—Yo oí que es un chico —dijo Nagisa con voz tranquila a los demás estudiantes de pie reunidos a su alrededor.
—¿Ah sí? Pues yo escuché que es una chica con unos pechos enooormes —espetó Terasaka, prolongando la duración de la letra 'o' mientras alargaba sus brazos de manera exagerada.
—¿¡E-eso fue un insulto!? —exclamó Kayano, indignada al momento de rememorar su complejo tras cubrir sus senos planos con sus antebrazos.
Aquel día, el rumor sobre la expulsión de un estudiante de la clase A era de lo único que se hablaba dentro del salón de la polémica clase E, y también dentro del edificio principal.
Todo parecía indicar que habría otro miembro en la clase, lo cual también significaba otro aspirante a conseguir la enorme suma de dinero que todos anhelaban ganar mediante el asesinato de Koro-sensei, la criatura que destruyó el 70% de la luna y que igualmente, amenazaba con destruir el planeta tierra dentro de pocos meses.
—¿Eh~? ¿por qué tanto alboroto? —inquirió Karma ladeando la cabeza, entrando al salón llevando su bolso por sobre su hombro derecho, acercándose a pasos tranquilos al numeroso grupo alrededor de Nagisa. Como era de costumbre, había sido el último en llegar a tan solo unos escasos minutos antes del inicio de las clases—. No me digan, ¿otro plan para asesinar al pulpo? —dedujo—, porque si es así, yo también quiero unirme. —Sonrió a su manera, deteniendo su paso.
—Si es un chico, en verdad agradecería que fuese uno guapo... —pensó Nakamura en voz alta tras soltar un pequeño suspiro, ignorando al recién llegado.
—Ah, Karma-kun. Se nos unirá otra persona para asesinar a Koro-sensei —le informó el de cabellos celestes.
—Oí que entró a Kunugigaoka hace apenas dos días. Entró directamente a la clase A y al día siguiente lo transfirieron a la clase E. Todo un récord en ambas cosas, si me lo preguntan —opinó Takebayashi, acomodando sus anteojos en su sitio.
Calificar a la 'prestigiosa' clase A de manera directa y en menos de lo que canta un gallo ser desterrado a la clase E, fue un verdadero impacto para la comunidad entera. Casi se podría llegar a llamar una leyenda.
—¿Nadie sabe... por qué lo expulsaron? —cuestionó Maehara con el mismo nivel de inquietud y curiosidad que el resto de sus compañeros de clase.
—Ni idea... —contestó Nagisa en un suspiro, bajando la mirada. La angustia y la ansiedad, fueron algunas de las características que el pelirrojo pudo notar en el adolescente.
—¿Ritsu? —preguntó Hayami a la querida máquina al final del salón. Todos voltearon esperanzados, queriendo obtener más información de la poca y nada que manejaban.
La chica virtual cerró sus párpados y negó lentamente con la mirada.
—Me temo que no se han ingresado nuevos datos aún, chicos —respondió apenada por no haber sido de ayuda.
Por alguna razón desconocida, esta vez estaban sumamente preocupados debido a lo poco que conocían del recién llegado; aquello, claramente no era buena señal.
Luego de unos segundos envueltos en un silencio sepulcral, el sonido del timbre resonando por todos los pasillos de la vieja instalación de madera nunca antes les había resultado ser tan tenso. Otro mutismo se manifestó entre las cuatro paredes del salón principal, junto con las miradas de aflicción por parte de la mayoría.
Shiota Nagisa, era el que más se cuestionaba al respecto. ¿Cómo sería el nuevo estudiante? ¿Cómo sería su ingenio y sus capacidades para el asesinato? Los estudiantes que se integraban cada vez eran más fuertes, él era consciente de ello. Entonces... ¿qué ocurriría si... esa persona llegaba a lograr lo que ellos nunca pudieron a lo largo de su último año de secundaria? Todos sus esfuerzos y todos sus avances hasta ahora... ya no valdrían absolutamente nada.
