-Bueno hay que estar tranquilos y no entrar en pánico, ya que desagradablemente estamos en medio de la nada, no hay señal y ni idea donde puede haber un hospital o algo parecido, pero tendramos que buscar antes que eso se le infecte y pues, muera -dijo Connor tomando las riendas de la situación.
-No moriré.
-Eso no lo sabes.
-Te odio Connor.
-También yo, hermana. -guiñó-. Bueno, ¡en marcha! -ordenó el con voz profunda y llena de seguridad.
Me ayudaron cargandome hasta el auto y una ves adentro Connor pisó el acelerador. Horas después de no encontrar nada comencé a sentir más molestias que antes y no dejaba de gemir de dolor. Luke hacia todo lo posible para que yo ignorara el dolor, Lulú se tapaba los oidos cuando me oía gritar cada vez que el auto saltaba bruscamente y yo golpeaba mi píe. Josh y Martu iban dormidos como rocas.
Después ya de un rato creo que he perdido la cordura y he comenzado a reír sin alguna razón concreta. El ambiente estaba silencios y mi risa entre lagrimas era lo único que se escuchaba. Todos me miraban expectantes y yo les sonreí tratando de aligerar el momento.
-¡Ahí! -gritó Lulú llamando la atención de todos-. Creo que vi una pequeña casa. Connor devuelvete.
-¿Estás segura? -le preguntó Josh.
-Si, de verdad que si. No estoy loca.
Connor retrocedió y a lo lejos vimos un pequeño recinto con un luz que iluminaba demasiado poco. Connor se estacionó a un lado del lugar y todos nos bajamos del auto. Para entonces ya estaba amaneciendo.
-Es una maldita veterinaria -masculló Josh.
-¿Y que tiene? -preguntó con indiferencia Martu.
-Da igual, entremos, quizás nos pueden ayudar -comentó Lulú.
-No soy un animal -dije ofendida.
-Quien sabe.
-Si no fuera porque estoy herida y mitad consciente, te golpearía contra un árbol todo el tiempo hasta matarte.
Martu me miró horrorizada.
-Me das miedo.
-Lo sé, bebé.
Un sonido sordo llamo la atención de todos, haciendo que sonriéramos. Connor había cogido un hacha que había un lado de la veterinaria, y había roto el candado con que estaba cerrada.
-Eso es vandalismo, hermano mío.
-¿Quieres curarte o no? -preguntó. Rodé lo ojos y me adentre en la veterinaria cuando me tendió la mano para ayudarme.
Al entrar había un mesón con una pequeña puerta que daba paso a la sala donde se operaba. El lugar era pequeño, pero a pesar de que hay un estante lleno de frascos con nombres extraños es acogedor. Me subí en la mesa que estaba en el centro con la ayuda de Josh y Luke mientras Martu y Lulú buscaba en los estantes algo que me sirviera.
N/A: Algo así es la veterinaria.
-Aquí hay algo -dijo Lulú alzando una aguja e hilo quirúrgico. Connor le sonrío tomando enseguida las cosas.
-Eres genial -le dio un beso en la cabeza algo que me hizo fingir arcadas.
-Antes de que me empiecen a coser la herida, ¿no creen que primero hay que desinfectarla?
-Bien, solo ten paciencia. Hay muchas cosas con nombres extraños aquí Jo -dijo Luke.
Después de diez minutos al parecer Josh encontró algodón y algo con que desinfectarme. Mi pie goteaba sangre y yo estaba mareandome.
Martu se puso unos guantes y me sonrió maliciosa.
-¿Ya has hecho esto antes? -pregunté con cierto tono de miedo. De esos cuando sabes que lo que va a pasar va a ser horrible. Porque es así como se ve.
-¿Coser? ¡Pff! -exclamó-. ¡Claro! ¡Es pan comido! -rió.
-Martina, no, sabes que hablo de si ya has cosido heridas -dije con el semblante serio.
