Esta soy yo

By littlemood_

94.3K 3.8K 253

Camino resignado hasta llegar a la oficina del director y me siento en un asiento que vi disponible al lado d... More

Prologo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15.
Capitulo 16
Capitulo 17.
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20 1/2
Capitulo 20 2/2
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30.
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
NOTA
Capitulo 37
¿Que es la Navidad?
Esta soy yo
Epilogo
Estamos de vuelta

Capitulo 20

1.7K 62 0
By littlemood_


4/4

Al llegar inmediatamente corrí hacia donde Clarisa estaba acostada, siendo examinada por la enfermera morena regordeta y agradable, de, obviamente, la enfermería. Media sus pulsaciones al mismo tiempo que revisaba que sus signos vitales estuvieran estables, por el color de su piel, tan pálida como una hoja, cualquiera pensaría que está en sus últimos días. Ok, ok, tal vez exagere un poco, pero si se ve muy mal, sin energía y sin el peso adecuado y sus grandes bolsas bajos sus ojos solo demuestran que no ha dormido bien últimamente.

- No parece ser nada grave – Saca el tensiómetro de su brazo – Debes hidratarte y te recetare una pastillas para los vómitos, parece ser un cuadro de intoxicación. Igualmente, deberías hacerte un análisis para salir de cualquier duda, tal vez una enfermedad contraída o ¿Desde hace cuando estas así?

- Semanas – Me anticipo a su respuesta ganándome un refunfuño de su parte.

- Ya veo. ¿Has pensado en la posibilidad de que tal vez estés embaraza? – Suelto un hipido de sorpresa y miro a mi prima la cual tiene su mirada horrorizada, como si le hubiesen dicho que reprobó un examen importante – No te alarmes, oye... He visto varios casos de chicas de tu edad que no toman las precauciones adecuadas y por tus síntomas

- No estoy embarazada – Dice molesta – Comí algo y me cayó mal ¿No? Fue lo que dijo y eso es ¿Ya me puedo ir? – La furia se expande por todo su cuerpo saliendo por cada poro ¿Embarazada? No sé cómo se lo tomaría de ser verdad

- Mis disculpas – Le entrega un caja de pastillas – Insisto en que debería hacerse algunos análisis para

- ¡Para nada! Ya me atendió, ya estoy bien así que ocúpese de sus asuntos – Toma las pastillas de la mesa y sale sin esperar alguna respuesta ¿Por qué se pone de malas?

- Clarisa, clarisa... ¡Hey! ¿¡Te puedes calmar!? Solo intentaba ayudarte no era para que te comportaras así – Digo – Deberías hacerte los análisis, no porque tal vez estés embaraza, sino que puedes padecer de algo y no te has dado cuenta

- Si... Yo... Lo siento – Apoya su cabeza en mi hombro – Enloquecí con la idea de ser madre, me odiaría por cometer tal equivocación. Seguro es la presión de los exámenes, de mi padre y ya sabes...

- Sea lo que sea, te apoyare – Doy suaves palmaditas en su hombro – Juntas contra todo ¿No? – Asiente – Vamos, necesitas darle algo a tu organismo sin que lo devuelvas – Ríe al mismo momento que hace una expresión asqueada.

******

Una suave caricia en mi cabello hace que me quite los audífonos y girar bruscamente, ocasionando un leve pinchazo en mi cuello.

- Mamá, me asustaste... ¿Cuándo llegaste? – Tomo mis apuntes de biología y los coloco a un lado de la cama. Terminare el proyecto después.

- Hace poco, supuse que estabas ensimismada con la música que no escuchaste la puerta al entrar ¿Todo bien por acá? ¿No ha pasado nada extraño con tu hermano? – Recuerdo el incidente con Lluvia y las incontables insistencias con mi hermano de pasar tiempo con ella y rio. Tal vez a mamá también le agradaría saber lo que, en el corazón de su hijo ocurre

- No, no ha pasado nada – Ensancho mi sonrisa al mismo tiempo que ella sonríe tiernamente.

- ¿Qué era eso que hacias? Sabes, aun no me acostumbro a verte tan responsables en los estudios – Me hago la ofendida. Ok, capaz admita que antes solía dejar todo a último momento o capaz inventaba una excusa para poder entregar los trabajos otro día, pero las personas pueden cambiar ¿No?

- Solo un proyecto para Biología; tengo que crear algún material bio-dermico que no haya salido nunca al mercado, lo tengo todo controlado – Miento. En realidad no tengo idea por donde comenzar ¿Crear una fusión con elementos naturales para el cuidado de la piel? ¡En que estaban pensando!

