Menor

RecklessBehaviorGirl

8.3K 555 33

Todo comenzó con un rumor creando una reputación que otras personas creyeron y reaccionaron. Algunas veces un... Еще

PRÓLOGO
CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPITULO 8
CAPITULO 9
CAPITULO 10
CAPÍTULO 11
CAPITULO 12
CAPITULO 13
CAPITULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPITULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPITULO 23
CAPITULO 24
CAPITULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPITULO 32
CAPITULO 33
CAPITULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36

CAPITULO 17

181 10 0
RecklessBehaviorGirl

Entré en el salón sintiendome como en mi primer día de clase, sólo que está vez mi cabeza no dejaba de mirar por cada lado intentando no caer encima de los ojos de Mason.

No me encontraba del todo segura de haber visto del cartel con el grado de octavo puesto al lado de la puerta del salón y mucho menos al tratar de recordar el salón al que pertenecía Mason.

El señor Rihger ya había vuelto a poner una cara de amargado cuando me presentó al grupo de estudiantes y decir de lo mucho que se estaban esforzando de encontrar a un nuevo profesor de matemáticas y física.

En cuanto el maestro ya se estaba llendo no pude evitar sentirme indefensa sin él, sus rostros estaban sobre mi analizandome de arriba hacia abajo. No tuve el valor para poder alzar mi voz y decirles lo que tenían que hacer o que yo estaba ahí para ayudarlos, simplemente me senté en el asiento del profesor.

Unas hojas ya estaban apiladas en un lado de la mesa lista a para ser calificadas, mientras tanto los demás estaban realizando de un trabajo. Me acomode en la silla empezando con el trabajo que tenía por hacer.

Sentí como alguien se acercaba a mi y yo levantaba mi cabeza. Una chica de cabello claro se acercó hacia mi con las manos en los bolsillos, sentí como mi pulso se aceleraba.

-Oye, Elizabeth, ¿Podemos utilizar el móvil? Ya sabes, para usar la mierda de calculadora- instintivamente toqué de mi móvil en el bolsillo de mi chaqueta.

Antes de entrar al aula de octavo le había enviado un mensaje a Karma preguntando por su paradero, aún no había recibido ni un mensaje de ella.

-Si, me parece que si- lo había dicho sin pensar, incluso sabiendo que lo mucho que tenian que hacer era dividir una fracción.

Me fijé en la hora de mi teléfono, debería quedarme en este salón por lo menos dos horas respondiendo preguntas y calificando, pero sinceramente solo quería escuchar un poco de música y olvidar toda la realidad.

De repente sentí como mi vista se cegaba y veía todo blanco hasta que los colores volvieron. Automaticamente mi mirada fue hacia la lámpara que colgaba del techo pensando que alguna luz había explotado.

Volví a ver hacia los niños de séptimo pero ellos no se habían percatado de ese sorpresivo brillo, quizá mis ojos me dieron una mala pasada.

Desde que tenía 8 años me habían diacnosticado miopía, una clase de miopía que no me afectaba del todo los ojos y a lo que solo unas cuantas veces a la semana podía tener una vista normal.

No es una enfermedad muy común, pero yo la tenía, probablemente el brillo había sido por eso o, según un artículo de una revista, el cansancio de mis ojos.

Recordé haber dejado de mis gafas en mi maleta, justo antes de salir del aula de once. No podía volver allí, por lo mucho que quisiera, no podía dejar a octavo solos.

Después la misma chica rubia volvió a mi, solo que esta vez con un paso decidido y cogió de la silla más cercana arrastrándola por el suelo generando un ruido que hizo que mis tímpanos se retorcieran.

Acercó la silla hasta en frente de la mesa sentándose en sima como si se tratase de una gran amiga mía a la que ya conocía.

-¿Porfavor, podrías no levantar la silla cuando la muevas la próxima vez?- Entrecerré los ojos mientras que ella mantenía su rostro serio.

-¿Eres la putanovia de Mason Farnswoth, cierto?

-¿Perdón?- abrí los ojos como platos mientras que sentía como mi rostro enrojecía

-¿Conoces al idiota de Mason Farnswoth?- me preguntó la chica.

-Si- dije, su rostro se había acercado a una distancia prudente, tan cerca estaba de mi que había alcanzado a notar de unas manchas verdes entre el oscuro color café de sus ojos-. Pero no soy su novia.

De repente su rostro cambió sus largas y delgadas cejas habían dejado de estar a punto de chocar volviendo a su provisión original y sus ojos que habían permanecido sobre mi buscando en lo más hondo de mi rostro una respuesta se habían abierto con sorpresa.

-¿Ah no?- preguntó incrédula. Negué con un gesto de la cabeza, ella solo volvió su espalda al respaldar de la silla dejándose caer como si estuviera cansada-. Creía que eras su novia, eres la chica con la que todos comparan con Mason. A la verga las suposiciones mías.

-¿Qué suposiciones?

¡Me comparaban con Mason! Me comparaban con un niño tres años menor que yo, no sabía que sentir al respecto de eso.

-Rompiste con tu muy perfecto novio de la chingada y llegaron los putos rumores de ti con un niño de séptimo, busqué al idiota por días (la verdad me tomó una tarde llamando a todo el puto mundo) y cuando di con él hice la perra conclusión de que habías roto con tu novio de la chingada por Mason.

Mordí de mi mejilla por dentro de mi boca pensando, esa solo era su suposición, cada uno debería tener una versión diferente de la historia, incluso yo la tenía: nunca ocurrió nada entre Mason y yo. Todo lo que transcurre en la escuela son sólo rumores.

