi psicólogo, no importaba como estuviese o si tuviera algún trabajo, no importaba el tiempo, mi abuelo siempre estaba ahí para escucharme y luego decir las palabras más sabias, que se sentían como tomar agua luego de caminar largas horas en un desierto. Era la calma a mis problemas.

Mis primas se acuestan cada una a mi lado, abrazándome fuertemente mientras tengo la mirada fija en el techo. Y no se en que momento mis ojos se cerraron, transportándome a un jardín lleno de muchas flores, con una pequeña niña de ojos café y cabello castaño la cual reía alegremente mientras su abuelo le hacía caballito.

Mi corazón no te dejara ir, abuelo.

***

- Annie, hija, nos tenemos que ir – Dice mi madre en un susurro, masajeando mi cabello - Tu padre nos está esperando – La volteo a ver y sus ojos aún se encuentran llorosos. Me levanto con su ayuda, calzando mis zapatos, me coloco una campera y salgo aferrada a su mano.

Me subo al auto donde ya se encontraba papá en la parte trasera, dirijo mi mirada hacia el conductor y tras el volante se encuentra Ismael, que al mirarme a través del retrovisor me regala una sonrisa típica de lo siento solo asiento. Guio mi vista una vez más hacia mi padre que voltea al instante, sus ojos se encuentran hinchados y al igual que mi mamá aún están llorosos, afligido, no queda ningún rastro del hombre que suele ser mi padre. Palmea a su lado, invitándome a acercarme más, me enrolla con sus brazos, apretando mi mano fuertemente para infundirme tranquilidad. Una tranquilidad que ninguno de los dos tiene.

Somos un torrente de emociones, unidas entre sí.

Mi papá se ha de sentir peor, era mi abuelo, sí, pero el hombre que partió el día de ayer era su padre. Y nadie se imaginó que el día de su cumpleaños era el último día que pasaríamos con él, nadie se imaginó que las palabras dichas, iban a ser las últimas, nadie se imaginó que los abrazos dados, serían los últimos. Simplemente nadie se imaginó...

Mi madre se une a nuestro lado, observando la escena, ladeo mi cabeza y con mi mano le pido que se acerque, buscando así consolación en mi familia, en ellos, en los únicos pilares que aún tengo. Mi corazón tiembla al imaginar perderlos también a ellos, no lo quiero tan siquiera imaginar, se estarían llevando todo lo que es y lo que soy, mi escudo y mi protección... Me abrazo fuertemente a ellos, asustada de poder perderlos, parecen entender al momento que se apegan más a mí, reconfortándome, dándome un beso en mis mejillas al mismo tiempo.

Llegamos después de media hora de carretera al lugar donde cremarían el cuerpo de mi abuelo, fue una persona muy querida entre muchos, pero jamás me imagine que el lugar podría estar tan lleno; fácilmente podría clasificarlos en varios grupos: Familiares que siempre estuvieron con él, familiares que no, amigos que lo acompañaron lo largo de su vida y personas cercanas a él y por último, esas personas que lo conocían y solo interactuaron poco con él y solo vienen a hablar de las supuestas anécdotas que tenían con mi abuelo y de lo gran hombre que era, otros vienen a infundir lastima o simplemente vienen a comer de la recepción del servicio del cementerio.

Esos que me conocían se acercan a medida que no me acerco hasta la multitud, y cada uno de ellos deja en mi un mis más sentido pésame acompañado de un abrazo más falso que una muñeca de plástico. Sonrió por cortesía no porque en realidad lo sienta y me abro paso entre las personas que se entrometen en mi camino hasta localizar a los míos.

Decidí apagar mi celular, o más bien no encenderlo desde anoche, no necesito escuchar excusas baratas o mentiras que acabarían por destruir lo que queda de mí. Simplemente no quiero escucharlo porque nada de lo que diga, mi mente lo creerá.