Ocupo un espacio en mi cama y mi yo cotorra salió a relucir, contándole cada cosa que pasase por mi mente que pensaba que ella debería saber, a pesar de haber sido solo cinco días, realmente extrañe poder pasar tardes con ella hablando de cualquier tema que incursionara al momento así como mis avances –Como lo llamo ella- Con Daniel, a pesar de que el tema es incómodo para mi hablarlo con ella, logro ser persuasiva y sacarme cualquier respuesta; sin duda no faltaron sus consejos sobre las relaciones –Si justo de ese tema hablo- De lo que debo y no debo hacer, mi cara en todo momento tuvo el mismo color que la de un lindo tomate. Porque, la confianza entre mi madre y yo puede ser única pero hay temas que no se tocan porque ¡Es mi madre! Obviamente omití lo de Clarisa, es mejor salir de las dudas antes de desatar la bomba.

Me conto un poco de lo que hizo en sus viajes, lo mismo de siempre, como dice ella... El trabajo solo trae albedríos cuando se presenta algún inconveniente y por la forma de ser de mi madre sé que eso no ocurre cotidianamente, es mejor hacer las cosas como dicta Adriana Ávila si no quieres conocer la furia de esta. Es peor que un león cuando lo intentan domar, si no, pregúntenle a mi padre.

- Oye ¿No te tomaste aunque sea un tiempo libre con papá? Fueron muchos días, era lo más lógico

- Cariño, yo no estaba con tu padre – Responde desorientada – Tu padre y yo no solemos coincidir en los negocios que hacemos

- Pero Eduardo... ¿Sabes qué? No importa, me alegra que ya estén en casa - ¿Por qué Eduardo me mentiría acerca de mis padres? Bah, disipo las ideas alocadas que concurrían en mi mente, a veces suelo exagerar en mis suposiciones, armando un drama, cuando las aguas están calmadas.

- ¿Qué te parece si comemos fuera? La verdad tu vieja madre no tiene ganas de cocinar – Sonrió y asiento. Me abrazo a su cintura mientras salimos de la casa para ir a un lugar a llenar nuestras queridas panzas.

¿Vieja? Sin duda mi madre es una mujer que a pesar de su edad, sigue atrapando las miradas de cualquier idiota que pase por su lado ¿Y a quien no le llamaría la atención una mujer así? Firme, con un carácter difícil de domar, segura en sus andares, pero mujer y madre a la vez. Cualidades perfectas para caer rendido a sus pies, sin hablar de la belleza radiante que la caracteriza.

***

Octubre se fue y dio paso a Noviembre, trayendo consigo frías noches y ventosas, además del clima variante, momento el que debo salir completamente abrigada si no quiero quedar como un cubo de hielo al salir de mi casa, además de que ya se acerca el mes más emocionante del año y claro, mi cumpleaños; Noviembre solo puede significar algo

¡Exámenes! Momento en el cual todos los estudiantes enloquecen, los pasillos se convierten en una pista de carreras y la simulación de almas en pena, caminando a través de ellos con caras largas y ojeras oscuras, toman posesión de cada una de nosotros. Sin duda es cuando los profesores se ponen más exigentes y nos abarrotan de trabajos, exposiciones, exámenes, todos al mismo momento.

Y obviamente por ser el último año todos deseamos aprobar las evaluaciones restantes de tal manera que podamos pasar nuestras vacaciones decembrinas sin ningún temor presente, además, nadie quiere quedarse sin festejar la graduación. Si antes decía que faltaba mucho para ese momento ahora siento que la graduación esta la vuelta de la esquina, sin pensarlo, al despertar, ya estaré fundida en mi toga y birrete. Me falto decirles algo, como si fuese poco la locura de los exámenes del colegio, se suman a ellos las pruebas universitarias.

Finalmente decidí evolucionar en el mundo de la fotografía y ya tengo mi destino, el problema está en: Buscar una Universidad adecuada para mí, evaluar su sistema, que beneficios obtiene, su ubicación y la manera de ubicar a los estudiantes. Luego de eso viene la completa preparación para entrar en ella, es algo que deseo, tal vez antes no lo sabía pero ahora la idea de estudiar con gente que comparte la misma pasión que yo me emociona, así que daré el todo por el todo para ser una de las primeras aceptadas. He estado huyendo de los nubarrones que han intentado ocasionar una tormenta en mi vida ¿De qué hablo? Se acerca el fin y eso significa que en corto tiempo cada uno tomara su camino, sé que tanto Daniel como yo teníamos un futuro planeado sin pensar que nuestros caminos se juntarían, tal vez Daniel no se sienta igual de abrumado que yo, pero ¿Qué pasara con nosotros una vez que todo esto acabe? ¿Soportare una relación a distancia hasta que el destino decida unirnos? Claramente no, seria egoísta amarrarlo a mí y no dejarlo disfrutar su etapa de Universitario, además de las horas de diferencia, solo desgastaría la relación y acabaríamos en malos términos; estar separada de Daniel es algo que golpea fuerte en mi estómago como si me hubiesen dado un balonazo, la solo idea hace que me sienta ahogada sin posibilidades de salir.