Tenía tantas ganas de abrir mi boca y hablarle sobre eso a la chica que estaba sentada en frente mío, pero no sabía si las demás personas escucharán de lo que diré y espero que no lo hagan.

-No rompí con Luke por eso, fue por algo diferente.

-O alguien....

-Oye- le dije empezando a volver a mi trabajo con las guías de trabajo-, tengo que acabar con eso y si me permites...

-Esa mierda no importa- me interrumpió haciendo que me detuviera-. Di que no alcanzaste a acabar y le dan los trabajos al profesor nuevo, diles que nuestras preguntas del tema no te dejaron terminar- su sonrisa era pequeña y dulce, pero detrás de ella se encontraba de una chica traviesa y rebelde-. Me caes bien, rojita. Soy Luce.

Esta vez su sonrisa fue mucho mas relajada, menos traviesa, casi amigable. Sin embargo sus ojos tenían un brillo al que empezó a asustarme, no conocía esa chica y parecía que ya me consideraba su amiga.

-Así que como no estás saliendo con el zopenco de Mason, quisiera saber tu opinión de él- Luce cruzó sus delgados brazos sobre su pecho.

-¿Y por qué te interesaría saberlo?- pregunté desafiante dando golpes a la hoja con el lápiz en un ritmo monótono.

-Porque Mason si que está bueno, pero que una chica dos años mayor se interese por él si que es interesante- dijo dejando caer su cabeza sobre su hombro mostrando una sonrisa juguetona- ¿Cuál es tu nombre completo, Elizabeth?

-¿Por qué debería decírtelo?

Sus ojos parecieron reaccionar ante mi pregunta, alzó de una ceja y movió de su boca de una forma a la que yo nunca podría hacer, y tan sólo pensar que Elenna es tres años menor que yo.

-Siento que ya te conozco de algún otro lugar, no es porque te haya visto en la escuela antes pero tienes el parecido a alguien que conozco y ¡Mierda! Estoy que me muero saber el porqué- dijo casi sin mostrar de la alegría a la que yo me imaginaba- ¿De casualidad conoces a Audra Miller?

-Si- dije volviendo a ver la hora en mi teléfono, no podía esperar a poder salir de ahí.

-Porque te pareces bastante a ella, me refiero a que ¡Te pareces a la puta ama de Audra! A excepción de los ojos, los de ella son mucho más claros.

-Ajá.

-Me caes bien, perra roja- levanté mi mirada molesta en cuanto me llamó bruja, después me percaté que no lo había dicho a propósito-. Te apuesto a que deberías de ser la mejor de tu clase, ya sabes tanto como para tener que enseñar a unos idiotas de octavo.

Fue entonces cuando le dejé de poner atención a Luce, algo sobre su hombro había llamado mi atención. Una chica sentada casi al fondo del aula, su cabello claro estaba en un moño evitando que le callera el cabello en la cara.

Tenía su teléfono a un lado, entonces ella lo tomó y parecía estar usando de la calculadora. Ella me miró y al tiempo que lo hizo, bajó de u teléfono poniéndolo a un lado y casi parecía correr de su asiento hasta llegar al lado de otras chicas.

-Ella es Rebecca, es la típica perra que prefiere trabajar sola- dijo Luce-. Además- Luce levantó un lado de la comisura de sus labios-, es la mejor amiga de Mason.

-¿Ah si?- pregunté sin ponerle mucha atención, no obstante, no pude evitar mirar por el rabillo del ojo a la chica.

-Si, creí que te importaría saber con quienes te estás metiendo. Ya sabes, conocer la competencia.

-Ella no es competencia- dije molesta, Luce sonrió y entonces me di cuenta de lo que había dicho-. Nadie es competencia, Mason no me gusta. Si ellos se vuelven novios ¡Bien por ellos! ¡A mi me importará una mierda!

Unas cuantas personas detuvieron lo que estaban haciendo para mirarme, para mirar hacia la chica pelirroja que estaba con Luce. Pero de todas las personas que me estaban mirando, Rebecca fue la que llamó mi atención y así como me miró rápidamente yo aparte la mirada tratando de recordar lo que quería hacer con la siguiente guía que tenía a mis ojos.

Mason Farnsworth

Cogí de la hoja de papel y la puse debajo de las demás.

-Tranquila, si la zorra de Rebecca se intenta meter conmigo no olvides a Luce Deangelis. Pero, en serio, si te metes con Rebecca no querrás estar sola.


En multimedia está Luce.

RBG.

Продолжить чтение

Вам также понравится

81.1K 3.1K 38
ᴅɪᴠᴇʀɢᴇɴᴛ; ᴛᴇɴᴅɪɴɢ ᴛᴏ ʙᴇ ᴅɪꜰꜰᴇʀᴇɴᴛ ᴏʀ ᴅᴇᴠᴇʟᴏᴘ ɪɴ ᴅɪꜰꜰᴇʀᴇɴᴛ ᴅɪʀᴇᴄᴛɪᴏɴꜱ.
wlw oneshots 💋 morgan 💐🤍

Подростковая литература

682K 2.6K 65
lesbian oneshots !! includes smut and fluff, chapters near the beginning are AWFUL. enjoy!
" ANG AKING MGA KUYA"("m2m Story") Jameson Rivera love...

Подростковая литература

147K 2K 32
Nagkataon naman na ang dumating na jeep ay lima nalamang ang kasya, kaya nauna ng pumasok si mama sumunod naman sina kuya tanner, mac at kuya Cedric...
Their Little Princess | ✔️ daisy

Подростковая литература

1.1M 35.4K 70
HIGHEST RANKINGS: #1 in teenagegirl #1 in overprotective #3 in anxiety Maddie Rossi is only 13, and has known nothing but pain and heartbreak her ent...