CAPÍTULO 28
¡SORPRESA!
CAMILE
El ligero toque de sus dedos contra mi cabello hizo que mi mente despertara. Poco a poco fui abriendo los ojos, hasta lograr distinguir el rostro de mi piloto, y una gran sonrisa.
—¿Lista para el último día en Zermatt?
—Mm...—hice un mohín y dejé caer mi rostro sobre la almohada, escondiéndolo por completo—Quiero dormir.
—Camile, son las seis de la mañana—lo dijo tan tranquilo, incluso pude sentir regaño en el tono, como si fuese una aberración que a esa hora continuara durmiendo.
—¿Qué eres tú?, ¿un vampiro que no conoce lo que es dormir?
Sentí cómo después de un bufido se levantó de la cama, segundos más tarde el sonido del agua cayendo sincronizadamente sobre el mármol se hizo presente. Él había encendido la tina.
—Hace un frío de los mil y un demonios.
—El agua está perfectamente caliente, cariño — hubo una pausa mientras yo me envolvía entre las sábanas—, aunque si el agua no es suficiente, yo podría ayudarte con eso.
Esbocé una sonrisilla divertida que él no lograba ver, mordiendo mi labio inferior tan solo de imaginar las maneras en que eso podría suceder.
—No comprendo a qué te refieres, pero si puedes ayudarme, lo agradecería mucho.
Tan solo escuché una sonora carcajada proveniente de él. Esas que no eran muy recurrentes, pero que cuando aparecían, te contagiaban al instante.
La romántica mañana pasó rápido, después del candente baño termal y un desayuno en cama, bajamos al lobby para encontrarnos con mis padres.
—Esa es una sonrisa demasiado especial, Camile. ¿A qué se debe?
Oh, Leo siempre encontraba la manera correcta de hacerme sonrojar. Mamá lo notó, entonces le plantó un fuerte codazo en sus costillas, haciendo que de él brotara una graciosa mueca de dolor.
—¿Cuál es el plan de hoy?—preguntó ella misma con alegría.
—Un largo y cansado viaje en bicicleta.
—Vaya, niño, ponerlo así lo hace sonar extremadamente divertido. No puedo aguardar un segundo más.
Tan solo bufé al escuchar los comentarios de ese par de hombres. Aunque completamente opuestos, eran tal para cual.
Después un viaje en telecabina, por fin llegamos al sendero que nos pasearía por los hermosos valles y lagos del lugar.
—¿Te gusta?—preguntó Brian, deteniéndose a mi lado mientras observábamos la vista del lago y las inmensas montañas que lo adornaban.
—Es realmente increíble, muchas gracias por todo esto.
Un pesado suspiro salió de él, y entonces entendí que algo no estaba bien.
—¿Por qué fue eso?
Él negó tan solo, sin querer explicarse. Pero era Camile Ferrer, así es que no dejé de insistir hasta lograr fastidiarlo.
—No puedo dejar de pensar en lo de anoche, Camile. Eso no debió pasar.
—Si trato de olvidarlo, supongo que debes hacer lo mismo.
—No permitiré que algo así suceda de nuevo, lo prometo.
Y aunque me daba pavor el encontrarme con el sujeto que una noche antes me atacó, decidí confiar en Brian, en su promesa, en que estaría a salvo, y simplemente disfrutar del último maravilloso día que Zermatt me regalaba.
Continuamos el sendero, entre risas, admiración de paisajes, bromas, cansancio y más. Fue una experiencia completamente diferente a lo que conocía sobre el ciclismo, encantadora.
—¿Sigues odiando a papá en la misma escala o un poco menos?
—Bueno, debo admitir que me sorprendió su habilidad de desplazamiento sobre la nieve.
Reí ante su comentario y mordí el pie de manzana que degustaba con ganas en ese momento.
—La verdad es que ambos me sorprendieron, no conocía este lado en ellos —confesé.
—Tu padre realmente está arrepentido de haberte dejado, lo sabes ¿no?
Asentí mientras lo observaba. Él y Brian hablaban sobre algo en el mecanismo de las bicicletas, a unos cuantos metros de nosotras.
—Lo supe desde su peculiar forma de decirme que estaba aquí—no pude evitar reír al recordarlo— y aunque realmente no siento mucho por él, la oportunidad se la merece. En poco tiempo ha demostrado mucho.
—El desgraciado ha sabido utilizar sus meses en California.
Eché mi cabeza hacia atrás con diversión.
— Tú también deberías darle una oportunidad, es decir, ya no es ese niño que nos dejó por un trabajo en África.
—Pues que tú digas, ha madurado mucho, como que no.
Reí nuevamente, pero esta vez tan fuerte, que atraje las miradas de ambos hombres.
— Tiene espíritu joven, no es pecado. Cuando debe comportarse a la altura, lo hace, y eso hay que aplaudírselo.