A conforme el tiempo avanzo, nuestra relación también lo hizo, haciéndose más fuerte cada día, diría que Daniel es mi otra mitad, la pieza faltante para que mi motor pueda trabajar sin ningún problema, mis sentimientos hacia el crecieron de manera avasallante, con su forma de mirarme, de hacerme sentir especial y de hacer lo que quiera con tal de verme reír hace que mi corazón de un vuelco de felicidad, pensar en la idea de no verlo más, de no sentir sus brazos rodeándome como si de un escudo se tratase, hace que mi corazón se oprima y no trabaje más. Es por eso que decidí disfrutar del tiempo y no adelantarme a los hechos, no ahora. Cuando llegue el momento sé que ambos tomaremos la mejor decisión para los dos.

¿Abandonaría alguno su sueño por ir tras el otro? Es una pregunta que se ha formulado semana tras semana en mi mente; en mi caso, no me lo perdonaría, saber que fui el ancla del barco de los sueños de Daniel será algo que me generara un sentimiento de culpabilidad hasta mis remotos días.

Las constantes molestias de Patricia se disiparon, creo que la chica se cansó de pelear en una batalla que ya estaba perdida antes de comenzar, pero sigo pendiente de cualquier movimiento, no me confió del todo de esa chica. Tenía un propósito ¿Cuál? No lo sé, así que no creo que lo haya dejado estar todo tan tranquilamente.

- Clarisa, es la segunda hamburguesa que llevas – Me extraño. Clarisa a pesar de permitirse comer lo que desee, es una de esas tantas chicas que intenta comer saludable y últimamente su programa alimenticio ha sido todo lo contrario a saludable.

- Ya no gastes palabras en ella, Annie. Dentro de poco saldrá corriendo al baño a devolver todo – Brama Tomás furioso – Tu prima, se ha vuelto bulímica

- ¡Déjalo ya, Tomás! ¿Cuántas veces tengo que decirte que no soy bulímica? ¿Es un delito tener hambre?

- No, no lo es. Lo haces para demostrarme que estas bien, Clarisa y no es así. Estas enferma y no lo quieres aceptar

- ¿Sigues con las náuseas?

- Si.

- No.

Responden al unísono. Clarisa bufa mientras le da otro mordisco a su hamburguesa ¿De qué me perdí? Luego del incidente en la enfermería acompañe a Clarisa al médico, y como lo había dicho la enfermera, era un caso de gastritis que fue controlado inmediatamente. Con una dieta balanceada, Clarisa mejoro así que me confunde su repentino apetito y la aparición nuevamente de las náuseas. No quiero adelantarme a los hechos pero parece que ellos ya se adelantaron.

- Está bien, no te diré mas nada. Acaba con tu vida si eso es lo que quieres – Tira la servilleta en la mesa y se va echando humo por las orejas.

- No sé qué le sucede últimamente, ha estado sobre mí de manera agobiante, vigila todo lo que hago porque según él, tengo un problema – Chupa de sus dedos la salsa que se había derramado.

- Es que estas comiendo como si no hubieses comido en días, lo más irónico es que sigues con la misma contextura. No has aumentado – Observándola mejor, diría que sus caderas se han ensanchado solo un poco, y es que con toda la chatarra que come es lo más lógico.

- Las evaluaciones me tienen los nervios de puntas. Sin mencionar el examen de admisión, no es fácil no entrar en pánico cuando tu papá es abogado. Me dice, se la mejor, enorgulléceme como hija. Tengo miedo de equivocarme – Hace un mohín con su boca.

- Es la única manera de aprender, Clarisa. Nuestros padres no estarán siempre para ayudarnos, tenemos que saber controlar las cosas por nosotros mismos. Independencia – Asiente.

- Ya cuéntame ¿Cómo van las cosas entre tú y Daniel? ¿Ya diste el siguiente paso? – Me ahogo con la manzana que estaba a medio comer.