—¿Que con esas caras largas? —preguntó tranquilo el de más altas calificaciones, sonriente—. Mientras no sea otro sujeto con tentáculos o algo por el estilo, créanme que no habrá de qué preocuparnos.
—Mientras no sea un sádico sin remedio, no habrá de qué preocuparnos —contraatacó de inmediato Itona con su típica voz serena, comprendiendo la indirecta de Karma hacia el último en integrarse a la clase E.
—Buenos días, queridos alumnos~ —ingresó la sonriente criatura amarilla al lugar para luego cerrar la puerta tras él, provocando que, por su presencia, todos se dirigieran y tomaran asiento en sus respectivos sitios—. Nurufufufu... me imagino que la mayoría de ustedes ya está al tanto de lo que está sucediendo aquí... —aludió, captando la completa atención de cada uno de ellos—. Verán...
(***)
Las palabras, las orientaciones, las normas, la exclusiva información relacionada con la particular clase E; le habían entrado por un oído y salido por el otro.
El hecho de saber que volvería a verlo, de saber que después de tanto una simple pared era la que los separaba, la alteró de manera involuntaria en sus adentros. Se maldijo a sí misma mentalmente por ser víctima del revoltijo de emociones que la atacaron. Tenía que resistirlo, controlar su aborrecimiento por más que le costase hacerlo, si no, su plan fracasaría antes de iniciar.
Contó dentro de su mente saturada, tratando despejarse por completo; uno, dos, tres...
"—K-kaori. Akiyama Kaori.
—Akabane Karma."
Cuatro, cinco, seis...
"—...¿por qué lo hiciste?
—Pues... creo que lo hice porque no disfruto observar un enfrentamiento donde existe una obvia diferencia en la balanza. Es injusto ver a dos sujetos busca pleitos contra una chica que no sabe nada sobre peleas. No sé si debería reír o sentir lástima por ti."
Siete, ocho...
"—¡Karma-kun, e-enséñale a Kaori cómo golpear a un chico! —pide ansiosa, con sus ojos llorosos producto del dolor que su cuerpo aún siente por la agresión de la cual ha sido el blanco, posando sus manos en forma de puño frente a su pecho en una postura decidida.
—Hm... tal vez lo haga algún día, Stalker-chan —le sonríe antes de acariciar un poco la cabeza de la infante sentada sobre una de las camillas del lugar que solían frecuentar bastante; la enfermería de la escuela—. Por ahora, déjamelo a mí..."
Nueve, diez...
"—Adiós, Karma-kun. —Curva sus labios con melancolía, ocultando su pesar, sabiendo que... tal vez nunca más volverá a verlo.
—Nos vemos, Stalker-chan —se despide él, apático. Alza su mano derecha hasta la altura de sus hombros en forma de despedida, sin detenerse mientras se aleja de ella dándole la espalda."
Diez coma uno, diez coma dos...
"—K-karma-kun... da... miedo."
La orden emitida por su alienígeno profesor del otro lado, la hizo salir de su trance de un solo impacto.
—Adelante, Akiyama-san —espetó Koro-sensei, girando su figura amarillenta frente a la clase hacia la puerta del salón.
—Vamos —dijo serio el agente del gobierno que la acompañaba, deslizando la entrada del lugar.
«Aki... yama.»
Karma reiteró dicho apellido dentro de su mente como si de un instinto se hubiese tratado. Le sonaba conocido, tal vez demasiado a su parecer. Era considerado un apellido bastante usual, sin embargo, no recordaba haber conocido a alguien con ese patronímico.
Kaori presionó con fuerza los puños formados en sus manos ocultas dentro de sus bolsillos. Y sin cambiar su reservada y serena mirada, entró dando pasos firmes y decididos, los cuales resonaron entre las cuatro paredes del que a partir de ahora, sería su nuevo salón; su 'segundo hogar'.
Una chica, era lo que presenciaron todos los presentes, saliendo así de una de sus más grandes dudas.