—Aun así, Camile, entre nosotros ya no habrá nada.
Sentenció y no decidí tocar más el tema. Era su decisión y yo apoyaría cualesquiera que tomara, así como ella últimamente lo hacía conmigo.
El ultimo día en Zermatt concluyó de manera mágica al observar un pequeño show con luces pirotécnicas, la mejor despedida que pudo haber. Tomamos el tren esa misma noche y nos aventuramos a nuestro regreso.
•••
Glen nos esperaba en el aeropuerto, estaba deseosa por llegar a casa y descansar, pues al día siguiente el trabajo aguardaba por nosotros, y pensar en ello en verdad me causaba conflicto.
Necesitaba unas vacaciones de mis vacaciones.
Durante el camino jugaba con Brian, hablábamos sobre boberías y le platicaba a Glen lo magnífico que era todo en Suiza.
—Servida, Camile.
Glen detuvo el auto justo en la acera de mi hogar.
—Gracias por el raite, Glen.
Brian tan solo pudo poner sus ojos en blanco, pues siempre me despedía de la misma manera a pesar de que constantemente me advertía que "no era un raite".
Caminamos juntos hacia la entrada, pero al abrir la puerta de mi casa, escuché una gran revolución dentro. Por un momento mi mente intentó procesar lo que estaba sucediendo, ¿había algún ladrón? , ¿alguien la habitaba mientras me fui?
—¡¡Sorpresa!!
Los gritos retumbaron fuertemente sobre las paredes al verme atravesar la puerta. Sin embargo, casi a mi costado, Oscar se encontraba intentado acomodar el pastel en el lugar perfecto. No me esperaba llegar, al parecer nadie lo hacia aún, los tomé desprevenidos. El susto en mi pobre amigo al escuchar los gritos del resto fue tan grande, que dio un espeluznante brinco, haciendo que el pastel de medio metro de ancho, cayera por completo sobre mí.
Oh, por, Dios.
Rápidamente se escuchó un silencio abismal, a excepción de aquellos que no pudieron evitar inhalar aire con fuerza en claro asombro y terror.
Mi boca se mantenía gravemente abierta, y toda yo me encontraba repleta de betún y delicioso pan. Eso sí, hay que admitir, olía sensacional. Más que mi atuendo o mi rostro , me dolía en el alma que ese pobre pastel se hubiese desperdiciado de aquella manera.
Unas manos no tardaron en envolverle, dirigiéndome hacia la cocina y pronto, entre Tina y Chad, me limpiaban el betún con algunas grandes servilletas.
—Eres un imbécil—resopló Brian con molestia, y entonces me di cuenta de que él fue el que me condujo hasta la cocina.
—Demonios, Cami, lo siento tanto —escuché la pobre y arrepentida voz de mi amigo lamentarse.
Vamos, no estaba enojada. Tan solo de recordar su reacción, mi interior carcajeó, y no sólo mi interior, comencé a reírme con gran fuerza, haciendo que el resto me mirara como si fuese una desquiciada.
—Cielos, Oscar, hubieras visto tu cara de susto cuando todos gritaron "sorpresa"... oh, fue tan graciosa.
Reía y reía mientras Tina y Chad aún removían betún de mí.
—Me sorprendieron, realmente me han sorprendido —les dije a todos— y espero que haya otro pastel porque tengo hambre.
—Bueno, a mí me sorprende que tomes así de bien tu nuevo look —dijo Tina frente a mí, con una mueca que intentaba transformarse en sonrisa burlona.
Ya que el desastre en mí cedió, pude ver con claridad. Había globos por todas partes, serpentinas, algunos obsequios y un enorme cartel que decía "Feliz Cumpleaños Cami".
—Gracias, chicos.
El cansancio desapareció como por arte de magia. En mi estancia se encontraban Tina, Chad, Oscar y Fran, una vieja y muy querida amiga de Tina, además de Brian, por supuesto. Juntos pasamos un tiempo divertido, algunas bebidas, botanas, pizza y el nuevo pastel que mi querido novio consiguió.
—Este no lo estampes en su cara, por favor—pidió Chad mientras servía las rebanadas de pastel, viendo por sobre el rabillo de su ojo a Oscar.
—¿Cuántas veces más tendré que decir que lo lamento?—soltó, despeinando sus oscuros cabellos.
—Hasta que deje de molestarme el pensar en ello—dijo Brian con seriedad antes de darle un trago a su bebida.
No pude evitar poner mis ojos en blanco antes de sonreír.
— Si a mí no me molesta, que fui la del pastelazo, creo que menos debiera molestarte a ti.
—Gracias Cami, por eso te amo.
Mi novio tan solo bufó, en verdad detestaba escuchar cómo Oscar me expresaba cariño. Simplemente, no lo quería.
—¿Y cómo les fue en Zermatt?—cuestionó Tina.