¿Se acuerdan cuando les dije que mi relación se hizo más fuerte? Pues ahí también incluía lo alborotada que se encuentran mis hormonas al sentir la presencia de Daniel, a tal punto que estoy irreconocible. A Daniel le causa gracia verme tan colorada pero es que es frustrante no poder controlarme, con el pasar del tiempo mi cuerpo pedía más atención, más cariño, así que todo subió a un nivel más demostrativo; los besos se hicieron más pasionales, mas invasores, mas posesivos, sus labios sobre los míos solo generan un torrente de pasión capaz de acabar con todo a su paso, sus caricias me hacen estremecer de una manera inexplicable y me generan miles de sensaciones que nunca había sentido antes. Pero, siempre hay un pero, todos esos sentimientos son frenados de golpe, porque cuando el ambiente se llenó de lujuria y calor, con dos almas saciándose por completo, pidiendo más, es cuando paro. Aun no estoy lista, mi cuerpo parece reaccionar ante cualquier mínimo toque pero mi cabeza aun no me deja dar el siguiente paso.

Tal vez el problema es que pienso mucho antes de actuar, si me dejara llevar por lo que siento sería más fácil.

¡Pero qué digo! No. No estoy lista y Daniel tendrá que esperarme.

- Sabes que Daniel no te esperara para siempre ¿No? – Ríe – Es hombre, Annie, tal parece ser que eso a lo que tanto le ayudes, es una necesidad fundamental para ellos

- Pues... pues... yo... – Balbuceo – Aun tengo miedo ¿Ok? No me siento preparada ¿Qué tal si lo decepciono? O... O ¿No es lo que yo esperaba? ¿Si lo hago mal? O – Mis mejillas se tiñen de rojo, lo normal es Clarisa o Elena hablando de este tema con tranquilidad mientras yo solo escuchaba, pero ahora el juego cambio y yo soy la que tiene que ser escuchada ¿¡Por qué tanto apuro!?

- Annie, lo que dices son solo excusas para ocultar el temor de que Daniel te pueda ocasionar algún daño. Ese chico te quiere, sé que haría del momento la ocasión más especial de tu vida. Sé que quieres, así que no pienses tanto y actúa – Me codea – Diviértete un poco más, nena – Dice graciosa.

¿Divertirme? Hay otras formas de diversión y Clarisa solo esa haciendo de un tema sin importancia, importante. Como si fuese vital para ella que yo llegue al último eslabón en lo que a relaciones se refiere.

- Así que te iras... - Doy un respingo apartando la vista de la computadora.

- Papá, no sabía que estabas allí. Estoy buscando posibles opciones – Me encojo de hombros – Sabias que era un hecho el de irme a Londres, no te sorprendas

- ¿Te cansaste de vivir con tus viejos?

- Claro que no ¿Cómo crees? – sonrío – Solo siento que aquí no está mi vida y hay un mundo grande esperándome en otro lugar

- Ay mi pequeña, será difícil no verlos más en casa – Dice con un eje de tristeza – Cuando tu hermano se fue, para tu madre y para mí fue más fácil porque aun podíamos cuidar de ti, pero ahora que tú te iras, no sé de qué serán de nuestras vidas

- Papá, sabes que donde quiera que este, ustedes siempre serán los más importantes de mi vida, me voy sí, pero en cualquier momento sé que regresare de nuevo a casa

- Mi pequeña quiere extender sus alas, eh. Y sé que tendrás el mundo a tu alcance – Acaricia mi mejilla – A ver, déjame ver que has encontrado

Y así fue como paso la tarde, mi papá y yo visitando cada página web y leyendo cualquier información que apareciera en el camino, de diez sacamos cinco y de cinco descartamos solo dos así que quedan por elegir una de las tres que faltan. Con el todo fue más sencillo, con cada broma que hacia referente al campus o al lugar donde se ubica logro que mis nervios se calmaran un poco, de algo que al principio pensé que iba a ser fastidioso lo hizo lo más entretenido posible.

- Entonces, queda elegida esta – Amplia la imagen en pantalla – Solo queda mandar un recado para empezar con los tramites

- Dicen que la fecha de los exámenes serán en abril, tengo tiempo para prepárame – Atrapo mi labio inferior entre mis dientes.

- Annie, hija, sabes que podemos costear cualquier gasto, si esta es la que

- No – Interrumpo – Quiero lograrlo con mi cuenta, papá. Espero no te molestes, pero esto es algo que quiero hacer yo

Frunció su boca no estando completamente de acuerdo, sé que si por el fuese, crearía mi propia empresa sin necesidad de estudiar, justamente independencia es algo que será difícil para mi padre darme. Y claro, siendo la princesa de papá...