Ella hizo una mueca antes de contestar un horrible:-No.
-Esto va a terminar mal. ¡Voy a morir! -grité con la poca energía que tenía.
Todos me miraron preocupados y yo atontada empecé a cerrar los ojos.
-¡Oye! -gritó Luke poniendo sus manos en mis mejillas para que lo viera-. Cállate y deja a Martu hacer el trabajo. Deja de ser exagerada porque no vas a morir... creo. Confía y deja de preocuparte. Y por favor, no cierres los ojos. Solo... mantelos abiertos y se fuerte. Esto va a doler.
Martu iba a proceder cuando otro grito de una voz que no reconozco la detuvo. Solté el aire que tenía retenido y miré a mi salvador.
-¿¡Qué demonios es esto!?
-Hola -saludamos todos al unísono al chico que se encontraba mirándonos con cara de llamar a la policía.
-Por favor, no llames a la policía. Tengo una herida y solo... irrumpimos en el lugar para tratar de curarme. -le supliqué.
-Mi jefe va a matarme -dijo-. ¿Tenían que desordenar todo? -miró el desastre que dejamos.
-Lo sentimos -dijimos todos al unisono.
-Me tomará todo el día ordenarlo antes que llegue mi jefe que es en... -prendió su celular-. ¡15 minutos!
-Te ayudamos -dijimos de nuevo al unísono.
Nos miramos entre si.
-Dejen de hacer eso, da miedo -dijo el chico el cual aun no me se su nombre.
-¿Como te llamas? - le preguntó Connor.
-Jace -sonrío.
¡Dios! sus hoyuelos...
Nosotros le dijimos nuestros nombres y asintió sin poder recordarlos muy bien. Y entonces ahí fue cuando recién se fijó del tajo en mi pie y caminó rápido hacia mi.
-¿Como te hiciste esto... Lulú? -dijo confundido.
-Josefa.
-Eso, Josefa -rió. Miró a Martu con los guantes y negó con la cabeza exasperado-. ¿Quieres que lo haga yo mejor?
-Por favor -sonreí-. ¿Sabes hacer esto?
-Si. Mi mamá es enfermera, ella me enseñó. -dijo concentrado.
Oí como Luke bufaba a un lado de la mesa.
Cuando Jace terminó de coserme el pié se despidió de nosotros no si antes de avisarme que tenía que volver en unos días para que me sacara los puntos.
***
Había pasado unas semanas desde mi incidente con el pié y ya había ido donde Jace para que me sacara los puntos. Por lo tanto, ya era libre y podría moverme más. Como tirarme de paracaídas, que es lo que nos recomendó Jace. A unas horas de la veterinaria había un recinto en donde podrías tirarte de paracaídas. Es una excelente idea contando que pase la mayoría de los días sentada con cuidado de no mover el pie. Pero es lo ultimo que haremos, ya que las vacaciones se estaban acabando y había que volver a la maldita escuela.
-Connor, ¿estas seguro de que es aquí? -preguntó Lulú desconfiada.
-No, pero concuerda con la dirección que nos dio Jace. Hay que entrar.
Frente a nosotros había un recinto en muy mal estado que pareciera que cerró hace muchos años. Pero una pista de aterrizaje se extendía a su lado con algunos helicópteros.
Luke comenzó a golpear la puerta de entrada y enseguida vino un señor a abrirnos.
-Pasen -dijo-. Los estaba esperando. Jace llamó para avisar que venían. -sonrió cordial.
Todos seguimos a Luke que entro sonriente al lugar. El señor llamado Marcus nos explicó lo básico.
-Vamos a realizar el Salto Tándem. Consiste en la cual un aprendiz de paracaidismo salta junto a un instructor unidos por medio de un sistema de doble arnés -explicó Marcus-. Yo ya les explique las distintas formas de saltos las cuales ustedes eligiran como más les acomode. Se usa un arnés especial de tándem que se ciñe al cuerpo del estudiante.