—Maravilloso, es un lugar hermoso —me apresuré a responder para justo después, morder una de las ricas frituras.
—¿Los suizos son guapos?—soltó, sin importarle estar por un lado de Chad y Brian.
Ambos le miraron con fastidio. Oscar tan solo se echó a reír.
—Y esas son sus charlas de siempre, sólo les advierto—se encogió de hombros mi para nada simpático amigo.
—Eso no es verdad —aclaré.
Brian postró su severa mirada sobre Fran, y alzando una de sus cejas la interrogó.
—Tú debes de saber, ¿es verdad eso?
Las mejillas de Fran cobraron color al instante, y alternó la vista entre nosotras.
— No, jamás.
Pero claramente se hizo notorio el sarcasmo en su voz, y sólo pude querer acabar con el absurdo tema.
—¡Chad! Quiero una rebanada doble de pastel.
—A la cumpleañera lo que ordene.
—No digas eso o terminarás haciéndole un facial —la burlona voz de Brian se escuchó, al parecer, ya había tomado algunas copas, pues su reservada forma de ser, estaba dejando de ser reservada.
—Deberías abrir los regalos, Cami.
Al escuchar la idea de Oscar, Tina se levantó del sofá como si tuviera un resorte incrustado y negó.
—No, no, ya es tarde y de seguro ambos vienen muy cansados.
—Yo creo que es buena idea, te encantará lo que te traje —Dijo Chad, dando una mordida a su rebanada de pastel—Uh, es delicioso esto, Brian.
Decidí que abrir los regalos sería una buena despedida, mientras ellos disfrutaban del pastel, tomé el obsequio de Oscar.
—Bravo por esa envoltura ecológica, eres un gran genio —se burló Chad.
El regalo estaba envuelto en periódico atado con cinta, y una linda dedicación a plumón permanente.
—Hay que cuidar el planeta, Chaddy. Es nuestra madre tierra.
Hice trizas el papel, para encontrarme con cinco pares de calcetines en forma de sushi. No pude evitar reír.
—¿Cómo es que todos piensan que soy una loca por la comida?
—Por que lo eres, cariño.
—Sí, amiga. Todos lo sabemos—agregó Tina.
Chad me regaló un lindo juego de aretes Swarovski que agradecí bastante, el regalo de Fran era un delicioso perfume, pero Tina...
—¿Y si el mío lo abres después?
—Realmente tengo curiosidad de saber qué es.
—Mira, Brian... —Respondió mi amiga mordiendo el interior de su mejilla— lo que menos quieres es que ese regalo sea visto por este par.
Terminó apuntando sin discreción a Oscar y Chad, dándome una gran pista de lo que podría ser.
Sonreí maliciosa.
—Lo abriré.
—Como quieras, testaruda.
Ella se dejó caer derrotada sobre el sofá y de la bolsa de regalo saqué un lindo, erótico y sensual juego de lencería en encaje color vino.
Sujetador, ligas, panti. Pero lo más importante , una pequeña nota:
Por si al estúpido de Brian no se le prende el foco.
¡Feliz Cumpleaños, picarona!
Todos parecieron tomarlo con gracia, por supuesto, a excepción de mi querido novio cascarrabias. Cogió el set y lo guardó de vuelta en su caja al instante.
—Dejen de imaginarlo—le advirtió a los muchachos, haciendo que más risas estallaran en la estancia.
—Yo te dije—dijo Tina, eximiéndose de toda culpa.
La celebración terminó no muy tarde, pues ellos solo querían que mi cumpleaños no pasara desapercibido entre nosotros, y esa noche, mi piloto decidió dormir en casa conmigo.
—Tu amiga es desagradable —masculló, mirando hacia el techo mientras yo me deshacía del maquillaje en mi rostro dentro del baño—Esa clase de regalos solo debiera dártelos yo, y ocupo que se lo dejes claro.
No pude evitar reír.
—Sí, mi capitán.
Salí del baño algunos minutos más tarde, usando aquel hermoso y sensual set que me acababan de obsequiar. Recosté mi cuerpo sobre el marco de la puerta, deslizando uno de mis brazos por él hacia lo alto.
—¿En verdad te molesta?
Brian aún miraba el techo. Al escuchar mi voz, dirigió sus ojos en mi dirección, levantándose de inmediato. Ahora se encontraba sentado sobre la cama, admirándome de pies a cabeza.
—Se lo perdonaré esta vez.
Continuará...
Hola hola hola💕 ¿cómo han estado ?, ¿cuidándose? Eso espero.
SPAM; Tengo una nueva historia de amor muy romantico❤️😍 llamada "la primera vez" con nuestro luke hemmings🥰 por si gustan darse una vuelta, prometo que les gustará❤️
Nos vemos! Gracias por todo.
#QuédateEnCasa 🏡✨