La ceremonia paso con total calma y rapidez, mi papá y sus hermanos no abandonaron en ningún momento la lápida. Así como cada persona que llegaba, se acercaba a ella para mirar al cuerpo que yacía dentro de ella, por mi parte no me quise acercarme, no podía, aun siento que todo esto es irreal y que la persona que está ahí, no es mi abuelo, aunque ya lo haya visto, mis ojos se hayan dado cuenta que todo lo que ocurre es verdad, quiero creer que es otra persona.

Todos se levantan al ver un hombre vestido de traje negro ingresar a la pequeña capilla donde se encontraba el ataúd, da unas órdenes a unos hombres que se encontraban cerca y con una seña, le hace saber a mi padre que es hora de llevárselo.

Me abrazo a mí misma observando como cargan el ataúd sobre sus hombros y comienzan una larga caminata hasta el lugar donde será cremado. Y aunque aún no quiero aceptarlo y me niegue hacerlo, es la hora de decir adiós. Ya no lloro, mis lágrimas se secaron y mi boca se cerró, solo me queda observar.

Hasta pronto, viejo amigo.

Mi boca se tuerce en una media sonrisa que más bien parece una mueca, al imaginar su cara sonriente mientras me despide con su mano, como sucedida cada vez que iba a su casa y al irme, él se quedaba parado en la entrada, despidiéndome hasta perder la vista completamente de mi auto.

***

- Annie, tienes que comer algo. Ya llevas cinco días sin levantarte de tu cama - Dice mi madre con preocupación – Es difícil lo sé, pero tienes que estar bien por tu padre, los necesito fuertes de nuevo a ambos

- No quiero nada – Hundo mi cara entre las sabanas.

- Hija, estando así no lograras nada. A tu abuelo no le hubiese gustado verte así

- ¡Ya te dije que no quiero nada! Quiero estar sola, no entiendes, no entiendes esto que quema, este sentimiento tan fuerte en mi pecho que no se va... No se va, mamá, duele, duele aquí – Señalo y apretujo mi pecho con vehemencia.

- Tienes que soltar lo que sientes, mi pequeña. Encerrarte solo te pondrá peor de lo que estas.... Si quieres gritar, grita y si quieres llorar, pues hazlo

- Estar sola ¿Puede ser? – Pregunto tajante. Estos días no he hecho más nada salvo ir al baño y regresar a mi cama, no quiero ver a nadie, no quiero hacer nada, solo quiero estar en mi cama abrazada a la foto de mi abuelo, la única manera de sentirlo más cerca. Por más que intento llorar no puedo, las lágrimas quedan bloqueadas, sin paso para poder salir...

Todas las noches deseo que vuelva, que regrese, un abrazo de él sería lo suficiente para sanar a mi corazón, para espantar todos esos sentimientos que me ahogan tan fuerte que hacen que mi respiración falle. Necesito verlo más.

Mi madre con una fuerza sobre-humana me levanta de un tirón, atrayéndome contra sí y abrazándome fuertemente, como si a través de ese abrazo me transmitiera toda la fuerza necesaria para salir del pozo donde me metí, y entonces me doy cuenta que era todo lo que necesitaba porque sucedió...

Explote.

Explote como una granada al quitarle su seguridad; todos los sentimientos, angustias y penas se mezclan entre sí, hasta inundar todo mi sistema y con un fuerte sollozo suelto todo aquello que tenía reprimido por días, grito hasta que mi garganta quema y ella solo me abraza más fuerte, escondo mi cara en su cuello. Comienza a sobar mi espalda, tranquilamente mientras yo soy una mezcla de sollozos y una corriente de lágrimas que hacen que moje su remera.

- Lo necesito, mamá. Prometió no irse hasta que yo estuviera lista y aun no lo estoy... No fue suficiente el tiempo que estuvo con nosotros – Digo entre sollozos – Siento que el tiempo se escurrió entre mis manos y no me di cuenta ¿Qué voy a hacer ahora? – Sollozo más fuerte.