Su liso cabello castaño rojizo le llegaba hasta la mitad de su espalda, su figura era delgada y su piel parecía tan lisa y pálida como la porcelana. El color de sus ojos, era una de sus características que llamaron la atención, su peculiar tonalidad verde manzana los deslumbró al instante, eso además de su uniforme, el cual sí correspondía a la secundaria a excepción de su corbata, la cual era con franjas de dos tonalidades distintas del color turquesa.
Kayano tomó un respiro, aliviada al percatarse que los pechos de Akiyama eran del tamaño promedio.
La expresión de aburrimiento que había mantenido Karma hasta el momento, cambió de manera drástica apenas verla entrar.
Él sólo conocía a una persona con ese llamativo color de ojos...
—Ella es Akiyama Kaori —comunicó el agente del gobierno a los adolescentes, al mismo tiempo que la castaña detenía su paso en medio del salón junto a Koro-sensei y miraba a los miembros de su nueva clase frente a frente—. Calificó a la clase A debido a los resultados en su examen de admisión. No obstante, en su segundo día, empujó a un maestro por las escale...
—¡Ya les dije que fue un maldito accidente! —interrumpió, evidentemente molesta hacia el hombre de cabello negro en punta—. Diablos... creí que ibas a creer en mí y que me ibas a ayudar a aclarar el asunto, Kazuma-sensei —masculló con sus dientes apretados, cruzando sus brazos y descendiendo su mirada con el ceño fruncido hacia un costado.
Fue evidente apenas abrió su boca para hablar; ella no quería pertenecer a la clase E...
—Karasuma... —corrigió él, cerrando sus párpados para acariciar el puente de su nariz, comprendiendo lo irritante que podía llegar a ser la nueva estudiante.
—Por otra parte, creo que tengo la capacidad para hablar y presentarme por mí misma —comentó, volviendo su seria mirada hacia el frente—. Mucho gusto, mi nombre es Akiyama Kao...
—¿Stalker-chan? —Se oyó interferir a alguien desde el final del salón, a la vez que el pelirrojo hacía ruido al levantarse de su asiento con las palmas de sus manos apoyadas sobre la mesa, sin poder creer a quien sus ojos estaban divisando.
Todos los demás giraron la mirada hacia Karma, quien veía a la recién llegada con sus párpados abiertos de par en par y una gran curva en sus labios.
Akabane rió.
—Vaya... es increíble con lo que la vida nos sorprende —espetó.
—Ah, Akabane-kun —musitó la chica con naturalidad, casi con indiferencia, topándose con ese par de ojos color mercurio—. Hola.
«—¿Eh?... ¡Karma-kuuun!
—¡Ha pasado tiempo!
—¡Te extrañé mucho, Karma-kun!
—¡Kaori está tan feliz de verte de nuevo!»
No le tomó mucha importancia en un principio, pero le resultó extraño darse cuenta que la reacción por parte de quien poseía característicos ojos verdosos, después de tantos años sin verlo, había sido todo lo contrario a lo que esperaba.
En realidad, esperó que corriese hasta él para arrojarlo al suelo debido a un asfixiante abrazo, tal y como ella lo hacía cuando eran niños y apenas pasaban un par de horas sin verse.
Fue como si para Kaori, esos tres años desde su último encuentro en realidad hubiesen sido unos escasos e insignificantes segundos...
—Karma-kun, por favor toma asiento —ordenó la criatura amarilla, ocultando su faceta chismosa por el momento.
Que la nueva colegiala y Karma ya se conocieran, le pareció un cotilleo verdaderamente jugoso.
—Usted debe ser Koro-sensei —dedujo Kaori, observando con la mirada inclinada al que sería su nuevo maestro a partir de ahora—. Mucho gus...
—¡Stalker-chaaan! —chilló alguien—. ¿Qué no vas a acercarte para darle un abrazo de reencuentro a Kar-ma-kun? —gritó el pelirrojo con su típico tono juguetón luego de haber acatado la orden del educador.
Una de las cejas de Kaori tembló.
—¿¡Quieres cerrar la boca, Akabane-kun!? —rugió la castaña hacia el chico, recordando que él no solía ser tan fastidioso como sí se estaba mostrando ser en ese momento—. Por Dios... —exhaló.
