Un mes y estaremos todos juntos reunidos de nuevo.
No sé si pueda esperar más para que eso pase. Ya quiero verlos a todos riendo y conversando. Quiero tenerlos cerca y poder observarlos compartir. Es uno de los mejores sentimientos.
Me he mantenido con buenas calificaciones en una de mis peores materias: anatomía. Tampoco me ha ido tan mal en las demás. He estado muy concentrada en mis estudios para que así, cuando ellos lleguen, solo disfrute de su compañía.
He mantenido el contacto con Luke, Ashton y Mike, aunque aún él no sabe que yo sé lo que no sé si debería saber. Alaska ha estado muy concentrada en pasar una de sus materias más difícil: matemáticas, así que no la he visto mucho, solo en los descansos. Ariana me ha pedido estudiar juntas y Curtis nos ha sido de gran ayuda, pero hace dos días que no lo he visto venir, ni tampoco ha ido a visitarnos.
Algo dentro de mí me dice que esto no va bien.
—¡Adivinen quien está salvando matemáticas!
Su grito de euforia en la mitad del casino me hace reír. Alaska es una de las chicas más geniales que conozco. Ella es como es, al que le gusta le gusta, ya no veo que le afecte tanto que crean que está aquí gracias a su padre.
—Mhmmm, no lo sé. ¿Quién puede ser? —la molesta un poco Ariana, pero Alaska no deja de sonreír.
—¡Yo! —se sienta con la misma adrenalina con la que llegó y sus pupilas están tan dilatas que no puedo dejar de mirarlas—. Pensé que jamás podría salir de los cuatros, pero ¡Lo hice! Dios, mis padres estarán tan felices.
La manera en la que me lo dice hace que sienta ternura. Para Alaska la opinión de sus padres es todo y me alegra que para ellos siempre sea un orgullo los logros de mi amiga.
—No lo dudo, Alaska. Es imposible que alguien no esté orgulloso de ti.
Ella me sonríe complacida por mi sinceridad, pero rápidamente baja la mirada. Alaska es una de las chicas más fáciles de leer del mundo entero, no es tan complicado notar sus cambios últimamente. Pensé que todo esto era debido a sus últimas pruebas, pero puedo notar que es más que eso. Hay algo más.
—Deberíamos celebrar comiendo pastel, ¿Quién me apoya? —anuncia Ariana levantándose de la silla.
—Yo. —decimos Alaska y yo al unísono.
—Bien, supongo que chocolate para ti. —dice mirándome para luego hablarle a la morocha—. ¿Alaska?
—Naranja.
Mi amiga de ojos verdes asiente y se va. Aprovecho este tiempo a solas para que Alaska se sincere conmigo, sé que quizá le da un poco de vergüenza con Ariana presente.
—¿Y? —le pregunto haciendo que levante la mirada de sus manos.
—¿Qué? —me pregunta ella muy tímidamente.
Suspiro y la miro—. Alaska, has estado rara y sé que algo te pasa. Veo que no son las calificaciones, tampoco tus padres... ¿Qué es?
—Ian me pidió ser su novia.
Mis ojos se abren y mi boca cae directo al suelo. ¿Qué ha dicho qué? Dios, no. ¿Por qué? Ian es gay, ¿Por qué está haciendo esto? No puede jugar con ella. No se lo voy a permitir.
—Sabía que no era buena idea decirte.
—¡No! —la corto precipitadamente—. Digo... no, es que... es raro. —me aclaro la garganta y me atrevo a preguntar—. ¿Por qué es podría ser un problema para ti?
Ella suspira tristemente y piensa por unos segundos para luego menear la cabeza.
—No lo sé, supongo que eso era lo que quería...
—¿Y ahora? —hablo muy rápido y ella está notando mi extremo interés.
—¿Por qué actúas así cuando se trata de Ian? ¿Qué hay de malo en la idea de él y yo saliendo? —pregunta, de repente, dejando su faceta tímida.