***

Si vuelvo a escuchar a alguien nuevamente pagara las consecuencias de mi rabia, estoy a punto de colocar un cartel que diga Humanoide estudiando, no molestar; desde que me levante esta mañana con toda las ganas de memorizar todo apunte para los cinco exámenes de la semana siguiente, la gente a mi alrededor se le antojo por pedirme favores, ocupando toda mi mañana y dejándome ahora con solo seis hora de estudios.

Me coloco boca abajo con el boli en mi boca y comienzo a tachar aquellas palabras claves que me harán el tema de estudio, más fácil.

Leo y memorizo con mis propias palabras una y otra vez, he avanzado un poco, no todo lo que me gustaría pero a mi ventaja, solo dos exámenes son teóricos y el resto es solo práctica.

Vamos, Annie, concéntrate

- Hija, ve con tu padre a hacer las compras para lo del cumple de tu abuelo - ¿¡Vieron!? – Sé que estas ocupada, pero solo será un momento – Frustrada, me calzo mis canvas y me cambio la camisa por una playera gris de algodón y salgo.

Después de largas y tortuosas horas en el súper, comprando un sinfín de carne, pollo y cosas para picar, mi papá decidió ponerle fin a su larga lista, metimos toda las bolsas al auto y partimos directo a buscar el pastel de chocolate cubierto con chocolate que sé que le encantara a mi abuelo.

Llegue cansadísima a mi casa pero el deber llama, resignada, tome los apuntes nuevamente y volví a como estaba antes de salir.

- Agh ¿Podrías grabarte tan si quiera algo? – Sí, soy yo gritándole a mi cerebro. No me culpen, luego de una hora de fallidos intentos de estudiar, la frustración se apodero de mí. Adopto otra posición en mi cama, pueda que así la iluminación intelectual llegue más rápido.

- Hola, novia – Se lanza en mi cama dejando un sonoro y molesto beso en mi oído para luego recompensarlo con uno dulce en mis labios - ¿Qué haces?

- Oh pues, escuchando a los pájaros cantar – Replico sarcástica – Estudio ¿Qué no ves, idiota?

- Estamos con humor de perros ¿No es así? – Se burla.

- Son los últimos exámenes ¿Cómo es que estas tan tranquilo? Llevo intentando estudiar toda la mañana y ya ves, sigo en el mismo punto donde inicie – Gruño y resoplo, volando varios mechones que se habían soltado de mi trenza

- A diferencia de ti, yo estudie en la semana – Toca mi nariz – Ya cálmate, Annie, veras que saldrás bien

- No si no estudio, genio. En serio quiero terminar este año con buen pie

- Mientras estés frustrada no podrás estudiar, tu mente solo está concentrada en crear posibles quejas acerca de lo absurdo de cada examen – Touche. Revoleo los ojos antes su acertado comentario.

- Y mientras tú estés perturbando mi tranquilidad menos podre calmarme y menos poder estudiar. No me relajare hasta no haber memorizado el 78% de todo esto – Agito las hojas en el aire.

- Con que no, eh – Toma mi tobillo y de un tirón fuerte me tumba hacia abajo, posicionándose sobre mí - Se cómo sacarte cualquier frustración de encima– Trago fuerte. Con su aliento mentolado, golpeando directamente sobre mi rostro. Me enrojezco

¡Alguien que llame a los bomberos!

- Ponte algo cómodo, saldremos – Se levanta de mi luego de un largo desafío intenso de miradas. Dejándome completamente aturdida.

¿Salir? ¿Qué parte de tengo.que.estudiar, este chico no entendió? El repiqueteo de su pie y el tintineo de sus llaves enloquecieron a mis nervios, deseando arrancárselas y tirarlas por la ventana.

Resignada, lo eche de mi habitación, me dejare llevar, pero ni crea que se quedara aquí, presenciando todo mientras me cambio. Remuevo mi closet hasta dar con mi short, cambiando mis legguins negras, y listo ¿Pensaba que sería más? No, soy una de esas chicas que puede estar lista en minutos y lo único incomodo – Solo para el – Era el short. Desato mi trenza, alborotando mi cabello el cual tiene suaves ondas, aplico un poco de polvo y rímel y al final coloco un poco de rubor para darle color a mis mejillas. Me echo mi perfume de Armani favorito y ya estoy lista.

- ¿Dónde iremos? – Pregunto abrochándome el cinturón.

- Sorpresa – Mueve el manubrio, acelerando a su vez el auto.

- Pensé que en los cuatro meses de relación te habías dado cuenta que odio las sorpresas – En su respuesta solo me dedico un guiño, fijando de nuevo su vista en las calles del D.F.