❝Cualidades de Akabane Karma:
#02: Puede llegar a ser una persona irritante, eso por no decir molesto.❞
—¡K-karma-kun! ¿quieres por favor guardar silencio? —exigió Koro-sensei, exaltado ante el incontrolable joven.
—Tsk... y una que quiere presentarse... —murmuró—. Mucho gusto, Koro-sensei —reiteró por segunda vez, ofreciendo una de sus manos para que su nuevo maestro la estrechara.
Koro-sensei recordó inmediatamente cuando Akabane Karma llegó a la clase E, siendo uno de los primeros en causarle un daño significativo.
—Nurufufufu, mucho gusto, Akiyama-san. —Tomó entre uno de sus tentáculos la mano de la adolescente, estrechándola sin ningún problema, confirmando así una de sus hipótesis.
Si de algo se había dado cuenta, era que Akiyama y Akabane eran muy desiguales.
—¡A-akiyama-san! —exclamó decidido un chico de cabello oscuro, quien se puso de pie—. Como presidente de la clase E, yo y todos mis compañeros le damos la bienvenida. Espero que nos llevemos bien y hagamos de este, nuestro último año, un recuerdo memorable.
La chica abrió y cerró un par de veces sus ojos antes de verlo con sus párpados entrecerrados, analizándolo de pies a cabeza.
Isogai se sintió intimidado.
—Ikemen... —murmuró la recién llegada.
—Ikemen... —sentenció toda la clase al unísono.
—Qué lindo gesto, Isogai-kun. Eso habla muy bien de ustedes —musitó el singular maestro cuando el castaño tomó asiento—. Ahora, Akiyama-san —Dirigió su mirada hacia la chica, para luego analizar cada rincón del salón—, tu asiento a partir de ahora será...
—¡Koro-sensei~! —Karma levantó su mano y la agitó de un lado a otro para llamar la atención, entretanto Kaori retuvo las ganas que tenía de quitarse un zapato y dispararlo sin piedad contra cierta cabellera roja—. Aquí atrás hay asientos disponibles —insinuó apuntándolos, a lo cual la chica lo fulminó con la mirada.
—Koro-sensei, si no le molesta... —musitó ella luego de un suspiro—. Me gustaría sentarme al frente. Ya sabe... —Apuntó a sus ojos—, problemas de visión leves. Sería un problema para mi aprendizaje no poder divisar bien el pizarrón.
En menos de un parpadeo, la criatura que destruyó el 70% de la luna movió uno de los asientos vacíos del fondo de la habitación y lo instaló al frente de la clase, justo delante del asiento de Kataoka.
Sería un asiento solitario, sin compañero de banco del lado derecho ni del frente; el asiento que Koro-sensei denominó en su mente como el asiento 0,5.
—Si es por problemas de visión, no hay problema alguno —espetó cuando volvió junto a Kaori.
—Gracias —agradeció ella, dirigiéndose a su lugar.
—¿No harás lo que te he dicho? —inquirió Karasuma cuando la chica se dispuso a tomar asiento luego de dejar su bolso sobre la mesa.
Ella frunció el ceño.
—Tsk... ya les dije que no me interesa ese asunto... —farfulló por lo bajo.
—¡Sólo hazlo! —decretó el hombre de traje.
La chica puso sus ojos en blanco y sacó de su vestimenta el cuchillo especial que le habían entregado hacía tan solo minutos antes.
Karasuma le había ordenado que intentase atacar a su actual maestro, esperando quedarse con la boca abierta, puesto que los antecedentes de Kaori destacaban su formidable inteligencia, más o menos del mismo nivel académico que Karma. Si el estudiante problemático ya era de utilidad para el asesinato, Akiyama Kaori, sería el mismo aporte.
Cometió un error al haberlos comparado...
Pensó que la adolescente idearía algún plan y una estrategia en cuestión de segundos dentro de su mente brillante y, aunque fuese mínimo, conseguiría hacer algún tipo de daño al objetivo.