Hay momentos donde no apreciamos lo suficiente al compartir con esa persona especial y cuando ya no está, te das cuenta que había mucho por decir y ahora simplemente ya no puedes, te quiero no dichos, palabras guardadas, abrazos no dados, te extraño no dichos, pensando que tal vez no era el momento y postergando todo, se nos escapan detalle que al momento, parecen ser no importantes porque nadie sabe cuándo será la última vez.

Mi abuelo se fue sin poderle decir adiós, se fue sin poder decirle cuanto lo quiero, lo tan importante que era para mí y ahora ya no hay tiempo. Me desespero al no poder retroceder el tiempo y decirle cuanto lo quiero.

- Lo sé, mi pequeña, lo sé. Pero hey ¿Quién dice que no estas lista? Eres una chica excelente, con grandes sueños por cumplir y con un gran camino por delante. Se lo que se siente perder a esa persona que era tu guía, pero estoy segura que él te estará esperando con una gran sonrisa al final del camino. Estará orgulloso, se fue estando orgulloso de ti, hija – Acaricia mi mejilla, limpiando mis lágrimas - No estás sola, nos tienes a nosotros y lo tienes a él, justo aquí – Señala mi corazón – Cuando te sientas perdida el estará ahí, te ayudara a seguir. Tienes un ángel ahora

Mis sollozos se hacen más fuerte, las peores despedidas son aquellos que sabes que no tienen reencuentros.

Ahora sé que no volverás, porque en el cielo está tu hogar, pero te siento junto a mí y a solo Dios le pido que te haga feliz

Pensar en ti me ayudara, en los momentos de mi soledad y desde arriba tu amor me llegara. Tú ya no estas y sé que no regresaras pero tu estrella me vigilara...

Ya tengo un ángel que me pueda guiar

Te quiero, abuelo.

Lagrimas corren sin cesar y pequeños hipidos la acompañan, me aferro al dije que me regalo, como si fuese el más apreciado recuerdo y desde ahí, lo siento más cerca, siento que estará conmigo, acompañándome de la misma manera que lo hacía cuando estaba en la Tierra.

- ¿Mejor? – Asiento – No es fácil de superar, y no te pido que lo hagas porque, nadie se olvida de un ser querido, solo se aprende a vivir con ello – Deposita muchos besos en mi mejilla, haciéndome sentir mejor con todo su cariño.

- ¿Me puedo unir a esta muestra de afecto? – Pregunta papá entrando a mi habitación - ¿Estas mejor? – Asiento de nuevo – Pequeña, sé que tu abuelo era lo más importante para ti, que digo... Era un padre ejemplar, no será fácil seguir sin sus elocuentes frases y su humor clásico, pero vernos derrotados no es algo que él nos enseño

- Lo sé, solo me cuesta hacerme la idea de que ya no está ¿Sabes? Siento como si fue ayer que fui a visitarlo... A pasar una tarde con él, cuando abro los ojos todo se esfuma y me trae de vuelta a la realidad.

No faltaron los momentos en donde todos los recuerdos me avasallaron; recuerdos que me generan nostalgia y como si fuese una película solo le doy play una y otra vez, manteniéndome de una manera u otra en mí, todo lo vivido.

Momentos donde me alcahueteaba cuando mis papá quería regañarme, las veces que me dejaba chocolates y galletas bajo mi almohada cuando mi madre me los prohibía, los mejores eran cuando jugaba conmigo; creando un mundo de fantasía especial para un niño, juegos de piratas, brujas... Hasta de una floristería, todo lo que yo pensaba, él lo hacía posible.... El me enseño que no importa cuán grande sea el sueño, todo es posible cuando lo deseas con el corazón.

- Rendirse no es una opción para una Loera, duele, si... Pero duele más cuando te escondes del mundo, si no lo enfrentas solo dejaras que la desolación te gane – Los observo a los dos, y como una iluminación veo que, aunque tengo un ángel conmigo, también tengo a mis aliados, aliados que estarán conmigo a mi lado pase lo que pase... A continuar la carrera.

