Los Hijos De Drácula(Terminad...

By KatherineBalenciaga

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Luego de la muerte de Elizabeth Drácula encontrará el verdadero amor si Elizabeth sólo fue una parte Katheri... More

Una vida Solidaria
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By KatherineBalenciaga


El cargo de conciencia por mi amor hacia ella es más fuerte que miles de vampiros juntos. La amo demasiado como para engañarla. Aún estoy en la oscuridad del callejón. Decidí volver al departamento, pensar en Drácula era como no querer ver la triste realidad él es así, cuando un vampiro bebe sangre pierde la humanidad.
Lo único que tenía en mi mente era a Drácula y sus ojos negros; sus venas que sobresalían, la sangre por todos lados y ella que podría haber sido Gissel o quizás yo, nunca se sabría. Me dirijo a mi cama, para quizás dormir pensando en otra cosa, recojo mi cabello, me quito la camisa y la falda, quedando completamente en ropa interior; cosa que no me importó.
Estuvimos muy bien en todo el día, ¿Qué fue lo que pasó? Era lo que me preguntaba
Me recuerdo mirando el techo, mis ojos parecen una laguna con el agua más limpia del lugar. Sin darme cuenta un suspiro sale de mí, quizás mi padre fue y será un monstruo, pero no esperaba ver al famoso Vladimir Tepes, mi Drácula, degollando a alguien como si fuera un carnívoro. A mi mente sólo le llegan recuerdos como los que tiene la gente cuando está por morir, esos recuerdos que Son los más bonitos que pude haber tenido junto a Drácula. (Como la primera vez que lo vi)

Era casi las 8 de la tarde, estaba en el centro, ya llevaba dos meses aquí en New York y deseaba pasear un poco.
Decidí salir a las ferias esas que tienen vendedores de muchos lugares.
Me deleitan las telas, los aromas incluso los hombres. Mientras camino para ver las cosas veo un lugar con los pañuelos más bonitos y femeninos que puede tener una mujer.
- ¿Ve algo que le guste, señorita? -pregunta el vendedor
- ¿A cuánto está este verde claro? -pregunto interesada