Como si más bien de un dardo se tratara, Kaori sostuvo el arma anti-sensei en su mano derecha y en un movimiento de muñeca, lo lanzó, apuntando a la criatura amarilla.
La acción no tuvo mérito alguno para sorprenderse, ya que en un instante, Koro-sensei detuvo el objeto cortante con uno de sus tentáculos, utilizando un pañuelo para evitar el contacto directo.
Karma fue quien sonrió entre los ojos bien abiertos de toda el aula, siendo el único que sabía que Kaori no sería capaz de matar ni a una mosca.
Creyó conocerla mejor que nadie...
—¿Contento? —inquirió sin ganas, tomando asiento.
—¿Debería tomar eso como un intento de ataque, Akiyama-san? —inquirió Koro-sensei algo desconcertado, pues había captado el desinterés y la debilidad de su nueva alumna.
Su sed de sangre estaba por debajo del cero por ciento y de cierta manera, le desilusionaba el saber que una de sus estudiantes no contaba con el mismo entusiasmo por el asesinato como los demás miembros de la clase.
—Lo siento —se disculpó, cerrando sus párpados—. Toda la vida me persuadieron para tratar con respeto a los adultos —dijo despreocupada, a lo cual Karasuma contestó con una vena sobresaliente en su frente—. Intentar matar a un maestro va mucho más lejos que una simple falta de respeto, aquello va en contra de mis ideales. Además, sé que Koro-sensei quiere destruir la tierra, pero a mí eso no me importa ni en lo más mínimo. La muerte siempre ha sido algo de lo cual no podemos escapar, ¿por qué tratar de evitarla? Sé que sonará como algo sin sentido, pero vamos, yo creo que una criatura con velocidad march 20 es genial.
El sujeto en cuestión respondió con un sonrojo a los halagos.
La buena educación y el buen uso de las palabras de Kaori eran destacables.
Nagisa mantuvo sus ojos sobre la adolescente en todo momento, haciéndose la misma pregunta que el resto; ¿cómo es que Karma y Kaori... se conocían?
El pelirrojo parecía feliz por volver a verla, pero Nagisa también había notado... que Kaori parecía no llevarse bien con Akabane, o por lo menos así lo había dado a demostrar ella frente a todo el mundo.
Por otro lado, el de cabellos celestes nunca había sabido de una chica que se relacionara con el de ojos mercurio. Pasó su primer y segundo año con él, conocía lo atractivo que él era a los ojos de las chicas, pero también sabía que el interés de las féminas por Karma se desvanecía como el viento apenas conocer su personalidad un tanto retorcida.
Analizó la personalidad de la chica nueva, utilizando como respaldo la primera impresión.
Le pareció alguien distante, puesto que no hubo ningún 'espero llevarme bien con ustedes' o algo por el estilo por parte de la castaña; Nagisa creyó que sería difícil acercarse a una persona remota como lo era ella. Le pareció también una chica directa, no hablaba más allá de lo que consideraba necesario y aquello se notaba.
En fin, Akiyama Kaori fue considerada una persona bastante interesante para todos los integrantes de la clase E y estaban ansiosos por saber más sobre ella.
"—Yo creo que Karma-kun... es genial."
Rememoró aquella frase mientras veía a la chica del otro lado del salón. Su sonrisa se había vuelto algo permanente desde que la vio entrar y por alguna razón, los pies del pelirrojo se movían de atrás hacia adelante en movimientos pausados, estaba inquieto, casi desesperado por ir y reencontrarse con la individua que había marcado su infancia.
(***)
El tan esperado timbre que indicaba el receso llegó a oídos de todos al finalizar el primer periodo.
Antes de que Kaori pudiese hacer cualquier cosa, una silla se colocó escandalosamente frente a su mesa y el único pelirrojo de la clase, tomó asiento en ella poco después.
Karma posicionó uno de sus codos sobre la superficie de la mesa y apoyó su mentón sobre su puño derecho, examinando de arriba a abajo cada facción del rostro de la castaña a tan solo centímetros de lejanía. Sus ojos verdes eran igual de brillantes como la última vez que los vio, solo que esta vez... lo veían a él de manera distinta.