Porque como dice mi padre, una Loera no se rinde tan fácil, pelea hasta el final... Sobre todo una Loera Ávila.

Los tres nos hundimos en un abrazo confortante que hace que mi corazón vuelva a sentir nuevamente, llenándome de todo lo que había perdido, en ese abrazo.

- Te espera una chocotorta en la cocina, Roque ya te extraña – Deja un beso en mi coronilla y sale.

- Pero antes, date un baño, hueles mal y luces espantosa – Mi padre hace una mueca haciéndome reír como no lo había hecho en días. Deposita un beso en mi mejilla y toma el camino que tomo mi madre.

Mi padre lo tomo mejor de lo que esperaba; pensé encontrarme a un hombre con la barba creciente, con las ojeras enormes, vagando por la casa como un alma en pena, no percate que todo lo que pensaba era justamente como yo me encontraba. Sé que aun siente su perdida, pero trabaja en ello de la mejor manera.

- Hey, hasta que por fin sales de tu cueva - Lluvia se hace a un lado, palmeando el sofá para que tomara asiento junto a ella. Me ofrece una de sus deliciosas galletas, mi madre entra, dejando en la mesa del centro una chocoqueso y un buen vaso de chocolatada.

- Tengo unos asuntos en el teléfono que resolver. Las dejo – Me dedica un guiño antes de perderse por las escaleras.

- ¿Sabes a que se refería? – Pregunto tomando un sorbo de mi bebida.

- Hablará con su hermana, con Julia... Por el tema de Clarisa, ya sabes – Tuerce su boca – A pesar de estar enfadada con Clarisa, buscara la manera de que su hermana no enloquezca

Mis ojos se expanden como grandes orbitas, con todo lo que ocurrió me había olvidado por completo de ella, soy la peor prima del mundo.

- Oh por Dios, me había olvidado de eso ¿Cómo... como esta? – Sé que su padre no la quería en casa, es lo último que recuerdo. Al pensar en su padre el sentimiento de aborrecimiento nace dentro de mí, se la causa de la muerte de mi abuelo, pero si hay que buscar un culpable, sin duda seria él.

Nada de lo que ocurrió hubiese pasado si un borracho psicótico no hubiese arremetido contra su hija.

- Tranquila. Esta con Elena y Andrea... Se irán mañana así que mientras, se quedara conmigo

¿Y Tomás? ¿Cómo lo habrá tomado? ¿Lo habrá aceptado ya?

Dejo caer mi cabeza en el sillón, mi tristeza hizo que me olvidara de todo lo demás, prometí darle apoyo y la abandone apenas empezó todo. Al parecer mi abuelo no es el único en incumplir promesas.

- ¿Y tú? ¿Cómo has estado?

- Pues... Bien, apreciaba mucho a tu abuelo, pero sé que ahora descansa en el mejor lugar – Hago una mueca con mi boca.

- Sabes que no me refiero a eso, Lluvia. Tú y yo tenemos una plática pendiente. Y no, no me salgas con que soy chiquita y no lo entendería – La señalo cuando esta por interrumpir – No soy tonta y sé que algo ocurre con mi hermano

- Es complicado – Suspira.

- Pues suéltalo, mi mente necesita distracción... Soy toda oídos

- Annie... Yo... Con tu hermano no sé qué pasa, su presencia me altera, su acoso me enloquece pero cuando estoy con él, me siento otra... Me hace sentir especial y después de ese beso, todo fue diferente – Rio bajito recordando lo frustrado que estaba Eduardo después de eso – Hizo que mis sentimientos hacia él se desarrollaran y no sé cómo evitarlo

- ¿Y eso está mal? No entiendo, son adultos pueden hacer y des-hacer con su vida lo que se le plazcan, ambos están lo suficiente maduros para afrontar lo que sienten y tomar riendas en el asunto

- ¡Claro que está mal! – Se exalta – Está mal, Annie... Eduardo para mí siempre fue como un hermano, crecimos juntos, compartimos muchas aventuras juntos, la adolescencia... Todo, algo con el sería imposible, no podría mirarlo con otros ojos – Cierra los ojos, suspirando.