-¿Es peligroso? -preguntó Josh.
-No -le respondió-. El salto se efectúa desde una altura que fluctúa entre los 5.000 y 2.700 metros sobre el nivel de la tierra, lo que da entre 75 a 25 segundos de caída libre.
-¿Seguiré viva? -preguntó Lulú.
-Si me dejas explicar si, seguirás viva -dijo irritado-. Aproximadamente a 1.500 metros de altura se abre el paracaídas, quedando entre 5 y 10 minutos de vuelo para aterrizar. A partir de cierta altura, yo uniré el arnés del de ustedes a su propio paracaídas con bandas y mosquetones. Cada mosquetón soporta una tensión aproximada de 2.000 kilogramos. 2 mosquetones unen el suyo con el mío a la altura de los hombros, mientras que a la altura de la cintura quedan unidos por otros 2 mosquetones que se ajustan antes del salto. ¿Se entiende hasta ahora?
-No. -respondimos todos al unísono.
-Prosigo. Al alcanzar la altitud de salto, el piloto da la señal para que nos aproximemos a la puerta. Ustedes se coloraran en la posición que acordaremos aquí, esto es colocando su cabeza hacia atrás y poniendo las manos cerca de su propio pecho -nos mostró como se hacía-. Ahora, eligan, ¿quieren tirarse sentados o parados?
-Sentados -respondimos a coro.
-Bien. Dependiendo del nivel del estudiante, el salto es efectuado únicamente por el instructor o en simultáneo entre los 2. ¿Oyeron?
-Si.
- Desplegare un pequeño paracaídas de frenado, que disminuye la velocidad de caída de las 2 personas, a la velocidad de 1 sola; el objetivo es permitir una suave apertura del paracaídas y que los materiales y la integridad de las 2 personas no sufran. Ya en caída libre se cae alrededor de 200 km/h de velocidad, momento en que yo y mis compañeros haremos una señal acordada con ustedes indicándoles que ya pueden abrir los brazos -sonrío-. Es la mejor parte. Ahora, muchas veces nos acompaña un camarógrafo que graba todo el salto en vídeo y/o haciendo fotos.
Connor hacía gestos de aburrimiento y Luke no paraba de sorberse los mocos. Josh estaba mirando las fotos que estaban colgadas en la pared y Martu, Lulú y yo, eramos las únicas atentas a la explicación de Marcus.
-Por favor, préstenme atención, no lo volveré a repetir. Al acercarse a los 1.600 metros de altura, nosotros o ustedes abriremos el paracaídas. Desde ese momento, dependiendo de la altura o condiciones de viento, pueden existir entre 5 y 10 minutos de planeo con el paracaídas donde eventualmente se le permite a ustedes tomar los mandos del paracaídas, y dependiendo del nivel, incluso aterrizar. Cosa que yo no haré porque veo que ustedes son irresponsables.
-¡Hey! Nosotras no -me señalé a mi y las dos únicas chicas que me acompañan.
-Da igual -respondió indiferente-. Dependiendo de las condiciones de viento, se puede acabar aterrizando de pie o sentado en caso de poco viento o mucho peso la pareja. ¿Entendieron todos?
-No.
-Al helicóptero, ahora.
Luke P.O.V
Ya adentro todos del helicóptero mis nervios se incrementaron. La verdad es que yo toda mi vida me he querido tirar en paracaídas pero nunca lo había hecho por una razón, mi madre. Mi madre no me dejaba porque decía que era muy peligroso, porque no tenia edad, porque me podía matar, que no era seguro, e infinidades de razones que no tenían coherencia. Pero bueno, ya tengo 16 años de edad y es cierto, siempre lo que querido hacer. Los demás tampoco lo han hecho así que no estoy solo en esto. Vamos a saltar de 20.000 pies de altura que es lo mas alto.