Akiyama también se dedicó a observar los cambios de la persona frente a ella. Ahora, Karma era más alto, su voz ya no era la que recordaba y los rasgos de su rostro eran más maduros. Esos ojos seguían igual de intimidantes y pensó que su cabello rojo sería igual de suave que la última vez que lo sintió con sus dedos.
La pubertad, los había modificado a ambos. Y no tan solo físicamente...
En un suave movimiento, con toda la confianza del mundo, Karma juntó su frente con la de Kaori, quien no cambió su expresión ante la escasa distancia.
—Qué gusto volver a verte, Stalker-chan. —Sonrió, rozando su nariz con la de ella en un pequeño beso esquimal.
Nakamura y Kayano sintieron un fuerte deseo de sacar sus móviles y tomar miles de fotografías a lo que estaban viendo.
Algo se incendió dentro de Kaori. Le fue difícil mantenerlo al margen.
¿Cómo se atrevía a tratarla como si nada? ¿Qué acaso había olvidado... lo que ocurrió antes de su partida? El resentimiento se mantuvo con los años y la furia acumulada estaba luchando para no revelarse.
Parecía una verdadera competencia de quién era el más hipócrita; si Akabane Karma o... ella.
La sonrisa del punto rojo, se reflejó en los labios de la castaña de manera arrogante y frívola, destruyendo así la imagen que el chico de ojos mercurio tenía de esa dulce curva en los labios que sólo se formaba cuando ella estaba con él.
—Lo mismo digo, cabeza de menstruación.
Y no fue necesario ser el mejor de la clase para darse cuenta de que Akiyama Kaori, había dejado atrás a esa niña quien era la dulzura y la timidez en persona.
Aquel 'Karma-kun', se había esfumado, al igual que su esencia. Y en su lugar, 'Akabane-kun' al igual que 'Cabeza de menstruación', habían llegado para quedarse.
—Dejemos las cosas claras, Akabane-kun. —Se puso de pie, captando la atención de toda la clase, observando a Karma desde las alturas, rigurosa—. Las coincidencias no existen; si te conocí y volví a toparme contigo, fue simplemente mala fortuna. Y por favor, deja eso de 'Stalker-chan', ya no somos unos críos, es molesto —escupió—. Tú y yo seguimos caminando en direcciones paralelas, recuérdalo.
—Hah —soltó Akabane, poniéndose de pie al igual que Kaori. Esta vez, fue ella quien tuvo que alzar la mirada para poder verlo, ya que Akabane, para su desgracia, ahora la superaba en estatura—. La tierra es redonda, Stalker-chan. Tal parece que no importa a dónde vayamos, terminaremos cruzándonos en algún punto. Ni tú ni yo podemos evitarlo; es el destino.
La chica capturó algo de aire dentro de sus pulmones antes de continuar, pensando en que su primer cruce de palabras había sido muy diferente a lo que había esperado durante sus tres años de ausencia.
—...mantente alejado de mí, Akabane-kun. —Pareció amenazarlo.
—Intenta alejarme de ti, Stal-ker-chan —respondió, travieso.
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¿Les gustó el Book Trailer? Los malditos colores siempre me joden la vida :'( {visite youtube si la calidad es muy baja} Cualquier cosa, estoy enviando el BT por correo electrónico para aquellas que quieran verlo, si es que el video no se reproduce en su país.
Aquí es donde yo me pregunto: ¿Y dónde carajos está la asesina profesional? xd Pues les informo que aquí no hay nada de asesina profesional, señores. Kaori oculta muchas cosas, pero ser una asesina profesional no es una de ellas...
No llevamos ni mil leídas, ni tampoco más de cuatro capítulos y ya hay más de cien votos. Gracias a todas las personitas que leen este ff, espero no decepcionarlas y dejarlas boquiabiertas con cada una de las sorpresas que tengo planeada para esta historia.
¡Nos leemos en el próximo capítulo!
—I ≠ Z