Abro los ojos, veo algo borroso, todo me da vueltas, froto mis ojos tal vez eso mejore mi vista. Veo mi ropa, es negra con algunas franjas azules, miro a mi alrededor, todo es muy extraño, las paredes, la cama, el escritorio y el mueble son de metal, todo es de metal, lo único que no es de metal es la almohada que está bajo mi cabeza y el colchón. Me siento en el borde de la cama, veo dos puertas y decido indagar, mis pies tocan el helado suelo, me pongo de pie, pero mis piernas tambalean un poco, me detengo en la pared en lo que logro recobrar el equilibrio, decido abrir la puerta de la derecha, camino con un poco de dificultad hasta ella, la abro, veo un baño, éste también es de metal, entro en él, camino hacía el lavamanos, enciendo el grifo, lavo mi cara y la seco con una toalla que está frente a mí. Cuando salgo del baño veo en el suelo unas botas, dentro hay un par de calcetas, me las pongo y ato las botas, camino hasta la segunda puerta, giro la perilla y la abro lentamente, saco la cabeza y veo un pasillo, alguien está sentado junto a mi puerta, se voltea y me ve sorprendido.
— No esperaba que despertaras tan pronto. — Dice el chico poniéndose de pie.
— ¿Qué? — Digo retrocediendo un poco.
— ¿Dónde están mis modales? Hola soy 499, me llaman Connor, tu eres 800, aún no tienes nombre, pero pronto lo tendrás. — Dice Connor muy sonriente.
— ¿A qué te refieres? — Digo confundida.
— Wyatt elegirá un nombre para ti.
— ¿Wyatt? — Pregunto dudosa. — ¿Dónde estoy?
— Ven sígueme.
— Ni siquiera te conozco. ¿Dónde estoy?
— Si quieres saberlo sígueme.
Me limité a observarlo con un poco de miedo.
— Si quisiera dañarte ya lo habría hecho. ¿Vienes o no?
Asentí con la cabeza y lo seguí por un largo pasillo, bajamos en un ascensor y salimos a un enorme jardín, allí había muchas personas reunidas, todos me miraban con curiosidad. Seguí a Connor entre la multitud, me llevó hasta una especie de escenario, un hombre está parado justo en medio mirándome muy atentamente con una enorme sonrisa.
— Bienvenida 800, mi nombre es Wyatt, acércate.
Caminé con des confianza hasta aquel hombre con barba canosa.
— No temas, no te haremos daño. — Dice con una voz cálida.
Todos me observan, mientras gritan y silban.
— Silencio. — Dice el hombre y todos hacen silencio de inmediatamente.
Otro hombre se acerca a mí y me pone una maquina en la parte posterior de la muñeca, siento mucho dolor, trato de quitar mi muñeca de allí pero el hombre no me lo permite, segundos después quita la máquina de mi muñeca y puedo ver tatuado mi número.
Todos celebran y no entiendo por qué.
— Silencio. — Dice nuevamente el hombre. — Ya que eres la última recluta te pondremos un nombre muy especial. Un nombre que nos hará volver a creer que podremos salir de aquí, tu nombre será Hope. ¿Qué dices?
— Sí. Me gusta. — Digo tímidamente.
— Ahora, Hope, pasaras un día con cada división y cuando pases por las 4 elegirás una para ser parte de ella. ¿Comprendes?
— Sí.
— Comenzaras mañana, debes reportarte con los agricultores.
Asiento con la cabeza y veo a los representantes de cada área, todos me sonríen, menos uno, él está serio viendo hacía el frente sin hacer contacto visual conmigo.
— Ahora disfrutemos del banquete en tu honor.
Todos entraron a un edificio, dentro hay cinco mesas grandes y un escenario con un proyector.
Todos tomaron asiento, menos yo. Intento divisar algún lugar vacío, pero no encuentro ninguno.
— Hope. — Gritó alguien.
Me doy la vuelta, veo a una chica señalando un lugar vacío, camino hasta donde está la chica y me siento junto a ella.
— Hola, soy Summer.
— Soy Hope.
— Vamos, sírvete algo de comer porque se acabará. — Dice Summer acercando un plato hasta mí.
— Claro. — Digo tomándolo.
Serví en mi plato algo que parecían papas y carne, no era lo mejor que hubiera comido pero no me quejo del sabor.
— Quiero hacer un brindis por la última recluta, Hope. Se que aún no comprendes lo que está pasando, pero pronto lo harás, todos aquí somos una familia, compartimos todo y nos apoyamos, pero si alguien rompe una regla será llevado a una celda durante una semana. Las únicas reglas aquí son no pelear y seguir órdenes.