Sin más que chistar, recosté mi cabeza en la ventanilla, cerrando mis ojos para descansar un poco. Ya que no obtendré ninguna información de a donde iremos, por lo menos puedo recuperar algunas horas de sueño perdidas.

- Despierta, dormilona – Un suave toquecito en mi pierna logra despertarme. Acostumbrándome de nuevo a la realidad, salgo torpe del auto, tropezando con mis piernas al salir.

- ¿Quieres que te lleve en brazos? – Pregunta con una sonrisa divertida.

- No seas idiota – Me remuevo entre sus brazos - ¿Me trajiste a una feria? – Me burlo pero a la vez estoy maravillada. Sintiendo la misma emoción que sentía cuando estaba chiquita, un mundo mágico con un sinfín lugares por recorrer. Además que todas las luces siempre me dejaban hipnotizada y extasiada de emoción.

- Has estado muy tensa en insoportable últimamente – Lo fulmino con la mirada - ¿Qué mejor manera para des-estresarse que una feria? – Ríe como un niño a punto de hacer una travesura – Vamos – Toma mi mano y me lleva arrastras dentro de las instalaciones.

Luego de tener pase libre para usar cualquier aparato que quisiéramos, nos miramos de manera cómplice y salimos corriendo como tal niños a la montaña rusa; de chiquita siempre fue mi atracción favorita, no me importaba estar de cabeza y sentir esa adrenalina al bajar o sentir las cosquillas en la panza cuando empieza a subir y es que con un hermano como Eduardo ser cobarde no era una opción.

Tras una larga espera, de una interminable fila, llego nuestro turno de subirnos al conocido transporte a la muerte, una montaña rusa con bastantes metros de alto como para rezar por tu vida. Ajustaron nuestros cinturones y el de todos los demás y dieron marcha al aparato. Mi emoción era tanta que le causaba gracia a Daniel y en él, en sus ojos podía ver esa chispa divertida. El aparato comenzó a subir y el empezó a grabar con su celular inmediatamente, se frenó un poco al llegar a la cima y de un golpe nos llevó a un abismo donde la adrenalina se apodero de nosotros; se escuchaban gritos, algunos llantos de algunos niños y de nosotros solo se escuchaban las risas, minutos luego y ya estábamos fuera de este. Yo con mi cabello todo despeinado.

De ahí corrimos a los autos chocones, subiendo a cada uno sin importar que hubieran niños esperando por ellos, recibiendo reclamos de los padres por tal alboroto, pero nada de eso importo, nada importa cuando nuestra burbuja es lo suficientemente grande y fuerte como para dejar que alguien la reviente.

Juego tras juego y nuestra energía parecía no acabarse, también puede ser por el montón de dulce que hemos comido, a mí no incomoda comer y a Daniel tampoco consentirme con cualquier dulce que vea, por suerte mi metabolismo es acelerado sino, temiera por mi figura con tanta comida. Terminamos nuestro pretzel y nos ubicamos en la fila para entrar a la casa embrujada; cuando tenía siete años Eduardo me reto a montarme en ella sola, sin mis padres y sin salir llorando con tal de comprarme el oso cariñoso que quería para ese entonces.

No fue normal para una niña tan pequeña escuchar sonidos terroríficos acompañados de las peores caras que te puedas imaginar, al momento me sentí como en una película de terror de nunca acabar, más cuando estos monstruos o bichos raros te tocaban pero como toda luchadora, salí bien parada de eso. Con el pasar del tiempo te das cuenta que todo el miedo era parte de tu imaginación y que los ruidos y los muñecos eran solo eso, muñecos que se movían a través de un mecanismo electrónico. Sin duda la magia se va apagando cuando creces, una vez que eres adulto pierdes la inocencia de lo increíble volviendo aburrido e insípido, viendo el mundo de una sola manera.

Sonrío al recordar todos esos momentos, sin duda mi infancia fue la mejor de todas y tuve a los mejores cómplices que me ayudaron en todo mi camino. Daniel me da un apretón en mi mano sacándome de mis ensoñaciones y como respuesta dejo un beso casto en mis labios.

- ¿Lista? – Pregunta cuando solo nos quedaban dos familias por ubicarse en uno de los autos. Asiento – No temas, tu héroe no dejara que te ocurra algo

- Tonto – Besa mi mejilla – Debes saber que las cosas paranormales no me aterran, menos estas cosas – Señalo toda la atracción.

Ríe. Dándome paso para sentarme yo primero en el auto y el a mi lado, pasando un brazo sobre el aparato para atraerme más así. Al momento que empieza el juego se escuchando los chillidos alarmantes de los niños asustados buscando refugio en sus padres ¿Sera un trauma a superar cuando eres un infante?