Me pongo nerviosa. Alaska, quien no intimida a nadie, logra ponerme nerviosa. Logra ponerme en un terrible aprieto.
—No lo sé, digo... No es que sea malo, solo... raro, ya sabes, Ian es... diferente.
Bueno, Alaska, me refiero a MUY diferente, no sé si me captas.
Ella vuelve a suspirar y habla—: Lo sé, tienes miedo a que me haga daño, pero eso no es todo...
—¿Cómo no es todo? —pregunto, de repente, asustada de que ella pueda saber la verdad.
—Ya sabes, no es todo lo que me preocupa... lo que me hace pensar.
Frunzo el ceño y la miro raro. ¿Qué puede ser lo que la hace pensar? Si supiera lo de Ian, ni siquiera lo pensaría. Sería un no rotundo, pero algo la hace dudar cuando ella siempre estuvo interesada en él.
—¿Qué es Alaska? Puedes contarme. —la apresuro tomando sus manos.
—Puede que... haya alguien más. Puede que me esté gustando alguien más.
—¡Llegué! La fila estaba tremenda. Ni se imaginan lo aburrida que estaba. —anuncia Ariana con los pasteles en la mano—. ¿De que hablaban?
—Mi examen de matemáticas. —miente Alaska sonriendo como si jamás hubiera pasado lo que acababa de pasar.
¿Alguien más? ¿Había alguien más en el corazón de Alaska? Porque estoy segura que Ian jamás estuvo ahí del todo.
Todo lo que queda del día, Alaska me evita. No me mira, se aleja cuando ve que tengo la intención de acercarme. Tiene miedo de decirme, ¿Por qué?
Cuando es la hora de la salida la busco por todos los pasillos, pero una compañera de su última clase me avisa que ya se ha ido. Ariana ha quedado con Adrián, así que solo me queda una cosa por hacer.
Ya está oscuro o al menos no falta mucho para que lo esté. Tomo locomoción e intento llamarlo para anunciar mi llegada, pero no coge el teléfono. Me asusto más, Curtis siempre me responde, nunca tengo la necesidad de llamarlo dos veces y si, no me responde a la primera, siempre se encarga de llamarme. Pero... lo he estado intentando llamar durante todo el día.
Llamo a su puerta cuando estoy allí. Toco dos, tres, cuatro veces. Nada. Estoy cansada y tengo sueño, también estoy preocupada por Curtis, pero él no está en casa. Estoy decidida a marcharme cuando suena un vaso quebrarse.
—¿Curtis? —pregunto esperanzada de que no me haya escuchado antes o no haya abierto, porque no sabía de quien se trababa, pero no obtengo respuesta—. Curtis, sé que estás ahí, ¿Por qué no respondes mis llamadas? ¿Por qué no quieres abrirme?
Un miedo me invade mientras espero tener alguna especie de respuesta. ¿Y si está herido? ¿Y si ha ocurrido algo? ¿Qué pasa si su padre estuvo de visita e hizo que se sintiera miserable?
Decidida a ver que anda mal con él, busco la llave de emergencias y me alegra encontrarla. Tengo ganas de avisar que voy a entrar, pero no lo hago, cualquier movimiento en falso puede ser usado para dañar a Curtis. Abro la puerta y todo está oscuro.
—¿Curtis?
Mi voz suena temerosa y no sé si estoy más asustada por mi o por Curtis.
—Curtis, ¿Dónde estás?
De casualidad piso los vidrios rotos, lo sé porque lo escucho crujir contra mi zapato.
—¡Aléjate de mí, _______ (Tn)!
Su voz suena quebrada, destrozada y mi corazón se paraliza cuando lo noto.
—Curtis, no puedo verte. Dime que anda mal.
—Déjame solo, es lo mejor que puedes hacer... Yo... no quiero dañarte.
¿Dañarme? ¿Cómo Curtis podría dañarme? ¡Es imposible! Curtis es el que está ahí cuando solo quiero sentarme en silencio y mirar hacia la nada. ¿Cómo una persona tan noble como él podría dañarme?