A $50, también tenemos los perfumes más bellos para las mujeres -contesta el vendedor. Que me mostró todo lo que vendía y de vez en cuando me hacía indirectas como coqueteándome; pero yo las ignoraba pues en ese tiempo no estaba interesada en nadie.
Compré un perfume de olor a rosas y mi pañuelo verde manzana, antes de guardarlo me roció un poco su aroma, sí que era exquisito.
Intento salir del lugar que ya estaba lleno, pero es difícil la gente está entrando y me empujan de nuevo adentro.
Lo intento de nuevo, con mucha desgana, y un hombre se queda quieto entre la gente; cosa que no me importó, empujé a varios incluyendo al hombre y éste se mostró molesto. - Discúlpeme, es difícil salir de este lugar -digo avergonzada, debí ser más educada.
-No se preocupe niña, el lugar se está llenando -contesta el hombre, que era Drácula, pero en ese momento aún no teníamos nuestra gran amistad y amorío.
- ¿Se siente usted bien? -pregunto preocupada
Él me mira mientras se sorprende por mi pregunta
- ¿Por qué lo preguntas?- contestó él sorprendido
- Está usted en medio de la entrada, y la gente lo empuja, por eso le pregunto -digo mirándolo enamorada de su belleza, era un hombre grande pero muy bello para su edad; me decían mis pensamientos.
Él sonríe como si leyera mi mente...
- Sólo he percibido un aroma delicioso y me ha gustado, pero no sé de dónde proviene -dice él como si fuera de otra época.  
Mire señor, será mejor que salga, o la gente lo va a empu... -contesto pero un hombre me empuja y me acerco más a Drácula.
- Está bien, un gusto, soy Vladimir -contesta él sonriendo aun entre la gente.
- Katherine Balenciaga, un placer -digo pero unas gotas empiezan a caer y me asusto.
- Lo siento, vine caminando, debo irme, un placer -digo despidiéndome sin esperar respuesta; no quería estar mojada cuando llegase a casa.
Esa fue la primera vez que conocí a Drácula, pero no lo conocía realmente, una sonrisa se formó en mi rostro y más lágrimas salían.
No sabía si odiarlo por mostrarme semejante atrocidad o comprenderlo, debe de ser feo vivir de otros y mucho más haber visto morir a tus seres queridos mientras tú sigues intacto. Un suspiro sale de mí, aún no me duermo, no puedo dejar de pensar; en ese momento deseé tanto a Drácula, de una forma muy sucia, quería tenerlo sólo para mí.
Tomo mi teléfono y busco el número de mi madre para llamarla e irme lejos por un tiempo, pero qué tal si lo hago y Drácula se va... Nunca más lo volveré a ver... Mis pensamientos me estaban atormentando.
- ¿Qué ha sucedido entre ustedes dos? -pregunta Valentine entrando por mi ventana, me cubro inmediatamente con la manta
-Dios, niño, ¿No sabes que existe la privacidad? -pregunto molesta
- Veo que tú también estás mal -comenta mirándome la cara hecha un desastre
- ¿Para qué has venido? ¿No viste que son casi las 5 de la madrugada? -digo triste, sin mirarlo.
Ya pasaron casi 4 horas desde que Drácula se volvió un monstruo.  
He ido a visitarlo, a pesar de todo es mi abuelo. En fin, Jaqueline se presentó, ella estuvo con él. Y parecía estar muy asustada, dijo que el maestro estaba muy disgustado -explica Valentine sin que yo pudiera comprender lo que decía.
Mi corazón se rompió cuando dijo que Jaqueline estuvo con él.
- Genial, ¿y yo qué tengo que ver con eso? -pregunto desinteresada y con odio
- No lo comprendes. Él la rechazó y ha roto toda la casa, ha quemado los cuadros de Elizabeth. Se encerró con el piano -contesta Valentine acercándose.
- Todavía no comprendo -digo sin entender
- Tú le gustas, y demasiado - dice Llacaret apareciendo de la nada como un reflejo Me cubro más para no mostrar nada.
- No parece eso, está con su amante, no me molesten por favor -contesto irónicamente Valentine se acerca a mi ropero y busca mi vestido blanco.
- Bueno, él está bastante molesto, ¿Qué ha pasado? Amo a mi padre y me preocupa verlo así -grita Llacaret con miedo en sus ojos.
Valentine parece asustarse y me da el vestido.
- ¿Te preocupa o le tienes miedo? -pregunto segura de lo que digo
- Ella es humana, no comprenderá -dice Valentine mirándolo serio con ojos celestes como el mismo cielo
- Mi amada también es humana, ella debe de comprenderlo -gruñe Llacaret mirándome
- ¿Qué tengo que comprender? -pregunto sin entender nada
- Si lo quieres ve y habla con él. Si no lo quieres, te daremos dinero para que te vayas lo más lejos posible de aquí -contesta Llacaret
- ¿Y eso quién lo decidió? -pregunto más sorprendida
- Mira abuela, tú debes pensar en ambos, no tan sólo en ti. -dice Valentine sentándose a mi lado.  
Yo lo sé él me lo mostró -susurra Valentine en mi oído.
- Sí, debes pensar en su futuro. En el futuro de ambos, él ha decidido mostrar cambios. Al comienzo no quiso por tu bien, pero tú te mostraste interesada en él y me costó hacerlo entrar en razón -se queja Llacaret aún con su expresión molesta.
Yo sólo los miro, como si no comprendiera lo que dicen.
Pero no sabía qué pensar.
- Si lo amas habla con él, haz que recupere la cordura. Jaqueline dijo que nos contaría a nosotros de su rechazo hacia ella, él se molestó más sabiendo que te contaríamos y la quemó -explica Valentine con una sonrisa en su rostro.
Pero Llacaret no tiene ninguna expresión, pareciera estar dolido por el relato de Valentine.
- Bueno, llévenme a su casa -digo respirando profundo
Realmente no sabía que iba a suceder, si lo odiaría o lo querría como siempre lo he hecho. - Muy bien, yo la llevo. Ella se lleva mejor conmigo -contesta Valentine como un niño entusiasmado.
- Por favor, discúlpame por mi carácter, no he visto nunca a Drácula de esa forma -dice Llacaret avergonzado bajando la cabeza.
- Bueno, antes aclaremos algo -digo saliendo de la cama ya vestida
- Claro, abuela -dice Valentine
- Dinos, Katherine -contesta Llacaret
- Si los veo de nuevo en mi departamento sin golpear la puerta yo haré que él los mate, ¿Okay?
-digo algo molesta por la falta de privacidad.
Ambos rieron mientras Llacaret desapareció con una expresión de tranquilidad en su rostro.

