Tyler quería ir lejos, muy lejos.
Tyler quería morir.
Pero no podía hacerlo ya que en esos casos no sería lo que sus padres deseaban: Un hijo perfecto.
Así que el pequeño se autolesionaba para poder sentirse vivo y las marcas que permanecían las cubría con suéteres y camisas de manga larga, nadie podía saberlo, nadie podía saber que el chico perfecto se autolesionaba, sufre golpes e insultos.
No; nadie podía saber eso.