—No vas a dañarme, Curtis.... —digo sonriendo al final—. Solo dime dónde estás, no veo nada.
—No quieres encontrarme, ______ (Tn). No quieres verme...
En eso encuentro el interruptor de la luz y, sin pensarlo dos veces, lo enciendo.
Mi corazón da un vuelco cuando lo observo. Su cabello está todo desordenado, su cara pálida y sus ojos inyectados de sangre. De ellos desprenden unas ojeras oscuras y todo lo que solía ver de ese Curtis perfecto ha desaparecido.
—Dios...
No espero más y acorto el espacio tomándolo por los hombros y acercándolo repentinamente a mí para abrazarlo. Su cuerpo se tensa al contacto, pero lo que es diferente es que jamás se relaja.
—Te dije que no debías estar aquí. —me recrimina bruscamente.
No reconozco la rudeza que hay en su voz y lo comprendo cuando su aliento a alcohol me azota. La idea de pensar en Curtis bebiendo me destroza, porque sé lo que debe pasarle a Curtis para que caiga en el trago. Sé cuánto deben destruirlo para que acabe destruyéndose a sí mismo.
—¿Qué te han hecho?
Sus ojos se cristalizan y puedo ver todo lo que lo atormenta a través de ellos. Tomo sus manos con delicadeza y desvía su mirada. Me entristece saber que tiene miedo de decirme la verdad, incluso cuando yo confío en él.
—Vete de aquí, ______ (Tn). Vete ahora. —dice soltándose bruscamente de mi agarre.
Se levanta y respira pesadamente. Se agarra la cabeza con las manos y tira de aquellos dorados cabellos. Cada vez que un hombre que quiero hace eso, solo quiere decir: malas noticias.
—No me voy a ir. —digo firmemente, dejando mi posición inicial—. No hasta saber qué pasó contigo.
Él no me mira. No quiere voltear hacia mí, pero yo no pienso retroceder e irme de aquí sabiendo que me necesita. Miro a mi alrededor y está lleno de botellas vacías, no ha tomado solo una, ha tomado al menos cinco botellas de litro.
Camino furiosa por pensar que tiene el derecho de hacerse esto a él mismo cuando es la persona más noble y hermosa que he conocido. Lo hago girar bruscamente, tomándolo fuertemente del brazo y hago que me mire.
—Fue él, ¿cierto? ¿Él te hizo esto? —mis ojos se vuelven acuosos y los de él ya no aguantan más las lágrimas—. ¡Maldita sea, dime quien te hizo esto!
Da un tirón y hace que deshaga mi agarre pasando por mi lado y quedando atrás de mí. Me giro para encararlo, pero él no hace más que agarrarse la cabeza con desespero.
—¿Qué no lo entiendes, ______ (Tn)? Yo me hago esto solo, yo nadie más que yo. No estás a salvo conmigo, debes alejarte de mí. ¿Qué no lo ves, ______ (Tn)? ¡Estoy perdido! ¡No hay nada ni nadie que pueda salvarme!
Dicho esto, cae al suelo llorando, llorando como jamás en mi vida había visto llorar a un chico... a un hombre. Camino hacia él, llorando también, y caigo con él.
—¿Qué te dijo, Curtis? Dime... por favor. —le suplico sintiéndome tan frágil como él.
Sus ojos se conectan con los míos y solo hay rabia y una profunda tristeza en ellos.
—¿Qué nuevo podría decirme, ______ (Tn)? ¿Qué cosa ya no sabría? —sus palabras son dolorosas punzadas en mi pecho, pero no vuelvo a insistir o hablar, solo lo dejo liberarse—. Ya sé lo que soy, ya lo entiendo. ¡Soy un completo desastre! ¡Estoy perdido y jamás lograré ser alguien en la vida! Ya todo lo sé. También sé que es mi culpa... yo les quite a mis padres el único hijo que ellos querían de verdad.
