Levochka (LevYaku)

بواسطة InocentePalomita

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Lev se ha convertido en un gato y nadie sabe con certeza cómo y cuándo regresará a la normalidad. "Solo el... المزيد

Prólogo
CAPÍTULO 1
A través de tus ojos
Gustos y disgustos
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
Mi hermanito...
Lev ama a Yaku
Corona de flores
Ataque de un León
Criatura de la noche
Solo una noche
CAPÍTULO 4
Sonrisa falsa
¿Qué pienso de Lev?
La chica de tus sueños
Alisa versus Lev
Senpai
Yaku-san
CAPÍTULO 5
Malos entendidos
Te gusta él
Cena con los Haiba
Vodka y luna llena
Domador de leones
CAPÍTULO 6
Perdóname
Herida
Vida de gatos
Más cerca
Discordia
CAPÍTULO 7: EL GATO Y EL LEÓN
Aviso disponible solo por 24 horas

Deseos del corazón

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بواسطة InocentePalomita

L Y O V O C H K A

"Deseos del corazón"
EXTRA 1/1

Era el sueño de Lev, o eso creía. En realidad se trataba del subconsciente de Lev. Un lugar donde sus emociones y deseos cobraban vida. Lo curioso es que Yaku no se encontraba allí como una imagen mental de Lev, sino que en verdad se había transportado a ese lugar.

Por esa misma razón, Lev ya no era un gato, sino que estaba en su forma humana. Yaku se dio cuenta al voltear y ver a su compañero de primer año, el cual vestía el uniforme del Instituto.

El muchacho tenía una altura considerable, su cabello era plateado, poseía unos afilados ojos verdes, su piel era blanca y además mostraba una característica sonrisa juguetona.

― ¡Lev! ― gritó Yaku sonriendo. ―Espera, esto es solo un sueño ¿verdad?― añadió confundido.

―Se equivoca, Yaku-san.

Morisuke lo miró un poco molesto. No le agradaba ser corregido por alguien menor, sobretodo si se trataba de Lev. Sin embargo, en vez de entrar a discutir, se quedó en silencio para escuchar lo que tenía que decir el ruso japonés.

En tanto el menor se expresaba aprovechó de observar disimuladamente su alrededor. El gran prado verde se extendía hasta el horizonte. A lo lejos se podían ver montañas nevadas. Más allá, un gran campo de diversas flores adornaban el paisaje.

Era primavera.

Y Yaku y Lev se encontraban en medio de un campo de dientes de león, que por la mínima brisa, sacudía sus tallos y producían que cientos de cipselas se desprendieran y volaran alrededor de ellos.

Haiba le había explicado que aquel lugar donde actualmente se encontraban le permitía una comunicación fluida con su familia desde que se transformó en un gato. Pero que a pesar de que hablaba con ellos sin problemas, al día siguiente no lo recordaban. Y eso lo hacía sentirse muy solo.

― ¿Algún mensaje de tu parte?― preguntó mientras apoyaba su mano izquierda en su antebrazo derecho. No sabía si podría recordarlo, sin embargo, no perdía nada con intentarlo.

―Dígale que los extraño, por favor.

―Bien...― dijo inmediatamente con una discreta sonrisa.

Yaku había notado el semblante triste de su compañero y bajó la mirada sin saber que decir en esos momentos. Lev comenzó a caminar con la intención de que Yaku lo siguiera. Este no se hizo esperar y caminó detrás de él hasta que ambos se detuvieron cerca de un gran árbol. Haiba se echó en el pasto con sus brazos entrecruzados debajo de su cabeza. Y Morisuke pese a que dudó en recostarse, al rato imitó la acción hecha por el más joven. De esta forma los dos quedaron viendo el resplandeciente cielo azul.

El silencio ya no era incómodo. Y la paz que se vivía en ese lugar era reconfortante.

Ya con la mente más despejada, Yaku pronto logró recordar las palabras de su amigo Tetsurou.

―¡Lev!― exclamó antes de levantarse y quedar sentado con sus manos apoyadas en el pasto. ―Estoy seguro que pronto regresarás a la normalidad. Kuroo conoce una posible solución.

―Lo veo complicado.

El libero lo miró extrañado. No esperaba ese tipo de reacción por parte de él.

―No tengo que ser listo para saber que lo que me ocurre es extraño. He llegado a pensar que si no hay forma de volver a ser un humano, estaría feliz de que Yaku-san cuidara de mí. ― dijo el joven con total calma.

―No digas estupideces.― murmuró molesto volviendo su vista al cielo.

―Hablo en serio, tal vez el destino quiere que continúe mi vida con la forma de un gato.

―Detente Lev. ― dijo Yaku empezando a perder la paciencia. ― ¿Dónde quedaron tus ganas de convertirte en el as de Nekoma?

―Sí, pero...― respondió afligido mirando una de las nubes que se acercaba.

― ¿Quieres jugar con los de tercero hasta el último de los partidos?

Haiba quedó un rato pensativo. Su compañero hablaba cada vez más fuerte, y cada pregunta era una motivación mayor para dejar esos pensamientos pesimistas de lado.

―¿Qué hay de enamorarse? ¿Acaso quieres pasar el resto de tu vida solo? ¿Sin enamorarte? ¿Sin conocer alguna chica que te quite el sueño? ¿Qué te haga sonreír mientras estés caminando? ¿o dedicarle un triunfo? ¿Acaso no quieres formar una familia? ¿Tener hijos? Ah mierda, no sé que estoy diciendo, a lo que voy es que no debes pensar que te quedarás así para siempre.