- Lluvia, es posible... Son humanos, al compartir tanto era obvio que en cualquier momento iban a empezar sentir cosas diferentes. Se conocen desde niños, mejor que cualquier otro ¿Qué es lo que en realidad te preocupa? ¿La diferencia de edad? – Desvía su mirada. Justo en el blanco – Es hora de dejar a un lado los prejuicios y dejarse llevar por los sentimientos. Si él te hace o te puede hacer feliz, lo demás no importa

- Es que no entiendes, Eduardo siempre fue ese niño que tuve que cuidar, proteger que nada malo que pasara... Aunque cuando crecimos los papeles se invirtieron, el quedo siendo ese niño que yo adoraba... No creo que poder tener algo formal con él, su manera de vivir la vida es totalmente diferente a la mía... Yo

- Pues ambos podemos buscar la equivalencia entre ambos mundos, Lluvia. Si ambos queremos podemos hacer que todo esto sea posible – Interrumpe mi hermano de repente, asustándonos a ambas – Ya no puedo fingir más, estoy dispuesto a cambiar solo por ti, fuiste mi amiga de infancia... Ahora quiero que seas mi compañera de vida

- ¿Qué... que? Eduardo ¿Te has vuelto loco? – Pregunta inquieta – No nos vemos desde hace tiempo, ambos cambiamos ¿Cómo estas tan seguro de que tus sentimientos son los mismos de hace años? - ¿Sentimientos? ¿De qué me perdí?

- Funcionará, hare que sea así. Desde que te vi supe que eras la indicada, para mí, eres más que una amiga y llega un momento en tu vida cuando sabes quién es la chica y mi corazón te eligió a ti. No lo disimules mas

Tanteo mi mirada entre ambos, divertida, como si estuviese presenciando un partido de tenis.

- Hemos pasado por mucho ¿Cómo sabes que soy la indicada? Eduardo, te gusta vivir la vida de una manera única, sin que nadie te detenga y eso no cambiara, no puedes cambiar tu manera de ser solo por alguien, necesitas encontrar a una persona que tenga tus mismos gustos y perspectivas

- Mi vida eres tú y la quiero vivir junto a ti, las mejores cosas son el resultado de muchas combinaciones, opuestos... Sino, nada tendría sentido. Vamos a intentarlo, gotita, ya no aguanto más ocultar esto que siento

- Yo... No sé qué decirte, Eduardo

- Hagamos un trato; empecemos desde cero, saliendo... Conociéndonos un poco más, conociendo esa parte de nuestra vida que desconocemos y luego al final, vemos que pasa ¿Te parece? – Risueña observa a mi hermano y asiente. Ambos soltamos un suspiro que en mi caso, no sabía que estaba reteniendo

Se acerca lentamente hasta detenerse frente de ella, junta su frente con la de ella, riendo como un tonto... Lluvia se tensa en seguida, al saber sus intenciones sin poder apartar sus ojos de él. Yo solo estoy como una espectadora, parece que ambos se olvidaron que estoy aquí. Dejo de comer cuando Eduardo se aproxima más a la boca de Lluvia y...

- Eduardo ¡Dijiste que irían lento! – Lluvia suelta una risa que retumba en toda la casa mientras mi hermano gruñe frustrado, aniquilándome con la mirada.

Le hago ojitos mientras mi risa se acopla con la de Lluvia. Espero que mis padres e Ismael acepten lo que se viene, sería algo inesperado pero todos sabíamos que en cualquier momento pasaría.