—¿De qué hablas, Curtis? —pregunto sintiéndome más confusa de lo que ya estaba.
—Cuando... cuando tenía quince estaba... aprendiendo a manejar. —comienza con tanta dificultad que me destroza tener que enterarme así—. Yo tenía un hermano, ______ (Tn). Era cinco años mayor que yo y siempre fue el orgullo de la familia. Estudiaba para ser un médico cirujano y sus calificaciones eran... brillantes. —una sonrisa triste aparece en su rosto y continua—. Papá estaba muy ocupado con su trabajo, jamás tenía tiempo para mi así que... Damián lo hacía...
Rompe en llanto y yo lo sostengo entre mis brazos para que no se golpee contra el suelo.
—Jamás lo había vuelto a nombrar... lo teníamos prohibido. —sorbe su nariz y continúa dedicándome una triste sonrisa a la que me doy el placer de corresponder—. Papá no sabía esto, porque de lo contrario no lo habría dejado. Yo era un chico distraído, así que me pase una luz roja... intenté frenar... juro que no quería... no quería ser yo él que sobreviviera... debió ser él...
No puede más, porque rompe en llanto y yo lo hago con él. La pena que siento en mi corazón no se compara con el dolor que sentía por Calum, es mucho más fuerte, porque no es mío, es de alguien a quien quiero y admiro. ¿Cómo puede un padre hacerle esto a su hijo? ¿Cómo puede querer destruirlo cuando es lo único que tiene? ¿Cómo puede ser tan poco hombre como para hacerle esto a Curtis? ¿Cómo?
—No tienes la culpa, Curtis. Somos seres humanos, estamos llenos de imperfecciones. No tenías que cargar con esto tú solo. Tu hermano estuvo de acuerdo en tomar la responsabilidad... Él hizo esto con todo su corazón, por una buena causa...
—¡Y es por eso que me odio, ______ (Tn)! ¡Lo mate cuando él era el único que se preocupaba por mí! —grita con su voz desgarrada que me hace sentir abrumada y desconsolada. Se para bruscamente y se aleja de mí.
—Curtis, por favor, no te culpes por esto... Sé que va a sonar egoísta, pero si tienes que culpar a alguien, culpa a alguien más... ¡No me importa! Pero por favor no te hagas esto...
Me acerco a él, pero se aleja aún más poniendo una de sus manos como barrera para distanciarme.
—Aléjate de mí, ______ (Tn). Solo voy a destruir tu vida. Es lo que hago, incluso con la mía.
Él llora y se distancia de mí. Me impide llegar a él y siento una necesidad incontrolable de consolarlo. Siento rabia con su padre y en lo único en lo que puedo pensar es que toda la culpa es de él. Él debió cargar con esto, no Curtis. Él debió hundirse en su propia miseria, en la miseria que él mismo había creado. Curtis no lo merece.
—Vete de aquí ahora, antes que sea demasiado tarde. No debes estar conmigo, no debes hundirte conmigo. No dejes que te destruya, ______ (Tn), no me lo permitas, no podría perdonármelo.
Se gira con los ojos rojos, incluso su cara. Se va, se aleja hacia el interior de su casa. Me deja con el corazón en la mano y el estómago en la garganta. Me deja preocupada y sin ganas de querer seguir creyendo en la gente. Me hace sentir egoísta, porque en todo lo que pienso es en como su padre debería estar sufriendo.
—Cierra con llave antes de irte.
Una valentía que creía perdida invade mi organismo y corro hacía él. Lo tomo del brazo y lo jalo hacía mí, pero lo más importante... Lo beso.
Mis labios se presionan con fuerza contra los de él y toda la presión que él cargaba sobre sus hombros se esfuma. Pongo mis manos sobre su cara, para que no se aleje de mi como había esperado, pero no lo hace. Me acerca hacia él, abrazando mi cintura.