Ya llegamos a la altura y el piloto nos dio la señal para que nos lanzáramos. Connor y Lulú fueron los primeros en lanzarse con su instructor. Empezó a entrarme el pánico y ahí fue cuando mi instructor me sonrío y se puso de pie. Mi cara de confusión era épica cuando estábamos en la orilla de pie. Mi amigo el de paracaídas decidió aventarse parado, cuando realmente nos habían dicho que te sentabas en la orilla y te lanzabas. Pero este idiota dijo: no, me vale un quilate de cacahuates indoneses y me voy aventar de frente ¿por qué? ¡Porque no me interesa el cliente!
Entonces pues ya, nos aventamos y siento la presión del aire en mi cara. Es una sensación impresionante la que se siente, de seguro todos están divirtiéndose, haciendo sus muecas, pero yo, notablemente siento un liquido bajarme por la nariz.
Cometí el grave error de no sonarme antes de echarme en paracaídas.
Y es ahí cuando un alíen salio de mi nariz manchando mis lentes haciendo que no vea nada y que no disfruta ni un carajo de esta experiencia. Hecho insólito. Literalmente no puedo ver nada, solo veo una mancha verde en mis lentes, y con la temperatura y la velocidad, el viento y lo frío que era hacía que se secara el moco, entonces me empezaron a salir mas aliens y si no me los quitaba rápido se ponen como piedra, y yo, desafortunadamente, no puedo ver.
Y de repente, el instructor jala algo y me veo para arriba, la sensación me dejó alucinando. Me estoy divirtiendo mucho a pesar de que hay aliens saliendo de mi nariz, pero aunque es mi primera vez en paracaídas la verdad no la estoy pasando tan bien como debería estar pasándola.
No estoy viendo la mitad de mi caída porque hay un moco en mi ojo y otro moco en mi otro ojo. Comenzamos a descender y finalmente aterrizamos. A mi lado esta Josefa, Lulú y Connor sonriendo emocionados mientras chocaban las manos.
-Oye amigo, ¿que te pasó? ¿te lloraban los ojos? Porque sentí como agua cayéndome en la cara -dijo mi instructor.
Oh maldita sea.
-Eh... -balbucee incomodo y me fui corriendo de ahí en dirección a Josh que recién aterrizaba.
Cuando me saque los lentes parecieran como si los hubiera sumergido en un balde de mucosidad. Fue loco, muy loco.
Jo se acercó a mi sonriendo felizmente. Me rodeo el cuello con sus brazos abrazándome. Mi corazón empezó a latir rápidamente debido a su cercanía. Rodee su cintura con mis manos y la alcé dando vueltas, ella río y apenas la dejé en el suelo me golpeó.
-No vuelvas a hacer eso sin avisar.
Esa es la Josefa que conozco.
-¿Por qué siento que no te divertiste del todo en la caída? -me preguntó enarcando una ceja.
-Porque no me divertí -reí.
-¿Qué pasó?
-Muchos aliens salieron de mi nariz.
-¿Qué? -preguntó confundida.
-Después te cuento.
-Bueno..
-¿Jose? -pregunté.
Creo que era el momento, ya no puedo soportarlo. Quiero estar con ella.
Ella me miró, con esa intensidad que siempre me hipnotizó. Su sonrisa, oh su sonrisa. Era perfecta, porque ella sonreía hasta con los ojos. Sus facciones simplemente me encantan. Comenzó a mirarme de manera extraña, confundida.
Hasta así se ve encantadora.
-Luke me estás asustando, llevas 5 minutos mirándome sin decir nada -espetó, con el ceño fruncida.
Reaccioné y deseé que me tragara la maldita tierra. Saqué una flor de una planta que había cerca y se la acerqué, con intenciones de dársela.
-¿Quieres ser... -y pasó lo inevitable. Estornude y acabé tirándole la flor en la cara. Se quedó un momento sorprendida, acercó su mano al ojo y se lo limpió. Ay dios le escupí.
