lauren
-Derek, me estresas- dije frotando mi sien.
-Cállate, ¿quieres?- contestó sin quitar la vista del frente.
Estamos en su auto, camino a su casa.
-¡Sólo quise hablar con Camila, no te voy a engañar con ella o algo parecido. No seas un exagerado!
-He visto como te mira, no me agrada. No es muy difícil de entender, ¿o sí?- ahora sí volteó a verme. Su mirada está llena de enojo, estúpida luz roja- tú eres mía, Jauregui- dijo decisivo.
-No, yo no soy tuya, no soy un objeto del cual te puedas adueñar.
Me dio una bofetada. Genial, otro moretón que debo cubrir.
-Eres mía y punto.
Tenía puesta mi mano sobre mi mejilla. Asentí.
***
Ahora tengo a un Derek sin camiseta besándome con demasiada desesperación en su habitación, qué asco.
Él tiene sus ojos cerrados pero yo no, él me está tocando pero yo a él no. Creo que está tan concentrado que no se ha dado cuenta de que ni siquiera le estoy correspondiendo los besos.
-De-derek- puse mis manos en su pecho para empujarlo fuera de mí. Cuando intentaba hablar él me interrumpía.
-Shh- puso sus manos en mi cintura y se pegó más a mí.
De repente tuvo una erección y como está tan pegado, pues la sentí. Lo empujé con todas mis fuerzas (las cuales no son muchas considerando lo grande que es este chico).
-Tuviste una erección, no jodas- dije mirándolo con los ojos bastante abiertos. Sus labios están hinchados y su cara está bastante sonrojada.
-¿Y qué?- contestó con fastidio. Tal vez lo avergoncé.
-Controla tu pene, ¿quieres?
-No quiero- sé volvió a acercar a mí y de nuevo me besó.
Dios mío, yo no he hecho nada para merecer esto.
***
camila
Edward me invitó a su casa para ver películas y comer todo el tiempo juntos. Es viernes así que no nos preocupamos por los deberes. Lo único que me preocupa es Derek porque todo lo hace incómodo.
-Camila, ¿y si vienes a ayudarme para elegir una?- habló mi mejor amigo viendo los estantes de películas del local en donde las rentan.
-¡Quiero Titanic y Diario de una Pasión!- dije emocionada.
-No, ya hemos visto esas como mil veces- me miró y fingió una cara de cansancio.
-Bueno pero tú quisiste que te ayudara- me crucé de brazos.
-De acuerdo, llevaremos esas pero me toca elegir también- alzó su ceja desafiante. Demonios, sé lo que elegirá...- ¡El Conjuro y REC!
-¡Edward, no!
-Ni modo, yo tampoco quiero las que tú elegiste- se encogió de hombros.
El resto las elegimos juntos. En total son 7, dudo que terminemos de verlas en un día.