Valentine aún estaba ahí y me miraba como si yo fuera el ser más bello del mundo
- ¿Crees que algún día yo también me enamore de un humano como ellos lo hicieron? -pregunta él con mirada de niño
Cosa que me encogía el corazón, él era tan lindo.
Con sus ojos celestes, ese pelo despeinado y su piel pálida.
Me acerqué a él y me senté a su lado
- Cariño todo a su tiempo, si ellos lo hicieron tú también podrás -le digo acariciando su mejilla - Quiero que sea como tú. Que no vea nuestro monstruo interior y me ame tanto como tú lo amas a él Katherine -dice acercándose a mí
- Dijo que tú lo viste entre tanta gente que él te sintió como si fueras su alma gemela -contesta Valentine mirándome triste
- Si vas a buscar un humano procura que lo sepa todo en un tiempo muy corto, así se ahorran estas cosas -digo riéndome junto a él
- Bueno luego tendrás tiempo para mí -dice Valentine levantándose
- Muy bien, vamos con tu abuelo -digo sin ganas
Valentine era un gran joven, se notaba que era mujeriego pero por dentro también era el ser más hermoso y romántico que puede haber, él era como yo, lo quería todo o nada.

Valentine me cargó en su espalda, me sostuve en su cuerpo que parecía una piedra; pero una piedra en la que podía confiar. El aire frío golpeaba nuestros rostros como si fueran crueles cuchillas. Él parecía estar muy concentrado en llegar, la noche estaba muy fría, menos mal que tenía mi tapado negro o me hubiese congelado. Mis labios estaban pálidos y temblaban del frío, no es exageración.
Imagínense correr a velocidad vampiro siendo un humano, el frío golpea tu cuerpo y te da el doble de dolor que lo normal.
Estaba nerviosa por lo que podía pasar, no sabía qué decirle a Drácula después de haberlo llamado monstruo.
Me perdí en mis pensamientos, en mi cargo de conciencia.- Bueno, ¿Qué hay si es vampiresa como tú? -pregunto burlona Él me mira con disgusto
- Yo quiero alguien que sea débil, con su corazón fuerte, su piel caliente y que sepa amar de verdad -me contesta Valentine disgustado por mi comentario
- Bueno vas a tener que esperar, mira a tu abuelo ¿No está ya muy viejo? -digo burlona

El amanecer casi no se daba a conocer y eso me parecía frustrante, el tiempo parecía pasar lento Mientras entrábamos al bosque lo pensé bien yo tenía la culpa de todo; yo lo quería ver, yo fui la que pidió que me mostrara su lado más oscuro
- Muy bien, baja Katherine -me indica Valentine soltándome sin mostrar cansancio alguno.
- Bueno, llegamos digo mirando la puerta con miedo
- Él está arriba, si nos escuchó, ¿Quieres que vaya contigo? -pregunta él preocupado, tocando mi codo para darme ánimos.
Pero me aseguro a mí misma, con mi fe en Drácula.
Sé que él nos escucha y nos ve desde adentro.
- No cariño, es mejor que nos dejes solos -digo con todo el carisma que puedo dar