- ¿Me dirás por que no respondes mis llamadas? ¿O seguirás evitándome? – Giro mi cara bruscamente hacia la entrada, encontrando a Daniel parado, con su brazo apoyado en el marco.

- No te estoy evitando, solo ni quiero hablar contigo, no ahora – Cierro mi cuaderno – Oh, al parecer si lo hago

- Annie, hablemos. Hace días que no asistes al colegio y al no contestar mis llamadas me estaba preocupando, tu prima tampoco ha ido – Ahora se preocupaba, enarco mi ceja – Yo... No sabía lo de tu abuelo, por eso vine, lo siento... Yo

- Tu nada – Replico tajante – No me hace falta tu lastima, Daniel, de veras que no

- ¿Por qué no me dijiste? Hubiese estado contigo, apoyándote, somos novios ¿No? Para eso estamos – Sus palabras hacen que entre en cólera ¿Qué no le escribí?

- ¿¡Que no te avise!? Un sinfín de mensajes te mande, Daniel ¿Cuál fue tu respuesta? Ninguna, ignoraste cada uno de ellos... Te perdiste cuando más te necesite, no vengas con excusas baratas, no ahora

- Amor, intente venir... Pero la fiesta se alargó y ya sabes como es mi padre, no dejo que viniese, quería que estuviera con el hasta el final. No tenía buena recepción en el lugar – Asiento lentamente.

- Tuviste todo el día ocupado entonces, mira, Daniel, es mejor que te vayas, justo ahora no estoy para soportar todo esto – Agito mis manos en el aire.

- No. Me necesitas y aquí me quedare, no te encierres, Annie... No de nuevo. Sabes que hubiese estado contigo si me lo pedias

- Corrección. Te necesitaba – Lo señalo – ¿Seguro que no tienes más nada que decir? – Desvía su mirada y vuelve al centro pero sin fijarla en mí.

- Eso fue todo lo que paso, Ana. No sé qué más quieres escuchar, ya te dije que lo siento ¿Ok? Sé que fue una perdida muy grande pero ¿No crees que es mucho drama?

Oh... No lo dijo.

- ¡No! ¡No lo sabes, maldita sea! No sabes todo lo que sufrí estos días, como me sentí, por lo que pase, realmente no lo sabes, porque no estuviste... Ahora no te hagas la victima acusándome de ser dramática. Perdí uno de los seres que más amaba en esta vida, no es como un raspón que te curas con pomada... ¿Por qué no mejor vas a ver si tu amiga necesita ayuda para caminar? O mejor, ver si le han firmado la escayola – Sus ojos se expanden y su gesto se ensombrece. Mi cara se tensa al saber que lo descubrí y solo puedo pensar que estuvo con ella todo este tiempo.

- Vete a la mierda, Daniel

- Annie, no. Déjame explicarte, ella...

- ¡Quiero que te largues! No quiero escucharte – Lo saco de mi habitación, cerrando la puerta en sus narices.

Intento no llorar. Pero es imposible, mis sentimientos aún siguen inestables y cualquier cosa me pone sensible, algunas lágrimas se escapan de mis parpados, y solo es causa de la gran frustración que tengo ahora.

Frustración de saber que miente.

Frustración de saber que solo vino hasta aquí porque se sentía culpable, luego de saber de la muerte de mi abuelo.

No soy amiga de las excusas baratas. Si quieres algo pues ve por ello, pudo venir en cualquier momento si en realidad le importaba, como él dice. Pero prefirió quedarse con su amiga, percatándose que no se fuese a quebrar algo más.

Lo odio tanto como lo quiero y esto no está bien.

***

- Entonces ¿Cómo lo tomo Tomás? – Pregunto, abrazando mis piernas contra mi pecho.

Por ser viernes y haber faltado toda la semana, Clarisa y yo pensamos que será inútil ir un solo día a clases. Así que ahora estamos en mi cama, tratando de resolver lo que no se había resuelto.