Todo el paseo de dos minutos estuvo inundado con nuestras risas, como dije, a estas alturas ya cosas como esas no te dan miedo, los miedos así como nuestros sueños, cambian. Ya no te da miedo un esqueleto vestido de novia riéndose de manera escalofriante. No. Ni son controlados a través de máquinas.

- Fue divertido – Inhalo, recuperando el aliento.

- ¿Qué hay de esa? – Mi vista se dirige a la enorme atracción que señala Daniel y trago fuerte.

Está loco si piensa que me subiré a ella.

- Amor ¿Tú me quieres viva o muerta?

- Te quiero de todas las formas – Mis mejillas se sonrojan ante su comentario ¿En algún momento dejare de sentirme así por su manera peculiar de responder?

- Daniel, es una condena a muerte esa atracción. Definitivamente no. Con todo lo que comí es posible que vomite

- Cien pesos a que no te montas - ¿Me está retando? ¿En serio lo está haciendo? Murmuro pasando por su lado

- Me compraras una pizza, grande. Y todo lo que se me antoje

- Solo lo más valientes se atreven a montarse en la aplanadora – Dice el chico que opera el aparato mientras nos asegura. Ríe. Idiota, sabe lo que se viene.

<<Es obvio, Annie. Es quien maneja la atracción>> Me dice una vocecita en mi mente.

Dos chicos más y cerro el cubículo, si es como un cajón ovalado que le hace honor a su nombre. Estamos acostados lo que hace sentir peor cada emoción. Mi respiración se torna nerviosa, aferrándome a los tubos que se encuentra a ambos lados, como si mi vida dependiera de ello. Un clic basto para que mi sistema supiera que el juego comenzó, cerré mis ojos para olvidarme de lo externo y lograr que todo esto pase rápido.

- Eh, tramposa, abre los ojos – Ríe. Si no fuese porque su risa ronca me roba un sinfín de suspiros, hubiese buscado la manera de que caiga del aparatito.

Abro los ojos, fijando mi vista en la enorme esfera que da punto final al juego, subimos y subimos, sintiendo que estoy en un nivel lo suficientemente alto para temer, otro clic y el juego se detiene. Aquí vamos. En cuestión de segundos comenzó a girar lo más rápido que se le tiene permitido, mi cabello voló a través de los tubos que nos aseguraban y mi cabeza se aferró como imán en la parte trasera del asiento. Subía y bajaba y en cada movimiento mandaba shocks electrizantes, un cosquilleo de adrenalina a mi estómago. Cerré nuevamente los ojos cuando sentí que estaba a punto de devolver todo. Se paró. Vuelvo a respirar.

¿Quién creo algo como esto? ¿No le fue suficiente lo tortuoso que es girar mientras subes y bajas en segundos? Ahora nos encontramos verticalmente, obteniendo una linda vista del cielo ya estrellado, imagen que disfrutara si no estuviera a punto de descender de una máquina que se encuentra a veinte metros del suelo.

Comenzó con caídas suaves, bajando y volviendo a subir, hasta llegar un punto medio, parar y descender como si se hubiese roto algún cable indispensable. Soltar un grito fue inevitable, por suerte no fui la única. Ese grito sentí que se fue todo problema, angustia, estrés, causados últimamente. Cuando el aparato se apagó aún tenía los ojos cerrados y mis manos aferradas fuertemente a los tubos. Sentí las manos de Daniel suavizar mi agarre, entendiendo que era momento de salir de esta tortura.

Respirando nuevamente, prometí a mí misma no volver a montarme en algo así. Seguro su creador pensó una macabra de hacer sufrir a toda persona que se monte en ella; claro que mejor manera que acabar con sus nervios con esos altos brusco que daba el aparato cada momento, para poder cambiar de movimiento.

- Ves, no fue tan grave – Lo fulmino con la mirada.

- Claro, porque no eras tú, el que estaba por devolver todo lo que comió. La próxima vez te chantajeare para saber a dónde vamos - Lo apunto con mi dedo índice.

Un vistazo a su reloj da a entender que la feria está por cerrar, mientras él se pierde entre la multitud yo me dirijo a uno de esos juegos donde tienes que dispararle a unos patitos para obtener un premio. Doy cinco monedas y recibo mi arma, a punto la primera vez y fallo, rezongo. Tengo cuatro oportunidades restantes, un tiro, otro y otro y así solo me queda uno.

Pensé que era más sencillo.