Está bien, sé que lo harás bien -me contesta Valentine sus ojos parecían brillar del gusto. El aire que se llevaba las hojas secas de los árboles daba en su pelo dándole un toque de superhéroe. - Escucha Valentine mi mamá me enseñó que las cosas buenas llegan al final y todo sucede por algo -digo acariciando su mejilla.
Él corresponde a mis manos cerrando los ojos y gozando de mi piel, que se calentaba por sí sola. - Cuando la encuentre, te la presentaré -dice mirándome como un niño enamorado, cosa que me encantaba.
- Será difícil encontrar a otra yo, pero ya veremos -digo riéndome.
Me giro como siempre, sin esperar respuesta alguna, ese era uno de mis hábitos o mejor dicho defectos; aparte de ser insistente y conservadora. Camino y empujo la gran puerta del castillo, el miedo no se da paso en mi cuerpo, pareciera que sólo quiero ver qué es lo que puede pasar. Lo peor sería que él decidiera matarme para calmar su dolor.
Pero sacudo mi cabeza al ver cómo están rotas las cosas, los cuadros de la pared no estaban, los sillones estaban quemados, había platos por todos lados.
Miro a mi alrededor y una pluma se mueve en el aire
Lo primero que viene a mi mente es que Drácula estuvo aquí y no quiso que lo viera.
Respiro profundo y decido hablar.
- Drácula -digo llamándolo mientras miro a todos lados, pero no hay respuesta.
- Drácula, ¿Dónde estás? -pregunto mientras empiezo a subir las escaleras.
Mi respiración se vuelve agitada y mi cuerpo pareciera tener fiebre del ardor que siento en él.
Camino a nuestro cuarto, no sé por qué dije nuestro, pero voy hacia la habitación en busca de él.
Abro la puerta y respiro profundo de nuevo.
Y ahí está Drácula, mirando por la ventana, sólo veo su espalda; él tiene su cuerpo desnudo cosa que me excita.
Su cabello está despeinado y parece estar tenso - Drácula, quiero hablar contigo -digo caminando hacia él.
En ese momento sólo quise abrazarlo tocarlo y amarlo.
Él ya había vivido mucho y conmigo tendría que vivir más penas.
Pero él sigue sin emitir palabra alguna
- Por favor, dime algo, no me mates de esta forma -digo casi susurrando, pero sé que él lo escucha. A pesar de mi confesión Drácula no reacciona y no emite palabra alguna, sólo pude escuchar que respiró profundo
- Lo siento, mi amor, te amo -vuelvo a decir con los ojos llenos de lágrimas y agarrándome a su espalda con fuerza
- Drácula, no me odies -digo respirando en su espalda.
Sólo podía sentir las lágrimas en mis mejillas, pero él no me toca, no me habla, no me mira, llegué a notar como movía su cara, como si no supiera qué hacer.
Lo apreté más con mis brazos en su cintura, pero decidí mirarlo, quería mirarlo de frente. Lo solté y caminé hacia su rostro.
Mi corazón quería salirse. Su rostro tenía lágrimas de sangre, sus ojos estaban negros y las venas de su cuello se inflamaron.
- Katherine -susurra Drácula como si el mundo se viniese a sus pies, podía sentir como le dolía hablarme

Mi amor, no estés así -le digo acariciando su rostro para darle consuelo mientras mis lágrimas salían a cántaros en mis ojos
- Te amo -volvió a susurrar Drácula bajando su cabeza, mi corazón se encogió como si mi mundo sólo dependiera de su felicidad.
Lo abrazo fuerte, me coloco de puntitas y acerco mi rostro a su pecho, sólo quería tocar su piel que estaba fría y con sangre, pero no me importaba, posé mi rostro en su pecho y mi cuerpo empezó a reaccionar.
Acariciaba su cuerpo con mis manos, mi rostro se empezó a llenar de sangre. Pero Drácula, que estaba más que excitado por nuestro contacto, tomó mi rostro y me besó.
Fue un beso casto y tierno.
Sin notarlo, tenía las manos con sangre, me sorprendí pero no importaba; él las tomó y sonrió -¿Seguiremos esto? -pregunta Drácula con entusiasmo.
- Bueno pero tendremos que ahorrarnos estas peleas -digo con seriedad
- Eso será fácil -dice burlón, besando mi cuello
- Vamos a tener que casarnos, ¿Estás dispuesto a eso? -pregunto coqueta.
Me parecen estúpidos nuestros cambios de humor pero ¿Cómo reaccionas al vivir algo que nunca sentiste?
- Casarnos, ¿tan serio es? -pregunta él entre risas
- Bueno es para asegurarme de que sólo serás mío -contesto mirándolo como una niña triste. - Casarnos, tener hijos, vivir juntos. Esas son las cosas que más rápido haremos -contesta él burlándose.
Continuamos así, algunas veces sólo intercambiamos miradas otras sólo palabras con mucho cariño.

Cierra las cortinas, iremos a bañarnos -me ordena soltándome y caminando al baño. - Si, su Majestad -digo burlona. Corro a cerrar las cortinas, luego de cerrarlas camino al baño en busca de Drácula, que se está lavando la cara mientras la bañera se llena de agua caliente. Él se gira a mirarme con una sonrisa en su rostro, no puedo evitar mirar su hermoso y excitante cuerpo.
-Ven aquí, niña -me ordena.
Mi cuerpo parece segado ante él.
- ¿Si, su majestad? -pregunto coqueta acercándome
- Creo que esta noche no habrá sexo -dice él riéndose fuerte, mientras mis ojos empiezan a arder del sueño.
- Bueno, pero habrá tiempo para eso, ¿verdad? ¿O me vas a dejar en espera? -pregunto burlona aunque el tema me incomodaba.
- Cuando tú quieras, yo quiero. Quítate la ropa -dice él saltando mi cabello lacio
- ¿Y si yo quiero ahora? ¿Qué pasa? -pregunto interesada
- Ay por Dios, te estás durmiendo, no insistas, lo haremos luego; solos tú y yo -contesta él besando mis labios.
Tiro mi vestido blanco en el suelo y quedo en ropa interior, la cual siempre ha sido de encaje.
Drácula sólo muerde su labio y me mira como si quisiera comerme.
- Por favor, no hagas eso -suplico, con mis mejillas ardiendo
- Disfruto lo que veo -contesta él acercándose a mí
- ¿Y qué es lo que ves? -le pregunto coqueta