Elena tuvo que regresar hace unos días por las clases igualmente, no podía faltar tantos días.

- Terminamos – Responde cabizbaja – Dijo que un hijo solo arruinaría lo que tanto había construido, lo que tanto le había costado alcanzar... Me sugirió abortarlo, pero ¿Sabes? Una vez que aceptas que hay un pequeño ser creciendo dentro de ti es difícil tomar una decisión tan bizarra como esa

- ¿¡Arruinar su futuro!? ¡Se ha vuelto loco! ¿Cómo te va a dejar sola en esto? Hablare con el – Intento levantarme de la cama pero Clarisa me detiene.

- ¡No! No lo hagas, Annie. No es necesario, el ya tomo una decisión y no hay marcha atrás. Solo espero que cuando recapacite no sea muy tarde ya

- Pero Clarisa, es una responsabilidad que tenían que enfrentar ambos y el solo huyo como un cobarde – Se encoje de hombros, limpiando una lagrima que se le había escapado.

- Aquí estas... Recoge tus cosas que nos vamos – Mi tía Julia entra repentinamente en mi habitación, sorprendiéndonos ambas ¿Cuándo llego?

- Mamá... ¿Cuándo... cuando llegaste?

- Eso no importa. He dado una orden

- ¿A dónde vamos? – Pregunta nerviosa.

- Te iras conmigo a España – Ambas nos exaltamos, mirándonos entre sí. ¡No! No se la puede llevar

- ¿Qué? Mamá no por favor, no me puedes obligar irme contigo, mi vida está aquí, mis amigos ¿Qué pasara con los estudios?

- ¿Ahora te importan? – Ríe cínica - ¿No pensabas lo mismo que dejaste que un mocoso te embarazara? – Trago fuerte y Clarisa envuelta en lágrimas, desafía a su madre con la mirada – He dicho vámonos, no se discute

- ¡Yo no quiero irme contigo! ¿Qué no lo ves? Si decidí quedarme con mi papá fue por una obvia razón, pienso seguir con mi vida como si nada, muchas chicas a mi edad salen embarazadas y eso no las detuvo para formarse

- ¿Te estas escuchando tan siquiera? No sabes nada porque eres solo una niña mimada, siempre lo fuiste. Dije que sería un error dejarte con tu padre y mira, no me equivoque – La señala - ¿Tienes idea de lo que es tener un hijo? No lo sabes, tu papá te consintió demasiado y es por eso que esto, ocurrió. No dejare que te sigas equivocando, te iras conmigo pero

>> Aprenderás a vivir por tu cuenta, yo solo te daré un techo donde estar porque el inepto de tu padre no acepta su error como para cuidar más de ti. Ya ves, soy buena madre, otra ya te hubiese dejado sola en esto – Tensa su quijada, rechinando sus dientes - ¿Quieres saber cómo es el mundo afuera? Lo sabrás. Ya no dependes de mí, Clarisa... Tendrás al bebe solo porque estoy en contra del aborto, pero no seré la alcahueta

- ¡Entonces déjame aquí! Puedo buscar la manera de estudiar, buscare un trabajo, sé que podre... Pero no me obligues a irme contigo – Solloza – Tengo una familia acá que me apoya – Se abraza a mí, buscando apoyo.

- Nos vamos, fue una decisión de tu padre y por ser menor de edad aun no decides por tu cuenta. No todo es color de rosa ¿Crees que tu tía está conforme con la noticia? Fuiste una decepción para todos, más para mí pero no te echo toda la culpa, sé que la mayor parte se la lleva tu padre

- Sabes, capaz sea una niña mimada e inmadura que aun ve el mundo de color rosa, pero hay algo que si se y es que seré esa madre que tu no fuiste. Dices que no estoy capacita, pero viendo el ejemplo, tu tampoco lo fuiste, no estabas lista para traer un bebe al mundo y aun así lo hiciste. Todo lo aprendí de ustedes – Dice desafiante. La mano de su madre se estrella contra su mejilla, golpeando fuertemente.

