La puerta de mi habitación estaba abierta; ni siquiera me había molestado en cerrarla cuando había llegado a casa del instituto. Me había tirado directamente sobre la cama, con la cara enterrada en la almohada y sin una pizca de intención de moverme de ahí hasta que fuera estrictamente imprescindible. Pero alguien acababa de entrar en casa -el sonido de un portazo en el piso inferior lo indicaba-, y ya fuera mi madre o Scarlett, no tenía ganas de hablar con nadie. Así pues, no tenía más remedio que levantarme y cerrar la puerta de mi cuarto si no quería que me vieran con estas pintas y me sometieran a un interrogatorio.
Suspirando más exageradamente de lo necesario, me levanté de la cama y me dirigí hacia la puerta. Los pies me pesaban y estaba físicamente cansada, pero nada se podía comparar con el cansancio que sentía dentro de mí. El ultimátum de Stiles me había dejado más rota de lo que estaba dispuesta a admitir, y es que nunca habría pensado que llegaríamos a un punto donde nos hablaríamos con amenazas.
Todavía no entendía por qué Stiles se había enfadado tanto conmigo. Sí, claro, era cierto que el hecho de que yo hubiera quedado con Aiden a sus espaldas no había sido mi movimiento más noble, pero no hacía falta ponerse como Stiles lo había hecho. Lo podíamos haber hablado como personas civilizadas y haber llegado a algún tipo de consenso, cualquiera que fuese, sin tener que acabar discutiendo como, de hecho, había pasado.
Supongo que la amistad que Stiles y yo habíamos formado era más importante para mí de lo que había imaginado, porque de verdad que me dolía en el alma haber acabado el día en esos términos. Ya no era solo que no me hubiera apoyado con el tema de Aiden, lo que claramente me había afectado, sino más bien la expresión con que me había mirado cuando me había dicho que tenía que elegir entre mi amor platónico o mi falsa relación con él. No, no solo mi falsa relación con él; estaba segura de que se refería a todo lo que habíamos construido, desde el primer momento de nuestra amistad hasta ahora.
Ya tenía la mano sobre el pomo de la puerta y estaba empezando a cerrarla cuando la cabeza de mi prima apareció tras una esquina del pasillo. Mierda, no había sido lo suficientemente rápida como para esquivarla. Si actuaba como si no pasara nada, quizá no se daba cuenta... Pero estábamos hablando de Scarlett; no se le escapaba ni una si de cotilleos se trataba.
—Tienes mala cara, prima —apuntó. Era rápida, la maldita—. ¿Ha pasado algo?
Sopesé la opción de mentirle y hacer aparentar que todo iba bien. Pero no tenía mucho sentido, ya que más o menos formábamos parte del mismo grupo de amigos, así que, de un modo u otro, acabaría por enterarse de lo que había pasado. Además, Scarlett era la única de ellos (aparte de ahora, Stiles) que sabía que ayer había quedado con Aiden.
Así pues, volví a abrir la puerta de par en par.
—Sí, bueno, se podría decir que algo ha pasado —afirmé.
Scarlett no necesitó más para pasar por mi lado y sentarse sobre mi cama al estilo indio. Dándole la espalda, inspiré profundamente y cerré la puerta para, acto seguido, girarme hacia ella de nuevo. Si había esperado que tuviera su típica expresión de reina cotilla, había estado completamente equivocada. Mi prima parecía sinceramente preocupada por mi estado de ánimo, aunque no podía dar nada por seguro hasta que le contara lo sucedido. Así que me puse a ello.
—¿Recuerdas que ayer quedé con Aiden? —Scarlett asintió sin ningún comentario, esperando a que siguiera explicando—. Pues resulta que Stiles se ha enterado y digamos que no le ha hecho mucha gracia.
—¿Es sobre eso de lo que habéis hablado esta mañana a la hora del almuerzo? —preguntó mi prima, mirándome directamente a los ojos. Parecía que no había segundas intenciones en los suyos.
—Sí. Erica apareció ayer en el bar donde estábamos Aiden y yo y se ve que nos sacó una foto a escondidas. Por supuesto, esta mañana no ha tardado ni medio minuto en enseñársela a Stiles, que se ha enfadado conmigo.
—Pero quedasteis como amigos, ¿no es cierto?
En ese momento, me quedé callada. Ojalá la mentira no hubiera llegado tan lejos como para encontrarme en esta situación, pero ahora ya era tarde para arrepentimientos. Lo hecho, hecho estaba, y ya no había vuelta atrás.
—Claro.
—Entonces, ¿por qué se ha enfadado? Stiles parece un chico comprensivo. —Mi prima me miraba como si intentase ver a través de mí, que de hecho creo que era lo que pretendía en realidad.
—Lo es. No entiendo nada —confesé.
—Pues, querida prima, deja que te lo explique —empezó a decir—: Stiles está celoso.
—¿Celoso? —pregunté con los ojos abiertos como platos—. ¿Celoso de celos de pareja?
—Este sería un comentario que él haría, pero necesito responderlo —dijo mi prima rodando los ojos—. Celos de pareja no, de mascota. ¡Pues claro que celos de pareja!
—Pero, ¿por qué? Es mi novio ya. —Esto último lo dije para no levantar sospechas, porque de verdad quería enterarme de lo que Scarlett pensase que ocurría.