-¿Decías? -dijo algo impaciente.
Ay no.. Vómito verbal, se acerca el vómito verbal.
-¿Quieresserminovia? -dije rápidamente.
-¿Disculpa? No te entendí.
No me lo hagas difícil por favor.
-¿Quieres... Quieres ser... Mi novia? -cerré los ojos, esperando el rechazo. Pero me sorprendí cuando sentí los brazos de la castaña rodearme.
-Si -susurró en mi oído-. Me parece precioso.
¿Qué?
***
Josefa P.O.V
Estamos volviendo a casa, el viaje es pesado así que decidí dormir, pero el pie de Martu en mi cara no me da mucha comodidad que digamos. Escuchar a Connor cantar rompe mis tímpanos.
Lulú ronca como si su vida dependiera de ellos. Luke estornudaba cada cinco segundos y hasta ahora Josh era el mas normal ya que dormía en silencio en un rincón del auto. ¿Por qué no puedo descansar en paz? Díganme.
Connor me avisó que despertara a los demás porque habíamos llegado. El salió del auto y cayó dormido al instante en el ante-jardín de la casa, manejó toda la noche así que... mejor lo dejo ahí.
Son las 5:30 pm y el cansancio me está ganando, pero rapidamente cesó al ver a la persona que estaba sentada en los escalones con la cabeza gacha.
Mike.
-¿Que demonios haces aquí? -dije enojada.
-Escucha.. yo no quiero hablar esto aquí, ¿podemos entrar? Por favor -suplicó.
-Mike, cuantas veces te tengo que decir que yo no quiero nada contigo.
-Es importante.
Sus ojos estaban rojos y unas ojeras se marcaban debajo de ellos. Su rostro estaba pálido. Se veía agotado y temblaba de frío.
-Está bien. Que sea rápido. -entré a la casa con el pisándome los talones. Los demás nos esperaban adentro impacientes, excepto Connor, que sigue durmiendo en césped. Lulú captó mi mirada y llevó a Josh, Martu y Luke al segundo piso.
-Adelante -me crucé de brazos.
-Mira, ¿tu sabes que mi padre volvió cierto? -asentí-. Se que el lo hará otra vez y no se detendrá, solo vengo a advertirte... tiene a alguien, no se a quien, pero hay alguien vigilandote en estos momentos y seguramente cuando salga de aquí me matarán. Pero si alcanzo.. escaparé a Nueva York e iré a la universidad ahí. Por favor, créeme.
-Tu padre ya no tiene las armas para hacerlo, Mike -le dije.
-Si que las tiene -su labio inferior comenzó a temblar y jaló su cabello frustrado-. Solo ten cuidado...
-No te creo.
-¡Tienes que creerme, Adelaide!
-¡Vete! ¡Vete ahora mismo! Me importa una gran mierda que te mueras, me hiciste mucho daño. Creerte seria como perdonarte. ¡Vete al diablo! ¡No jodas mi vida de nuevo, Mike! -maldecí echándolo de la casa. Cerré la puerta de golpe y le di la espalda soltando el aire que había retenido.
Mi celular vibró, un nuevo mensaje:
Numero desconocido:
¿Me extrañaste, perra? -A.
Había una foto mía hablando con Mike.
Mi corazón se aceleró y miré alarmada todas las ventanas de la casa. Luke y Martu bajaron rápidamente las escaleras, confundidos y enojados.
-¿Por qué demonios te dijo Adelaide?-espetó enojado.
***
Holaaa, ¿que tal les pareció? Comenten para saber si les gustó;) Va a estar sabroso el próximo capitulo, así que.. prepárense :3 OKHFRKWFRB
Como ya les dije el capitulo anterior. El grupo de WhatsApp sigue abierto por si quieren entrar. Dejen sus números aquí -por favor con el código de país- o me los envían por privado. Como se les sea más cómodo.
Bueno... ¡Nos vemos en el próximo capitulo!