- No tengo tiempo para tolerar estupideces – La toma del brazo para llevarla a la fuerza – Nos vemos, Annie y siento lo de tu abuelo

Bajo apresurada, pensando en las posibilidades para que Clarisa se quede, la relación con mi tía Julia no ha sido la mejor que digamos y claro, al nacer de una aventura, se cómo se ha de sentir. Sus padres literalmente se fueron forzados a crear un hogar, un hogar que se derrumbó al primer intento.

Observo a mi mamá esperando que haga algo y ella solo niega deliberadamente y con sus labios me dice que es lo mejor.

Tomo las llaves de mi auto apresurada y salgo disparada hacia él, en cuestión de segundos me encuentro en la casa de Tomás, toco la puerta inquietamente, varias veces, hasta que el chico de rizos despeinados abre la puerta un poco confundido.

- ¿Me puedes decir en qué carajo estabas pensando cuando abandonaste a Clarisa? – Bufa.

- No tomo sus precauciones a tiempo, tengo una vida planeada y no dejare que un bebe lo arruine. Le di una opción y la rechazo, pues que ella vea

¿Qué les ocurre a los hombres últimamente?

- ¿Crees que ella no? ¿Crees que ella no tenía un futuro ya planeado? Estas siendo egoísta

- ¿Egoísta? Annie ¿¡Que podemos saber nosotros de cuidar un bebe!? Si apenas logramos cuidarnos nosotros y aun así cometemos errores. No pensaba en tener un hijo tan pronto

- Pero si no pensaste cuando dormiste con ella ¿No? Ahí nada te importo – Enarco mi ceja, furiosa.

- Ya hablamos y no hay manera que yo acepte al bebe. La di a elegir entre él bebe y yo y ella ya eligió. Pues que haga su vida entonces, no tengo nada que ver allí – Mi rabia se incrementa al punto de propinarle un golpe directo en su cara.

Oh si, una Loera sabe pegar como un hombre

Se lleva una mano a sus labios, sintiendo lo metálico en la comisura de estos.

- ¿¡Te has vuelto loca!? ¿Qué mierda ocurre contigo? – Me fulmina con la mirada.

- Oh, era para ver si entrabas en razón. No pensaste cuando actuaste, nunca lo haces, vas con todo sin medir las consecuencias... Ahora mi prima se encuentra camino al aeropuerto que la llevara miles de kilómetros lejos de México – Se asombra al momento – Ojala Clarisa fuese sido tan importante para ti como lo son esas maquinas

>> Ah... Y una cosa – Me volteo antes de salir – Los errores se aceptan, no se huyen de ellos... Y ellos nos ayudan a crecer ¿Si huyes como aprendes?

Me voy sin esperar una respuesta, salgo de su patio y me estaciono una cuadra más atrás. 1...2...y

Un chirrido de llantas me hace saber que acerté en lo que pensaba; observo el auto de Tomás perderse a paso veloz entre la carretera, solo espero que pueda llegar a tiempo.

�Ya:2ocq

Continue Reading

You'll Also Like

11.8M 819K 41
Kate, quien ha estado enamorada de Ethan desde que era pequeña, por azares del destino se ve obligada a escoger entre superar su enamoramiento y cont...
71.1M 3M 60
Culpa mía es una película basada en la trilogía "Culpables" - Próximamente disponible en Amazon Prime. ¡Disponible los 16 primeros capítulos! **Ganad...
135M 8.7M 65
Recién llegada a la elitista universidad Tagus, Jude Derry descubre que ahí todo gira alrededor de las fiestas, los chismes, los ligues y sobre todo...
59.3M 2.6M 70
Freya Harrison nunca llegó a pensar que su vida cambiaría por completo al decidir pasar el verano junto a su padre. Un bloque de apartamentos alejado...