―Yaku-san.― dijo en voz baja mientras volteaba su cabeza en dirección a su compañero. ―Pero siendo un gato es mejor para usted, nunca más podré sacarle en cara lo bajito que es...― añadió poniéndose de pie.

Yaku hizo una mueca, su mirada tenía una mezcla de ira y tristeza. Él también se puso de pie para encararlo. Sus casi 30 cm de diferencia eran demasiado evidentes.

―Tonto... Esa es una pésima excusa. ¡Prefiero que me molestes con ese tema toda la vida antes de aceptar que serás un gato para siempre!

―Yaku-san...

― ¡¿Qué?! ― le gritó enojado.

Haiba sonrió animado y lo miró fijamente.

― ¿Usted me extraña?

Yaku se sorprendió por la repentina pregunta y desvió rápidamente la mirada.

―Solo han pasado tres días desde que te has convertido en gato... No es para tanto.― contestó posando la palma de sus manos sobre sus mejillas. Se golpeó un par de veces antes de volver a mirar a Lev quien seguía sonriendo solo que con la mirada perdida.

Yaku frunció el ceño y agarró la camiseta del más alto para acercarlo a su cuerpo.

― ¡Tú, maldito rascacielos humano!

― ¡Yaku-san! ¡No me golpee! ¡No he dicho nada! ― se defendió Haiba confundido.

―Escúchame bien. Entre los dos encontraremos una forma para que vuelvas a ser un humano. Y juro que cuando regreses a la normalidad te patearé el trasero con todas mis fuerzas por hacer que me precupe tanto por ti.

―Yaku-san, en ese caso, mejor que me quedo como gato.― habló en voz baja con algo de temor mientras se rascaba la nuca.

― ¡¿Qué dijiste?!

―Es que siendo un gato, Yaku-san es muy amable y cariñoso. Me gustaría ser tratado de esa forma cuando vuelva a ser un humano.

Yaku se quedó callado un buen rato.

"Lev no se ha dado cuenta que cambió de parecer...Al fin ha mostrado interés en volver a ser un humano..."

―Lo verás, pero solo si te transformas en un humano.― dijo sonrojándose un poco.

― ¿Lo promete?― sonrió emocionado.

―No prometo nada, simplemente lo haré.― respondió avergonzado.

―Eso me hace muy feliz.― dijo Lev sonriendo con los ojos cerrados. ―Tal vez Yaku-san no me extraña, pero si se preocupa mucho por mí...

―Idiota, todo el mundo se preocupa por ti. Tu familia, Kuroo, Kenma, el equip...

Yaku se quedó callado al sentir los extensos brazos de Lev rodeando su cuerpo. Ambos estaban muy cerca del otro, pero dada la diferencias de alturas, el rostro de Yaku había quedado a la altura del corazón de Lev. Esta repentina acción había asustado al libero en un principio, sin embargo, pronto se calmó al sentir la respiración y los latidos de su compañero, lo cual además había sido suficiente para relajar su semblante y causar una espontánea sonrisa en sus labios.

A la mañana siguiente, cuando Yaku estaba despertando, se encontró con los ojos verdes de un gran gato gris. Al cabo de unos segundos bostezó con la boca bien abierta. Acto seguido el gato hizo lo mismo y fue a rozar su mejilla con la piel del libero.

Para desgracia de Haiba, Morisuke no recordaba el sueño pasado. Al menos no en ese momento.

―Ya estoy despierto, no hagas eso.

Lev maulló un par de veces.

―Me levantaré enseguida, lo sé, debo preparar el desayuno, ¿Quieres carne, verdad?

El felino se lamió los bigotes y luego hizo un extraño maullido.

―Eso es nuevo. ¿No me digas que quieres ir al baño?

Lev maulló y saltó de la cama al suelo haciendo sonar su cascabel. Caminó hasta la puerta y se levantó en dos patas para tocar el picaporte. Siguió maullando hasta que Yaku se levantó.

―Shhh... no maúlles tan fuerte, mis padres están en casa y será complicado explicarles por qué tengo un gato.

Lev se calló inmediatamente y esperó con paciencia que su compañero le abriera la puerta.

Era el cuarto día, y Lev seguía siendo un gato.

Mientras tanto, en casa de Tetsurou, Kenma había despertado de golpe, agarrando con fuerza el brazo de Kuroo quien se encontraba al lado suyo durmiendo profundamente.

Tetsurou despertó gritando del susto y luego miró molesto a su novio al ver la hora en su celular.

―Kenma, aun quedaba una hora para dormir.― se quejó el capitán con los ojos entrecerrados y volviendo a dejar su cabeza entre dos almohadas.

―Lev es un idiota...― murmuró Kenma viendo que Tetsurou estaba demasiado cansado para que le prestara atención. Rápidamente volvió a meterse bajo las sábanas sin la intención de terminar su idea.

"¿Acaso Lev hizo algo que no debía?" Se preguntó Kuroo al pensar con detención las palabras dichas por Kenma. No obstante, el sueño le ganó, pues al cerrar los ojos continuó durmiendo como si nada.

.

.

.

Continuará...

♠♠♠

Notas finales: Kenma y Kuroo durmieron juntitos. Bueno, Lev y Yaku también, pero Kenma y Kuroo estuvieron haciendo cosas locas la noche anterior... Espero que les haya gustado u.u

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