Reproduzcan el video.
De pronto se veía la imagen de un hombre algo mayor, vestía traje y su cabello era blanco.
" Bienvenidos al frente, han sido escogidos entre muchos otros para probarse a sí mismos, en un tiempo recibirán órdenes, deben obedecerlas para poder seguir con vida, cada vez será más difícil y solo los más fuertes sobrevivirán. Cuando superen todas las pruebas y salgan de aquí podrán tener de vuelta sus vidas. Buena suerte, nos veremos al final del camino."
La pantalla se apagó y Wyatt tomó de nuevo el micrófono.
— Hemos pasado hambre, frío, enfermedades y penumbra, pero la mayoría logramos sobrevivir a ello. — Se toma un momento y aclara su garganta. — Se que juntos podremos salir de este infierno porque juntos somos fuertes e imparables.
¡Que la celebración continúe!
Algunos bailaban y otros comían, alguien me tomó del brazo y comenzó a bailar así que lo seguí, de pronto alguien gritó cambio de parejas y todos cambiaron de parejas, alguien me tomó por la cintura y comenzamos a bailar, de nuevo hicimos cambio de parejas, esta vez alguien me empuja por accidente haciéndome caer, alguien me toma del brazo para evitar mi caída.
— ¿Estás bien?
— Sí, estoy bien. Gracias.
Levanto mi rostro y logro ver al hombre que estaba en el escenario, el representante de una de las divisiones que estaba viéndome seriamente.
— No hay de qué. — Dijo fríamente. — Ten más cuidado la próxima vez.
— Sí, claro.
Se dio la vuelta y se fue de allí. Vaya hombre, sí que es muy extraño.
Poco a poco las personas se fueron retirando, sentí que alguien tocó mi espalda así que me di la vuelta.
— Wyatt quiere verte. — Dijo un chico de no más de 25 años.
— Ahora voy.
Caminé hasta dónde Wyatt se encontraba y allí también estaba el sujeto que evitó mi caída.
— Hope, él es Logan, te enseñará el lugar.
— Está bien. — Digo sonriendo.
— Sígueme. — Dijo Logan muy molesto.
Me limité a seguirlo y escucharlo.
— El edificio dónde nos encontrábamos es la cafetería, arriba almacenan la comida y guardan los utensilios.
El edificio del frente es donde se construyen las armas y demás cosas que utilizamos. Estos dos de aquí son los dormitorios, no se permite que haya alguien en tu dormitorio después de las 10, a esa hora pasa alguien revisando habitación por habitación para ver que ya todos estén en su dormitorio, a los únicos que se les permite estar fuera de sus dormitorios a esa hora es a los del consejo y a los de mi división, si es su turno de vigilar los alrededores.
Por último, por allá puedes ver la granja, debes ir mañana a las 6:00, y el ultimo edificio es el que esta allá, es donde trabaja el consejo y también otras personas que presentan ideas y estrategias ante el consejo, ellos deciden si las llevan a cabo o no.
¿Alguna pregunta?
— No, supongo.
— Recuerda que debes presentarte mañana en la granja con los agricultores. — Dice señalando la granja.
— A las 6:00, lo recordaré.
— Es tarde, te llevaré a tu habitación.
— Gracias.
— No agradezcas, lo hago porque tu habitación está frente a la mía.
— Se que no querías mostrarme el lugar, si no querías hacerlo no me hubiera molestado.
— Ordenes son órdenes. No puedo desobedecerlas.
— Y esa es una regla, entiendo.
— Aprendes rápido recluta.
— No me llames así.
— Aún no te has ganado el derecho de que te llame por tu nombre recluta.
Caminamos hacía uno de los edificios de los dormitorios, subimos por las escaleras en vez de ir por el ascensor cuando iba subiendo las gradas del tercer nivel ya no podía más.
— Bien, tomaremos el elevador.
Me levanté y terminé de subir las gradas del tercer nivel, quería demostrarle que no era tan débil como pensaba así que seguí subiendo hasta llegar al sexto nivel y me llevó hasta la puerta de mi habitación.
— Qué duermas bien recluta.
— Tú también.
Entré a mi habitación y cerré la puerta, había un reloj sobre el escritorio, marcaba las 21:56. Alguien tocó mi puerta así que la abrí.
— Hope está en su habitación. — Dijo un chico escribiendo en una hoja.
Veo hacia el largo pasillo, hay varias personas tocando puertas, seguramente ellos son los encargados de revisar los dormitorios.
Cerré la puerta nuevamente y me acosté en mi cama, estaba tan cansada que pronto caí rendida.