—Pues veamos, es evidente que Aiden es un chico malo que está bueno, a todas las chicas les gusta eso. Stiles es un chico atractivo, pero es el chico bueno y quizá se sienta algo inseguro, no lo sé. —Scarlett se pasaba el pulgar por la barbilla, como si estuviese pensando su respuesta—. Además, creo que está celoso porque puede que Aiden esté interesado en ti.
—¿Que qué? —pregunté alterada. Mi prima frunció el ceño sin comprender, y supe que me debía controlar antes de que acabase contando algo que no debía—. ¿Qué te hace pensar eso?
—Lo veo, Lydia. Soy observadora y me fijo en las personas, definitivamente Aiden está atraído por ti.
—¿Y por eso Stiles está... celoso?
—Claro. Tu novio, al cual tienes loquito, tiene miedo de que le cambies por Aiden.
Las palabras de Scarlett resonaban en mi cabeza. ¿Ella pensaba que le gustaba de verdad a Stiles? ¿Sería verdaderamente así? No, no podía ser. Él me lo hubiera dicho. Alguien como Stiles no se enamora de chicas como yo, solamente es mi amigo.
—Lydia, ¿sigues escuchando?
—Perdón, ¿qué decías? —pregunté una vez salí de mi aturdimiento.
—Decía que los celos de Stiles no deberían importarte tanto. Es tu novio y le quieres, él lo sabe ya. Aunque Aiden esté interesado en ti, tú no lo estás en él —reflexionó. Por supuesto, no daba ni una.
—¿Qué sugieres que haga?
—Muy fácil; lo que creas conveniente. Aiden parece un buen chico y un buen amigo, si tú quieres que sea tu amigo y quedar con él, Stiles no es nadie para impedirlo. Una mujer nunca debe someterse al hombre por celos, tenemos derecho a hacer lo que queramos.
—Vaya, Scarlett, nunca pensé que te oiría decir esas cosas —respondí, con sorpresa.
—Hay muchas cosas que no sabes de mí, primita —confesó ella.
—¿Entonces tú acudirías a otra cita de amigos con él?
—¿Te ha pedido volver a quedar? —Yo asentí con la cabeza—. Caray, le gustas más de lo que pensaba. Yo claramente iría, Aiden es un chico que me encanta —confesó entre risas Scarlett—. Y aunque Stiles sea el novio perfecto, debe entender que Aiden puede ser tu amigo sin que quieras nada con él. Como he dicho, la decisión a tomar es tuya.
—Gracias por el consejo, prima —dije con una sonrisa sincera. Mi prima no era tan horrible como pensaba, al parecer—. Un momento, ¿Aiden te encanta? ¿Y Isaac?
—Oh, el bombón inglés —dijo suspirando—. Él me encanta, pero yo a él no, al menos ya no. Me dijo algo de que estaba interesado en otra chica, así que lo que fuera que tuviésemos se acabó.
—¿Qué chica? —Mi prima se encogió de hombros—. Bueno, como sea. ¿Tú que tal estás?
—Yo estoy bien. No es como si estuviese enamorada de él, era solamente un tío bueno que me atraía. Nada más.
Yo asentí con la cabeza. Me acababa de dar cuenta de que esta era la conversación más larga y más sincera que había tenido con Scarlett hasta ahora. A pesar de llevar un tiempo en mi casa, este momento no se había dado y, para mi sorpresa, no me disgustó.
—¿Sabes una cosa? —pregunté—. No eres la peor persona dando consejos.
—Ya lo sabía —dijo, apartándose el pelo de la cara. Al ver mi expresión de confusión, se echó a reír—. Era broma, Lydia. Gracias por el cumplido. ¿Mi consejo te ha ayudado a tomar una decisión?
—Así es —admití—. He de irme, ¿nos vemos luego?
—Claro. Adiós, prima.
Tras salir de mi habitación habiéndome despedido de Scarlett, decidí salir a dar una vuelta por el barrio para aclarar las ideas. Bueno, todo estaba más o menos claro, desde el punto de vista de Scarlett. Ella me había confesado que Aiden estaba atraído por mí y, aunque eso me sorprendió, no fue lo que más. Scarlett dijo que Stiles está celoso de Aiden porque tenía sentimientos hacia mí. Eso no podía ser posible, simplemente no podía. Scarlett no conocía toda la historia, todo el engaño, todo el teatro que habíamos montado precisamente para que ella no descubriese que en realidad no tenía novio.
Sin embargo, su consejo sí era adecuado. Debía hacer lo que yo quisiera, sin importar los demás. Stiles había sido muy egoísta haciéndome escoger entre el chico que me gusta y él, mi mejor amigo y falso novio. Si de verdad me quisiese entendería que llevaba soñando con este momento demasiado tiempo, él no podía impedirme no cumplirlo. Era la oportunidad de mi vida.
Sin dudarlo, cogí el teléfono y marqué el número de Aiden. Él contestó al momento y yo le dije lo que quería decir, lo que sentía en ese momento.
—Aiden, ¿te parece bien que volvamos a quedar el sábado?
Aiden respondió que sí, sin problema. Satisfecha, colgué el teléfono. Estaba feliz por haber tomado esta decisión, pero a la vez me dolía. Quedar con mi amor platónico significaba perder a mi mejor amigo, a una de las personas más importantes en mi vida actualmente. Dolía, pero él lo quiso así.
Lo siento, Stiles. Supongo que ese era el final de nuestra relación.