A mi esposa hermosa y avergonzada -dice él desabrochando mi sostén por detrás, en ese maldito instante sentí que Drácula era mi mundo, me gustaba tanto su roce.
- Tu esposa... Mmm, ¿y desde cuando soy tu esposa? Pensé que era tu amante -pregunto ignorando sus manos que bajan mi sostén, sólo veo la estúpida sonrisa de Drácula.
Nunca dejé que ningún hombre me tocara, me sentía nerviosa con Drácula tan cerca.
- Mátame por favor -susurro agitada, pero Drácula se baja para tomar lo que queda de mi ropa.
- No puedo, te amo demasiado -contesta él tomando mi última prenda y bajándola.
Sus ojos analizaban mi cuerpo, pero él lo disimulaba bien.
- Hagámoslo rápido, esto me está incomodando -digo agitada y nerviosa
- Tranquila querida, no hay porque alterarse -contesta tranquilizándome mientras se quita el pantalón.
No disimulo y lo miro de pies a cabeza mientras se quita las medias y sólo queda su bóxer.
- Bueno, creo que puedo esperar -digo mirándolo de arriba a abajo
- Sé que te gusta lo que ves -dice él bajando su bóxer y quedando completamente desnudo. ¿Cómo decirles lo que sentí en ese momento? Ver a Drácula desnudo, su cuerpo bien formado y ejercitado.
Por un instante miré su miembro y lamió su labio. Y comencé a palidecer de la vergüenza, ese momento fue muy incómodo pero me gustó, me desnudé ante sus ojos.
Luego de eso nos bañamos, Drácula mantuvo distancia aunque yo me acercaba más a él intentando sentir más su contacto. Digamos que en el baño parecía una madre cuidando a su bebé con el mayor cuidado.
Después de eso sólo nos quedó ir a dormir.

Sin importar que fuera de día. No había dormido en toda la noche con todo esto.
Como siempre ocurre en toda pareja, tenemos nuestros tiempos duros y nuestros momentos encantadores. Me despierto asustada por el sonido del espejo romperse, cosa que me asustó. Aún estoy acostada en la cama de Drácula. Me destapo el cuerpo y sólo tengo su camisa blanca, una sonrisa estúpida sale de mí.
En sólo pensar lo que me ha costado conquistarlo.
- Drácula cariño, ¿Estás bien? -pregunto asustada volviendo a la realidad.
Y él sale con su mano lastimada que no tardaría en curarse. Su rostro se veía muy molesto y el resto de su cuerpo también.
- Tengo que viajar a París. He ayudado a alguien y esa persona está perdiendo las riendas -explica sentándose a los pies de la cama.
- Esa persona debe de ser importante para que te pongas así -digo sarcástica mirándole sólo la espalda. Él ya estaba despierto y vestido.
- Él tiene hijas, y una deuda. Yo ayudo gente pero no me gusta verlas hundirse -vuelve a decir él frotándose la cara con mucha frustración en sus palabras.
- Bueno, si tienes que ir está bien, yo esperaré aquí, hablaré con los chicos. Necesito más información para mi libro -digo abrazándolo por la espalda
- No sé cómo hacerlo cambiar de opinión, él no recupera la cordura, tiene una deuda muy grande se queja Drácula frustrado por el hombre