- Así no. Así – Unas gruesas manos se posicionan en mis brazos, ubicándolos de manera correcta, sintiendo un nerviosismo extraño con su toque – Relaja los hombros y centra su mirada – Un leve pellizco y hago lo que me dice y ¡Bam! El patito ha muerto.

Pago nuevamente esta vez atinando a los cinco patos, obteniendo el premio mayor. Un enorme oso panda, suave y muy felpudo.

- Gracias, no tenías por qué molestarte, Rodrigo – Le dedico una sonrisa cortes. Alejándome de su repentino acercamiento.

- ¿Qué no puedo ayudar a mi amiga? ¿O acaso tu novio se molesta? – Pregunta prepotente, acercándose peligrosamente.

- No... no, pero tu presencia me incomoda

- ¿Interrumpo? – Mi mirada se dirige a Daniel, con su ceja enarcada, sintiéndome atrapada ante su mirada, como si fuese hecho algo malo.

- Yo ya me iba. Espero que no te moleste el oso que gane para tu chica. Nos vemos luego, Annie – Me dedica un guiño – Ah... tal vez la próxima vez podamos compartir en el paseo de los enamorados – Lanza un beso al aire que irrita más a Daniel, mis alarmas se activan colocándome frente de el con una mano en su pecho para evitar cualquier problema.

Mi mirada se conecta con la mía, viendo como pasa de miles de chispas eléctricas y furiosas a una suave y tranquilizadora mirada en cuestión de segundos.

- Me explicaras que fue todo eso

- ¿Todo eso, que? – Revolea los ojos.

- No te hagas ¿Si? Rodrigo ¿Qué hacia acá?

- Pues lo mismo que nosotros ¿No? Es abierto a todo público, por si no te habías dando cuenta. No entiendo que te molesta tanto

- Tienes que estar de broma – Chista - ¿Te molesta que Patricia se me acerque pero yo si debo aceptar que un idiota respire cerca de ti? El mismo idiota que quiso meterse en tus bragas de la peor manera – Desvío mi mirada a mis pies, sintiéndome culpable – Y tu sin más aceptas que te toque, te... Y además ese oso de felpa que – Gruñe pasando una mano por su cabello, dejándolo alborotado.

¿El oso? ¿Sus celos son por el oso?

- Daniel, es solo un peluche. No tiene importancia – Trato de ocultar mi risa.

- Tiene. Lo gano para ti. Cuando debía haber sido yo – Replica como un niño malcriado. Sonrío.

- Tú ganaste algo más valioso. Ganaste entrar en mi corazón, ganaste un puesto en mi vida que nadie podrá ocupar – Pongo una mano en su pecho que ahora sube y baja tranquilamente – Ganaste que te quisiera como nunca antes lo había hecho – Sonríe tímido. Captando que fue una tontería la razón de sus celos. Si tanto te molesta el oso...

Busco entre la poca gente que queda hasta encontrar mi objetivo: Una niña a punto de armar un berrinche por no tener el juguete que quiso. Entrelazo su mano con la mía para guiarlo hasta donde está la niña. Me coloco a su altura, poniendo el peluche frente a sus ojos, estos se ensanchan maravillados y con una mirada le pregunta a su madre si puede tomarlo. Tomo su encogimiento de hombros como afirmación, tomando el peluche entre sus diminutas manos y lo abraza fuertemente contra sí. La madre me agradece el gesto y yo le sonrío como respuesta.

- Problema solucionado. Ahora podrás ganar uno para mi – Sonrío divertida. Besa mis labios por unos minutos, pegando su frente a la mía al separar nuestros labios.

- ¿Qué voy a hacer contigo? – Susurra.

Una voz a través de los parlantes nos avisa que la feria está por cerrar sus puertas e invita a todos a retirarse y a los padres de cuidar de sus niños a la salida. En pocas palabras, nos echaron del establecimiento.

���_�N{

Continue Reading

You'll Also Like

57.3M 3M 26
TERCER LIBRO Jack Ross y el compromiso nunca se habían llevado bien. Cosa que, siendo sinceros, le había facilitado muchas situaciones en la vida. Si...
66.6M 6.3M 118
¿Qué harías si una noche encuentras a un chico semi desnudo y cubierto de sangre en tu patio? ¿Qué harías si es atractivo, pero también es perturbad...
46M 3.1M 58
YA EN FÍSICO. La irresistible tentación está ahí: para los dos. En medio de todo el desastre, tuvimos que encontrarnos. Lo intentaría, pero no podría...
70.9M 7M 49
[COMPLETADA] Una noche fue suficiente para cambiarlo todo, para destruirlo todo. Él acabó con mi familia, con todo lo que amo y por alguna razón me d...