No puedo dejar de besarlo solo por la maldita idea de que, luego de Calum, jamás había sido capaz de besar a alguien más. No siento lo mismo que con Calum. No siento las miles de mariposas revolotear por mi estómago y por todo mi alrededor. No siento la electricidad de su cuerpo traspasar mi piel.
Él se separa y me mira confuso. No deja de mirarme y lo tampoco lo hago, sigo intentando descubrir que acabo de hacer y por qué lo hice.
—¿Por qué hiciste eso? —me pregunta perplejo.
—No lo sé...
—No debiste hacer eso... —me asegura negando con la cabeza.
—Lo sé...
Nos alejamos lentamente y nos agachamos para sentarnos en el suelo. Ambos nos cruzamos de piernas y esperamos en silencio poder comprender lo que acabamos de hacer.
—No estás perdido, Curtis. Si vales la pena y... no te imaginas lo mucho que cualquier chica haría por estar contigo. —reconozco volviendo a mirarlo e intentando conectar nuestras miradas—. No importa lo que diga tu padre, está equivocado. Quizá suene un poco imprudente, pero... Si tu padre se habría dado el tiempo de ser eso, tu padre, nada de esto habría pasado. —digo luego de un largo tiempo en silencio.
—Gracias, ______ (Tn).
—No me voy a alejar de tu lado y... debes entender que, quizá, en otra vida lo nuestro habría funcionado. —le digo haciendo que él sonría.
—Rara manera de demostrar que te importa la gente, _____ (Tn), pero no te recomiendo hacerlo con cada persona que se te cruce... —bromea haciendo reír.
Me gusta que incluso en estas situaciones pueda bromear conmigo.
—Intentaré seguir tu consejo. —le sigo el juego.
—Ven aquí. —me llama y yo me acerco para que me envuelva en sus brazos—. Nunca más reacciones sin pensar, no es lo tuyo. —río—. Y... gracias por todo lo que haces por mí, pero no puedes tomar el dolor en mi lugar.
—Puedo compartirlo.
Sonríe y vuelve a hablar—: Me alegro de haber encontrado una amiga como tú. No quiero que te vayas de mi vida.
—No me iré ni, aunque me lo pidas y me hagas llorar. —le reconozco haciendo descansar mi cabeza en su hombro.
—Llorando te pediría que no te fueras.
Sonrío, porque no importa las locuras o idioteces que haga, Curtis siempre buscará una manera de sentirme mejor.
No me arrepiento de haberlo besado, ni aunque haya sido la adrenalina del momento. Todo lo que hice me ayudó a entender lo que pasa en mi interior, lo fuerte que es nuestra amistad y que... no importa cuánto quiera olvidar a Calum, nadie jamás me hará sentir de la manera en la que él lo hace.
Quizá, si Calum no existiera en mi vida, podría haber salido con un chico como Curtis, pero la vida me lo dio como amigo y supongo que es mucho mejor. Hay personas que no quieres perder por una relación que tarde o temprano acabará. Lamentablemente... hay otras personas que, aunque no quieras perderlas, no puedes verlas como simplemente amigos.
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*Gif de Curtis (pero con los ojos marrones)*
NO.LO.PUEDO.CREER. No, yo no estoy de acuerdo. No, no, no y no. No pueden besarse y hacer como si nada pasó. Agh, los shippearía si estuvieran juntos, pero ya veo que no lo harán. Me siento genial de que rayis haya decidido liberarse de la presión de Calum y haya hecho algo, aunque no lo hizo muy bien... JAJAJAJAJA. Yo me lo habría llevado para mi casa.
¿Qué piensan de que a Alaska le guste alguien más? ¿Ian no es gay o si? ¿Ian quiere ocultarlo o quizá es bisexual? No lo entiendo... ¿Quien será el enamorado de Alaska?
Bien, como les prometí, les traigo el capítulo de hoy y mañana intentaré hacer otro. Después de esto intentaré seguir con el capítulo semanal.
Necesito saber sus opiniones, porque es algo super de repente, so... quiero saber sus impresiones.
¡Gracias por el apoyo! Cariños<3