Bueno si me lo explicas mejor, quizás yo entienda -le insinúo besándole el cuello para tranquilizarlo
- Bueno yo le presté dinero a Sergio, es humano. Él formó un imperio y tiene dos hijas. Con el paso del tiempo se hizo más rico y decidió no pagar la deuda. Peor aún, ahora tiene una amante; su mujer lo ha acompañado desde el comienzo. Y él sólo tira el dinero en las apuestas, ya he hablado con él pero no hay cambio alguno -contesta Drácula desahogando su tensión.
Me pongo a pensar y analizar muy bien lo que él me cuenta.
Quizás otra mujer haría falta aquí. Sé que están las sirvientas pero necesito otra que me haga compañía para hablar, contarnos cosas y eso; sé que no es cuerdo traérnosla aquí y quitársela a su familia, pero un padre daría hasta la vida por sus hijos.
- ¿Qué te parece quitarle una hija a cambio del dinero? Un humano, ni siquiera el más malo, jamás dejaría que dañaran a sus hijos. O tan solo amenázalo, querido -le digo analizando mis palabras. - Bueno creo que eso podría funcionar, pero tienes que venir conmigo y reclamarla. Te la daré a ti, sé que la quieres, no quiero más mujeres en mi casa, con la mía me basta -contesta Drácula quejándose, parecía molesto por mi comentario.
-Yo la reclamaré. Bueno, pronto Llacaret traerá a la suya -digo burlona acariciándolo.
Él respira profundo.
- Mi esposa es bastante celosa con eso me basta, aparte sería querer comérmela a cada instante.
Gracias a Dios puedo contigo, imagínate con ella -gruñe con gracia.
Una risa sale de mí, aunque sabía que si traíamos a otra y mucho más a una niña, quizás habría más cambios en Drácula.
- Bueno qué esperas, eres alto partido. Ya no los fabrican así -digo burlona, jalando su pelo hacia atrás junto a su cabeza.

- Bueno creo que será mejor que nos vayamos ahora, así conseguimos estar temprano y a tiempo dice él levantándose de la cama.
- Oh no, Vladimir Tepes, no pienso colgarme de tu espalda. Me bastó una y dos veces, pero no sé si lo recuerdas, soy humana. En París hace frío y hay mucha neblina, parece una película de miedo en las calles -me quejo doblando los brazos y dejando entrecerrados mis ojos.
Vladimir ríe al escuchar mi queja.
- Oh, querida eres tan humana -dice Drácula sonriendo.
- Pero si te apetece ser normal no es un problema. Dime cuál de mis hijos quieres que te acompañe y yo iré antes a buscar alojo en un hotel -contesta Drácula doblando sus brazos y apoyándose en la pared.
-Mmm... Su majestad no quiere venir conmigo, así que tendré que optar por mi querido Valentine -digo con entusiasmo y con tono a otra época.
- Ten cuidado Katherine, los humanos se enamoran fácilmente -dice él mirándome. Sin sorpresa alguna por mi petición.
- Lo sé, lo sé, ya me lo has dicho, querido. Pero no hay vampiro que te supere, además estamos casados, o pronto lo estaremos -digo coqueta dándole seguridad en mis palabras
- Mira Katherine, confío en ti, sólo no te apegues a ninguno, no eres la única celosa aquí -contesta él saliendo de la habitación como un reflejo.
Por un instante me pareció que estaba celoso. Cosa que me encantaba. Drácula intenta abrirse a mí; siempre fue un hombre reservado como yo.
En ese momento en el que ves algo que te sorprende y hay algo que te hace notar los cambios. Cambios que ayudan a seguir adelante bueno, yo recuerdo esa vez que le confesé todo a Vladimir, lo bien que me sentía junto a él y él me confesó lo que era.
(2 de Febrero 3 meses después de conocerlo)
- Muy bien Marcus iré a la entrevista -le digo desde el teléfono
- Katherine por favor, tienes que salir a dar la cara sé que eres anónima, pero tal vez contar quién eres te ayudará a la fama del libro -dice Marcus insistiendo.
- Ya te dije que lo pensaré, quizás vaya a esta, sólo dame tiempo -me quejo
- Está bien. ¿Tiempo para qué? -pregunta él molesto
- Para soportar a la gente como tú, no jodas responderé sus preguntas pero no iré -digo ya molesta por su insistencia.
- Está bien, te las mandaré por mensaje, junto a su número -contesta él ya tranquilo.
- De acuerdo, hasta luego -digo despidiéndome mientras me maquillo esperando la hora para ver a Vladimir.
Mi trabajo sólo era escribir, normalmente puedo escribir 10 páginas por día sin inspiración alguna, y como sólo escribía me daba de sobra el tiempo.
Mientras la noche casi cae en New York me visto como siempre con mi camisa blanca, la falda era azul y me encantaba.
Plancho mi cabello, luego tomo mi saco y mis llaves. En el camino escucho a Coldplay, como de costumbre. Algunas veces camino y otras voy en auto.
Estaba decidida a decírselo, quería decirle a Vladimir lo mucho que me gusta.
Llego al bar, como siempre el más caro de New York, me estaciono y me dirijo hacia adentro.

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la versión completa sobre el one-shot escrito anteriormente, espero que les guste,🖤